26 diciembre 2023

Sesquidécada: diciembre 2008


En diciembre de 2008 todavía llevaba la gestión de compras de libros para la biblioteca del centro y eso me deja un nutrido listado de novelas juveniles, de entre las que destaco El retrato de Carlota, de Ana Alcolea, un libro que creo que puede funcionar todavía (igual que El medallón perdido, de la misma autor). Esta novela estuvo en la lista de recomendados de 2º de ESO durante bastante tiempo. Teníamos publicadas las guías de lectura en Scribd, pero recientemente las borraron por alguna cuestión de derechos de autor que no entiendo, ya que era una ficha de creación propia. En El retrato de Carlota están casi todos los elementos que hacen de estas lecturas un éxito entre los adolescentes: amor, misterio, amistad, familia... Muy recomendable.



También para la biblioteca adquirí El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon, una novela que tuvo bastante tirón en su momento y que no hace mucho se llevó también a los teatros. El protagonista es un chico Asperger con memoria eidética, casi un Sheldon Cooper avant la lettre, con todos los condicionantes que ello tiene para una vida en los entornos sociales "normotípicos". La trama se mueve entre la aventura, la intriga y las matemáticas, entre la incomunicación y el afecto. Una novela diferente que hace sonreír en más de una ocasión.





El último libro es un ensayo muy particular sobre educación, un libro al que le tengo mucho aprecio: Mal de escuela, de Daniel Pennac. No soy gran lector de libros de educación, quizá porque tengo ya bastante ración diaria con lo que me llega a través de mis redes. Sin embargo, el libro de Pennac lo he leído un par de veces después de aquella primera lectura, porque no quiero que se me olviden las sensaciones y la empatía que sentí con el autor. Como dice Pennac, "este libro no es sobre la escuela y sus problemas, es sobre el zoquete, el mal estudiante. Es un libro sobre el dolor de no comprender. De esto no se habla, y es precisamente lo que no cambia: el dolor compartido del zoquete, sus padres y sus profesores, la interacción de esos pesares de escuela". Por suerte, siempre hay profesionales que confían en esos zoquetes y les dan una mano para salir del agujero. Y con esta cita de Pennac que encabeza mi perfil en X, despido las sesquidécadas de 2023. Que tengáis un buen año lector.


Basta un profesor -¡uno solo!- para salvarnos de nosotros mismos y hacernos olvidar a todos los demás.

03 diciembre 2023

Regresa #poema27


Esta será la decimosexta edición de #poema27, la cita anual que celebra el acto fundacional de la Generación del 27. Conviene recordar que los próximos días 16 y 17 de diciembre se cumplirán los 96 años del encuentro de algunos autores de ese movimiento literario en el Ateneo de Sevilla. Este aniversario poético lo celebramos llenando la red de poemas y versos de aquellos poetas. Cada año, docentes, alumnado y aficionados a la poesía en general, se suman a esta invitación y comparten en redes sus poemas o versos preferidos.

Así pues, a lo largo de esta semana podéis publicar cualquier homenaje poético en los blogs, en Facebook, en Instagram y, por supuesto, en Twitter, bajo la etiqueta #poema27. La nómina de autores es bastante extensa y podéis encontrar suficientes poemas de ellos en la red, sin olvidar a las mujeres de la Generación, esas olvidadas que tímidamente asoman en los últimos años bajo la etiqueta de Las sinsombrero, como si necesitaran unirse para ser escuchadas tantos años después. Es también una oportunidad para llenar las aulas de poesía y para jugar en familia con la narrativa digital. Os dejo unos ejemplos y variados enlaces al final por si queréis investigar. Para el aula se pueden repartir poemas (por ejemplo, esta antología del 27), para ser grabados en podcast o vídeo de manera voluntaria. ¿Os animáis?


Mis homenajes:
Año 2017: Al final de la tarde (Ernestina Champourcín)
Año 2016: Underwood girls (Pedro Salinas)
Año 2015: La tarde... Josefina de la Torre
Año 2014: Dos poemas y más
Año 2013: Canción que nunca pone el pie en el suelo (Rosales)
Año 2012: Al oído de una muchacha (Lorca)
Año 2011: Amor oscuro (Altolaguirre)
Año 2010: Cernuda y Morente
Año 2009: Cernuda

26 noviembre 2023

Sesquidécada: noviembre 2008

Es habitual en los últimos meses que aparezca alguna noticia o entrevista de profesores quemados con el oficio y con las condiciones en las que tienen que desempeñar su tarea docente. Un sector del claustro virtual señala como culpables a la LOMLOE (esa ley que todavía ni siquiera se aplica -algunos de ellos dicen que no la entienden ni la piensan aplicar-), a los móviles, a los políticos o a las familias enfurecidas. Revisando para esta sesquidécada mis lecturas de hace quince años, me he encontrado una novela deliciosa de Natsume Sôseki, Botchan, protagonizada por un profesor que se parece en algunos aspectos al que he reseñado en mi nota Miedo y asco en las aulas


Botchan es un profesor que abandona Tokyo para dar clases de matemáticas en un instituto de provincias. En la novela se desgranan sus impresiones sobre el oficio docente, con un desapego y condescendencia que recuerdan al narrador de El guardián entre el centeno. Se pueden encontrar dos bloques de personajes, el colectivo de alumnos, que aparecen retratados como brutos indeseables y miserables, y el profesorado del instituto, a los que Botchan pone motes, y que, desde el principio, le parecen un montón de mamarrachos egoístas que solo buscan aprovecharse de él.

Os dejo algunos fragmentos:

El carácter de Botchan es recto, flexible y resistente como el de una vara de bambú, pero su impulsividad me preocupa. Si se dedica a poner imprudentemente motes a los demás y se enteran, le cogerán manía.

Pero excusar el comportamiento de unos alumnos insolentes que se han burlado de un profesor nuevo sin ninguna razón, empañaría la reputación de nuestro instituto. Educar no es sólo impartir conocimientos. Educar es también forjar caracteres nobles, rectos y con fuertes principios, en los que no cabe la vulgaridad, la superficialidad y la arrogancia.

Desde mi punto de vista, sólo había dos opciones: o se castigaba a los alumnos díscolos, o yo presentaba mi dimisión. Si prevalecía la opinión de Camisarroja, estaba decidido a levantarme allí mismo, irme a la pensión y hacer las maletas.

No creo que sea fácil alcanzar tal grado de maldad. Aquellos muchachos eran unos auténticos cerdos.

Las mismas escuelas deberían enseñarte a mentir mejor, a desconfiar de los demás y a tomarle el pelo a la gente.

Es un relato interesante que nos permite ver ciertos patrones en el funcionamiento de los institutos, más allá de las fronteras físicas y temporales. Lo mejor de este novela es que es un clásico en su país, Japón, tan ejemplar en la educación para algunos de nosotros. Un clásico que se publicó en 1906, antes de los móviles y también antes de la LOMLOE. 


10 noviembre 2023

Miedo y asco en las aulas

En 1971 el periodista Hunter S. Thompson fue enviado a hacer un fotorreportaje sobre motocross a la vez que cubría una convención policial sobre narcóticos en Las Vegas. Fruto de aquel encargo fue la mítica novela Miedo y asco en Las Vegas, que se convertiría en un icono de lo que luego se llamaría periodismo gonzo. Como señala la crítica, la mayor parte del libro está basado en hechos reales, pero alterados y exagerados hasta tal punto que pueden traspasar la línea de la ficción. Durante la lectura de la novela Había del verbo a ver. Diario del instituto, del licenciado en Filología, poeta y corrector Ánjel María Fernández, me he acordado bastante de Thompson y de sus desvaríos. Hablo de novela y no de diario porque creo que se trata de una obra que se acerca más a la literatura que al ensayo, a pesar de que se autodenomine "diario". Para mí, es literatura porque construye una trama y selecciona unos personajes, con un guion bien trazado, y con una buena dosis de elementos retóricos. No pretendo decir que lo que cuenta es mentira, sino que ha convertido la realidad en un espacio mítico, o mejor dicho, distópico. Después de trabajar 17 años en un centro de especial dificultad, ninguno de esos alumnos "zoquetes", ninguna de sus barbaridades, ninguno de sus desafíos y ninguno de sus sueños rotos me resulta extraño. Conozco muy bien ese perfil de alumno al que se relegaba a los grupos E o F, después de haber colocado a los "buenos" en los A y B, quedando en el C y D el colectivo de los "salvables" (he de decir que a muchos de los desahuciados los hemos salvado también, gracias a ser mejores profesionales que lo que se sugiere en este libro). Me sorprende, eso sí, que existan aún esos grupos que la ley señala como ilegales porque segregan al alumnado con dificultades (prácticamente todos los alumnos protagonistas son absentistas, de necesidades educativas o de compensatoria). Como bien explica el narrador, el profesor que escribe el diario, son grupos en los que la ratio no importa porque da igual que sean cuatro que doce, son carne de fracaso y abandono escolar. Como considero este libro una novela y no un ensayo, no voy a explicar los fallos de guion, por ejemplo cuando el profesor trata de explicar el concepto de adjetivo cuando tiene delante alumnos que necesitan alfabetización básica, o cuando sigue aplicando la técnica de la explicación y el examen ante grupos que presentan una asistencia irregular. Gracias a que lo considero una novela y no un diario, entiendo que los pensamientos y juicios del profesor-narrador sean tan desagradables y humillantes, con un menosprecio total de las condiciones de esos menores que quizá solo necesitan alguien que los escuche. Desde luego, el personaje del profesor está muy bien trazado, un cóctel de Bill Murray, Jack Nicholson, Mr. Scrooge y el propio Hunter S. Thompson. Hay una sensación perenne de que el narrador no es un profesor real, sino un infiltrado que ha venido a documentarse para escribir esta crónica de un curso en el infierno. En ese sentido, la novela es un éxito, porque transmite las grandes frustraciones del docente que no quiere serlo. Quizá solo por eso valga la pena leerlo, para que algunos de los que no conocen otras realidades más allá de sus sillones burgueses sepan que hay niños que huelen a leña y a enfermedad y a hambre, que hay niños a los que les gusta vacilarte acerca de la posición de un mapa, pese a haber vivido en más hogares de los que tú pisarás en tu vida, que hay niños que con doce o catorce años parece que tengan treinta. Es curioso que el narrador haya recogido fielmente los horrores del aula, pero se haya dejado en el tintero las alegrías, aunque en algún momento que se le han puesto delante no haya sabido interpretarlas. Al hilo de esto último, el libro también me ha recordado a Sin noticias de Gurb, el relato de un marciano que no entiende nada de la realidad humana y que interpreta todo al revés. Siguiendo esta línea, quizá en su próxima novela se arrime al día a día de un hospital y nos cuente con el mismo desagrado el olor a enfermedad y muerte: probablemente, un médico nunca lo haría. 

Había del verbo a ver
Ánjel María Fernández

22 octubre 2023

Sesquidécada: octubre 2008


El horror del bombardeo de Gaza nos tiene sobrecogidos en estos días. Revisando para esta sesquidécada mis lecturas de hace 15 años me encuentro con Manzanas rojas, de Luis Matilla, una obra que recibió en 2002 el premio SGAE de teatro infantil y juvenil. En este libro, los protagonistas, Salim y Ariel, son dos niños, palestino y judío, que sobrellevan los horrores adultos a través de la amistad. Recuerdo que varios colegas hicieron proyectos en el aula con la representación de fragmentos de la obra, trabajando además la educación para la paz. Quince años después, el horror sigue y los niños palestinos mueren a un ritmo de uno cada quince minutos. Es quizá el momento de recuperar esta lectura para las aulas e insistir en la necesidad de una solución dialogada para los conflictos políticos y territoriales. 

En otra línea muy diferente se mueve el segundo libro de la saga Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, Choque de reyes. Los que fuimos fanáticos de la saga novelística sabemos bien lo que costaba esperar la aparición de cada tomo, algo que se paralizó con la producción de la serie de HBO. Ahora cuesta soñar con un regreso de aquellos personajes que todavía no tenían caras conocidas.



Finalmente, también para las aulas me gustaría recomendar un par de relatos de William Irish (también conocido como Cornel Woolrich), recopilados por Vicens Vives en su edición de la colección Cucaña: Aprendiz de detective. Un robo muy costoso. Al igual que otros dos del mismo autor: El ojo de cristal. Charlie no vendrá esta noche, son historias sencillas de leer en el aula de 1/2 ESO, y que dan mucho juego para trabajar otros temas sociales y humanos. Además, al alumnado les suele gustar mucho la intriga que hay detrás de ellos. 

01 octubre 2023

Aula o jaula. La Escuela en tiempos convulsos



El 6 de septiembre se lanzó oficialmente Aula o jaula. La Escuela en tiempos convulsos, mi primer libro de tirada general. Debo aclarar que hace 23 años fui editor de un libro universitario, De civilitate, que no salió del círculo reducido para el que fue diseñado, así que considero que Aula o jaula es mi primera incursión en el mundo editorial. Esta semana pasada, además, lo he podido presentar en mi librería habitual, esa librería que nutre mis ansias lectoras. En esa presentación me acompañaron amigos, familiares y colegas del gremio docente, tanto del IES Bovalar como de otros centros y niveles educativos. Mi compañero Fernando Peña, escritor e historiador, tuvo la deferencia de presentarme con mucha generosidad, y también lanzó algunas preguntas interesantes para el debate. ¿Por qué he escrito Aula o jaula? Por una parte porque era una de las posibles extensiones de la escritura en el blog, dar salida al público general a estas reflexiones que vengo dejando aquí desde hace 17 años. También por ampliar la microescritura de las redes sociales, especialmente los hilos de Twitter, que se quedan a menudo cortos y sin contexto. Pero, sobre todo, porque, a partir de la pandemia, tenía la necesidad de reflexionar acerca del sentido de la Escuela Pública, de los elementos que la hacen necesaria, de los condicionantes que impiden que sea perfecta. Por eso, Aula o jaula es un libro de reflexión abierta, un libro de divulgación educativa para toda la sociedad (no solo para el gremio docente) que pretende lanzar dudas y cuestiones no resueltas. Es un libro que invita a discrepar y que anima a disentir de algunas de mis pocas certezas. 
Aula o jaula es también un escaparate del sistema educativo como estructura social y académica, un libro de viajes con hilo conductor mítico, que lleva de paseo al lector por los diferentes territorios de la Escuela, desde la formación inicial del profesorado hasta los entresijos de los equipos directivos. El prólogo de Nando López ya avisa de los riesgos de esta empresa: Porque si ese hilo nos permite llegar a todos los rincones sin que nadie se quede atrás, el Minotauro no tendrá más remedio que asumir su derrota mientras huimos y emprendemos un vuelo que, ojalá, acabe mucho mejor que el de Ícaro
En conclusión, creo que, como docente que ha ido buscando siempre la mejora de su práctica profesional, este libro es un diario de aprendizaje en abierto que muestra ese recorrido con sus titubeos y sus pequeños pasos hacia adelante. Espero que se convierta al menos en un buen punto de partida para discutir acerca de los pasos más certeros que nos llevan a una escuela mejor para todos.

A continuación tenéis algunas reseñas y entrevistas sobre Aula o jaula.




 
  • Entrevista en El Mundo: 

  • Entrevista en El Diario:

https://www.eldiario.es/sociedad/toni-solano-cultura-esfuerzo-justifica-segregacion-seleccion-partir-entorno-social-economico_128_10536172.html

  • Entrevista en Mediterráneo:

https://www.elperiodicomediterraneo.com/castello-provincia/2023/09/16/toni-solano-suele-opinar-ligereza-92106937.html

  • Entrevista en La Vanguardia:

https://www.lavanguardia.com/vida/20230911/9218125/toni-solano-catedratico-escuela-mejor-esta-atrapada.amp.html

  • Magisterio:

https://www.magisnet.com/2023/09/toni-solano-la-escuela-va-a-mejor-pero-esta-atrapada-en-el-tiempo/

  • Entrevista en La Buena Tarde @RTPAOficial. A partir del minuto 13:20 de la segunda parte

https://www.rtpa.es/audio:La%20buena%20tarde_1693936081.html

https://complementaria.wordpress.com/2023/09/17/enjaulados-en-el-aula/


Toni Solano: «Creer que ahora los chavales están más dispersos, tienen menos interés o son más tontos no tiene sentido. Igual nos convendría pasar un año en sus condiciones y que nos examinaran»


  • Entrevista en Quadern en blanc, Teve4 de Vila-Real (a partir del minuto 14):






  • Podcast-entrevista de Mónica de la Fuente en Madresfera: Aula o Jaula, reflexiones de un profesor vocacional (podcast audio)

10 septiembre 2023

Sesquidécada: septiembre 2008


Dos novelones protagonizan esta sesquidécada, novelones separados por el tiempo, el género y la trascendencia literaria. El primero es un clásico fuera de toda duda, Rojo y negro, de Stendhal, una novela publicada en 1830 que sigue siendo objeto de debate por lo que respecta a su significado y simbolismo. En ella se narra el ascenso y caída de Julien Sorel, un campesino inteligente y lleno de ambiciones que va medrando en la corte burguesa de su tiempo hasta encontrar el éxito y el amor. Obra clave de la literatura francesa, entre el Romanticismo y el Realismo, se alza como una lectura imprescindible para los fanáticos del siglo XIX, pues avanza algunos de los temas y técnicas que veremos en Flaubert o en Clarín. Una novela para leer con calma y quizá con el acomodo de un buen sillón junto a la chimenea.



El segundo novelón es más actual, pues se trata de La catedral del mar, de Ildefonso Falcones. Hace poco hablaba en estas notas de Ken Follet y su saga, y aquí tenemos el exponente local de ese tipo de novelas históricas con una trama más o menos folletinesca que engancha al lector con sus giros inesperados de guion. Es una novela también para tomar con calma, pero a diferencia de Stendhal, aquí no hace falta mucha concentración para no perderse, pues basta con recordar los nombres de los personajes y sus enredos. Para leer sin complicaciones y tener la excusa de visitar Barcelona para recorrer sus escenarios.

29 agosto 2023

Sesquidécada: agosto 2008


En aquel lejano agosto de 2008 que recupero en esta sesquidécada, el mundo editorial celebraba el éxito desbordado y póstumo de Stieg Larsson y por eso es justo mencionar aquí Los hombres que no amaban a las mujeres, una novela que tuvo su gracia y sus secuelas y de la que hoy tendríamos que recordar al menos el título (bueno, seamos justos, fue un interesante punto de partida para otros éxitos literarios y cinematográficos que vinieron después, por ejemplo, sin ir más lejos, la saga de Reina roja, de Juan Gómez-Jurado).

Pero en esta nota los protagonistas son otros tres títulos que creo que merecen la pena al margen de ese best seller. En primer lugar, Crash, de J.G. Ballard, un clásico de la ciencia ficción distópica que no caduca. Es una novela que impacta, nunca mejor dicho, por su originalidad y también por las implicaciones éticas y cívicas que plantea. Como digo, una novela de nuestro tiempo que se resiste a una sola lectura.


Cambiando de género y de época, La piedra lunar, de Wilkie Collins, es una de esas obras del XIX que te sumergen en su lectura con el detalle del folletín y el deleite de una trama bien armada. Amor, misterio y ambiente inglés empapado de Austen, Dickens o Conan Doyle, en una novela que se considera precursora de las novelas modernas de misterio. Muy recomendable también La mujer de blanco del mismo autor.


Finalmente, aparece en estas notas otra joya del reportero y escritor Ryszard Kapuściński, Viajes con Heródoto, un brillante ensayo, relato, reportaje o mezcla de todo ello, en el que los clásicos se reflejan en la vida y conflictos modernos de diferentes países. Un libro para disfrutar y soñar desde el sillón, sobre todo aquellos que, con la llegada de septiembre, tenemos que aparcar los viajes.

30 julio 2023

Memoria de un curso masificado


Hubo un tiempo en el que me daba la vida para hacer memorias trimestrales en este blog. Ahora casi me conformo con hacer un somero repaso anual destacando lo más importante. Este ha sido el séptimo año en el equipo directivo del IES Bovalar, un año muy complicado, muy intenso y, en ocasiones, duro de sobrellevar. La principal causa de todo ello ha sido la masificación del único centro de Secundaria de la zona oeste de la ciudad de Castellón, un centro planificado hace 23 años para 600 alumnos y que va ya por 900, un centro al que acuden transportados más de 300 alumnos de otras zonas de la ciudad porque no hay otro instituto en el que alojarlos. Esa masificación ha provocado numerosos efectos adversos: la pérdida de las aulas-materia, que tan buenos resultados nos habían dado en años anteriores; la supresión del salón de actos, la biblioteca, las aulas de música y dibujo; la ocupación de espacios como pasillos y distribuidores para uso educativo; la imposibilidad de realizar guardias con más de un grupo (excepto en el patio); la falta de aulas para reuniones o actividades que durasen más de una hora o que requiriesen de más de 25 sillas... Esto en cuanto a espacios, porque los efectos sobre la metodología, sobre la coordinación de actividades o sobre la tutoría, son inexplicables: tened en cuenta que teníamos nueve grupos de 1ESO y otros tantos de 2ESO. Todos esos achaques han paralizado buena parte de las iniciativas previstas en el proyecto de dirección actual, lo que ha supuesto una gran decepción profesional para todos los que lo habíamos diseñado.

Como era de esperar, a pesar de las ratios reducidas (23 alumnos en 1ESO y alrededor de 26 en el resto de niveles, excepto Bachiller), los problemas de convivencia han aumentado notablemente, eso sí, manteniéndose muy por debajo de los 700 partes y 45 expedientes de hace ocho años. La imposibilidad de hacer tutorías conjuntas ha mermado la eficacia del programa TEI, que nos había beneficiado bastante desde su implantación. Para el curso que viene volveremos a ello, combinándolo con la mediación, a ver qué tal sale. 

¿Qué panorama se presenta para el curso que viene en cuanto a este problema? La creación de un nuevo instituto aliviará en parte la presión sobre 1º de ESO donde reducimos dos grupos. También, con gran pesar, nos abandona la FP de jardinería y arreglos florales. Solo nos quedamos con dos PFQB de necesidades educativas especiales, con grupos muy reducidos. En septiembre, después de tres años, recuperaremos la biblioteca y el salón de actos, y parte de la organización por aula-materia. Seguiremos sin aulas de música ni dibujo y con 900 alumnos (más de 200 solo en 2º de ESO), pero al menos nos queda la esperanza de ir bajando grupos desde la base.


Los resultados académicos han ido en la línea de otros cursos, siempre con una leve mejora respecto a cursos anteriores. Las estadísticas de repetición siguen siendo tristes, pero, con la nueva ley, solo repiten los que consideramos que pueden aprovechar esa repetición, que es algo bastante positivo. Por primera vez hemos hecho un análisis de los resultados de los repetidores, algo que trasladaremos a cursos sucesivos, no solo con los repetidores, sino también con aquellos a los que se ha promocionado con bastantes asignaturas suspendidas. Esperamos sacar conclusiones a medio-largo plazo, si nos dejan. Estas son las conclusiones de este año:


Esto desmiente la creencia de que en la ESO nadie repite o que las repeticiones siempre son excepcionales y por el bien del alumno. Es cierto que tras muchos de esas cifras hay situaciones de absentismo, pero, incluso en esos casos, la repetición perjudica más que ayuda, pues deja a esos alumnos en una situación de mayor vulnerabilidad y desapego del sistema escolar, en grupos con compañeros unos años menores que ellos. También hay que desmontar la interesada cantinela de que se regalan títulos. En un estudio longitudinal que compara los matriculados de 1ESO en un curso y los titulados cuatro años después, se pone en evidencia que en algunos centros, como el mío, no llegamos ni al 55% de titulados en ESO.

Por lo demás, el centro sigue sus dinámicas habituales en cuanto a la atención a la diversidad y la inclusión (unidad CiL, PFQB, compensatoria, Comisión Stonewall...), con la satisfacción, entre otras, de tener a la primera titulada gitana, primero en la ESO y luego en el Grado Medio de FP, con premio autonómico incluido. La votación de los ámbitos de 1ESO dejó un resultado muy ajustado de 43 a favor frente a 47 en contra, por lo que el curso que viene volveremos a la organización por asignaturas en este nivel; con ello perdemos también las 45 horas de codocencia que correspondían a este recurso. La supresión de la asignatura del Proyecto Interdisciplinar se lleva también por delante la radio y la revista de centro que habían empezado a funcionar este curso. El cambio de gobierno autonómico nos preocupa por dos cuestiones que deberían garantizarse por ley: el mantenimiento (o bajada) de ratios (ya he comentado que tenemos ratios bajas desde hace tres años) y la inclusión educativa con recursos. Nos queda ver cómo va evolucionando la política educativa en estos aspectos, porque el discurso y el programa electoral apuntaba hacia el refuerzo de la escuela concertada, lo que me hace temer un nuevo recorte en la pública, como ya hemos vivido en otras épocas. 

En cuanto a mis clases, por primera vez en veinte años no he tenido grupos de 1/2 ESO, aunque me he ocupado del aula de convivencia y de Casa Camarón (ya en fase de extinción, como explicaré en algún momento). Desde la jefatura del departamento se nos conminó a los definitivos a ocuparnos del Bachiller, ya que casi nadie quiere hacerse cargo de ellos. De hecho, este próximo curso vuelvo a tener un grupo de 2º de Bachiller porque no hay voluntarios. En este nivel no hay lugar para innovaciones ni proyectos, porque el objetivo, mientras no cambien las pruebas de acceso, es aprobar la Selectividad. Por supuesto, seguiré vinculado a la comisión de convivencia y a la compensatoria, porque solo se puede gestionar un centro de especial dificultad desde la cercanía con el alumnado y familias más vulnerables, con ese 45% del alumnado a quien nadie le regala ni sobresalientes ni títulos.

Nos queda todavía un día de trabajo, un día para terminar de pulir horarios, grupos, logística y otros detalles de un nuevo curso que comenzaremos con ilusión, como siempre. Por último, solo queda agradecer su inmensa labor a mis compañeras de equipo, a mis colegas del claustro, que han sufrido la masificación en primera línea, y a toda la comunidad educativa del Bovalar (AMPA, familias, alumnado, PAS...), que cada día es más grande y más digna. 

16 julio 2023

Sesquidécada: julio 2008

El verano de 2008 lo pasé en gran parte leyendo novelas juveniles, salteadas con otros libros de gran formato. De esas lecturas juveniles podéis encontrar las reseñas en la nota de julio y en la de agosto de aquel año, así que no voy a insistir en ellas.

De aquel julio, para esta sesquidécada recupero solo la novela ambientada en la Edad Media Un mundo sin fin, de Ken Follet, segunda parte de Los pilares de la Tierra. Como dije en su día, los best sellers no siempre tienen que ser lecturas de escasa calidad. Con esta saga disfruté bastante (eso sí, me quedé en esos dos títulos y no he seguido más allá), porque facilitan una lectura tranquila, reposada, sencilla, muy acorde a los calores y ritmos del verano. Son libros que te pueden acompañar al monte, la playa o la piscina, incluso con el ruido de fondo de un parque acuático. Sé que muchos ya habéis disfrutado de Follet y similares, pero si aún no os habéis acercado a ello, aprovechad el verano para daros ese placer. Feliz descanso. 

03 junio 2023

Sesquidécada: junio 2008

Se nota que en junio de 2008 no ocupaba cargos directivos... Se nota en que tengo al menos ocho o nueve lecturas juveniles producto de esas jornadas más relajadas una vez terminadas las evaluaciones finales y la las clases. Ahora apenas llego al final del día con ganas de mantener los ojos abiertos, da igual mayo que junio y casi que julio. En esta sesquidécada, sin embargo, solo mencionaré alguna de esas novelas juveniles, y rescataré lecturas de otros géneros. Si tenéis curiosidad por el resto, podéis leer la nota que escribí en su momento sobre todas ellas: Leer por no escribir.


La primera novela es una delicia que no deberíais dejar pasar: Sueños en el umbral, de Fatima Mernissi, un relato evocador sobre el mundo de las mujeres en Marruecos. Narra desde los recuerdos de infancia de una niña la realidad femenina del harén, de las costumbres, deseos y esperanzas de esas mujeres que ocupan un espacio propio mientras tratan de conquistar otros que les están vedados. La manera de contar, el modo de describir los espacios, el ambiente general del relato y sus personajes nos van seduciendo casi con el encanto de los cuentos orientales.


En otra línea se mueve Alberto Méndez con Los girasoles ciegos, una novela dura y necesaria sobre la Guerra Civil y sus miserias, sobre la traición y la venganza, sobre algunas de esas historias tan crueles que no pueden haber sido inventadas. La estructura de cuatro relatos, interconectados por algunos personajes, narrados con diferentes técnicas, ofrece una visión poliédrica de la guerra y sus secuelas en el bando perdedor, salpicando de paso a los ganadores. Una obra imprescindible, de la que se filmó una versión cinematográfica.



Por último, entre las lecturas juveniles, me gustaría reseñar el clásico Kafka y la muñeca viajera, de Jordi Sierra i Fabra. Se trata de una fabulación a partir de una anécdota que se cuenta sobre Kafka, que consoló con un relato a una niña que había perdido su muñeca. Es una historia breve, exquisita y que incide en el valor de la literatura como construcción de mundos y de identidades. Muy recomendable.


Aprovecho también para recomendar, fuera del tope de las tres reseñas que marqué para estas sesquidécadas, otro clásico del momento, que he usado en el aula durante años y que me resisto a dejar de hacerlo: La bruja de abril y otros cuentos, de Ray Bradbury, del que ya he hablado en este blog.

26 mayo 2023

Casi mayor de edad

Hoy cumple 17 años este blog. No pensaba que llegaría tan lejos, de verdad. Empezó siendo un escaparate de actividades de aula y una invitación a conectar con otros colegas a través de dudas y afinidades compartidas. Con la llegada de las redes sociales, especialmente Twitter, fui restringiendo las publicaciones a notas sobre literatura y también memorias periódicas de mis tareas de aula y de la función directiva en los últimos años.
Sigo acudiendo aquí mensualmente con las sesquidécadas y, de vez en cuando, con reseñas de libros y autores que me gustan. Poco a poco ha ido desapareciendo la reflexión sobre el aula y sobre el centro, creo que contaminada por la toxicidad de las redes sociales, en las que cualquier cosa que cuentas se convierte en un motivo para recibir burlas o ataques. 
Me gustaría volver a la blogosfera educativa que vio crecer este espacio personal y público, pero sé que es una falsa nostalgia. Cada vez más se premia el escaparatismo educativo, ese que solo busca el clicbait o la viralidad de los medios. Cada día apetece menos contar cosas bonitas del aula en un entorno donde lo que se aplaude es la queja y el apocalipsis. 
Aquí seguiré un tiempo más, seguro. Es posible que en algún momento cuelgue el Twitter y vuelva al refugio de esta cueva de Alí Babá a la que todavía algunos de vosotros seguís acudiendo para compartir reflexiones y buenas palabras. Gracias por estar ahí.

Crédito de la imagen "Seventeen" by KJGarbutt is licensed under CC BY 2.0 .

23 mayo 2023

Los elegidos somos nosotros

Conocemos bien, gracias a la buena literatura, el desarraigo que rodea al exilio tras la victoria de la dictadura franquista. Conocemos también el exilio interior y su silencio, la amargura de callar y resistir pasivamente la humillación de los vencedores. A menudo hemos escuchado que mejor callar que morir, que la libertad de expresión no puede estar por encima de la supervivencia, que, por lo menos el régimen te dejaba vivir si acatabas la mordaza ideológica. Sabemos que tampoco eso es cierto, que se siguió fusilando a los silenciosos, solo por el mero hecho de haberse señalado en alguna ocasión. La máquina franquista de odio y rencor aplastó a los disidentes y a cualquier otro que se viese de alguna manera salpicado por el contagio infecto de las ideas progresistas. La última novela de Nando López habla un poco de todo ello, de los silencios y de los rencores, del perdón y la venganza, pero sobre todo habla también de otro exilio interior, el que tuvo que ocultar no las ideas, sino los sentimientos, el exilio del amor homosexual, considerado por el régimen como una enfermedad que había que erradicar. 

Los elegidos es una novela de amor y de amistad, una novela de lealtad y compromiso. Es la novela de los que no tuvieron voz, de quienes se vieron arrinconados a un breve rincón del periódico en el mejor de los casos. Pero, para los amantes de la literatura, Los elegidos es también un homenaje a los clásicos, a la literatura que nos salva del horror y de la vida, que a veces son lo mismo. Es una novela coral a varias voces, las de sus dos protagonistas principales, Asun y Santos, las de la tribu del teatro, arropadas o arrastradas por las de sus amigos y enemigos; una novela coral en la que resuenan también los ecos de Lorca, Wilde, Calderón o Sófocles como bien se precia en cualquier tragedia clásica. Es un homenaje a los mitos y personajes que nunca mueren, a diferencia de tantos pequeños héroes que se dejaron la piel y los huesos en las cunetas del franquismo, por pensar diferente o por amar diferente. Gracias a Nando López podemos asomarnos a sus vidas y ser nosotros los elegidos. Aunque solo sea por saldar cuentas con ellos, vale la pena escucharlos.

Los elegidos. Nando López. Editorial Destino. 2023

22 mayo 2023

Sesquidécada: mayo 2008

 

En mayo de 2008 solo tengo anotadas dos lecturas, así que esta sesquidécada ha tenido muy poco de selección. Supongo que tendría en aquel curso algún grupo de 2º de Bachiller que me absorbería con el final de curso las horas para leer. Uno de aquellos libros era una novela de Paul Auster, Brooklyn Follies, un entretenimiento breve para los aficionados a este autor. Los personajes de Auster siempre acaban siendo curiosos, aun en su más anodina normalidad. En esta narración quizá lo más interesante es el ambiente callejero de Brooklyn y la búsqueda de sentido a la existencia de su protagonista. Sin ser una de sus novelas más famosas, resulta agradable de leer.

Como contraste a la simpática experiencia de Auster, también me acerqué, por primera y única vez a una novela de Paulo Coelho. Se trataba de Once minutos, "un cuento de hadas para adultos", que en realidad es un relato previsible, autocomplaciente y lleno de tópicos acerca de la vida de una prostituta. Siento defraudar a los aficionados a Coelho, pero, a diferencia de otros autores de best sellers a los que admiro, en su caso me resultó pedante, condescendiente y didáctico, en el peor sentido de la palabra.

30 abril 2023

La maestra gitana: entre bordados y costuras rotas

Tenía muchas ganas de leer la novela La maestra gitana de Lola Cabrillana. Le tenía muchas ganas por diversos motivos. Primero porque Lola es una docente comprometida y generosa con la que aprendo mucho y con la que comparto bastantes opiniones  educativas en Twitter. También porque me encantó su primera novela, Voces color canela, una deliciosa trama de historias cruzadas que me revelaron a una escritora con mucho que decir y mucho que escribir. Y finalmente, porque sabía que esta novela que acaba de publicar abordaría muchos asuntos que vale la pena difundir. Todas esas razones y todas esas ganas me han llevado a devorar el libro en pocos días, con el ansia de descubrir las historias de Mara, de Saray, de Coral, de Modou, de la Redonda, de Manuel...
Llevo más de quince años en un centro donde convivimos con bastante alumnado gitano. Desde hace siete me ocupo de Casa Camarón, un programa de compensación educativa para dar respuesta a las necesidades de estos chicos y chicas. En la novela he encontrado muchas de las frases y de las inquietudes que han compartido conmigo; también he hallado esa sensación de exclusión con la que muchas veces se han sentido tratados. En pleno siglo XXI seguimos teniendo a un colectivo sistemáticamente marginado, un colectivo que padece el racismo en las aulas, un colectivo en el que se señala a todos por los vicios de unos pocos. Lola Cabrillana ha sacado a la luz a esas familias que se debaten entre el respeto a unas tradiciones y la necesidad de adaptarse a los tiempos, a esas familias que son como tantas otras que no llevan el estigma de la mala fama. Familias que luchan a diario por sus hijos, por sus mayores, familias con honor y dignidad, propio y ajeno, a pesar de los golpes de la vida. Veo en la novela, por ejemplo, que algunos personajes masculinos muestran actitudes machistas, mientras las mujeres aceptan con resignación su destino; he oído muchas veces esos tópicos como excusa de la falta de integración de los gitanos en la sociedad moderna. Curiosamente, estos días estamos leyendo en bachillerato Entre visillos, de Carmen Martín Gaite, donde podemos encontrar prácticamente las mismas actitudes machistas entre castellanos, entre payos de clase media y alta... La novela de Lola es eso, una novela, con varias historias entrañables detrás, pero también es un documento de primera mano para asomarse sin prejuicios a la trastienda de ese universo gitano tan cercano y lejano a la vez, ese universo que a día de hoy sigue sufriendo un olvido injusto. La novela es también un hermoso panegírico al oficio de docente, de maestro, de educador, esa figura que no solo imparte lecciones de historia, sino que se implica en las tareas de coordinación, en las tutorías y, sobre todo, en conseguir lo mejor para el futuro de sus alumnos. Quizá a muchos les parezca una novela amable, con felicidad a raudales desbordada por las rendijas de sus capítulos, pero también os aviso de que, tras los bordados de colores, hay mucha tela que cortar, y Lola solo ha dejado hilvanadas muchas de las costuras del sistema que todavía hay que coser bien. Ojalá tuviéramos una sociedad y una escuela como el mercadillo del padre de Lola, perdón, del padre de Mara.

La maestra gitana, Lola Cabrillana. Editorial Grijalbo.

29 abril 2023

Sesquidécada: abril 2008

En abril de 2008, aparte del ensayo de Rafael Robles, Leer el Quijote en Teherán, que ya reseñé con detalle en su momento en el blog, empecé la lectura de la saga Canción de Hielo y Fuego, de George R.R. Martin. El primer volumen, Juego de tronos, es el que dio finalmente nombre a la serie televisiva de la que todo el mundo ha oído hablar. Pero antes de ello, fue un libro, o más bien, varios libros que se fueron publicando poco a poco para desesperación de los que nos enganchamos a ellos desde el primer momento, una desesperación que llega hasta hoy día, ya que el autor no parece muy motivado a terminar su escritura, tras el éxito apabullante de la serie de televisión.
Juego de tronos, y tras ella toda la saga, combina todos los ingredientes de la buena fantasía, pero con el tono y estilo de la literatura adulta estándar, sin abusar de la candidez de sus lectores, sin menospreciar la calidad de los recursos literarios clásicos, sin ceder a las convenciones más previsibles del género. Hay elementos sobrenaturales, pero mesurados; hay pasiones y sexo, pero a exigencia del guion; hay política y poder, tan real como la vida misma. Quizá esa cercanía de los personajes a las pasiones, vicios y virtudes de los propios lectores es el secreto de su éxito. Eso y el ritmo de la trama, con una dosificación casi perfecta de la intriga, que provocaba que lectores como yo fuesen incapaces de soltar el libro, enlazando un capítulo con otro hasta altas horas de la madrugada. Lectores que tuvieron que esperar meses y años al segundo, al tercer, al cuarto volumen... Por eso, en esta sesquidécada animaré a los pocos lectores que no hayan visto la serie para que se acerquen sin prejuicios a una de las mejores sagas fantásticas que he leído, una saga inconclusa que merece un final digno para aquellos a los que no terminó de convencer la versión televisiva. 

15 marzo 2023

Sesquidécada: marzo 2008

NO ACOSEN AL ASESINO FG - JOSE MARIA GUELBENZU FERNANDEZ - 9788466369428

En esta sesquidécada rescataré dos novelas negras muy diferentes, muy distantes. La primera  nos lleva a las verdes tierras de Cantabria y la segunda a la América profunda. Vamos con ello.

 

No acosen al asesino, de José María Guelbenzu, es la primera novela de la serie protagonizada por la jueza Mariana de Marco. Recuerdo que fue una obra que me dejó una agradable sensación y que prometí seguir leyendo más del autor, al que solo conocía por antologías de relatos. Quince años después, sigue en lista de espera y quizá este homenaje en la sesquidécada sirva para ponerme al día con las pesquisas de la Mariana de Marco. Bueno, también me gustaría tener tiempo para leer otras obras del autor que tienen muy buena pinta.

 

 1280 almas

La segunda lectura es 1280 almas, de Jim Thompson, una novela peculiar que tiene rasgos compartidos de la novela negra, el western y el thriller psicológico. Es una obra extraña, que no deja indiferente al lector, porque rompe con las expectativas del género y se resiste a cualquier previsión. Un clásico que merece la pena visitar.


18 febrero 2023

Sesquidécada: febrero 2008


Con tan poco tiempo para leer como tengo ahora, no es de extrañar que elija para esta sesquidécada una novela corta y una novela gráfica. No es por pereza ni por comodidad, sino porque de mi lista de lecturas de aquel febrero de 2008, las que más poso han dejado han sido estas dos, así que vamos a por ellas.

El señor Ibrahim y las flores del Corán, de Eric-Emmanuel Schmitt, es una novela breve, que se lee en una tarde y que proporciona al lector el placer de una delicatessen literaria. Es de esas obras que no sabes bien por qué te acaban dejando un recuerdo imborrable. Es posible que la clave se encuentre en esos dos personajes entrañables del niño rebelde y del tendero sabio, esa combinación de ingenuidad y experiencia tan típica en la literatura clásica, desde el Lazarillo a Huckleberry Finn. Llegué a esta obra a través de Joselu y su blog Profesor en la Secundaria (cuya relectura recomiendo, especialmente de la serie de artículos dedicados a la educación entre los años 2005 y 2016), y llegué a recomendarla como libro de lectura voluntaria para el alumnado de Bachillerato. No he vuelto a ella desdde entonces, pero creo que sus ingredientes no caducan fácilmente, así que debe de ser una buena recomendación todavía.


La segunda recomendación es Maus, la novela gráfica de Art Spiegelman. Supongo que la mayoría de mis lectores la conocen y muchos también la habrán leído. Se trata de una fábula de gatos y ratones con trasfondo histórico, concretamente el genocidio nazi, así que ya podéis imaginar quién es quién. Es un clásico del cómic y creo que también es ya un clásico de la literatura contemporánea, que tiene que asumir la novela gráfica también como un género más, sin relegarlo a un nivel más bajo o desplazarlo fuera del canon literario. Obras como Maus, Persépolis o Los surcos del azar, por poner solo unos ejemplos, son auténticas joyas para lectores exigentes y merecen su lugar entre los clásicos.


08 febrero 2023

Un viaje por las Letras


¿Se puede vivir sin literatura? Algunos de nuestros alumnos a veces se quejan por tener que leer libros de ficción. “Maestro, ¿esto para qué sirve?” Tienen razón: casi nunca nos hemos parado a explicarles que la literatura no es útil, al menos en el sentido en que ellos parecen preguntarlo. ¿Para qué vas al cine? ¿Para qué comes pipas en el parque mientras hablas de nada con tus amigos? ¿Para qué te quedas embobado mirando a la chica o chico que te gusta? La literatura es prescindible, al menos la historia de la literatura, tal y como forma parte de sus vidas académicas. Sí, los hará más sabios, les proporcionará una visión del mundo más intensa, los acercará a su patrimonio cultural y todo eso. Pero también es cierto que esa parcela de la literatura llena de fechas y autores probablemente se marchitará en sus memorias, si no la riegan de vez en cuando. Sin embargo, hay que decirles que existe otra literatura imprescindible, esa literatura que atraviesa la historia de la humanidad de punta a cabo, esa literatura oral, tradicional, colectiva, clásica, mítica, épica… esa literatura que no se construye tanto con nombres y fechas, sino con personajes, tópicos o motivos universales. Son los cuentos contados al calor del hogar, las canciones compartidas en la siega, los poemas de amor y desamor, los dramas representados en las plazas de los pueblos… Sobre esos cimientos de la cultura literaria (cuentos, epopeyas, mitos, tragedias, romances…) se ha construido todo nuestro patrimonio literario, ese que va creciendo con los siglos y enriqueciendo nuestra cultura. Del mismo modo que la tecnología y la ciencia nos permiten avanzar en derechos y comodidades, los movimientos literarios nos han llevado a lo largo de los siglos a entender mejor quiénes somos, dónde estamos y para qué vivimos. Y del mismo modo que nunca despertaríamos vocaciones científicas entre los jóvenes recomendando monografías sobre física o álgebra, tampoco vamos a fomentar el amor por la lectura y la literatura lanzándolos sin salvavidas al piélago de los clásicos. Invitamos a descubrir la ciencia examinando una mosca con el microscopio, recogiendo hojas en un paseo por el bosque, lanzando objetos al aire… ¿Por qué nos resistimos tanto a mostrar el lado lúdico y curioso de la literatura? ¿Por qué esa proverbial desconfianza de los cómics, de la literatura juvenil, de los clásicos adaptados, de la divulgación sin pretensiones…? ¿Por qué no tenemos un Google maps de la historia de la literatura que nos permita planificar un viaje literario antes de hacer turismo de verdad? Es evidente que una cosa no puede sustituir a la otra, que podremos hacernos una idea de lo que nos vamos a encontrar, pero nunca lo viviremos como si estuviésemos allí. Un viaje por las Letras, de Pedro Cifuentes, funciona un poco como ese navegador virtual que anima a los profanos y a los curiosos a preparar el viaje por la historia universal de la literatura y les facilita un itinerario seguro y eficaz para no dejarse nada sin ver. Un mapa que recorre milenios a lo largo de nuestra tradición y de nuestro mundo, desde Mesopotamia a Europa, de la Antigüedad al Siglo XXI. No es fácil trazar un viaje por tan vasto territorio, pero si algo bueno tiene la literatura es que permite viajar en todas las dimensiones, porque su materia prima es la ficción, la misma que nos sirve para construir los sueños, las mentiras, los delirios y las esperanzas. Con esos ingredientes tan etéreos, solo un artista como Pedro Cifuentes se atrevería a cocinar esta delicatessen, una preciosa guía por los escenarios de la literatura, contemplados ahora por la mirada sorprendida de los más jóvenes, esa misma mirada que se asoma a empujones al microscopio, la mirada jovial del bisoño explorador en busca de insectos o plantas. Asómate tú también.

Un viaje por las Letras (Harper Collins). Pedro Cifuentes

03 enero 2023

Sesquidécada: enero 2008

Vamos a por el decimoquinto año de sesquidécadas, un año que me llevará a un curioso bucle de lecturas y relecturas, ya que al acabar coincidiré con el inicio de estas sesquidécadas, en enero de 2009. ¿Tendré que reseñar entonces aquellas relecturas y doblar como un calcetín la sesquidécada o habré de ceñirme exclusivamente a las lecturas contemporáneas? Eso me pasa por no prever con antelación que quince años no son nada...

En cualquier caso, tengo por delante todo un año para reflexionar sobre ello, incluso con la azarosa probabilidad de que deje de escribir aquí o que cierren definitivamente los blogs, cumpliéndose aquel pronóstico que viene de tan lejos. Pero, dejémonoso de elucubraciones y vayamos al lío.


Tenemos en esta sesquidécada un trío de lecturas variadas. Para empezar, un clásico de los superventas, que sigue siendo una buena propuesta para el aula, aunque ya hay película: El niño con el pijama de rayas, de John Boyne. No es necesario explicar su argumento, centrado en los campos de concentración nazis, porque casi todo el mundo ha oído hablar de ello. Es una novela ligera, con un enfoque bastante original y sin demasiados elementos melodramáticos, si exceptuamos su desenlace. Como digo, puede ser una lectura recomendada para trabajar en el aula, ampliando su sentido hacia cualquier tipo de exclusión o xenofobia. 


La segunda novela me marcó bastante en su momento. Se trata de La carretera, de Cormac McCarthy. Es una narración dura, muy en la línea de su autor, con una sobriedad que ayuda a marcar la soledad y devastación que rodea a sus protagonistas. Una road movie distópica que también habla de afecto y esperanza, a su manera. Creo que es un clásico de nuestra época, una obra que ha creado escuela y que merece la pena leer.

Finalmente, recomiendo un ensayo de José Antonio Millán, Perdón, imposible, un libro divulgativo muy ameno sobre cuestiones referidas a la puntuación. Al margen de las cuestiones ortográficas o de estilo, el autor utiliza unos ejemplos y textos sugerentes, que evitan que se convierta en una lectura demasiado técnica. Ideal para ese gramático que todos llevamos dentro.