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14 septiembre 2024

Educa fakes, los bulos nuestros de cada día

 

La expresión de opiniones apresuradas, simplistas e infundadas es un género discursivo muy habitual en nuestras vidas. El ser humano en sus interacciones tiene la necesidad de hilvanar un hilo conductor, sea cual sea, para sostener una conversación que se alargue lo que dura un café, una cerveza o una comida de trabajo o familia. Comúnmente, a este género discursivo se lo conoce como "conversación de barra de bar", y tiene su epítome en la "cuñadez", esa frase sentenciosa que cierra el interloquio con un aforismo tan elegante y ampuloso como ridículo y vacuo.

Todos caemos en alguna ocasión en estos discursos sobre política, economía, salud o educación. Todos somos "cuñados" en la mayoría de temas que no controlamos. Lo preocupante es serlo en aquellos que constituyen tu oficio, en los que tendrías que ser autoridad y no advenedizo. El libro Educa fakes, de los especialistas Jesús Rogero y Daniel Turienzo, es una acertada y concisa guía para no caer en esos debates infundados, en esas mentiras interesadas, en esas medias verdades de barra de bar. Como profesionales deberíamos repasarlos uno por uno y tomar conciencia de que la educación no escapa de las trampas de otros ámbitos en lo que se refiere a la manipulación, los sesgos y la creación de marcos discursivos, que lo único que pretenden es allanar el camino a decisiones ajenas a lo educativo. El libro tiene diferentes apartados en los que se recogen 50 bulos sobre el nivel educativo, el esfuerzo, los recursos, la segregación escolar, la ideología y la política educativas. Está redactado de manera sintética y amena, con gráficos explicativos y la bibliografía básica para desmontar ciertas afirmaciones que a menudo se dan por válidas desde los medios de comunicación o las redes sociales. Es una obra que se lee casi de un tirón, con avidez y cierto cabeceo de aquiscencia en la mayoría de epígrafes. Hay que decir que algunas afirmaciones son más medias verdades que bulos, ya que las cuestiones que se plantean en ellas se mueven en el ámbito de la política o la ideología y por ello cabe la posibilidad de matizar los claroscuros, como bien señalan los autores en todo momento. Recordad que en el "discurso cuñado" las medias verdades no existen porque solo funcionan las máximas y las sentencias.

Encontrarme con este libro justo cuando se cumple un año de la publicación de mi Aula o jaula ha sido una buena ocasión para reflexionar de nuevo sobre lo complejo que resulta nuestro oficio, sobre las dificultades de gestionar un sistema tan diverso y con tantos factores en liza y, sobre todo, lo fácil que resulta para ciertas personas encontrar soluciones simples, apresuradas e infundadas para solucionar los grandes problemas de la Escuela. No os fiéis de ellos fuera de la barra de un bar.


Educa fakes. Jesús Rogero y Daniel Turienzo. Capitan Swing. 2024

10 noviembre 2023

Miedo y asco en las aulas

En 1971 el periodista Hunter S. Thompson fue enviado a hacer un fotorreportaje sobre motocross a la vez que cubría una convención policial sobre narcóticos en Las Vegas. Fruto de aquel encargo fue la mítica novela Miedo y asco en Las Vegas, que se convertiría en un icono de lo que luego se llamaría periodismo gonzo. Como señala la crítica, la mayor parte del libro está basado en hechos reales, pero alterados y exagerados hasta tal punto que pueden traspasar la línea de la ficción. Durante la lectura de la novela Había del verbo a ver. Diario del instituto, del licenciado en Filología, poeta y corrector Ánjel María Fernández, me he acordado bastante de Thompson y de sus desvaríos. Hablo de novela y no de diario porque creo que se trata de una obra que se acerca más a la literatura que al ensayo, a pesar de que se autodenomine "diario". Para mí, es literatura porque construye una trama y selecciona unos personajes, con un guion bien trazado, y con una buena dosis de elementos retóricos. No pretendo decir que lo que cuenta es mentira, sino que ha convertido la realidad en un espacio mítico, o mejor dicho, distópico. Después de trabajar 17 años en un centro de especial dificultad, ninguno de esos alumnos "zoquetes", ninguna de sus barbaridades, ninguno de sus desafíos y ninguno de sus sueños rotos me resulta extraño. Conozco muy bien ese perfil de alumno al que se relegaba a los grupos E o F, después de haber colocado a los "buenos" en los A y B, quedando en el C y D el colectivo de los "salvables" (he de decir que a muchos de los desahuciados los hemos salvado también, gracias a ser mejores profesionales que lo que se sugiere en este libro). Me sorprende, eso sí, que existan aún esos grupos que la ley señala como ilegales porque segregan al alumnado con dificultades (prácticamente todos los alumnos protagonistas son absentistas, de necesidades educativas o de compensatoria). Como bien explica el narrador, el profesor que escribe el diario, son grupos en los que la ratio no importa porque da igual que sean cuatro que doce, son carne de fracaso y abandono escolar. Como considero este libro una novela y no un ensayo, no voy a explicar los fallos de guion, por ejemplo cuando el profesor trata de explicar el concepto de adjetivo cuando tiene delante alumnos que necesitan alfabetización básica, o cuando sigue aplicando la técnica de la explicación y el examen ante grupos que presentan una asistencia irregular. Gracias a que lo considero una novela y no un diario, entiendo que los pensamientos y juicios del profesor-narrador sean tan desagradables y humillantes, con un menosprecio total de las condiciones de esos menores que quizá solo necesitan alguien que los escuche. Desde luego, el personaje del profesor está muy bien trazado, un cóctel de Bill Murray, Jack Nicholson, Mr. Scrooge y el propio Hunter S. Thompson. Hay una sensación perenne de que el narrador no es un profesor real, sino un infiltrado que ha venido a documentarse para escribir esta crónica de un curso en el infierno. En ese sentido, la novela es un éxito, porque transmite las grandes frustraciones del docente que no quiere serlo. Quizá solo por eso valga la pena leerlo, para que algunos de los que no conocen otras realidades más allá de sus sillones burgueses sepan que hay niños que huelen a leña y a enfermedad y a hambre, que hay niños a los que les gusta vacilarte acerca de la posición de un mapa, pese a haber vivido en más hogares de los que tú pisarás en tu vida, que hay niños que con doce o catorce años parece que tengan treinta. Es curioso que el narrador haya recogido fielmente los horrores del aula, pero se haya dejado en el tintero las alegrías, aunque en algún momento que se le han puesto delante no haya sabido interpretarlas. Al hilo de esto último, el libro también me ha recordado a Sin noticias de Gurb, el relato de un marciano que no entiende nada de la realidad humana y que interpreta todo al revés. Siguiendo esta línea, quizá en su próxima novela se arrime al día a día de un hospital y nos cuente con el mismo desagrado el olor a enfermedad y muerte: probablemente, un médico nunca lo haría. 

Había del verbo a ver
Ánjel María Fernández

24 octubre 2015

Sesquidécada: octubre 2000

Decía José Martí que "hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro". En octubre de 2000 conseguí cumplir la que me faltaba, que era escribir un libro. En esta sesquidécada recordaré aquel De civilitate: escrits i dansa sobre l'Humanisme, una obra de encargo de la que fui editor y en la que también participé como biógrafo y compilador. 
Por aquel entonces, se había organizado en Valencia "Cinc segles", un conjunto de actividades culturales alrededor del quinto centenario de su universitad, y andaba yo todavía enredado en cursos de doctorado y documentando mi proto-tesis. Mi amigo Vicent-Josep Escartí, con quien había colaborado en algún artículo universitario, me puso en contacto con Toni Tordera para que preparase una recopilación de textos de tres grandes humanistas alrededor del tema de la civilidad o urbanidad: Juan Luis Vives, Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro. Además, se incluirían unos textos y reflexiones del coreógrafo Santiago Sempere, quien montaría un espectáculo con ese mismo hilo temático. En aquel proyecto participaron también con biografías o artículos los periodistas Martí Domínguez y Enric Sòria, además del propio Escartí.
El encargo me tuvo ocupado varios meses. Recuerdo que pasé el verano picando textos -apenas había obras digitalizadas-, corrigiendo y componiendo con un portátil Toshiba que me había comprado de segunda mano. Fue una labor muy motivadora que me obligó a revisar y seleccionar citas de entre los muchos escritos de los tres humanistas, ya que en una de las partes del libro, se recogían esas citas como si se tratase de una tertulia entre los tres, para que casi resultase creíble ese encuentro ficticio. También me ocupé de la biografía de Erasmo, al que admiraba con devoción. 
No puedo decir que el libro fuese un éxito en las librerías y, si no recuerdo mal, solo me enviaron, años después, un ingreso irrisorio de derechos de autor. Era un libro muy específico para una ocasión muy circunstancial. Sin embargo, estuve -y estoy- muy orgulloso de haberlo sacado a la luz y de verlo hoy en el escaparate de los Google books, con esa satisfacción de haber cumplido con la tercera de las exigencias de la vida que mencionaba José Martí.

No cerraré esta sesquidécada sin mencionar otros dos libros que leí en aquel octubre de 2000 y que os resultarán tal vez más divertidos e interesantes. Rabos de lagartija, de Juan Marsé y La soledad era esto, de Juan José Millás. El primero, que ganó en su día el Premio Nacional de Narrativa, es una novela ambientada en la Barcelona de mediados del siglo XX, con unos personajes entrañables y una trama muy bien contada. La soledad era esto, en cambio, es una novela de los 90, con el sello personal de Millás, probablemente una de las mejores para mi gusto, y que prefigura ya muchos de sus rasgos de estilo.

07 diciembre 2013

Del aula a la librería #piensamelamor


Internet y las redes sociales han conseguido que el trabajo del aula se vaya haciendo cada día más visible. En alguna ocasión he mencionado la importancia que concedo a la difusión de actividades y proyectos para conseguir contrarrestar esa imagen distorsionada que ofrecen los medios y los políticos sobre la Escuela (casi siempre basada en tópicos inclinados a un lado u otro según interese). Por eso, cuando una modesta editorial nos ofreció la posibilidad de publicar como libro el proyecto 'Piénsame el amor y te comeré el corazón', todos los que participábamos en él supimos que valía la pena dar el salto también del aula a las librerías.
Hace una semana, curiosamente el mismo día en que se celebraba el Día de las Librerías, pudimos presentar oficialmente el libro Piénsame el amor y te comeré el corazón en la librería Bibliocafé de Valencia. Es una antología de poemas clásicos -y alguno más moderno- bajo el hilo conductor del amor, pero también es una guía didáctica para trabajar en el aula, con las instrucciones que necesitan los alumnos para hacer las presentaciones, los vídeos o las memorias. Además, incluye el sustento didáctico para docentes, esto es, la fundamentación pedagógica y las memorias de cada uno de los proyectos que llevamos a cabo en el aula.
Como ya comenté, durante este curso vuelvo a retomar el proyecto con mis alumnos de 1º de Bachillerato, confiando en que los resultados serán incluso mejores. En la primera evaluación hemos repartido ya el trabajo y hemos preparado los portafolios digitales para recoger sus tareas. Si no fallan las previsiones, en enero tendremos las presentaciones y para primavera los videopoemas.
Si todavía no conocéis el proyecto, os animo a acercaros a él viendo la presentación que usamos en Bibliocafé y los vídeos que se grabaron en la sala. Por supuesto, mi agradecimiento a Mª José Chordá y Evaristo Romaguera por compartir presentación y vídeos, pero también al resto de profes del #piensamelamor: Dani García, Inma Contreras, José Luis Gamboa y José Antonio Fraga, y a todos los que han compartido y difundido el proyecto.


23 abril 2013

No es un día

El Día del Libro no es un día. Puede que lo sea para quienes lo celebran hoy como un acto singular, como una excepcionalidad que conviene recordar año a año. Es un día en el que, en los medios, se oyen alabanzas y se escriben panegíricos sin límite al acto de leer o al libro-objeto. Algunos de esos rapsodas públicos perpetran en este día elogios a la cultura, mientras olvidan que durante el resto del año nos obsequian con un discurso zafio y del todo impropio de un buen lector.
Sin embargo, el día del libro llega para muchos de nosotros casi a hurtadillas, sin ser oído, a oscuras y en celada. Nos pilla la mayor parte de las veces sin haber preparado nada, con un montón de proyectos a mitad, incapaces de parar la máquina del aula para salir a tomar el aire con actos de homenaje o con actividades extraordinarias. Para mí, el día del libro no es un día: el día del libro es todo el año leyendo en el aula, acumulando libros bien visibles sobre la mesa del profesor, recomendando lecturas en un cruce rápido del pasillo, comentando novelas en la cantina, prestando libros propios a los alumnos, atendiendo sugerencias en la biblioteca, hablando de libros, viviendo los libros. Es bueno recordar que el 23 de abril hacemos del libro una fiesta, pero no es bueno olvidar que leer no es cosa de un día. Cuando hablar de libros se convierta en un acto cotidiano -en el aula y fuera de ella-, este vídeo de recomendaciones lectoras de los alumnos de mi centro no nos parecerá excepcional, como tampoco lo será celebrar el Día del Libro.



23 abril 2012

No hemos preparado nada para el Día del Libro

Hoy podríamos haber celebrado un día especial en mi instituto. Sin embargo, será un día más. A principio de curso tuvimos varias reuniones para desarrollar el Plan Lector del centro. Todos sabéis lo difícil que resulta desarrollar un verdadero Plan Lector que implique a todas las áreas y que no se reduzca a listas de libros para leer. En ese proyecto resucitaba la revista, se dinamizaba la biblioteca, se dotaba de material a los departamentos, se asesoraba sobre estrategias de lectura, etc. El Plan arrancó poco antes de Navidades con la convocatoria del concurso "Leer es un premio", que animaba a los jóvenes a crear relatos, carteles, puntos de lectura, auques -aleluyas- y paneles del CDU. Sin embargo, al volver en enero nos encontramos con el decreto que daba por supuesto que trabajamos poco y merecemos cobrar menos. Todos sentimos esas medidas como injustas y pensamos por un momento que estábamos haciendo el tonto al preocuparnos por hacer bien un trabajo que los demás estimaban en tan poco.
Tal vez por eso hoy no será un día especial en mi instituto. Aunque también es verdad que la biblioteca ha empezado a funcionar gracias a un grupo de alumnos y alumnas que con su profesora han conseguido organizar los materiales y que se convierta en un espacio para todos. Por otro lado, nuestros alumnos de 2º de ESO pasaron unas cuantas semanas estudiando la historia de las bibliotecas, e incluso han empezado a publicar sus propias normas de uso. En las clases de Plástica también ha habido jóvenes que se han animado a preparar sus carteles del CDU, y otros han confeccionado carteles y puntos de lectura que animan a leer. En 3º de ESO hemos abordado la literatura juvenil y también clásicos como el Quijote, y ahora vamos a callejear y a disfrutar de la poesía del Siglo de Oro como hicimos el año pasado. Algunas de esas lecturas también han formado parte de los kuentalibros, un proyecto que tiene su propio rincón en el aula, con su pequeña biblioteca a disposición de los alumnos. Ahí hemos leído El medallón perdido, Donde surgen las sombras, Cuando Hitler robó el conejo rosa, etc. Y nos ha dado tiempo a ver Lope, La Celestina -en versión bachillerato-, o el cortometraje ganador de los Óscar y los hemos relacionado con otras lecturas que muchos conocían.
Es cierto que no hemos preparado nada especial para el Día del Libro, pero quizá no nos haga falta, porque leer leemos y eso es lo que nos importa.



13 enero 2007

Manguel o la rebeldía de leer


Aparece hoy en El País una entrevista a Alberto Manguel, el célebre autor de Una historia de la lectura. He entresacado algunas de sus palabras porque siempre son acertadas e interesantes:
"Los seres humanos podemos ser definidos como animales lectores. Creemos que el mundo natural hay que descifrarlo. Vivimos en esa paradoja: saber por un lado que este mundo no tiene ningún sentido y preguntarnos el porqué de las cosas"
(...)
“Como sociedad tenemos que decir que el acto intelectual es importante. No puedes pedir a un adolescente que lea cuando le estás diciendo que toda actividad que no te dé una ganancia inmediata y visible es inútil. Creo que no existen seres humanos no lectores. En la sociedad actual es como si fuésemos misioneros de una religión en la que la iglesia central ya no cree".
(...)
“La historia del libro corre paralela a la de la censura. Una de las cosas esenciales que proporciona la lectura es aprender a pensar, y no hay nada más peligroso para el poder que un pueblo pensante. La tarea del político es más fácil frente a un pueblo idiota, educarnos en la estupidez es quitarnos los libros, y eso siempre ha sido tarea de dictadores.”
(...)
“En el futuro, leer será no sólo un acto de rebeldía, sino también un acto de supervivencia. Si como lectores nos resignamos a que nos impidan leer la buena literatura nos vamos a condenar a ser menos humanos. Es un riesgo que, por supuesto, no podemos correr. Ya estamos al borde de la catástrofe porque hemos destruido el mundo natural y ahora estamos haciendo todo lo posible para destruir el mundo intelectual. Hay que actuar ahora. Pero ahora quiere decir hoy"
(...)
“El amor por la lectura es algo que se aprende pero no se enseña. De la misma forma que nadie puede obligarnos a enamorarnos, nadie puede obligarnos a amar un libro. Son cosas que ocurren por razones misteriosas, pero de lo que sí estoy convencido es que a cada uno de nosotros hay un libro que nos espera. En algún lugar de la biblioteca hay una página que ha sido escrita para nosotros".
Si no funciona el enlace de arriba, el artículo completo lo podéis leer aquí.
(Crédito de la foto: Tejederas)

30 noviembre 2006

Elogio de la errata


Estaba este fin de semana revisando algunos de esos textos que suelo dejar en los casilleros de mis colegas de seminario, cuando encontré una reseña del libro Vituperio (y algún elogio) de la errata (Ed. Renacimiento. 2003), del editor y erudito José Esteban.
Se trata de un recorrido por la historia de la errata a base de ejemplos. Es curioso, porque, después de mi apagón digital, descubrí que Lu había escrito una nota sobre gazapos, así que supuse que fue ella con sus insuperables conocimientos telemáticos quien provocó la incidencia para adelantarse en el asunto.
La actitud de los autores hacia las erratas ha sido dispar. Lord Byron era a uno de los que les sentaban peor, ya que llegó a escribir a su editor: "La menor falta tipográfica me mata (...) quisiera que el tipógrafo estuviese atado a un caballo y unido a un vampiro". Mejor se lo tomaba Alfonso Reyes, quien definió la errata como "especie de viciosa flora microbiana siempre tan reacia a todos los tratamientos de la desinfección"; también en esa línea se halla Ramón Gómez de la Serna, quien la consideró un "microbio de origen desconocido y de picadura irreparable".
Para los coleccionistas de anécdotas al respecto, recopilo algunos de esos ejemplos que recoge José Esteban:

1.- El Papa Clemente XI, al ver sus homilías recién impresas detectó una errata de bulto, lo que le produjo una apoplejía de la que murió a las pocas horas.

2.- La 'Vulgata' de Sixto V, de 1590, pese a ser corregida por el propio pontífice, fue impresa plagada de erratas, de modo que los escasos ejemplares que quedan alcanzan cifras astronómicas en las subastas.

3.- Vicente Blasco Ibáñez, en su folletín 'Arroz y tartana' en su primera edición, decía: "Aquella mañana, doña Manuela se levantó con el coño fruncido" (por ceño).

4.- El poeta Ramón de Garciasol, en un verso, en vez de decir: "Y Mariuca se duerme y yo me voy de puntillas", dice: "Y Mariuca se duerme y yo me voy de putillas".

5.- El novelista argentino Manuel Ugarte cuenta el caso de un periodista que, al dedicar un escrito a la hija del dueño del rotativo, quiso escribir: "Basta escribir su nombre, Mercedes, para que se sienta orgullosa la tinta", pero escribió "tonta".

6.- Un crítico dedicó un libro suyo a una condesa escribiendo al inicio de la obra que su "exquisito busto (por "gusto") conocemos bien todos sus amigos".

7.- Las erratas no respetan ni los títulos de los libros, así 'La feria de los discretos' de Pío Baroja conoció una edición como "La feria de los desiertos", o una "Breve historia del altruismo argentino", que en realidad lo era del 'Ultraísmo', o un drama que se llevó a la cartelera con el título 'La expulsión de los mariscos' (por moriscos), o la obra de Dumas que llegó a publicarse como 'La dama de las camellas'.

8.- Las obras del Cardenal Bellarmin contienen una "Fe de erratas" que precisó de un volumen aparte de 88 páginas, y un libro de poemas del mexicano Alfonso Reyes, que tenía tantas erratas que suscitó el comentario escrito de Ventura García Calderón: "Nuestro amigo Reyes acaba de publicar un libro de erratas acompañado de algunos versos".

9.- Un ministro quiso manifestar el deber de recompensarle sus "infinitos servicios", por lo que al salir escrito "ínfimos", corrigió con peores resultados porque se escribió "infames", por lo que se mandó a hacer otra corrección que sólo empeoró las cosas, al escribir "íntimos".

10.- Cuenta Pablo Neruda en una de sus memorias que un poeta cubano había escrito "Yo siento un fuego atroz que me devora", y lo que salió fue tal que el pobre poeta tuvo que tirar todos los ejemplares al fondo de la bahía de La Habana: "Yo siento un fuego atrás que me devora".

Quien quiera ampliar sus conocimientos sobre estos desaguisados puede visitar estos enlaces:

16 noviembre 2006

Cuéntalo

La novela de Ray Bradbury Fahrenheit 451 es un plato exquisito que, por desgracia, no todos nuestros alumnos están preparados para degustar. A veces, alguno de ellos pica el cebo de la lectura y lo agradece eternamente. Son esos grandes momentos del profesor de literatura.
He leído hoy una noticia que habla de una iniciativa interesante, uno de esos proyectos en los que daría gusto participar si tuviésemos horas para ello.

Quieren ser como un libro abierto... de verdad
MARTA FRANCO 16.11.2006 - 01:54h
La asociación Farenheit 451 está formando a personas-libro.
Memorizan textos que luego transmitirán de viva voz por la calle.
¿El fin? Reivindicar la narración oral.
Estamos en el futuro. Vivimos en un país donde los libros están prohibidos y los bomberos los queman por peligrosos. Pero un grupo en la sombra se resiste a perderlos y escapa con los libros grabados en la memoria. Esto es lo que cuenta
Ray Bradbury en su novela Farenheit 451.
Partiendo de esta idea, la
Asociación Farenheit 451 (respaldada por gente de la cultura) está llevando a cabo una cruzada literaria que quiere extender por el mundo.
A través del Proyecto Farenheit 451 (las personas-libro) pretende convertir a ciudadanos en auténticos libros abiertos para, entre todos, fomentar un nuevo modo de leer más pausado y humano.
"Intentamos que la gente ejercite la memoria, sepa leer bien y entienda lo que lee. Este proyecto reivindica la narración oral, de la que todos procedemos", dice Martín, miembro de la asociación en Madrid.
Durante la semana del 11 al 16 de diciembre, habitantes de Andalucía y Madrid se convertirán en personas-libro y transmitirán de viva voz textos de libros o poemas memorizados a la gente que se encuentren por la calle.
"Yo escogeré una novela española antigua", señala Francisca, futura persona-libro de Sevilla.
La iniciativa, apoyada por la Junta de Andalucía, cuenta ya con más de 400 participantes.
Si quieres saber más sobre el proyecto,
entra en su págína.
Y si algún día el libro de Bradbury se hace realidad... estaremos preparados.

Bonito, ¿verdad?

11 noviembre 2006

Canibalismo literario

Acabo de leer el Manual de literatura para caníbales de Rafael Reig.
Es cualquier cosa menos un manual de literatura, aunque sí hay mucho canibalismo literario. En realidad es un paseo divertidísimo por la cara B de la literatura, no por mostrar a los subalternos sino por estar contada desde el punto de vista de los estéticamente rezagados. El hilo conductor lo marca una saga familiar de individuos letraheridos que, desde el Romanticismo hasta el 2020 se apuntan al oficio literario con una generación estética de retraso, de ahí su frustración y perplejidad. En la última parte del libro se nos cuenta la 'Guerra de las dos Marías', quizá uno de los pasajes de metaliteratura en clave de ciencia ficción más divertido que he leído últimamente. Recomendable para todos los que estén hartos de visiones canónicas de la literatura y de sus vacas sagradas. Algo diferente y que engancha. Me quedo y apunto aquí algunos de los títulos que he entresacado y que pienso revisar: 
Carlos Pujol: Jardín inglés. 
Juan Bas: Alacranes en su tinta. 
Antonio Ferres: Los vencidos. 
Juan Iturralde: Días de llamas. 
Robert Fraser: Recuérdalo tú y recuérdalo a otros. 
Antonio Ruiz Villaplana: Doy fe. 
Fernando Marías: La luz prodigiosa. 
 Por cierto, me ha sorprendido leer aquí la hipótesis de una empresa de producción de libros a modo de factoria de ensamblaje, en la que los autores son meros actores. Era una idea que había empezado a trabajar yo hace años como posible germen de una novela. ¿Será telepatía?

18 julio 2006

Un Quijote de toma pan y moja

Hay lectores voraces que consumen libros a dos carrillos. Quizá la solución para no tener que almacenar libros leídos sea comérselos conforme acabamos la página. Todo se andará...
Mientras tanto, los chinos, ya han solucionado el problema:

"¿A qué sabe el Quijote?": los chinos devoraron el libro
Ver noticia 20 minutos
El acto fue uno de los más simpáticos de todos los celebrados con ocasión de la inauguración del nuevo Instituto Cervantes de Pekín (...).
El cocinero y artista Firo Vázquez elaboró un ejemplar comestible.
Fue devorado por comensales chinos, latinoamericanos y españoles.
Las hojas estaban hechas de harina de trigo e impresas con tinta de calamar.
(...)
No todas las páginas sabían igual, pues algunas de ellas estaban espolvoreadas con polvo de anchoa, otras con picante, ajo, azafrán, avellanas... y no faltaron páginas dulces con sabor a miel o a caramelo (...).


Leer para ver...

23 junio 2006

La elección de las masas


Confieso que leí el Código da Vinci el verano pasado. También he leído Los pilares de la Tierra, igual que hace años leía las aventuras de Los Cinco, las novelas despatarradas del Oeste y otras 'pulp' total de Harry Dickson., auténticamente kitsch.
Pero la gracia no está en criticar a quienes descendimos alguna vez a eso que los espadones de la crítica llaman paraliteratura (por no llamarlo subliteratura), sino en desvelar los mecanismos en los que se basan estas novelas para triunfar de ese modo. En la página que cito a continuación, se aplica un método combinatorio que da idea del funcionamiento de los best-sellers. Probadlo, veréis qué divertido. Claro que, como los que leímos las novelas de Agatha Christie, cuando llevas probadas (n*2/e)! combinaciones, empieza a perder interés la cosa.

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22 junio 2006

Son ellos y están ahí


'Basta tenerlos, saberlos dóciles al recuerdo o al gesto de la mano detenida en el aire que escoge un volumen o simplemente comprueba que siguen en su lugar exacto, basta percibir el orden y el numeroso silencio y oler el aire que los libros habitan, que tiene la misma quietud que el de las salas de los museos cuando se cierran sus puertas y los personajes de los cuadros quedan mirándose entre sí desde los balcones del tiempo. Como las estatuas, como todas la cosas inmóviles que cotidianamente nos acompañan y nos miran, en la oscuridad y en la noche los libros suelen agrandar su presencia, y uno es entonces el guardián ciego que los toca y los adivina y no puede verlos, igual que Borges en su biblioteca de Buenos Aires'.
Antonio Muñoz Molina

13 junio 2006

El miedo a la libertad (de leer)

Interesan películas y libros inútiles. Bajo la excusa de que uno va al cine o lee un libro para pasar el rato y no para calentarse la cabeza, se comenten todo tipo de atrocidades contra el sentido común, el sentido artístico o, simplemente, contra la más mínima inteligencia humana.Que la buena literatura y el buen arte suponen un ejercicio de libertad lo han entendido desde siempre en todas las culturas. De ahí que todos los poderes, también, hayan tratado de limitar ese ejercicio de creación y recreación lectora.

'Mandamos y defendemos, que ningún librero ni impresor de moldes, ni mercaderes, ni factor de los suso dichos, no sea osado de hacer imprimir de molde de aquí adelante por vía directa ni indirecta ningún libro de ninguna Facultad o lectura o obra, que sea pequeña o grande, en latín ni en romance, sin que tenga para ello nuestra licencia y especial mandado (...) Ni sean asimismo osados de vender en los dichos nuestros Reynos ningunos libros de molde que truxeren fuera dellos (...) sin que primeramente sean vistos y examinados por las dichas personas [obispos y arzobispos encargados de la censura], o por aquellos a quien ellos lo cometieren, y hayan licencia dellos para ello; so pena que por el mismo hecho hayan, los que los imprimieren sin licencia, o vendieren los que truxeren de fuera del Reyno sin licencia, perdido y pierdan todos los dichos libros, y sean quemados todos públicamente en la plaza de la ciudad, villa o lugar donde los hubieren hecho, o donde los vendieren; y más pierdan el precio que hubieren rescibido, y se les diere, y paguen en pena tantos maravedís como valieren los dichos libros que así fueren quemados'.

Una Pragmática de los Reyes Católicos (1502) que confirma que los peores peligros que sufren los poderosos suelen venir más del pliego que del acero.

03 junio 2006

Ciegos de cordel

A veces, en clase, hay que recuperar el viejo oficio de ciego de las aleluyas y contar las novelas, los poemas, las obras de teatro, con esa letanía subyugante de los pliegos de cordel. Y los chicos, como el lazarillo de la foto, nos mirarían extasiados, como diciendo: ¿Qué le pasa a éste? ¿Estará fumado?...Posted by Picasa