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18 junio 2024

La maestra: una historia ejemplar

Sobre las Novelas ejemplares de Cervantes se ha comentado a menudo que el adjetivo sirve tanto para decir que son ejemplos de la vida, como para decir que son modelos para tener en cuenta. La maestra, de José Antonio LuceroJosé Antonio Lucero, como ocurre con los relatos cervantinos, puede leerse con dos puntos de vista complementarios: por un lado, el ejemplo histórico de algo que sucedió (quizá no exactamente igual, pero sí muy parecido), y por otro como guía de lo que debería ser el oficio de educador.

La maestra narra la historia de dos mujeres que coinciden en la escuela rural de un pueblo andaluz poco antes de la rebelión militar de 1936. La protagonista es una novata que sustituye a la maestra titular y se verá pronto envuelta en el clima de hostilidad que rodea a la escuela republicana en su afán por modernizar la educación. La lucha por una escuela laica y de calidad chocará con las visiones de algunas familias y también con los poderes de la omnipresente jerarquía eclesiástica. 

Se trata de una novela bien documentada que huye de la novela de tesis, pero que mantiene a través de los diálogos de sus personajes el rigor testimonial de un periodo complejo, tan lleno de ilusión como de odio. La trama se articula en dos tiempos separados por alrededor de treinta años, que proporcionan al lector una perspectiva rica de los personajes y de la evolución histórica. En definitiva, una novela que merece la pena leer, una novela que encaja muy bien en este tiempo anómalo actual en el que hay docentes que defienden una educación aséptica, sin darse cuenta de que la Escuela nunca puede permanecer ajena a la realidad, al futuro de los niños, a sus derechos y libertades. 

La maestra. José Antonio Lucero (Ediciones B. Penguin libros. 2024)

01 enero 2024

Escuelas que valgan la pena

Pepe Menéndez no es un docente más, es un maestro, un director, un observador, un gestor, un reportero y, de manera general, un educador. Su paso por diferentes escuelas y su experiencia en la formación y gestión de comunidades educativas nos ofrece una visión muy rica del mundo educativo, una visión que no siempre vamos a poder conocer los que como yo pasamos media vida laboral en el mismo entorno. Mi visión de la Escuela Pública es de todos conocida, ya que da sentido a mi trabajo diario en un centro de especial dificultad. Esa visión también tiene sus sesgos, como todas en realidad, ya que se limita a un entorno muy localizado. Pepe Menéndez trabaja en otros ámbitos, los de la red de escuelas jesuitas, que parecen muy distintos de los de mi día a día. Sin embargo, he encontrado en este ensayo Escuelas que valgan la pena, numerosos puntos de contacto entre ambas realidades, que acaban siendo la misma cuando hablamos de propósitos y sentidos del acto de educar. En el fondo, mis alumnos de compensatoria se diferencian bien poco de los que menciona Pepe en su testimonios, tanto de escuelas de aquí, como los diferentes casos de Latinoamérica que ilustran su libro.
Como podemos comprobar, tanto por las reflexiones del autor, como a través de los numerosos testimonios de docentes que se ofrecen en el libro, el papel del educador, en este sentido, poco cambia cuando se pone en relación con el alumnado: 

Los adultos y, especialmente, los profesores, somos el reflejo en que se miran los adolescentes. Si los tratamos de manera infantil, suelen tender a acomodarse en ese perfil. Si los tratamos como personas capaces de tener criterio y responsabilidad, puede ocurrir que no siempre respondan a nuestras expectativas. Pero, en cualquier caso, estarán ejercitándose en ese rol diferente propio de personas que están creciendo y aprendiendo a disponer de su libertad.

Tampoco cambia que la mayoría de administraciones educativas cuiden poco o nada a sus docentes, escatimando recursos y haciendo difícil el desempeño de las tareas educativas. Administraciones que encubren con terminologías kafkianas grandes despropósitos derivados de su incapacidad a la hora de acabar con la segregación o el fracaso escolar: 

Nunca he entendido esa tendencia de la mayoría de las administraciones públicas de cualquier Estado por crear nomenclaturas tan alambicadas y tendientes a la estigmatización.

Coincido con Pepe Menéndez en la necesidad de ayudar en esa compensación educativa, en la necesidad de no dejar a nadie en las cunetas educativas, una compensación que muchas veces se confunde con bajar el nivel o regalar notas y títulos:

No se trata de una actitud conmiserativa, sino de una posición inicial que favorezca que los alumnos entiendan que pueden lograrlo si se esfuerzan. Que no vean en sus profesores una dificultad mayor de la que tienen en sus propios aprendizajes. (...) 

También es demasiado frecuente, para mi gusto, que algunos profesores ridiculicen con sus comentarios la decisión final de aprobar algunos alumnos:”¡venga, otro más al saco de la ignorancia!” o “no importa trabajar todo el año, al final van a aprobar igual”, son algunos de los comentarios que se pueden oír.

A lo largo del ensayo, se nos recuerda la complejidad del acto de educar, así como los retos que supone tener en cuenta los múltiples factores que influyen en ello, desde el propio alumnado hasta las familias o el trabajo en equipo de los docentes:

Aprender es un proceso interior que requiere la movilización de factores relacionados con el deseo, la motivación, la conexión con lo que se aprende y, sin duda, con un compromiso del alumno con el aprendizaje. (...)

Las familias no son un colectivo homogéneo que responda a las mismas motivaciones actitudes y comportamientos. Ni siquiera el lenguaje es común a todas ellas. Las posibilidades reales de éxito educativo del alumnado se sustentan en buena medida en el entorno familiar. Por eso las escuelas debemos esforzarnos en dedicar tiempo a las relaciones con ellas. (...)

La enseñanza es uno de los sectores en que el trabajo individual ha constituido su esencia más profunda (...). El compromiso de la docencia compartida requiere que todos cumplan su función para el planteamiento de tareas, el seguimiento, la observación y el análisis que llevan a una evaluación realmente en equipo y rigurosa.

En general, el ensayo ofrece un panorama amplio de retos y dificultades que nos afectan a todos. Hay cuestiones diferenciales que son propias de las escuelas privadas o concertadas, incluso algunas de sistemas muy diferentes del nuestro, como ocurre en buena parte de Latinoamérica. También discrepo en algunas reflexiones que vinculan demasiado la docencia con la vocación o con ciertos aspectos de virtudes humanas, excesivamente dependientes de la voluntad y no del rigor profesional. En este sentido, creo que es necesario implicar a las administraciones para que doten de recursos a las escuelas, con el fin de que no tengan que depender ni de la vocación ni de la ayuda de fundaciones u órdenes religiosas. Por contra, sí que comparto la idea de que la educación no puede consistir en lo puramente académico, que hay que acabar con esa dicotomía instruir/educar, como si todo ello no fuese necesario de manera global:

El modelo del sistema educativo que tenemos nos ha conducido tradicionalmente a una gran confusión sobre el propósito de la escuela. Por un lado, tiene establecidos unos objetivos generales en el currículo sobre competencias académicas, relacionadas con unos contenidos y, por otro, identifica una serie de competencias transversales en las habilidades y actitudes. Pero los programas oficiales de las asignaturas centran la mirada en los contenidos academicistas, priorizándolos sobre la evolución y las características de los alumnos, disociando así el saber y la persona.

En conclusión, Escuelas que valgan la pena es un ensayo muy recomendable para ponernos en ese espejo que nos interpela y nos cuestiona como educadores, en ese espejo que, como dice Pepe Menéndez, nos hace sentir "el escalofrío de la frágil barrera que separa la euforia del desencanto en la enseñanza".


Pepe Menéndez: Escuelas que valgan la pena, Paidós (2020)

10 noviembre 2023

Miedo y asco en las aulas

En 1971 el periodista Hunter S. Thompson fue enviado a hacer un fotorreportaje sobre motocross a la vez que cubría una convención policial sobre narcóticos en Las Vegas. Fruto de aquel encargo fue la mítica novela Miedo y asco en Las Vegas, que se convertiría en un icono de lo que luego se llamaría periodismo gonzo. Como señala la crítica, la mayor parte del libro está basado en hechos reales, pero alterados y exagerados hasta tal punto que pueden traspasar la línea de la ficción. Durante la lectura de la novela Había del verbo a ver. Diario del instituto, del licenciado en Filología, poeta y corrector Ánjel María Fernández, me he acordado bastante de Thompson y de sus desvaríos. Hablo de novela y no de diario porque creo que se trata de una obra que se acerca más a la literatura que al ensayo, a pesar de que se autodenomine "diario". Para mí, es literatura porque construye una trama y selecciona unos personajes, con un guion bien trazado, y con una buena dosis de elementos retóricos. No pretendo decir que lo que cuenta es mentira, sino que ha convertido la realidad en un espacio mítico, o mejor dicho, distópico. Después de trabajar 17 años en un centro de especial dificultad, ninguno de esos alumnos "zoquetes", ninguna de sus barbaridades, ninguno de sus desafíos y ninguno de sus sueños rotos me resulta extraño. Conozco muy bien ese perfil de alumno al que se relegaba a los grupos E o F, después de haber colocado a los "buenos" en los A y B, quedando en el C y D el colectivo de los "salvables" (he de decir que a muchos de los desahuciados los hemos salvado también, gracias a ser mejores profesionales que lo que se sugiere en este libro). Me sorprende, eso sí, que existan aún esos grupos que la ley señala como ilegales porque segregan al alumnado con dificultades (prácticamente todos los alumnos protagonistas son absentistas, de necesidades educativas o de compensatoria). Como bien explica el narrador, el profesor que escribe el diario, son grupos en los que la ratio no importa porque da igual que sean cuatro que doce, son carne de fracaso y abandono escolar. Como considero este libro una novela y no un ensayo, no voy a explicar los fallos de guion, por ejemplo cuando el profesor trata de explicar el concepto de adjetivo cuando tiene delante alumnos que necesitan alfabetización básica, o cuando sigue aplicando la técnica de la explicación y el examen ante grupos que presentan una asistencia irregular. Gracias a que lo considero una novela y no un diario, entiendo que los pensamientos y juicios del profesor-narrador sean tan desagradables y humillantes, con un menosprecio total de las condiciones de esos menores que quizá solo necesitan alguien que los escuche. Desde luego, el personaje del profesor está muy bien trazado, un cóctel de Bill Murray, Jack Nicholson, Mr. Scrooge y el propio Hunter S. Thompson. Hay una sensación perenne de que el narrador no es un profesor real, sino un infiltrado que ha venido a documentarse para escribir esta crónica de un curso en el infierno. En ese sentido, la novela es un éxito, porque transmite las grandes frustraciones del docente que no quiere serlo. Quizá solo por eso valga la pena leerlo, para que algunos de los que no conocen otras realidades más allá de sus sillones burgueses sepan que hay niños que huelen a leña y a enfermedad y a hambre, que hay niños a los que les gusta vacilarte acerca de la posición de un mapa, pese a haber vivido en más hogares de los que tú pisarás en tu vida, que hay niños que con doce o catorce años parece que tengan treinta. Es curioso que el narrador haya recogido fielmente los horrores del aula, pero se haya dejado en el tintero las alegrías, aunque en algún momento que se le han puesto delante no haya sabido interpretarlas. Al hilo de esto último, el libro también me ha recordado a Sin noticias de Gurb, el relato de un marciano que no entiende nada de la realidad humana y que interpreta todo al revés. Siguiendo esta línea, quizá en su próxima novela se arrime al día a día de un hospital y nos cuente con el mismo desagrado el olor a enfermedad y muerte: probablemente, un médico nunca lo haría. 

Había del verbo a ver
Ánjel María Fernández

14 mayo 2022

La educación en la encrucijada

Poco antes de la pandemia tuve la ocasión de visitar la exposición La Nueva Educación, un recorrido por lo que supuso el Instituto-Escuela de la Institución Libre de Enseñanza, en el centenario de su fundación. Nuestro instituto, el IES Bovalar, estaba representado en esta exposición con algunos de los proyectos que en aquel curso se habían desarrollado en las aulas y que ejemplificaban en parte el espíritu de renovación y reforma educativa que habían impulsado Giner de los Ríos y los suyos. Tuve ocasión entonces de conocer algunas de las interesantes experiencias y actividades que se promovían en la ILE heredera de aquella y en la Fundación Giner de los Ríos

Por eso, cuando hace poco se pusieron de nuevo en contacto conmigo para una mesa debate sobre evaluación, en un ciclo denominado La educación en la encrucijada, no tuve dudas y acepté encantado. Estas charlas se organizan en colaboración con el Capítulo Español del Club de Roma, y tienen lugar en la propia sede de la ILE, en un entorno histórico singular, la reformada casa en la que, en 1884, Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío instalaron la sede de la Institución Libre de Enseñanza, una quinta ajardinada en las entonces afueras de Madrid, y hoy en pleno paseo del General Martínez Campos. 

En la mesa debate, que llevaba por título Evaluar el aprendizaje, medir el rendimiento, moderada por Luis Lizasoain (Universidad del País Vasco), participé junto con Analía Leite, profesora de la Facultad de Educación de la Universidad de Málaga. Tras la presentación del vicepresidente del Club de Roma y de Luis Lizasoain, los ponentes resumimos en unos quince minutos nuestras reflexiones sobre la evaluación y el aprendizaje, para dar paso posteriormente a un coloquio en el que se respondían las preguntas del público presencial y online. Aquí podéis ver el vídeo del encuentro: 

Debo agradecer a los organizadores la oportunidad de darnos voz a un centro público de Secundaria y también el trato cordial y amable, tanto del Capítulo del Club de Roma como de la Institución Libre de Enseñanza, con especial mención a Carlos Wert y Celia Armenteras, que me dieron ocasión de alojarme en la Residencia de Estudiantes y cumplir así con el sueño de cualquier filólogo o enamorado de la Generación del 27.  



18 agosto 2021

La Cocina: metáforas de la escuela (III)

La Cocina en aquel planeta tenía sus cosas. Había cocineros, muchos y muy buenos, pero eran expertos en cocina. No sabían de alimentos más que lo justo. Su ámbito de conocimiento eran los fogones, la cocción, el horno y, como mucho, la elección del menú. Sin embargo, en los restaurantes no había cocineros, sino titulados en Alimentos. Estos Alimentistas eran expertos en verduras, licenciados en carnes, doctores en pescados, maestros en postres... profesionales de lo suyo pero con escasa formación en cocina y mucho menos en atención al público. La mayoría habían leído miles de recetarios y se habían preocupado del arte culinario, porque sabían que tarde o temprano tendrían que cocinar esos alimentos en los que eran especialistas; muchos confiaban también en la tradición que les precedía, en cómo se los habían cocinado en sus casas o en cómo los cocinaban sus compañeros. Otros muchos también hacían caso a los Cocineros titulados, pero eran minoría, porque desconfiaban de las recetas que venían de fuera del restaurante. La Cocina en aquel planeta no funcionaba del todo bien, porque saber mucho de alimentos pero poco de cómo cocinarlos y cómo y a quién servirlos no era operativo, igual que tampoco era lógico ser Cocinero y no pisar el restaurante. La solución pasaba por trabajar juntos, incluso por introducir asignaturas de Cocina en las titulaciones de Alimentos, pero eso suponía romper una tradición milenaria en la que Cocineros y Alimentistas se ignoraban y menospreciaban mutuamente. Cada vez que los Cocineros proponían una receta nueva, especialmente si mezclaba ingredientes, los Alimentistas sacaban las uñas para defender la integridad del filete, la pureza del rodaballo. Cada vez que los Alimentistas se quejaban de que un niño se había dejado sin tocar la vichyssoise, los Cocineros se indignaban porque había sido un plato mal preparado para su edad. Y así pasaban los años en aquel planeta en el que cada día más jóvenes acababan abandonando la comida tradicional para pasarse al fast-food, mientras unos y otros se echaban la culpa por cocinasaurios o innovafogones, sin prestarse la menor atención y sin atender a las regulaciones del sector de la restauración, que cambiaban cada pocos años. Los clientes más avispados se buscaban restaurantes exclusivos en los que no se discutiesen estas minucias (algunos de ellos subvencionados por el propio estado); otros se apañaban como podían, incluso llevándose tuppers de casa. El hambre y el instinto de supervivencia hacían más o menos llevadero el caos de un sistema de restauración que tenía más retórica que recursos, pues casi siempre faltaba personal, menús y mobiliario adaptados. Por lo general, los comedores tenían más bocas que alimentar que manos dispuestas a hacerlo, pero ya saben, en aquel planeta, la Cocina tenía sus cosas y todos habían aprendido a aceptarlas como eran, como siempre habían sido...

Otras metáforas de la Escuela:

18 junio 2021

Se acaba la función

Hoy ha sido el último viernes del curso y ya podemos decir que se acaba la función de este inefable curso. Nos quedan aún tres días de clase, pero serán unas jornadas de mero trámite que convertirán el instituto en una cinemateca improvisada o en un recreo expandido. Son los últimos días de un curso terrible. Hasta que no hemos visto de cerca que se acaba no hemos tomado conciencia del esfuerzo denodado que ha supuesto llegar hasta aquí desde el mes de septiembre pasado (o desde el mes de julio para los equipos directivos). Creo que todos hemos llevado una máscara de normalidad en una situación que ha sido cualquier cosa menos normal. Hemos llevado esa máscara el profesorado y también alumnos y familias. Hemos compartido esa ilusión de que la escuela era un lugar seguro y de que estábamos a salvo. Es cierto que no ha sido el desastre que muchos vaticinábamos, aunque también habría que aclarar que ahora sabemos cosas que desconocíamos, por ejemplo, que el riesgo de contagio por contacto a través de objetos es casi nulo, algo que seguro que nos ha salvado del cierre. Las escuelas no eran más seguras que los hogares o que cualquier otro puesto de trabajo. Si ha habido menos contagios ha sido por el comportamiento ejemplar de la comunidad educativa. Y de toda esa comunidad, hay que rendir homenaje al alumnado por haber aguantado la presión de un curso duro, de unas restricciones que han limitado su movilidad, sus relaciones, su vida como niños o adolescentes. Si hay héroes este año son ellos y ellas, los que han resistido seis horas en un aula con la mascarilla puesta, mientras muchos adultos protestaban por tener que llevarla dentro de un bar. Nuestros alumnos de 1º de ESO, pequeños héroes que han aterrizado en un instituto en el que no conocen a nadie sin mascarilla y en el que tampoco nadie los identifica sin ella. Los de 3º ESO que han sufrido la injusta semipresencialidad. Los alumnos de 2º de Bachiller del curso pasado que se fueron sin su graduación y sin despedida. Todo ese alumnado de paso que no habrá visto la cara de sus compañeros ni la de sus profesores, que dejará atrás el instituto como convalecientes tras pasar por quirófano.

Hoy es el último viernes del curso y, entre reuniones y trámites interminables, apenas he tenido tiempo de asomarme a la puerta para verlos salir como el resto de viernes del curso. Casi mejor, porque la máscara de normalidad se me estaba deshaciendo y quizá hubieran atisbado en mi rostro el agotamiento y la incertidumbre ante el futuro. A partir de la semana que viene, estoy seguro de que muchos de mis colegas se resistirán a quitarse la mascarilla preceptiva porque no se les vean también esas caras rendidas. Pero, como siempre, al acabar la función, se retirarán al camerino y volverán a preparar la representación del curso que viene, sin saber si han de desempolvar las máscaras de comedia o las de drama, si la normalidad que se imponga será real o fingida. Para ellos, para nosotros, lo único cierto es que la Escuela debe continuar.

Crédito de la imagen: 'Tragedy and Comedy'

18 septiembre 2020

Uno para todos: cosas (y profes) que te pasan

Recuerdo que en el BUP tuve una profesora de Biología que nos mandó un trabajo sobre la minería en España. Así, sin anestesia, nos dijo: "hay que hacer un trabajo, mínimo diez páginas, para el 16 de noviembre...". Recuerdo copiar el fragmento dedicado a la minería de la Espasa de 8 tomos que teníamos en casa y con el que apenas llegaba a tres páginas de letra gorda de boli Bic. Recuerdo ir a la biblioteca del barrio y copiar los fragmentos correspondientes de la Monitor y de la Salvat. Como aún me faltaba una página para las diez, copié al azar un trozo de las memorias de un minero asturiano que encontré en una librería de saldo, con el consiguiente enfado de mi padre que me brindaba anécdotas más jugosas que yo desestimaba por miedo a que no encajasen en la bibliografía no explicada de mi primer topetazo con la realidad del instituto. 

Aquella profesora fue algo que me pasó, dejó un recuerdo latente que solo resucitó cuando yo mismo me dediqué a la docencia y supe que no tendría que mandar jamás ese tipo de trabajos. Fue un acontecimiento admonitorio más que instructivo. Creo que la mayoría de los que nos dedicamos a la docencia recuperamos para nosotros y generamos en nuestro alumnado ese tipo de recuerdos, vivencias que se almacenan silenciosas en la memoria y que se reactivan para bien o para mal en las vidas adultas cuando se necesitan. Y si nosotros somos adultos con plena conciencia, no hay que olvidar que ellos son niños o adolescentes para los que ocupamos un lugar breve en su existencia. No pasamos por sus vidas: solo somos aconteceres que permanecerán agazapados en su recuerdo.

He visto la película recién estrenada Uno para todos y me he acordado de aquella profesora de Biología, pero sobre todo he recordado a don Arturo, que despertó mi pasión por leer y escribir, de don Hipólito, que me animó a conocer la historia; he recordado fugazmente a muchos de mis profesores de la carrera, que vivían la docencia como una pasión digna de contagio. Del mismo modo que lo vivo yo ahora, supongo que eran conscientes de lo efímero de su paso por nuestras vidas, mientras asumían a la par de la trascendencia que tendrían sus palabras y sus actos en el futuro de muchos de nosotros.

Aleix, el protagonista de la película, no sabe nada de esto, es un bisoño de la educación. Sabe que está de paso, sabe que sus alumnos lo olvidarán enseguida y que muchos ni siquiera recordarán su nombre cuando pasen al instituto. Pero es un educador, y eso se lleva en el genoma o en el oficio, llámenlo como quieran, vocación o profesionalidad. Sabe que no puede limitarse a dar su materia y largarse a las cinco a su casa a rumiar sus problemas, que son más importantes que los de sus niños. Sabe que tiene que implicarse, porque en el futuro uno de esos niños o niñas recordará que Aleix lo salvó del infierno, que Aleix lo animó a soñar, que Aleix lo escuchó, la abrazó... 

Uno para todos es solo un trozo de nuestras historias de educadores, un trozo de la pasajera historia de unos niños. Es una película que todos percibiremos como cercana, como una extensión de nuestro día a día, en sus luces y sus sombras, en sus alegrías y sus vergüenzas. Los actores son verosímiles, la Escuela también, las familias, los dramas... Un curso en hora y media, reiterado y diferente a la vez, año tras año, colegio a colegio. Aleix es cada uno de nosotros repetido, ampliado y renovado.

Somos cosas que pasan en la vida de nuestros alumnos. Somos recuerdos dormidos. Somos piezas de unas memorias en construcción que necesitan cimientos sólidos. Por eso somos tan importantes, porque los docentes lo mismo somos ladrillos caravista en el edificio que alzan nuestros jóvenes, que pilares que permanecen ocultos, pero que sustentan sus vidas sin que sean conscientes de ello. Para bien o para mal. Siempre mejor lo primero.

20 junio 2020

No future

Banksy
No hay futuro. Era el lema punk, pero podría convertirse en el lema de la Educación en este país. No hay futuro porque ninguna administración ha planificado una Escuela pública de calidad y no segregadora con la mirada puesta más allá de los 4 años de una legislatura. Hay que decirlo claro: ninguna administración lo hace porque sabemos que nuestros políticos se inspiran en el sudario de Penélope, y destejen en cuatro años lo que otros tejieron en años anteriores. La ciudad en la que vivo, como otras tantas ciudades, apenas tiene espacios para niños y jóvenes. Los barrios crecen y faltan plazas escolares. Colegios e institutos suelen estar al completo. El último instituto que se terminó de construir en Castellón fue en 2010, sobre una planificación de diez años antes. Es el único para toda la zona oeste. 600 plazas ocupadas por 700 adolescentes. Leer hoy la queja que publiqué en el blog hace 14 años resulta tremendamente agorera y desesperanzadora. Puede que una persona ajena a la educación no sepa que eso va a ocurrir, pero hemos tenido cargos que cobran por planificar durante esos 20 años. ¿Qué planificaron? Nada ¿Qué reserva de terrenos hicieron? Ninguna. Tal vez sí que planificaron algo: la carencia de plazas escolares públicas, que seguro que beneficia a alguien, lo hemos vivido en nuestra comunidad, lo siguen viviendo en otras y lo empiezan a comprobar en algunas. Pero no voy a entrar en ese tema.

Ahora ha llegado una pandemia y descubrimos (oh, qué sorpresa) que no hay donde meter a los escolares. No pasa nada. Ya ven que se puede actuar con normalidad abriendo las aulas sin despeinarse. Si después de dejar morir a los ancianos ningún cargo político va a ser responsable ¿creéis que alguien lo será si hay contagios en los centros educativos? En septiembre, habrá comunidades que abrirán igual que cualquier otro año. El resto de comunidades harán lo mismo, porque ¿cómo se van a oponer a la conciliación y al derecho a la educación? Claro que hay que abrir, pero con un plan que garantice una convivencia segura. Para ello hubiese hecho falta la planificación que no hubo, y no podemos volver atrás en el tiempo. Así que ahora se necesita un plan de vuelta segura, un plan que permita que los menores no estén hacinados en los centros. Porque si se meten 700 niños donde solo cabían 600, pasará una desgracia. Es más, os voy a decir quiénes serán los responsables cuando ocurra una desgracia. Los más tontos y los más débiles. Hay una estrategia para ello, que ya lleva tiempo funcionando. Todos conocéis las leyes educativas y toda la regulación de un centro. Normas e instrucciones imposibles de cumplir, entre otras cosas, porque a veces son incluso contradictorias. Mientras todo va bien, las instrucciones se firman y no pasa nada. Si hay una reclamación, se resuelve y adelante. Pero ahora puede haber responsabilidad penal. Las autoridades obligarán a firmar planes de contingencia en los que los centros aceptamos que todo está en orden para garantizar la seguridad. En algún punto señalaremos que no hay espacio suficiente. Nos dirán que lo anotemos en las observaciones o que enviemos un informe a algún despacho, pero el plan se firmará. Todos sabremos las normas y nos comprometeremos a cumplirlas y hacerlas cumplir.

Pero tal vez llegue septiembre y no haya nueva normalidad, y la normalidad sea volver a lo de siempre. Empezarán los problemas: hacinamiento, grupos agolpados en los pasillos, en el patio, en la cantina. Profesores persiguiendo niños sin mascarilla o poniendo partes porque uno le tose al otro en la cara. Relajación de las medidas ante el descontrol diario. Un día, a las 12, un niño se encontrará mal, tendrá fiebre y lo aislaremos. Al día siguiente, después de un agitado tráfico de wasaps en el grupo de padres/madres, vendrán solo la mitad de los alumnos. Si se confirma el positivo, nos pondremos en cuarentena. Si hay algún caso grave o un fallecimiento, alguien tal vez denuncie al centro porque un día, en el patio estaban todos apelotonados (habrá fotos). Basta una denuncia y un imagen de un grupo de niños sin mantener distancia para que el juez pida el plan de contingencia. Firmado por el director o directora. La imagen del director/a en todos los periódicos.

Si la Conselleria es del bando X, los medios afines al bando Y intentarán echar leña al fuego acusando al político que permitió la vuelta sin garantías. Los medios del bando X esquivarán esa responsabilidad derivándola al director del centro por no hacer cumplir las normas. En algún medio marginal aparecerá que el equipo directivo ya avisó en un correo al despacho tal de los problemas detectados. Nadie hará caso de esto. Probablemente, no haya nadie tampoco en ese despacho. Se armará mucho ruido y al final todo prescribirá o se difuminará, porque en política las cosas funcionan así. Pero para los que están en el centro, nada se borrará, porque no somos iniciales en un periódico, sino personas reales que damos la cara a diario ante las familias, que cogemos el teléfono y respondemos a los correos, que reímos y lloramos cuando toca, no cuando hay un fotógrafo delante. 

Llevo semanas pensando si debía publicar una reflexión tan pesimista. Siempre trato de mirar con optimismo hacia el futuro y aprovechar las oportunidades de mejora que salen al paso. Seguro que hay cambios para mejor en todo esto, aspectos organizativos, académicos y humanos que nos tendremos que replantear después del confinamiento. Saldrá mucho bueno de todo ello. Sin embargo, también creo que esta crisis sacará lo peor de muchos, la inquina y la negligencia de unos pocos se amplificará y contaminará el ámbito de la Educación que ya está en el punto de mira de políticos y empresarios sin más intereses que los económicos. Ojalá no nos dejen en manos de ellos. Ojalá la Escuela quede al margen de la disputa política y empresarial, como debería estarlo la Sanidad... ¡oh, cielos!

Crédito de la imagen: Banksy

17 noviembre 2019

La paradoja del premio

No me gustan los premios, pero me encanta recoger los que me entregan. Por eso esta nota se llama la paradoja del premio. Vayamos por partes. No me gustan los premios porque, aunque no lo parezca, soy terriblemente vergonzoso. Siempre pienso que los demás saben hacer las cosas mejor que yo, que soy un eterno aprendiz que copia de unos y de otros lo que mejor se les da para adaptarlo a mi realidad. Por eso nunca me presento a premios, ni a título personal, ni como representante de mi centro ahora que soy director. De ahí que todos los premios que he recibido en mi vida hayan sido honoríficos, tanto en el sentido emocional como en el económico. Además de por vergüenza, no me gustan los premios porque son una especie de lotería, que no siempre llega a quien más lo necesita o merece, sino a quien señalan diferentes azares. En mi caso, tengo claro que el mayor de los azares que me coloca en la diana de los premios es mi tendencia compulsiva a contar casi todo lo que hacemos en mi aula y en mi centro. Ya conté en el blog mi justificación para esa necesidad de contar a los cuatro vientos la realidad educativa, así que no insistiré más en ello. 

Entonces, si tan reticente soy a los premios ¿por qué me encanta recogerlos? Cuando me notifican que soy o somos (porque ahora los recibo más como representante del centro que por docente) candidatos a un premio, surge el dilema de aceptarlo o no. Como soy bastante racional en ciertos aspectos de mi vida, considero las ventajas e inconvenientes de esa decisión. Si lo rechazo, doy continuidad a mis principios y satisfacción personal a mi orgullo; el inconveniente es que la labor de los que me rodean, que ha resultado interesante para quienes se han fijado en ella, permanecerá oculta y no sabrán que están haciendo bien las cosas. Si lo acepto, las ventajas superan a los inconvenientes, porque no hablamos de individualidades, sino del reconocimiento a una labor grupal, del alumnado, del claustro, de la comunidad educativa, así que el interés común sale ganando.

Todo esto viene a cuento de la entrega de una mención especial al IES Bovalar en los Premios Magisterio a los protagonistas de la Educación 2019. Tuve, además, la inmensa suerte de compartir gala con Nando López, que hace justamente un año estuvo de visita en nuestro instituto para charlar de sus libros con nuestro alumnado. Me hizo muy feliz estar en esa gala porque se hablaba de educación, desde muy diversos tipos de enfoques educativos, algunos cercanos a mi realidad y otros en las antípodas. Como he dicho arriba, siempre es una satisfacción para las familias de un centro ver reconocida la calidad de la educación que reciben sus hijos e hijas, pero también habría que decir que, en la Escuela Pública, eso tendría que ser una premisa. En la gala de los premios tuve la inquietante sensación de jugar en una liga menor, esa sensación de tener que superar obstáculos y adversidades para hacerse notar, para hacerse valer. Hay centros que pueden comprar cientos de tablets, o renovar el mobiliario, o diseñar los espacios a la última moda, mientras otros tenemos unas aulas de informática que se renuevan cada siete años, y, con los ordenadores que se apartan de ellas, cubrimos las aulas ordinarias. Nos dicen que preparemos a los jóvenes para el siglo XXI, pero nunca tenemos dinero ni medios humanos para salir del siglo XX. Parece que vivimos en una continua crisis y que solo el ingenio nos ha de salvar de la precariedad. En otras palabras, a veces los premios son como ese trabajo de pregonero de vinos del Lazarillo: un triunfo minúsculo asomando en una vida de penuria. A pesar de todo ello, es un lujo haber recibido este premio que no va para un centro que ha eliminado los deberes, sino para un centro que se preocupa por no dejar a nadie atrás, un centro que se desvive por escuchar a su alumnado y mostrar toda la empatía que merecen, acompañándolos hasta donde puedan llegar. Ojalá no tuviésemos que recibir premios por hacer algo tan obvio y necesario en la Escuela Pública.



(Fuente del vídeo: Nando J. López)

15 julio 2018

Entre #Novadors18 y #Aulablog18

Julio es el mes de la formación para muchos de nosotros, incluso para los que estamos aun matriculando y haciendo horarios. Desde hace años, julio arranca con dos encuentros de docentes que son imprescindibles en muchas agendas: Novadors y Aulablog. Hace poco, un artículo recogía el espíritu de esas redes horizontales en las que se rompen las jerarquías y en las que el aprendizaje informal es más sustancioso que el que emana de las charlas o comunicaciones que se ofrecen en los programas oficiales. Llevo nueve años contando tareas, proyectos y reflexiones en Novadors, una asociación de amigos que, como cualquier grupo humano, pasa por sus buenos y por sus malos momentos, siempre con la mirada puesta en aprender unos de otros y en disfrutar de pequeños encuentros. Este año nos reunimos en Cocentaina bajo el lema "La Escuela Salvaje", una idea que traté de desarrollar en mi ponencia inaugural.



En esas jornadas también disfrutamos de una mesa redonda para visibilizar el papel de la mujer en la Escuela, talleres de aprender haciendo y las clásicas sesiones de pechakuchas, un auténtico reto al que siempre estáis invitados. También contamos con la poderosa ponencia de Óscar Martín Centeno y la charla llena de compromiso de Jaume Martínez Bonafé. Además, gracias a Francesc Llorens, supimos de las fatales consecuencias de la derrota de los neandertales por los cromañones, o el concepto de colonización a ritmo de trap. Para los que se quieran acercar a estos momentos, se puede acceder a todo el material de las jornadas desde aquí: Jornadas #Novadors18 

De manera simultánea, en Vilafranca estaban celebrando las jornadas Aulablog un montón de buenos amigos, colegas a los que conozco de hace años y con quienes me unen un sinfín de azares personales y profesionales. Estas jornadas tenían como cicerone a Vanesa Marín, amiga y vecina de uno de los coles adscritos a mi centro, que desembarcó en esas jornadas con medio claustro, lo que me alegra y da miedo a la vez, por las expectativas que genera en el paso del alumnado de su cole a mi instituto.
Como Novadors y Aulablog coinciden en el tiempo, nunca había podido pasar por allí, pero este año, la asociación ha tenido a bien galardonar con el premio Sekeirox a dos instituciones que me tocan de pleno: Novadors y el IES Bovalar. Así que allí nos presentamos Ana Ovando, presidenta de Novadors y yo, como director del Bovalar, para recoger el premio y para disfrutar de una buena compañía. 


Para los que no hayan vivido estos encuentros, es difícil explicar las emociones y las energías que destilan los contactos con colegas y amigos de todos los niveles educativos, gente a la que nos une la pasión por enseñar, más allá de etiquetas y de métodos. Gente con ilusión, gente alegre, gente curva, porque si este año he aprendido algo interesante (gracias al @SrLluisTomas que me descubrió a Jesús Lizano) es que me gusta la escuela curva y los maestros curvos. Así que, animaos a participar de cualquiera de estos encuentros (también del EABE, no se os olvide) para cargar pilas. Feliz verano.

24 septiembre 2017

Mucho por hacer

Hace un año contaba en el blog cómo nos habíamos puesto en marcha en las tareas de dirección. Con la perspectiva de este primer año, sin haber ganado demasiada altura, pero sí la suficiente para otear en la distancia, compartiré algunos de los cambios que se han ido produciendo, unos por nuestro esfuerzo y voluntad y otros por azares planetarios, que también debe haberlos.


Definíamos en el proyecto de dirección 20 aspectos concretos para el periodo 2016-2020. Comentaré los avances en cada uno de ellos.
1. Revisar la asignación de grupos para evitar la segregación. Los grupos actuales son totalmente heterogéneos, lo que evita grupos-gueto. Hay que decir que mejora la diversidad, pero dificulta en ocasiones la convivencia, lo que requiere un trabajo extra en las tutorías.
2. Reconfigurar los espacios públicos (patios, pasillos, zonas comunes...). Seguimos haciendo cambios en esta línea, ganando algunos espacios para los alumnos. Los problemas vienen por el incremento de matrícula, ya que sobrepasamos los 700 alumnos.
3. Reforzar el Plan Lector. Este año trabajaremos el Mayo del 68, intentando ligarlo a la coeducación y la convivencia pacífica.
4. Dinamizar la Biblioteca. Habrá horas para dedicarlas a esa tarea, principalmente ligadas al plan lector.
5. Revisar, renovar y contextualizar el Plan de Acción Tutorial. El plan de formación seguramente va a ir centrado en esa línea, con un seminario de creación de materiales. Por fin, nos han concedido una segunda orientadora, lo que esperamos refuerce esa acción tutorial.
6. Incidir en aspectos fundamentales para la convivencia del centro, como puntualidad, imagen limpia del centro, respeto al profesorado y a los compañeros. Todos los protocolos de convivencia que intentamos desarrollar buscan mejorar este aspecto. Es quizá el punto más complejo y el que más dedicación exige.
7. Reformular el Aula de Convivencia como espacio educativo y no meramente sancionador. Durante este curso, el aula de convivencia servirá también para refuerzo de alumnos a la hora del patio.
8. Promocionar la cultura de prevención de conflictos y refuerzo de la figura del mediador. Ligado al plan de acción tutorial, el proyecto Futuro, a través del grupo Riu Sec y la Casa Camarón, intenta que el alumnado más conflictivo desarrolle actitudes positivas hacia el centro y su propia educación.
9. Aclarar y mejorar las normas de convivencia existentes (plan de convivencia y reglamento de régimen), así como mejorar la aplicación de medidas correctoras. Se han definido nuevos protocolos y se han unificado los modelos de parte de incidencia. Hay dos personas con dedicación al seguimiento de conflictos.
10. Promocionar la inclusión efectiva del Aula de Comunicación y Lenguaje (autismo) en la organización del centro. Por un lado, con Casa Camarón se interacciona con el alumnado de etnia gitana, por otro, se han realizado actuaciones con el alumnado de FP Básica de Jardinería. Las nuevas instrucciones de inicio de curso del aula CiL promueven una mayor inclusión de este alumnado en el aula ordinaria.
11. Reformular las sesiones de evaluación como herramientas de reflexión y mejora didáctica. Se han marcado pautas para que las sesiones de evaluación se centren en lo esencial y se eviten digresiones. Falta definir criterios para los casos más complejos.
12. Promocionar un Consejo Escolar más efectivo y participativo. Se ha aumentado la comunicación virtual y se espera una mayor participación en las próximas elecciones.
13. Convocar Claustros más transparentes y participativos. Los claustros van acompañados siempre de una presentación multimedia y se distribuye previamente un formulario digital cuando hay que decidir.
14. Realizar Comisiones de Coordinación Pedagógica más centradas en aspectos organizativos y educativos. Seguimos buscando una mayor eficacia para estas reuniones.
15. Dinamizar la participación e implicación del alumnado en el funcionamiento del centro. Se han constituido reuniones de delegados, asociación de alumnos y se está formando un grupo de antiguos alumnos. A través de las redes sociales (Instagram, Facebook o Twitter) se mantiene un flujo constante de información.
16. Dinamizar la participación de las familias a través de la activación del AMPA. Se han realizado varias reuniones y esta asociación ha puesto en marcha un banco de libros de lectura, además de ocuparse del préstamo de taquillas.
17. Garantizar la prevención de conductas conflictivas a través de la ocupación lúdico-cultural del tiempo libre. Durante el curso pasado se pusieron en marcha los patios lúdicos, con actividades deportivas. Este año se añaden las actividades lúdicas "Mens sana", con ajedrez, cubo de Rubik, etc., asistidas por profesorado del centro a la hora del patio.
18. Racionalizar las actividades extraescolares, vinculándolas al proyecto educativo para que sean inclusivas y formativas. Aunque se han promovido actividades interdepartamentales, es necesaria una mayor coordinación en este aspecto.
19. Organizar sesiones de intercambio de experiencias educativas al final de curso. Los compañeros cuentan lo que han hecho a lo largo del curso. Fue una de las grandes sorpresas de final de curso, que esperamos repetir.
20. Difundir públicamente las actuaciones educativas más destacadas. A través de Facebook, Twitter, Instagram, el blog de la revista e incluso con notas de prensa. Visibilidad y transparencia.

Además de esos puntos a largo plazo, teníamos otras propuestas concretas para poner en marcha de manera inmediata, muchas de las cuales hemos conseguido llevar a cabo:
  • Establecer vínculos de interacción con la Escuela Oficial de Idiomas y la Universitat Jaume I para mostrar trabajos de nuestros alumnos o recibir agentes externos en las aulas. Somos centro de prácticas y referente en la asignatura de "simulación de instituto" del máster de Secundaria.
  • Mentorización del profesorado nuevo por parte de compañeros definitivos en el centro, con los que comparta guardias. Cada profe nuevo tiene como referencia a un profe definitivo.
  • Establecer una jornada para compartir y difundir proyectos y trabajos de cada asignatura, con talleres organizados por el alumnado. La semana anterior a las vacaciones de pascua se dedica a estas labores.
  • Crear un canal abierto de difusión de noticias por Telegram para las familias y otro de uso interno para los docentes. Esto permite una comunicación fluida e inmediata con la comunidad educativa.
  • Identificar al alumnado con Altas Capacidades y promover, a través del Comité de Jóvenes Expertos, un plan de actuación que no suponga más tarea para ellos sino motivación añadida. Ya se han apuntado varios alumnos y alumnas y trataremos de darles una respuesta apropiada.
  • Poner en marcha Google Classroom. Estamos aprendiendo poco a poco a gestionar la integración de la plataforma de reprografía y el entorno Google. 
  • Eliminar cuanto sea posible la documentación impresa. Mantenemos actualizada una carpeta digital con toda la documentación del profesorado y usamos el correo o Telegram para las comunicaciones inmediatas. 
A título personal, como profe de lengua y literatura tendré un grupo de 4º de ESO y otro de 2º de ESO, con docencia compartida, además de mis alumnos en riesgo de exclusión del grupo Riu Sec. Después de un año centrado sobre todo en proyectos de convivencia, apetece retomar grupos en los que seguir una programación y en los cuales poder desarrollar proyectos. Ya veremos.
Como decía al principio, con la experiencia de un curso en la dirección, seguimos trabajando en equipo para corregir aquellos puntos en los que tuvimos problemas el año pasado. El arranque de este año ha sido un poco más ordenado, a pesar de haber incrementado el número de docentes y de alumnado. Vamos aprendiendo a gestionar mejor lo urgente y lo importante, aunque hay días en los que parece que el mundo se acaba. Me gustaría decir que todo va mejor, pero prefiero pensar que todavía queda mucho por cambiar. Trabajo por proyectos, centro sin deberes, inclusión, convivencia pacífica... Mucho por hacer.


Crédito de la imagen: 'Ladders on the wall'

17 junio 2017

Malos humos

Llevo tiempo mordiéndome la lengua ante ciertas actitudes hostiles de los profes que andan por la red. Como en los poemas de Machado, parece que hay dos Españas educativas, la de los partidarios de cambios profundos en la Escuela y la de los defensores de los métodos tradicionales. En esa dicotomía parece no haber término medio y tratar de encontrar una posición de equilibrio suele ser tarea inútil. Los primeros aparecen a menudo caracterizados por sus rivales como docentes volubles, que, bajo la bandera de la inclusión, se dejan llevar por las modas de innovación educativa y por ciertos discursos imbuidos de emoción y felicidad, anclados en un falso paisaje escolar de unicornios y arcoíris. Los segundos suelen ser tachados de reaccionarios, de inmovilistas, profesionales rancios que basan su pedagogía en la clase magistral, dejando de lado las competencias o la atención a la diversidad.
Unos y otros se critican y se menosprecian, se insultan y se bloquean mutuamente, como niños enfadados que se tapan los ojos para no ser vistos. En ese paisaje de enfrentamiento es muy habitual que se critique a quienes lideran ciertas tendencias, enfoques o métodos para promover el cambio en las aulas y que se les califique como vendedores de humo. Desde que estoy en las redes, y ya van más de once años, he leído esta expresión y he oído esas críticas, primero dirigidas a quienes usaban el vídeo en clase, luego a los que promovían el uso de blogs, luego a quienes introdujeron las redes en el aula, etc. Es evidente que, en algún caso, las novedades fueron modas pasajeras, pero, en términos generales, el cambio pedagógico sigue adelante y pocos plantearían hoy día un aula sin internet o una didáctica sin incorporación de las TIC. Sin embargo, aún persiste la idea de que el cambio es sospechoso, que tras la implantación de novedades hay intereses ocultos (comerciales, políticos, ideológicos...), y que quienes defienden esos cambios han de demostrar con evidencias que sirven para algo, pues de lo contrario no serán más que meros vendedores de humo. No voy a negar que algunos enfoques y algunos inventos educativos tienen detrás intereses económicos, como todo en esta vida (¿acaso en Medicina o en Tecnología no ocurre lo mismo?), pero también quisiera defender que un docente está en su derecho de cambiar todo aquello que no funcione en su aula; creo, además, que es precisamente su deber como profesional romper con cualquier rutina que no permita que sus alumnos aprendan más y mejor. Los que defienden desde posiciones inmovilistas que la Escuela ha funcionado bien sin tantas innovaciones ni humo multicolor deberían mostrar cierta autocrítica y considerar que, si no son los culpables, al menos son cómplices de un sistema que no da los resultados que se esperan. Por otro lado, como ocurre con otros aspectos de la política, la religión o la filosofía, cada cual es libre de obrar según su conciencia, sin sentirse obligado a cambiar porque otros lo hagan. Sinceramente, creo que pocos de los que conocen el día a día en un aula se dejan engañar por recetas milagrosas. Algo que difícilmente engaña es mostrar el trabajo de los alumnos y su proceso de aprendizaje; desconfíen de quien habla mucho y enseña poco.
En cuanto a lo de vender humo, también lo voy a decir claro: muchos de esos docentes que esgrimen unos métodos basados en explicaciones brillantes y en métodos rigurosos de enseñanza tradicional también están vendiendo humo, el humo gris de un sistema que se repliega ante el cambio. Venden humo cada vez que alguno de sus alumnos tiene que pagarse una academia para aprobar sus asignaturas; venden humo cada vez que uno de sus alumnos suspende porque no ha sido atendido fuera de la explicación estándar; venden humo cada vez que sus alumnos aprueban más por miedo que por ganas de aprender; venden humo cuando plantean una Escuela Pública con el cartel de "reservado el derecho de admisión"... Por suerte, la mayoría de los profes que conozco no tienen tan malos humos, ni de los grises ni de los multicolores.

Crédito de la imagen: 'Business 50/52'

07 septiembre 2016

En marcha

Decía a principios de agosto que, en esta nueva etapa como director de mi instituto, el tiempo pasaba apresurado y exigía resolver urgencias dejando de lado las cuestiones importantes que guiaban nuestro proyecto de dirección. Estamos a 7 de septiembre y mañana comenzarán las clases. Estos días han sido más de lo mismo, un frenesí que no cesaba ni un momento, con demasiados frentes a los que atender, bien por nuestra impericia o bien porque los plazos en la Escuela son inexorables. La cuestión es que hay que parar y reflexionar, aunque no haya tiempo para ello, aunque día tras día la tentación de procrastinar y dejar de escribir en el blog sea una fuerza poderosa que te invita a callar o a no airear los pocos aciertos y las muchas preocupaciones. Es muy necesario detenerse a pensar en lo importante, en lo que no acabé de contar en aquella nota de principios de agosto. Vamos con ello.

En el claustro inicial tuvimos un tiempo para hablar del Proyecto Educativo de Centro y de las señas de identidad que queríamos mantener vivas: 
1. Ser un centro plural y democrático.
2. Promover la socialización y la normalización lingüística
3. Apostar por la formación integral del alumnado.
4. Promover metodologías activas.
5. Dar un impulso a la innovación y la formación.
6. Implementar las tecnologías educativas.

Este es el proyecto educativo que ya teníamos en el centro y que queremos garantizar mediante las cinco grandes líneas estratégicas de nuestro programa de dirección:

1. Centrar recursos humanos y materiales en la lucha contra el elevado fracaso escolar, especialmente, en los primeros cursos de la ESO.
2. Abrir canales de comunicación eficaces con la comunidad educativa, especialmente con las familias.
3. Promover un Plan de Convivencia centrado en el alumnado, incidiendo en la mediación entre iguales, y procurar que el reglamento de régimen interno sea un documento que se conozca y se cumpla, estableciendo los mecanismos adecuados para hacer las modificaciones necesarias y para aplicarlo.
4. Organizar los espacios y los horarios escolares hacia un mejor aprovechamiento del aprendizaje.
5. Crear grupos de trabajo interdisciplinares para la innovación y mejora educativa.

Estas líneas estratégicas las hemos concretado en 20 aspectos concretos para el periodo 2016-2020, con el fin de evaluar dentro de cuatro años si hemos sido eficaces:

1. Revisar la asignación de grupos para evitar la segregación
2. Reconfigurar los espacios públicos (patios, pasillos, zonas comunes...)
3. Reforzar el Plan Lector
4. Dinamizar la Biblioteca
5. Revisar, renovar y contextualizar el Plan de Acción Tutorial
6. Incidir en aspectos fundamentales para la convivencia del centro, como puntualidad, imagen limpia del centro, respeto al profesorado y a los compañeros...
7. Reformular el Aula de Convivencia como espacio educativo y no meramente sancionador
8. Promocionar la cultura de prevención de conflictos y refuerzo de la figura del mediador
9. Aclarar y mejorar las normas de convivencia existentes (plan de convivencia y reglamento de régimen), así como mejorar la aplicación de medidas correctoras
10. Promocionar la inclusión efectiva del Aula de Comunicación y Lenguaje (autismo) en la organización del centro
11. Reformular las sesiones de evaluación como herramientas de reflexión y mejora didáctica
12. Promocionar un Consejo Escolar más efectivo y participativo
13. Convocar Claustros más transparentes y participativos
14. Realizar Comisiones de Coordinación Pedagógica más centradas en aspectos organizativos y educativos
15. Dinamizar la participación e implicación del alumnado en el funcionamiento del centro
16. Dinamizar la participación de las familias a través de la activación del AMPA
17. Garantizar la prevención de conductas conflictivas a través de la ocupación lúdico-cultural del tiempo libre
18. Racionalizar las actividades extraescolares, vinculándolas al proyecto educativo para que sean inclusivas y formativas
19. Organizar sesiones de intercambio de experiencias educativas al final de curso
20. Difundir públicamente las actuaciones educativas más destacadas

Por otro lado, a final del curso pasado, publicamos un formulario con 25 propuestas concretas para comenzar a poner en marcha de manera inmediata. Esas propuestas tenían una escala del 0 al 5 para que los docentes pudiesen valorar su importancia. Las más votadas han sido las siguientes:

Propuestas para poner en marcha durante el curso 2016-2017

  • Establecer vínculos de interacción con la Escuela Oficial de Idiomas y la Universitat Jaume I para mostrar trabajos de nuestros alumnos o recibir agentes externos en las aulas (en marcha).
  • Promover una Asociación de Alumnos con la participación de los Delegados para gestionar la comunicación con la comunidad educativa (en estudio).
  • Modificar la distribución de los espacios para recibir a las familias en la Planta Principal (en marcha).
  • Promover juegos populares no sexistas a la hora del patio, con acompañamiento de un docente de Educación Física (en marcha).
  • Habilitar un Aula de Ocio a la hora del patio, cediendo responsabilidades a los alumnos que pidan la llave y con supervisión del docente de guardia (en marcha).
  • Establecer una reunión mensual de la Junta de Delegados con asistencia del Equipo Directivo y mediadores (en marcha).
  • Mentorización del profesorado nuevo por parte de compañeros definitivos en el centro, con los que comparta guardias (en marcha).
  • Reactivación de la Revista Riu Sec (en papel/digital) como órgano de visibilización y difusión de las actividades del centro (en marcha).
  • Asignar a cada Departamento un fragmento de pared de los muros del centro para realizar propuestas de intervención plástica relacionadas con su ámbito (renovables periódicamente) (en estudio).
  • Establecer una semana de los proyectos en el centro para compartir y difundir trabajos de cada asignatura, con talleres organizados por el alumnado (en marcha).
  • Revisar y mejorar la imagen corporativa del centro mediante un concurso de ideas entre alumnado y profesorado (en marcha).
  • Crear una mediateca orientada a la educación en valores para servir de apoyo al Aula de Convivencia (en estudio).
  • Crear un canal de difusión de noticias por Telegram para las familias (en estudio, aunque de momento está en marcha el twitter oficial @iesbovalar)
  • Promover un grupo de trabajo para estudiar las necesidades del barrio y llevar al aula preguntas que den pie a desarrollar actuaciones concretas como respuesta (aprendizaje-servicio) (en marcha).
  • Identificar al alumnado con Altas Capacidades y promover un plan de actuación que no suponga más tarea para ellos sino motivación añadida (en estudio).
  • Organizar unes jornadas lúdico-formativas (dentro del Plan de Formación en Centros) a principios de julio, en las que cada Departamento muestre las actividades más destacadas del curso (en estudio).
  • Organizar una jornada de puertas abiertas para el público en general con especial difusión en el barrio (en estudio)
  • Suprimir el timbre de separación de clases y sustituirlo por música (o silencio) (en estudio).
Veréis que, como balance general, la mayoría de propuestas están ya en marcha o se están estudiando en distintas instancias. También, hemos renovado y actualizado la documentación del centro con ayuda de algunos compañeros y la hemos digitalizado para que cualquiera pueda acceder a ella fácilmente. Además, hemos empezado a desarrollar algunas propuestas y proyectos para ver su calado entre el profesorado. Las más destacadas son las siguientes:

Bovalar projecta: Incentivar el ABP en los primeros cursos de ESO y en el PMAR. Con el apoyo de Francesc Collado, compañero en esto del aprendizaje basado en proyectos y flamante coordinador de secundaria, vamos a intentar que los profes se animen a trabajar de manera cooperativa (ver documento en valencià).

Centro sin deberes: Es una apuesta casi personal y obsesiva, lo reconozco (y lo he contado en el blog), que tiene como finalidad reducir el número de deberes, el peso de las mochilas y el cambio metodológico. Se ha ofrecido a los docentes la firma de un compromiso personal y ya veremos si hay un número considerable de valedores de esta propuesta (ver documento en valencià).

Proyecto Futuro: Son horas del Contrato-programa que irán destinadas a alumnado con perfil de fracaso escolar y de altos problemas de convivencia. Tenemos diez horas de profesorado diverso que, en principio, entrarán en clase con otros profes en aquellos grupos más complejos. Si no funciona el acompañamiento, formaremos pequeñas segregaciones con el fin de hacer aulas-taller y poder dar alternativas inclusivas a este alumnado (ver documento en valencià).

Riu Sec: Cinco horas para levantar de nuevo la revista Riu Sec que durante unos años fue un elemento de difusión y de integración de competencias y que ha permanecido más o menos latente en lo digital en los últimos años. En esas horas también atenderemos al alumnado más difícil de los grupos de ESO para que puedan reforzar competencias comunicativas.

Patios lúdicos: Docentes de Educación Física promoverán juegos no sexistas a la hora del patio para fomentar hábitos saludables y un ocio inclusivo.

Todo está ya en marcha, a pesar de que el día a día no nos deja apenas respirar. No voy a decir que sea fácil, pues en muchos momentos dan ganas de tirar la toalla y echar a correr. La sensación de angustia también está ahí, porque los pequeños problemas surgen a cada momento y todos necesitan una respuesta inmediata. Lo más terrible es saber que cada vez que solucionas uno, generalmente provocas otro, porque el engranaje de un instituto es complejo y hay poco margen de maniobra. Por suerte, tenemos el apoyo del claustro y del resto de la comunidad educativa, y eso nos anima a seguir en la brecha y aguantar. Aunque todo esto nos quite el sueño por la noche, durante el día seguiremos soñando con una Escuela mejor. 

Crédito de la imagen de cabecera: IES Bovalar en el Instagram de Nuño Jiménez

28 noviembre 2015

La isla: metáforas de la escuela (I)


Observen esa isla. En ella viven unos jóvenes que ansían llegar a tierra firme. También en ella se encuentra, desde tiempos inmemoriales, una casta de chamanes que ayuda a esos jóvenes a construir balsas para escapar de la isla. Siempre se han construido balsas, desde los tiempos de los robinsones. Nadie sabe bien de dónde sacan los chamanes las maderas ni los conocimientos para construir las balsas, pues como buena casta se encargan de transmitir celosamente los secretos del oficio. Sin embargo, en los últimos tiempos las cosas no van bien en la isla. En lugar de maderas, los chamanes reciben piezas de metal. Las balsas que se construyen con ellas no flotan. Los jóvenes se hunden. Algunos en la isla han empezado a cuestionar la actitud cerrada de los chamanes, que insisten en construir una y otra vez balsas que zozobran a los pocos metros de la orilla. Entre los chamanes existe incluso una corriente crítica que propone abandonar la construcción de balsas y experimentar vías distintas para salir de la isla. Sus voces son acalladas. Mientras tanto, la jerarquía de los chamanes continúa repartiendo metros y metros de venerable soga para atar esas brillantes piezas sacadas de enormes cajas. Para no ensuciarse las manos, envuelven el frío metal con el croquis de montaje de modernos helicópteros.

Crédito de la imagen: 'airplane view'

02 octubre 2015

Era solo una guardia


Hoy he entrado en una clase de 1º de ESO. Se trataba de una guardia en un grupo que no conozco. Como de costumbre, les he preguntado sus nombres y que me contasen algo acerca de ellos. Eran pocos, un desdoble, pero casi todos repetían curso. No se sentían avergonzados, en absoluto. Incluso llevaban un poco a gala ser los 'burros'; reconocían que no les gusta estudiar, que no se enteran de lo que se explica en clase. Les he dicho que era una pena que hubiesen perdido un año con esta repetición de curso y que quizá algún día se arrepentirían de ello. Todos han coincidido en señalar que es verdad, que han perdido un año, pero que lo importante es que se lo han pasado bien.
Con la confianza que da ser el profe de guardia ante el cual no tienen demasiado que ocultar, han estado hablando de sus cosas. Iván reconoce que pasa muchas horas jugando al Call of duty o al Clash of clans, palabras que pronuncia con relativa soltura, aunque no sabe qué quieren decir. Le digo que lo escriba en la pizarra. Todos conocen esos juegos, pero ninguno sabe su traducción del inglés. Su compañera María apunta que "of" significa "de" o "para", no recuerda bien; lo que sí recuerda María a la perfección es el nombre de todos los primos de sus compañeros Daniel o Paula, uno por uno, con sus nombres y apellidos; en realidad, parece saberse el nombre de todos los niños pequeños de su pueblo. Me dice que quiere ser maestra de infantil, porque le gustan los niños. Mientras tanto, Iván y Pedro se han puesto a recitar fragmentos enteros de La que se avecina y de Aída. Son secuencias que incluyen diálogos chistosos, eróticos, racistas, machistas o escatológicos, que ambos reproducen literalmente, dándose réplicas sin errores, acompañados con gestos e incluso con palabras cuyo significado desconocen. En una esquina de la clase, Sergio imita los eslóganes de varios anuncios de telefonía móvil, también con citas literales y remedo de voces; algunos de los eslóganes están en inglés y tampoco sabe qué significan. Iván y Daniel, cuando se cansan de escuchar a Sergio, repasan las alineaciones de los equipos de fútbol, con los respectivos datos relacionados con el fichaje de sus jugadores.
He pasado un rato interesante escuchándolos. Al acabar les he preguntado qué clase tenían después. Lo han tenido que mirar en el horario. 
-¿Y quién os da esa asignatura?
-Una maestra, no sé cómo se llama...

Son alumnos de 1º de ESO, repetidores. No son burros. Saben que hay cosas que les gustan y cosas que no. Frente al poder atractivo de la televisión o los videojuegos, la Escuela no les ofrece ningún aliciente. He salido con la vaga impresión de que la batalla está perdida, aunque sé muy bien que hay soluciones. Soluciones que están en nuestras manos, pero que no podemos abordar en solitario. En ello estamos. 
Era solo una guardia.

Crédito de la imagen: 'DSC01745'

26 abril 2015

Sesquidécada: abril 2000

Esta sesquidécada de abril tiene sabor de escuela, pues en ella recupero una antología de citas sobre Educación a cargo de filósofos, escritores, pedagogos y otros autores célebres. Latín y mentiras, que así se llama esta obra, es un libro delicioso que ofrece puntos de vista muy distintos sobre el arte de educar. En el año 2000 en que yo me estaba iniciando en este oficio docente, algunos de aquellos pensamientos me resultaron curiosos o extravagantes, pero debo reconocer que hoy día los entiendo mucho mejor. Resulta muy difícil hacer una selección de otra selección, pero quería aprovechar esta sesquidécada monotemática para dejaros algunos de los textos que más me han llamado la atención. Espero que os gusten.


Alexander Shutterland Neill
He dicho que los padres quieren que su hijo llegue a ser lo que ellos no pudieron llegar a ser. Pero hay más: todo padre reprimido está decidido al mismo tiempo a que su hijo no saque de la vida más de lo que él sacó. Padres sin vida no quieren que su hijos vivan, y esos padres siempre tienen miedo exagerado al futuro. Creen que la disciplina salvará a sus hijos. Esa misma falta de confianza en sus yos interiores les hace postular un Dios externo que obligue a la bondad y la verdad. La disciplina es, pues, una rama de la religión. (..)
Nunca he esperado mucho de la educación; quiero decir que siempre he dudado de que al hombre se le pueda modificar o mejorar de algún modo por medio de la educación. En cambio, siempre tuve cierta confianza en el suave poder de persuasión de la belleza, del arte, de la poesía; a mí mismo, en mi juventud, me formó más y me despertó con mayor fuerza la curiosidad hacia el mundo espiritual ese poder que todos los "métodos de educación" oficiales o privados. (...)
La escuela es el único problema cultural moderno que tomo en serio y que ocasionalmente me excita. En mí la escuela ha destrozado muchas cosas, y conozco pocas personas de cierta importancia a las que no les ocurriera lo mismo. Aprender, sólo aprendí allí latín y mentiras.

Martin Buber
Una enseñanza cuyo objetivo es el qué, no es educativa. Por el contrario, si su meta es el cómo, entonces lo es. La educación no es una cuestión del qué sino del cómo: cómo se enseña, cómo se presentan las cosas. Y esta en verdad es una tarea muy difícil.

James Boswell
Nuestro actual sistema educativo es muy malo. A un joven le enseñan durante algunos años una serie de cosas que, cuando se enfrenta al mundo, no ve modo de usar. No se enseña ni una sola cosa relativa a cómo debe uno comportarse en la vida real. Se ara y se allana la mente pero no se echa semilla alguna. Mediante el cultivo, el terreno se fertiliza, y así, cuando un joven se enfrenta al mundo, lo que ha sido sembrado crece con gran exuberancia. (...) Según mi plan, los jóvenes deberían, en primer lugar, hallarse bien cualificados para ser buenos ciudadanos; además, debería haber oportunidades concretas de instrucción para cada modo concreto de vida.

H.L. Mencken
Pienso que el período escolar es el más desdichado de toda la existencia humana. Está poblado de tareas insulsas e ininteligibles, de reglamentaciones nuevas y desagradables, de transgresiones brutales al sentido común y el decoro. Un niño razonablemente despierto no necesita mucho tiempo para descubrir que la mayor parte de las enseñanzas con que lo atosigan son absurdas, y que a nadie le interesa realmente que las asimile o no. Sus padres tienden a aburrirse con sus lecciones y deberes, a menos que tengan una mente infantil, y son incapaces de ocultar este hecho cuando él los escudriña con sus ojos penetrantes. A sus primeros maestros los ve sencillamente como policías fastidiosos. A los posteriores generalmente los cataloga, con mucha razón, como asnos.

Johann H. Pestalozzi
En tanto que los maestros no se tomen la molestia o no sean capaces de infundir en sus alumnos un vivo interés por aprender, no tienen derecho a quejarse de su falta de atención ni de la aversión de algunos niños hacia la enseñanza. Si pudiéramos ser testigos del indescriptible aburrimiento que invade el alma infantil cuando se pasan una tras otra las fatigosas horas ocupándose en cosas que no causan ningún aliciente en los niños ni puede parecerle de alguna utilidad, y si quisiéramos acordarnos de esos mismos hechos que nos ocurrieron en nuestra propia infancia, no nos extrañaríamos ya más de la pereza escolar que se arrastra hacia la escuela como una babosa.

Friedrich Schiller
La ilustración del entendimiento sólo merece respeto si se refleja en el carácter, pero con eso no basta: surge también, en cierto modo, de ese mismo carácter, porque el camino hacia el intelecto lo abre el corazón. La necesidad más apremiante de la época es, pues, la educación de la sensibilidad, y no sólo porque sea un medio para hacer efectiva en la vida una inteligencia más perfecta, sino también porque contribuye a perfeccionar esa inteligencia.

León Tolstoi
Los niños son moralmente mucha más sagaces que los adultos, y -a menudo sin mostrarlo y hasta sin tener conciencia de ello- no sólo ven los defectos de los progenitores, sino también el peor de todos los defectos: la hipocresía de los padres, y pierden el respeto por ellos y el interés por todas sus enseñanzas. La falsedad de los padres en la educación de los hijos es el fenómeno más corriente, y los niños son muy sensibles y lo notan al instante, se alejan y se corrompen. La verdad es la primera y principal condición de la eficacia del influjo espiritual; de ahí que sea también la condición primordial del empeño educativo. 

Francisco Giner de los Ríos
El gran secreto de la vida es aprender a olvidar, debiendo proceder con todo el saber que adquirimos como el actor con los papeles que aprende: sin retenerlos en la memoria más que mientras hacen falta, a fin de que dejen hueco para otros. Es una suerte que la mayor parte del bagaje con que nos cargan en la juventud se nos olvide. El método verdaderamente psicológico, el más económico de fuerzas, tiempo y dinero, es el que emplea todos los sentidos.

Robert L. Stevenson
Si recordamos los tiempos de nuestra educación, estoy seguro de que no serán las intensas, instructivas, henchidas horas en las que hicimos novillos las que lamentemos. Más bien suprimiríamos algunos apagados momentos de duermevela en las clases (...)
No es este el momento de extenderme en hablar de ese poderoso lugar de educación -la calle- que fue la escuela favorita de Dickens y Balzac y hace cada año muchos oscuros maestros en la ciencia de la Vida. (...)
Baste con esto: el muchacho que no aprende en la calle es que no tiene facultades de aprender. Ni el que hace novillos está siempre en la calle; porque, si lo prefiere, puede, atravesando los barrios extremos poblados de jardines, salir al campo, sentarse cerca de unos lilos, al lado de un arroyo y fumar pipa tras pipa al son del agua en las piedras. Un pájaro cantará en la enramada. Y se sentirá llevado de agradables pensamientos; y verá las cosas a una nueva luz. Si esto no es educación ¿qué es, entonces?

Ludwig Wittgenstein
Nuestros niños aprenden ya en la escuela que el agua está formada por los gases de hidrógeno y oxígeno, o el azúcar por el gas carbónico, hidrógeno y oxígeno.Quien no lo entiende es tonto. Los problemas más importantes se ocultan.

Jean Jacques Rousseau
Si la naturaleza da al cerebro de un niño esa flexibilidad que lo vuelve idóneo para recibir toda clase de impresiones no es para que en él se graben nombres de reyes, fechas... no tienen sentido para su edad ni utilidad alguna, las ideas que pueda concebir deben servirle para conducirse durante su vida de manera conveniente a su ser y a sus facultades. (...)
¿Por qué consumir el tiempo en instrucciones que siempre vienen por sí mismas y no cuestan ni esfuerzos ni cuidados? ¿Qué niño de doce años no sabe todo cuanto vos queréis enseñar al vuestro, y, además, lo que sus maestros le han enseñado?

Wystan H. Auden
Un maestro no tarda en descubrir que sólo puede ser útil a unos pocos, que hay muchos por los que nada puede hacer, salvo enseñarles unos cuantos trucos para aprobar los exámenes, y otros pocos a los que no puede hacerles más que daño. Los niños que me interesaban eran los retrasados, es decir, aquellos que aún no habían descubierto su verdadera naturaleza, cosa que resultaba de gran interés incluso para mí mismo, o aquellos que, al igual que yo a su edad, eran anarquistas que odiaban la escuela. A estos últimos intenté, mientras alentaba su rebelión, enseñarles la técnica del camuflaje para evitar el martirio. En el aspecto político no pude hacer nada, excepto tratar de minar su fe.

John Dewey
Nadie ha explicado aún por qué los niños están llenos de preguntas fuera de la escuela (de tal modo que llegan a abrumar a las personas mayores si reciben algún estímulo) y su sorprendente ausencia de curiosidad sobre las materias de las lecciones escolares. Ningún perfeccionamiento en la técnica personal del docente remediará plenamente este estado de cosas (...) Como consecuencia de la falta de materiales y ocupaciones que produzcan problemas reales, los problemas de los alumnos no son suyos, o más bien son suyos sólo como alumnos, no como seres humanos.

Friedrich Nietzsche
El gran defecto de la enseñanza actual es que se imparta por horas y todo revuelto. (...)
En los Estados grandes la instrucción pública siempre será sumamente mediocre, por la misma razón por la que en las cocinas grandes se cocina, en el mejor de los casos, mediocremente. (...)
Los Estados sinceramente democráticos tienen que proveer a todos de la educación más elevada a cualquier precio.

Oscar Wilde
La educación es algo admirable, pero conviene recordar de vez en cuando que nada que merezca saberse puede ser enseñado.

Karl Kraus
Los niños de hoy se ríen de sus padres cuando les cuentan cuentos de dragones. Es de todo punto necesario que el terror sea una asignatura obligatoria; de lo contrario, nunca lo aprenderán.

Hannah Arendt
El propósito de la educación totalitaria nunca ha sido inculcar convicciones, sino destruir la capacidad para formar alguna.

Esta sesquidécada, como ya es costumbre, también tiene su reseña en el podcast de El Recreo, de la mano de Gorka Fernández (a partir del minuto 27):