20 julio 2009

Sesquidécada: julio 1994

Hay lecturas que encajan casi a la perfección con el momento en el que se leen, ya sea por la edad del lector, por las circunstancias vitales que las rodean, o, simplemente, por la época del año en que se llevan a cabo. Echo la vista atrás quince años, como viene siendo costumbre, y recupero dos lecturas que, en sus extremos, se tocan precisamente por encajar en ese momento óptimo de lectura.
Cuando ya no importe, fue la primera novela que leí de Juan Carlos Onetti. Y quedé extrañamente enganchado al ambiente turbio y pegajoso de Santa María. Por ella desfilan algunos nombres inevitables en la obra del uruguayo: Brausen, Díaz Grey, Larsen... Las novelas de Onetti son artefactos difusos en los que no es fácil orientarse; sin embargo, dejan ese regusto extraño que persiste en la memoria más allá de estos quince años en los que regresa a mí. Onetti, para cualquier amante de la literatura, es una figura imprescindible, aunque sólo sea por esa capacidad de hacernos sudar con algunas de sus líneas. Si os interesa una visión cercana de Onetti, vale la pena leer Un posible Onetti, trabajo casi documental de Ramón Chao (sí, el padre de Manu Chao, ex-Mano Negra), a partir de unas entrevistas poco antes de la muerte del autor.
En el otro extremo, por experiencia y por planteamiento literario, se encuentra Historias del Kronen, de José Ángel Mañas. En aquel año fue muy celebrado y denostado el éxito de una novela que se comparó con El Jarama de Sánchez Ferlosio: ambas privilegiaban el diálogo como modo de narrar y coincidían en el mimetismo de una juventud paradigmática de su momento. Creo que el debate fue un poco artificial: hubo quienes marcaron como decisivo el giro marcado por los jóvenes escritores, y otros denunciaban que sólo existía afán económico por encontrar un mercado lector ávido de imágenes impactantes. Pasados los años, Historias del Kronen no es ni más ni menos que una muestra de lo que algunos llamaron posmodernidad.
Por la parte que me toca, me imagino a mí mismo, quince años atrás, viviendo los calores de julio en compañía de autores tan dispares, (también se colaron en aquel mes Rabelais, Pàmies o Kureishi) con esa ingenuidad lectora de quien todavía no acierta a adivinar lo que tiene por delante, los cientos de libros que le quedan por leer y los miles que nunca leerá. Y el ambiente caluroso de Santa María (o del Madrid del Kronen) se filtra por los poros de la memoria en un sortilegio que únicamente la literatura es capaz de conjurar.

13 julio 2009

No todo son vacaciones


La mala fama del gremio produce un molesto eco acerca de tres meses de vacaciones para los profesores. Es cierto que algunos docentes cierran el chiringuito a mediados de junio (también es cierto que tienen poco que vender durante el resto del año), pero muchos otros se mantienen activos, bien sea a través de la formación del profesorado o bien mediante cursos de reciclaje o autoformación (aunque sea preparando materiales en sus casas). En esa línea de profes que renuncian a unas horas de playa, quería comentar que hoy ha acabado el curso "Escribe y publica en la red", organizado por la Asesoría de Ámbito Lingüístico del CEFIRE de Castelló de la Plana (incluyo un especial agradecimiento a Aurora Bricio por solucionar los problemas que siempre surgen donde menos se los espera uno) y que he impartido en las aulas de informática de la Facultat de Ciències Humanes de la Universitat Jaume I. El programa del curso era bastante ambicioso y creo que se ha cumplido en su mayor parte (sólo hemos sustituido la última sesión por un taller de blogs). También creo que se han cumplido los objetivos del curso que eran éstos:
  • Conocer las principales herramientas de escritura digital.
  • Manejar los editores de texto en red.
  • Albergar y archivar recursos en red.
  • Conocer las aplicaciones TIC en el aula.
  • Practicar técnicas de escritura colectiva.
  • Adaptar técnicas tradicionales a las nuevas tecnologías.
  • Fomentar el uso de las nuevas tecnologías para la creación literaria.
Para ello, hemos trabajado sobre un blog cuyo nombre, aportado por una de las asistentes (gracias) era La pluma mecánica. Los asistentes (o mejor, las asistentes, pues en su mayoría eran profesoras) han participado y se han implicado de una manera sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta estas fechas tan complicadas. Fruto de ese buen clima han sido los resultados, de los que debo destacar el uso de Google docs como herramienta fundamental para el aula, las presentaciones de diapositivas con uso literario (a partir de haiku), la grabación de poemas con Audacity y el divertido experimento del wiki: La historia que crece, una actividad que permite extender hasta el infinito un argumento de base, mediante su ampliación con tipologías textuales diversas (narración, descripción, diálogo, texto académico, vídeo...).
Os dejo la lista de tareas propuestas para el curso en el blog citado.
Y, bueno, que llega el verano y este blog seguirá bajando su ritmo, aunque no creo que se apague del todo. Que disfrutéis.

05 julio 2009

La liebre salta en Novadors

Cuando menos lo esperas, salta la liebre. No hace mucho, Ana Ovando, con su irresistible capacidad de convocatoria, me invitó a participar en las Jornadas de Novadors (ya en su sexta edición, todo un clásico) que se celebraban este año en la Universitat Jaume I de Castellón. Preparé una comunicación sobre mi experiencia con la asignatura de Trabajo Monográfico y pensé que, a estas alturas del verano, aquel evento pasaría para mí como una hoja arrastrada por la corriente.
Sin embargo, las jornadas de Novadors (como ocurrió en Getxolinguae o en Espiral) han sido otro de esos momentos inolvidables para la vida bloguera, por constituir el punto de encuentro físico y carnal (en el buen sentido de la palabra) de personas de las que sólo conocemos su URL y a las que finalmente podemos poner cara, voz y sonrisa.
Así me he visto, frente a frente, con Fernando García Páez, ingenioso y luchador, pionero de las TIC y ejemplo para cualquiera que se acerque a este mundo de locos. He conocido a Ramón Barlam, docente y activista de nuevos modos de enfrentarse a la educación. Me encantó ser reconocido por Dolors Insa, artífice de uno de los mejores blogs de poesía infantil y juvenil, que, curiosamente, no pertenece al gremio docente, y eso que comparte muchas de las inquietudes que nos asaltan día a día; aprendí algo de animación lectora en su comunicación y hablamos de bibliotecas, de libros y de Glogster (gracias, blogge@ndo). Tuve la suerte de compartir momentos divertidos de backchannel con Linda Castañeda, a quien conocía de Twitter. También disfruté de una agradable "comida clásica" con Ana Ovando, Juanvi Santa Isabel y Mertxu Ovejas. Y el viernes, en la sesión de clausura, pude también charlar un rato con Dolors Reig, mente lúcida que nos abre el camino al incierto futuro de la red. Por supuesto, no me puedo dejar atrás a todos los miembros de Novadors, desde Vicent Campos a Jordi Adell, pasando por Josep Lluís Ruiz, Sergi Mestre, Miquel Ortells, Francesc Llorens, etc.
A todo esto, mientras se desarrollaban las jornadas, me iba enterando gracias a Twitter, de lo que ocurría en Getxo, en el encuentro Edublogs. Así, la conexión blogosférica nos ha tenido más unidos que nunca, aunque quizá lo mejor fuese organizar una quedada conjunta para el año que viene.
Total, que iba a contar algo sobre el Trabajo Monográfico de Investigación, pero tendrá que esperar, porque, cuando menos lo esperas, salta la liebre y te deja con la boca abierta de par en par.