28 julio 2010

La calidad no la da el traje

El pasado lunes se inauguró el nuevo IES Bovalar con toda la pompa que rodea a estos eventos. En las diversas fotos que aparecen en los medios se puede ver a unos sacrificados señores que, a pesar de la canícula, han soportado estoicamente la tortura del traje chaqueta. No se ven docentes ni alumnado y ni siquiera se atisba al equipo directivo, pero eso es lo de menos, porque quien paga manda. Confieso que no estuve allí porque nadie invitó formalmente al profesorado; sí que hubo una llamada para la representante de las familias en el Consejo Escolar y también para algunos alumnos (maravillosa la pregunta de una de las alumnas al conseller: "¿Cuál es la ratio para Bachillerato?" -silencio y capotazo hacia el técnico de turno-. Claro, el grupo de bachiller que se cuece para el curso que viene supera los 35 alumnos, cuando en el centro no es habitual que ningún grupo supere los 25).
Todo parece indicar que estamos de enhorabuena por estrenar centro. No me quejaré, después de tantos años sobreviviendo en un cuartel. Pero tampoco voy a dar saltos de alegría por algunas razones de las que doy cuenta a renglón seguido. En primer lugar, la crisis nos ha llegado con el recorte de plantilla: En mi centro sólo somos tres profesores de lengua castellana definitivos. Hasta ahora, la plantilla oscilaba entre los 300 y los 400 alumnos, pero a partir del año que viene supera los 500. Dado que es un centro CAES (con una mayoría de alumnado con necesidades de educación compensatoria), siempre hemos contado con una dotación extra de profesores de lengua; por ejemplo, el curso 2009-2010, éramos siete docentes, con atención de algunas horas de valenciano. Por arte de magia, de siete pasamos a cinco para el próximo curso 2010-2011; curiosamente, la matrícula de alumnos crece al menos en un 60%. Esto implica que no habrá posibilidad de desdoblar todos los grupos de 1º y 2º de ESO y que tampoco se podrán mantener los programas de refuerzo para alumnado en situación especial (recién llegados, extranjeros, etc.); por supuesto, el proyecto de la Revista Riu Sec, que estaba alzando el vuelo, tampoco tendrá disponibilidad horaria.
Quizá algunos piensen que estas quejas responden a cierta exigencia de comodidad laboral. Lo cierto es que este centro tiene un perfil muy singular que requiere una atención también singular. Basta ver la distribución de grupos para darse cuenta de que algo falla: Cinco grupos de 1º de ESO, seis de 2º de ESO, cuatro de 3º de ESO, dos de 4º de ESO, dos de 1º de Bachiller, uno de 2º de Bachiller. Esta es la pirámide del fracaso y el abandono escolar. En nuestro centro, tenemos grupos de 1º y de 2º de ESO con más del 90% de repetidores, y es habitual que el alumnado cumpla los 16 años en 2º de ESO sin más posibilidades de crecimiento académico que una Diversificación Curricular o un Programa de Cualificación Profesional Inicial. Visto esto, resulta especialmente doloroso que, después de dos años con un 3º de Diversificación, nos hayan quitado esa alternativa para luchar contra el fracaso. Esta es mi segunda gran queja: Somos (y seremos) el centro con mayor índice de fracaso escolar, pues la única vía que tenían nuestros alumnos (recordemos el perfil: alumnado con largo historial de absentismo, desde Primaria; alumnado en situación de exclusión social, desarraigo familiar, etc.) ha sido liquidada a golpe de decreto por esos señores de la foto, tan sufridores con su traje.
Alguna vez he mencionado que he podido trabajar con las TIC en 2º de ESO porque contaba con otra compañera en el aula con la que podía desarrollar una metodología compartida. He podido coordinar la revista porque no pesaba sobre mí la espada de Damocles de grupos de 1º 0 2º de ESO con 27 alumnos. Si nuestros gestores piensan ganar calidad en la educación reduciendo grupos a costa de incrementar la ratio, podrán hacerse las fotos que quieran, pero siempre habrá algún alumno o alumna que les lance a la cara una pregunta molesta, porque la calidad educativa no la da el edificio sino sus habitantes.

Crédito de la imagen: La Plana al Día

18 julio 2010

Sesquidécada: julio 1995

Si la sesquidécada anterior resultó un tanto frugal, para la de julio de 1995 me ha costado seleccionar únicamente tres lecturas entre nueve títulos bastante interesantes todos ellos. El primer seleccionado es Max Aub, un autor muy querido en este blog. Una de las recopilaciones más interesantes de sus relatos tiene como telón de fondo la guerra civil; se trata de Enero sin nombre, editada por Javier Quiñones. Los cuentos se agrupan en tres partes: La guerra, los campos de concentración y el exilio. Todos ellos son de una calidad literaria e histórica indiscutible y contribuyen a que no se olvide lo que tantos quieren enterrar (*). Algunos de esos relatos son muy conocidos, pero quizá el que más me divirtió con su humor negro fue "La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco", evidentemente prohibido durante años en España junto a buena parte de la obra de Aub.
El segundo seleccionado es Juan Carlos Onetti, con El astillero, una novela difícil en la que el lector tiene la impresión de que todo se derrumba a su alrededor. Los personajes de Onetti (y su mundo de Santa María) rezuman desolación y ruina, aunque parece que siempre haya dentro un rescoldo de pasión o de humanidad teñida de nostalgia.
Y, para cambiar de registro, un ensayo de Marvin Harris, Bueno para comer, en el que explora los tópicos y las verdades de las costumbres alimenticias más extrañas del mundo, aunque ya sabemos que no debemos considerar únicamente extraño lo ajeno, pues lo propio, a menudo, es como para echar a correr. El librito de Harris es una lectura más que recomendable para superar prejuicios culinarios y culturales. Buen apetito.

(*) Mi compañero de instituto, Fernando Peña, ha publicado un libro estremecedor: El precio de la derrota. La ley de responsabilidades políticas en Castellón, 1939-1945. En él se da cuenta de algunos procesos llevados a cabo al amparo de dicha ley, que tenía como base la venganza y la humillación de todos aquellos que votaron al Frente Popular (así aparece textualmente, excluyendo a quienes votaron a las derechas): vamos, un total de cinco millones de sospechosos, más sus familias, herederas del oprobio aunque el acusado ya en su día hubiese sido depurado o fusilado. Impresiona descubrir cómo un régimen establece toda una maquinaria "legal" de castigo civil sobre un delito que no existía en el momento de cometerse (nullum crimen sine lege) y que permitió la delación, el ajuste de cuentas, el embargo de bienes, el destierro, etc., sin más base que los testimonios de los vencedores. Un libro que, sin entrar en la valoración moral o política, muestra la perversión de ciertas personas que nunca han pagado (ni pagarán ya) las injusticias cometidas a sabiendas. Un libro que parece la trastienda legal de muchos de esos relatos de Max Aub arriba citados.

Sesquidécada: junio 1995

No me he equivocado en mi sesquidécada: El mes de junio pasó tan rápido que no hubo espacio ni tiempo para recordar lecturas de hace 15 años; como dicen en los medios, "la actualidad manda".
Por otro lado, hubiera dejado correr las lecturas de aquel junio de 1995, por escasas e insustanciales, si no hubiese caído en la cuenta de que tras la sequía se escondían los exámenes de la facultad, una presión que apenas me permitió leer un manual de semántica de Stephen Ullmann, una novelita ligera de Ramón Gómez de la Serna, El caballero del hongo gris, otra de Georges Simenon, El hombre que miraba pasar los trenes, y, por último una novela de guerra de Pere Calders, Unitats de xoc. Cuatro lecturas en un mes, en aquellos años sin Internet, sin Reader, sin Twitter... es como no haber leído nada.
Saber que detrás de ello se hallaban los exámenes me ha decidido a escribir esta nota, aunque sea con retraso, porque ahora también es tiempo de oposiciones, esos terribles encuentros con la administración, con los compañeros y con uno mismo. Y, del mismo modo que nunca un examen de facultad daba cuenta con justicia de lo que uno sabía de la materia, los tribunales de oposición tampoco podrán valorar en su justa medida a todos aquellos que pasan por el trance opositor.
Creo que las oposiciones son el sistema menos injusto de los posibles, algo que no implica que sean perfectas o intocables. Supongo que podrían afinarse los criterios y mecanismos de valoración de los opositores con el fin de evitar la picaresca, que siempre la hay. Mientras tanto, la única receta válida para los que han quedado en la cuneta es presentarse año tras año, pues, desde mi experiencia personal, sé muy bien que uno no aprueba la oposición, sino que es la oposición la que te elige como ganador cuando te ve maduro.
Conozco un grupo de magníficas personas que no se rinden y se presentan año tras año, conscientes de que tarde o temprano la puerta grande se abrirá para ellos y ellas; les dedico esta nota para que sepan lo mucho que los admiro. Aprobar la oposición no será para ellos una suerte, sino el broche de un esfuerzo continuo por mejorar. Ánimo.

Crédito de la imagen: 'The stack'

07 julio 2010

Lecturas, lecturas

Llega el verano y, por no hacer mudanza en mi costumbre, daré cuenta de las lecturas de clase en este curso 2009-2010:

2º de ESO: Las lecturas de referencia han sido las siguientes: El retrato de Carlota, de Ana Alcolea (Ed. Anaya); La bruja de abril y otros cuentos, de Ray Bradbury (Ed. SM); De todo corazón. 111 poemas de amor (Ed. SM). Además, hemos leído en el aula: Aprendiz de detective. Un robo muy costoso, de William Irish (Ed. Vicens Vives) y Don Quijote de la Mancha, de Cervantes (Ed. Vicens Vives). Los grupos de 2º de ESO eran de 'perfil bajo', por utilizar un eufemismo que responda a más de un 90% de fracaso escolar (encima nos quitan la Diversificación de 3º, pero de eso ya hablaré, si no se me derrama la bilis antes); esto hace que las lecturas voluntarias hayan sido escasas. Aun así, algunos y algunas valientes se han animado a leer por su cuenta libros como Donde esté mi corazón (Ed. Edebé) o 97 formas de decir 'te quiero' (Ed. Bruño), ambos de Jordi Sierra i Fabra, una apuesta con relativo éxito, pues han sido votados en el concurso de lectura sin ser obligatorios.

1º de Bachillerato: Las lecturas de referencia han sido el Romancero (Ed. Bruño), La Celestina, de Fernando de Rojas (Ed. Vicens Vives) y La vida es sueño, de Calderón de la Barca (Ed. Vicens Vives); la primera y la última se han leído en clase. Aquí, las lecturas voluntarias servían para incrementar nota. Se les proporcionó una lista de recomendaciones, aunque se han permitido otras elecciones. La relación de títulos leídos en bachiller es muy extensa. En el blog de aula podéis encontrar reseñas de algunos:

El lápiz del carpintero, de Manuel Rivas.
Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.
El lazarillo de Tormes, anónimo.
El frío modifica la trayectoria de los peces, de Pierre Szalowski.
Trilogía de la niebla, de Carlos Ruiz-Zafón
Bestiario, de Julio Cortázar.
Últimas noticias del paraíso, de Clara Sánchez.
La ratonera, de Ágata Christie.
Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza.
La guerra de las salamandras, de Karel Kapec.

Además de las anteriores, las lecturas entregadas en clase han sido más diversas: Los Simpsons y la filosofía, de William Irving, La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro, Laura y Julio, de Juan José Millás, Perdona si te llamo amor, de Federico Moccia, Soldados de Salamina, de Javier Cercas, Tres sombreros de copa, de Miguel Mihura, Oscuros, de Lauren Kate, El camino, de Miguel Delibes, El señor de las moscas, de William Golding, etc.

Por otro lado, por cuarto año consecutivo, celebramos el acto de leer con un concurso en el que los ganadores son los libros. Los alumnos votan los libros preferidos entre todos los leídos ese año y, al acabar el curso, se sortean unos libros y enciclopedias cedidos por la editorial Santillana. En esta ocasión han sido 106 votos que han dado como ganadores a los siguientes libros:
  • 1.- Donde esté mi corazón, Jordi Sierra i Fabra (Ed. Edebé)
  • 2.- El retrato de Carlota, Ana Alcolea (Ed. Anaya)
  • 3.- El guardián entre el centeno, J.D. Salinger (Ed. Alianza)
Podéis ver todos los votos con algunos datos del perfil del alumnado en este enlace: Datos del concurso de lectura del año 2010

Con esta memoria lectora, poco queda ya por contar de las actividades del curso. Sin embargo, este blog seguirá abierto por vacaciones, aunque quizá el ritmo sea el propio de estos tiempos de calor y re(poso). Por cierto, espero que no os moleste el cambio de plantilla del blog, una renovación merecida después de cuatro años.

02 julio 2010

Bocaditos poéTICos en Novadors


Ayer estuve en Gandía, en Novadors 2010, donde, además de disfrutar de la compañía de los organizadores (Jordi Adell, Vicente Campos, Sergio Mestre, Francesc Llorens, Josep Lluis Ruiz, Miquel Ortells, etc.), puse cara a muchos más amigos virtuales (sobre todo a Anibal de la Torre, a quien tenía muchísimas ganas de conocer). Allí presenté mis experiencias con la poesía en el aula, sobre todo las relacionadas con 2º de ESO, un nivel en el que la poesía ocupa nuestro tercer trimestre del curso en los últimos cinco años. El título era Bocaditos poéTICos: Obrador de pastelería poética digital. La relación entre poesía y repostería me llegó casi como una inspiración, pero, al reflexionar sobre ello, me di cuenta de que ese vínculo no era casual; de hecho, las clases de lengua de este último trimestre se parecían más a una cocina que a un aula tradicional, y los profes nos movíamos como reposteros añadiendo aquí azúcar, allá levadura. Los puntos de contacto entre poesía y repostería eran estos:
  • Arte: En ambos casos, se construyen artefactos con un componente estético considerable.
  • Placer: Tanto confeccionarlos como degustarlos (poemas y pasteles) produce placer (o al menos se intenta).
  • Pecado: Había momentos en los que grabar y escuchar poemas, sin la presión del libro, de los ejercicios, de la libreta, del examen, de las notas... se convertía en una transgresión del currículo (todo apariencia, pues las actividades encajan en las competencias básicas).
  • Tradición: Sea para dar continuidad a lo existente como para salir de los moldes establecidos, la poesía y la repostería nos vinculan a lo tradicional, a las raíces de lo que somos.
  • Aprendizaje: Construir, leer, escribir, recrear, recitar, amasar, espolvorear, hornear, publicar... ¡cuánto se aprende!
La cita de un poema de J.V. Foix pretendía sellar esa vinculación entre poesía y repostería, pues el poeta, tras la guerra, tuvo que sublimar su poesía trabajando en la pastelería familiar.
Las muestras repostería poética que menciono van desde lo más simple a lo más exquisito. El flan de sobre serían las diapositivas de fotos con trabajos manuales dentro de la actividad "Poesía eres tú"; no son ejercicios TIC strictu sensu, pero abren camino a que se difundan experiencias poéticas en el aula. Las galletitas son grabaciones de poemas en mp3 utilizando Audacity. Esas grabaciones se pueden subir a Goear, a Divshare o a cualquier otro lugar, para ser publicadas en los blogs. En el milhojas se combina lo "audio" con lo "visual"; en realidad un slidecast es una presentación con audio, en este caso una canción-poema de Aute, aunque podría mejorarse con producciones del propio alumnado. La bollería industrial irrumpe de la mano del brazo de gitano, un símil que responde a esa tira de grabaciones directas sobre la red, sin necesidad de programas ni archivos mp3 (la desventaja es que sólo funciona cuando la conexión es fiable). La tarta de celebraciones tenía que ser el póster digital, Glogster, la herramienta de moda (os recomiendo la presentación de otra ponente en Novadors, Marisa de Dios sobre ello). Y, para finalizar, el soufflé, el minimalismo de Prezi; aunque me he atrevido con Pedro Salinas, recomiendo la visita del caligrama de Miguel Calvillo sobre un poema de Góngora.
Espero que os haya servido para abrir el apeTICto.


Addenda: A la hora de publicar esta nota, había problemas para cargar algunas páginas de Prezi. Espero que pronto estén disponibles estos poemas.