29 abril 2008

Un quijote en Teherán II

Voy a seguir hablando de Leer El Quijote en Teherán, el libro en el que Rafael Robles cuenta su experiencia como profesor de Español en Teherán. Ya he contado algo sobre esta reseña, y ahora comentaré el libro. Así que, quienes ya hayan decidido comprárselo pueden ahorrarse todas estas parrafadas.
Si hablamos de Irán, quien esté libre de prejuicios que tire la primera piedra. Soy bastante apátrida y un tanto agnóstico, de modo que suelo tener pocos prejuicios raciales y religiosos. Aún así, es inevitable leer los diarios, ver la tele, oír la radio y compartir esta bendita cultura occidental que, no nos equivoquemos, sigue manteniendo infinidad de tópicos y desencuentros con otras culturas del mundo. Además, los españoles somos tan estupendos que, si queremos atacar nuestras bárbaras costumbres, solemos hacerlo elogiando la de los pueblos foráneos, aunque sean tan bestias como las nuestras, o más. Quizá, el sentido final de este libro sea confirmar que siempre quedan rincones de la conciencia en los que se ocultan prejuicios y que sólo la comunicación, el diálogo y la educación pueden librarnos de ellos. Sobre todo cuando hablamos de países como Irán.
Rafael Robles pasó en una universidad iraní un curso completo, enseñando lengua y literatura española (Digresión 1: Mi sueño incumplido es pasar algún curso en el extranjero de profesor ELE; así que más que admiración, en algunas de mis palabras encontraréis envidia en estado puro). Para los que enseñamos lengua a nativos españoles, la docencia ELE tiene algo de mágico, pues las caras de aburrimiento se suelen tornar en caras de ilusión. Esas caras de ilusión se adivinan detrás de cada minicapítulo del libro. Y tras esa ilusión todos imaginamos un profesor motivador e incansable.
El libro es una selección de las entradas que Rafael Robles publicó en su blog Vida de profesor. Pero, se nota que los criterios de elección han sido apropiados y que se ha adaptado el contenido al nuevo formato. Basta comparar uno y otro para constatarlo (Digresión 2: En más de una ocasión, los blogueros de casta podrán apreciar algún guiño al género original: repetición de sensaciones, menciones a los comentarios, incluso el cameo de alguna reconocida figura de la blogosfera). La estructura del libro permite así una lectura ágil, casi aforística en ocasiones, lo que se agradece cuando nos acostumbramos a esta vertiginosa red. También hay un aliciente añadido para lectores-profesores: mientras el resto de la humanidad ordena su vida según los años solares, la comunidad docente sigue un ritmo de vida basado en el año escolar, como ocurre en este libro.
Y llegados a este punto, todos se preguntarán de qué habla Rafael Robles en su libro. Pues, habrá que esperar a la próxima nota (Digresión 3: Quizá mi segunda vocación frustrada es la de guionista de culebrones, ¿no?). Mientras tanto, no viene mal acabar con algunos prejuicios sobre Irán viendo estas imágenes:



Crédito de las imágenes: Guess the country

28 abril 2008

Un quijote en Teherán I

Quienes escriben suelen tener ante sí una doble posibilidad: escribir sobre algo o escribir sobre el acto de escribir. La primera opción ha dado lugar a la mayor parte de la literatura que conocemos; pero la segunda también ha dado como fruto un buen número de obras que llamamos metapoéticas o metaliterarias, al modo del famoso soneto de Lope.
Viene esto a cuento de mi siguiente nota, un artículo por encargo o por promesa, que requiere una justificación metapoética, aunque con esto de los blogs habría de llamarse función metabloguética.
Concurrí hace unos días a una llamada que lanzaba Rafael Robles desde su blog. Ofrecía su libro Leer El Quijote en Teherán a aquellos que estuviesen dispuestos a redactar reseñas constructivas sobre él. Conozco a Rafael Robles desde hace mucho tiempo, primero por sus participaciones en el foro Formespa y más tarde a través de sus blogs: Vida de profesor y rafaelrobles.com. De modo que me tentó su oferta y acepté participar en este singular encargo.
Recibí el libro en menos de una semana y prácticamente en un fin de semana me lo he liquidado. Incluso a mí me ha sorprendido una lectura tan expeditiva, sobre todo cuando se me acumulan un montón de libros por leer. Pero el libro de Rafael Robles tenía un atractivo especial, pues constituye para mí un género nuevo: el blog hecho libro.
Dice el propio autor en el prólogo de Leer El Quijote en Teherán: “Hay quien afirma que convertir en libro a un blog que haya contado con éxito en la blogosfera es apostar sobre seguro”, aunque muestra sus reservas por la falta de experiencias y datos concretos en ese género. También yo tenía mis reservas, pues creo que los blogs constituyen un género particular que precisan su propio canal. Convertirlos en libro supone crear un nuevo texto, del mismo modo que adaptamos novelas al cine. Pensaba incluso en mi blog llevado al papel, materia insostenible más allá de dos o tres páginas. Así que, amigo Rafael, la lectura de tus hazañas en Irán partían con ciertos recelos y prejuicios por mi parte.
Sin embargo, como ya he avanzado, la lectura de Leer El Quijote en Teherán ha supuesto un gran placer y me ha recordado que ya existían géneros literarios muy parecidos: los libros de viajes, las memorias, los diarios. En el fondo, un blog no deja de ser una bitácora, ese libro que reúne la memoria y el viaje, dos elementos presentes en todo lo que nos cuenta Rafael Robles. Concretamente, me ha recordado a La gallina ciega de Max Aub, un libro que publicó nuestro autor exiliado con motivo de su viaje a la España del agonizante franquismo. Aub, como Robles, parece hallarse en un mundo extraño, lleno de incongruencias y de malentendidos. Ambos autores retratan una sociedad muy alejada de sus convicciones pero hasta cierto punto sentida como propia. Y ambas realidades, a su vez, tan lejanas en el tiempo y el espacio, el Irán actual y la España de los años sesenta, presentan curiosos paralelismos y coincidencias (sobre todo en cuanto a la libertad de prensa, al papel social de la mujer, al folclorismo...). Supongo que Max Aub, grafómano impenitente, de no haber sido por su amor a la tipografía tradicional, hubiese escrito sobre España un blog muy parecido al de Rafael Robles.
En cuanto a lo que se cuenta en el libro y cómo se cuenta, tendréis que esperar a la próxima nota.

21 abril 2008

Seis palabras seis

Propone Leonor Quintana, desde El suplemento ocasional, un meme de puertas abiertas, basado en una actividad de clase, que consiste en contar una historia en seis palabras. Toma como ejemplo al escritor norteamericano Ernest Hemingway, a quien retaron a contar una historia en sólo seis palabras:
Zapatitos infantiles; se venden; sin usar.
Mis propuestas van clasificadas por géneros:
  • Tragedia: A pesar de su valía, ascendió.
  • Comedia: Otra vez la lotería al alcalde.
  • Terror: Aquella adaptación curricular ocultaba algo significativo.
  • Romántica: -Quiero tomarte-. Y trajo dos tazas.
Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/95565118@N00/922632392

20 abril 2008

Encadenado

Vivo dulcemente encadenado a mi agregador de noticias. Es Google Reader y casi se ha convertido en mi compañero inseparable a lo largo del día. Es el Aleph, el orificio por el que me asomo a la red y descubro todo lo que se mueve, con una velocidad y frecuencia que me asustan. Además, con su diseño espartano, no admite distracciones ni veleidades que me lleven a la dispersión.
Es dulce porque me trae los escritos de mis amigos, de mis conocidos, de mis colegas, porque me mantiene al día de los temas que me interesan, de los temas que me distraen. Pero es también mi condena, porque es mi página de inicio y me amenaza continuamente con cincuenta, con cien, doscientos artículos sin leer. He probado a borrar sitios, a pasarlos a carpetas-purgatorio, pero no paran de crecer las suscripciones (casi doscientas a día de hoy). Y tengo remordimientos de marcar como leídos artículos que no he visitado, pues pienso que en ellos tal vez hubiese algo interesante, de suma importancia.
De este modo, me da miedo abrir el navegador, si tengo trabajo pendiente, pues empiezo a deambular por el mar de artículos, a dejar comentarios aquí y allá, a marcarme los sitios curiosos, a compartir las entradas de interés... y así se me van las horas.
A quienes empiezan les recomiendo que se acostumbren a los agregadores, pues es el modo más sensato de mantenerse actualizado en esta blogosfera tan vertiginosa. Pero, por otro lado, me pregunto si no sería mejor asumir nuestra humanidad y nuestras limitaciones para manejar información.
Amigos, yo ya no puedo escapar, pero quizá vosotros aún estéis a tiempo de salvaros: Controlad el botón de "suscribir"; no leáis todo; no comentéis en todos los sitios; si os marcháis de fin de semana, borrad todo sin mirar; si volvéis de vacaciones, encargad a algún conocido que marque todo como leído. Hacedme caso y ganaréis en tiempo y salud (Benito Julepe no hizo caso y le embargaron su casa).
Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/22371451@N06/2247242701

16 abril 2008

Mi primer Teachertube

Después de recogidas los trabajos de la actividad de las recetas de cocina y, tras una ardua lucha con el Windows Movie Maker (por fin el hombre venció a la máquina), he aquí mi estreno con los vídeos educativos. Os ruego perdonéis los errores del primerizo, en cuanto a calidad de imagen, montaje y banda sonora.


Ver vídeo en Teachertube.

14 abril 2008

Haciendo el ganso


Quería escribir algo serio sobre el Decreto de Derechos y Deberes de alumnos, padres, madres, etc. que entrará en vigor a principios de mayo y que debe regir la convivencia en los centros. Pero, después de tolerar en clase lo intolerable (siempre en aras de la convivencia y la conmiseración hacia las tristes condiciones de algunos de nuestros alumnos), este documento es una especie de burla canallesca. Así que pospongo su recensión para otro momento más amable y ocupo estas líneas con el resumen de mis últimas pérdidas de tiempo.
He estado jugando con Bitstrips (gracias Potachôv) y he dedicado una entrada a los cómics en De textos, en la que hago obligada referencia al magnífico trabajo de Lu para el Tinglado. He recuperado también la versión de la Celestina para mis alumnos de 3º de ESO. Y a los de Bachiller les he colgado otra ludotez en su blog.
Hemos comenzado en clase la actividad de lectura poética, con algunos cambios que ya comentaré, pero que sigue dando excelentes resultados, incluso entre los más escépticos. Y muy pronto mostraré algunos resultados de las actividades de las recetas de cocina y de los penes falsos (si lo permite la etiqueta del blog), unas experiencias con las que hemos disfrutado todos de lo lindo.

09 abril 2008

Teclas básicas

Alumno de 14 años, inmigrante bastante bien integrado en su segundo curso de escolarización en el sistema educativo. Buen nivel académico y alumno ejemplar en muchos aspectos. Me envía por correo electrónico su receta de cocina. Subrayo las palabras con faltas y devuelvo el documento para que lo corrija. Esta es su respuesta:
Maestro, yo no se poner los acentos.
Se refiere al teclado. Creo que están fallando algunas competencias básicas, ¿no?

07 abril 2008

Pobres lenguas

En uno de los comentarios a mi nota anterior, una asociación política pedía mi apoyo para defender la lengua castellana. Es una idea bastante extendida la que convierte a las lenguas en seres indefensos en manos de villanos que pretender exterminarlas. Es cierto que los políticos tienen la habilidad de convertir en incendios las chispas de un mechero y que eso de "política lingüística" es una de las mayores perversiones de los tiempos presentes. Viendo cómo arreglan lo de la vivienda, el terrorismo, las guerras, la economía, etc., es probable que, cuando se tomen en serio el asunto de las lenguas, acaben con ellas en un pispás.
Decía que es curioso que la gente se preocupe tanto por la desaparición de las lenguas en España, y más de la desaparición del castellano. Supongo que les da miedo que las autonomías se conviertan en reinos de taifas con idiomas incomprensibles entre sí. Es evidente que quienes piensan así no conocen la realidad de las aulas, al menos las que conozco yo. Cualquier alumno que se incorpora al sistema educativo tiene suficiente margen para adaptarse al sistema bilingüe de esta Comunidad Valenciana. Es más, diría que se adaptan mejor a la línea en valenciano (con todas las asignaturas en valenciano) que a la línea en castellano. De hecho, no veo utilidad en esa distinción: lo lógico sería que cada docente tuviese libertad de impartir las clases en el idioma que quisiera, respetando la situación bilingüe de las aulas y el derecho de los alumnos a expresarse asimismo en la lengua que quisiera (con las evidentes limitaciones de las asignaturas de lenguas).
El problema viene cuando todos se creen con el derecho de exigir pero no con el deber de respetar los derechos de los demás. La imposición de lenguas por ley es un acto contra natura. Aquí hemos vivido todo tipo de luchas absurdas por el uso del valenciano en el sistema educativo. Para muchos, el valenciano y el catalán son lenguas distintas, a pesar de que los filólogos hayan dejado bastante claro la unidad de la lengua con sus distintas variedades diatópicas. Gracias a esa disputa, ha habido políticos y medios de comunicación que han hecho caja. Los padres han mareado a sus hijos explicándoles que en la escuela les enseñaban catalán y que no debían dejarse engañar. De este modo, una asignatura fundamental, que representa el idioma que aquí se habla y que todos tenemos el derecho y el deber de respetar, ha sido menospreciado por los propios patriotas que, en muchas ocasiones, preferían usar el castellano antes que cualquier otra palabra que sonase a catalán. El peligro de ofender a los talibán de la lengua acecha siempre. Y los extremistas se encuentran tanto a la derecha como a la izquierda. Hay quien, huyendo del nacionalismo del español como lengua de imperio, se abraza a la actitud Axtérix -aldea de irreductibles hablantes, en superioridad moral e histórica frente al invasor-, y lanza anatemas a todo el que pone en duda un recién instituido monolingüismo de las minorías.
Seguro que esta nota levantará algún rencor entre mis lectores. Me considero un hablante marginal, casi apátrida, porque empecé a hablar valenciano ya de adulto. He procurado usarlo siempre que he podido, tanto en lo oral como en lo escrito, y casi nunca lo he hecho por obligación. Probablemente, podría usarlo con mayor frecuencia, aunque mis clases de y en castellano restringen mi campo de acción. Pero en mi contexto nunca he visto que el valenciano o el castellano sufran persecución de ningún tipo. Los idiomas no son seres indefensos, porque son medios de comunicación, que no morirán mientras no mueran quienes los usan. Llamar a la rebelión por masacres imaginadas no me parece correcto. Si queremos salvar al castellano, tenemos que usarlo más y mejor. En ésas estamos.
Crédito de la imagen: RedKid

04 abril 2008

Abrir la puerta

Por esos azares de las bolsas de interinos, ha venido mi amiga Celia a nuestro departamento para una sustitución. Hemos ocupado un rato poniéndola al día del funcionamiento del centro y del departamento. Es curioso comprobar cómo cada centro es un ecosistema diverso y variado, en cuanto a sus habitantes y en cuanto a sus costumbres (y vicios). Este es mi segundo curso aquí y todavía no me he adaptado del todo, así que todos estos docentes que son aves de paso deben realizar un ejercicio de mimetismo impresionante.
Una de las cuestiones que más ha llamado la atención de mi amiga es el asunto de la docencia compartida, esos grupos en los que entramos dos profesores para dar clase (en 1º y 2º de ESO). Nos ha pedido permiso para entrar con nosotros y ver el desarrollo de una clase. Y ahí ha estado, en el grupo de mi tutoría, comprobando el caos bajo control que son estas clases tan diversas.
La experiencia le ha gustado y su valoración de nuestro trabajo ha sido muy positiva (quizá la amistad le impida ser un punto más crítica). Creo que incluso a los alumnos les ha resultado un momento agradable que los ha mantenido un poco más serenos y centrados.
De todo ello, me asaltan estas dudas:
  • ¿Por qué nos ha pedido permiso para entrar en clase con miedo de ponernos en un compromiso?
  • ¿Por qué sigue siendo una rareza que los profesores que empiezan compartan con los que llevan más tiempo experiencias en el aula?
  • ¿Por qué los docentes "consagrados" son tan opacos a la hora de mostrar lo que ocurre en sus clases?
Y una reflexión personal:
Desde que comparto docencia con mi compañera Elena, he descubierto un montón de errores en mi manera de abordar las clases. Probablemente, con el tiempo puliré mis fallos, aunque no los corrija todos. Supongo que ella también habrá aprendido algo de mí. Hemos crecido profesionalmente los dos. En conjunto, pues, los alumnos salen ganando a la larga.
Por tanto, me parece muy recomendable que los profesores que van llegando se asomen a las clases de los que llevan más tiempo. Y, del mismo modo, sería de agradecer que los veteranos abriesen sus aulas y nos enseñasen a todos. Porque cualquiera puede equivocarse, pero algo ha de hacer bien. ¿O no?

Crédito de la imagen: http://www.flickr.com/photos/68862107@N00/295271562

01 abril 2008

El maletín de los sueños

Para los grupos de 2º de ESO de bajo rendimiento (obsérvese la cantidad de eufemismos con que nos obligan a referirnos a esos alumnos que, por unas razones u otras, suelen abandonar los institutos sin otra cosa que un puñado de buenos amigos y bonitos recuerdos) hemos establecido ya como rutina una sesión semanal de lectura, sobre la que ya he hablado en este blog.
El mecanismo ha sido el siguiente:
  1. Compramos veinte libros a cargo del departamento.
  2. Preparamos un maletín de ejecutivo con los libros (la idea del maletín surgió por azar, al intentar deshacerme de un trasto que ya no usaba; para los alumnos parece ocultar un tesoro, lo que asocia la lectura a lo inesperado y valioso).
  3. Escogemos un día de la semana, generalmente el último de clase con el grupo.
  4. Se reparten los libros.
  5. Se dedican cuarenta minutos a la lectura en voz alta, procurando que participen todos los alumnos, pero sin obligar a nadie.
  6. El resto del tiempo se emplea para comentar la lectura, bien a través de los ejercicios propuestos en la guía de lectura, bien en un debate alrededor de los temas que han surgido de ella.

Los textos que hemos utilizado han sido estos:
Ambos libros son de la editorial Vicens Vives, concretamente de la colección Cucaña. Tienen varias ventajas:
a) Los relatos tienen la extensión apropiada para leerlos completos en una sesión.
b) El nivel de competencia lectora exigido no es muy alto.
c) El formato es atractivo, con ilustraciones y texto diáfano.
d) Incluyen una guía de actividades bastante completa para cada relato.

Para los alumnos ha sido una experiencia muy positiva. Si había algún contratiempo que obligaba a suspender la sesión de lectura, reclamaban airados sus derechos. Algunos no podían esperar a que leyeran sus compañeros y leían en silencio más rápido para llegar al final. Y los debates que surgían en clase eran también muy fructíferos. En fin, un acierto entre el mar de errores que uno comete a diario en clase.
Crédito de la imagen: http://www.flickr.com/photos/43888972@N00/44112633