18 septiembre 2010

Leer para reír

Me satisface encontrar hoy en el suplemento 'Babelia' un reportaje sobre "Humor y literatura":
No es fácil encontrar reseñas literarias que aborden las relaciones entre humor y literatura sin caer en tópicos. Como apuntan algunos de los entrevistados, "humor" es un término de significado amplio, confuso y muy subjetivo. Entre la ironía, el sarcasmo, el guiño humorístico y el chiste fácil hay un terreno demasiado extenso en el que es complicado hallar puntos de encuentro entre autores y lectores (o críticos).
Conozco varias obras que se mencionan en el artículo y me complace que no hayan olvidado Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza; en cuanto al valor cómico de algunos clásicos, me parecen imprescindibles varios pasajes del Quijote, todo El buscón de Quevedo, Cándido, de Voltaire... a los que habría añadir muchas comedias y entremeses de los siglos de oro.
Aun a riesgo de resultar simplista y profundamente subjetivo, me animo a confeccionar mi lista de diez libros/autores que me han hecho soltar alguna risa en voz alta (ya veis mi definición de humor). Quedan los comentarios para que hagáis vuestras apuestas.
  • Relatos fantásticos, de Luciano de Samósata.
  • Eloísa está debajo de un almendro, de Enrique Jardiel Poncela (también algunas de sus novelas).
  • El vizconde demediado, de Italo Calvino (y otros muchos relatos suyos).
  • El incongruente, de Ramón Gómez de la Serna.
  • Tres hombres en una barca, de Jerome K. Jerome.
  • La concesión del teléfono, de Andrea Camilleri.
  • La conjura de los necios, de John Kennedy Toole.
  • Algunas de las 'novelas' de Álvaro de Laiglesia (sobre todo las que parodian escenas cotidianas)
  • Muchos de los relatos de Quim Monzó.
  • La mayor parte de articuentos o columnas literarias de Juan José Millás.
Sin duda, me dejo muchas en el tintero, pero, tarde o temprano, acabaré acordándome de ellas.

Crédito de la imagen: 'Smart dragon'

13 septiembre 2010

Ojalá los alumnos fueran baldosas...

Curso nuevo, centro nuevo. De 350 alumnos pasamos a más de 500. En el claustro, tres profesores menos, dos de nuestro departamento de Castellano. Eso sí, se dobla el personal de limpieza. Ojalá los alumnos fueran baldosas...


Crédito de la imagen: 'Oaxaca mop'