30 enero 2009

Romance del inspector

Estábase el profesor
asentadito en la clase,
sus deberes ordenando,
sin que nadie perturbase.

Había ya apaciguado
a aquella rebelde Vane,
al maleducado Juan
y a su vïolenta madre.

Preparadas ya las Acis
y otros asuntos de base,
aguantaba más de un mes
sin poner un solo parte.

Tutorías, guardias, faltas,
informes, extraescolares,
le ocupaban muchas horas
y no cabían más planes.

Sentíase feliz él,
maguer cansado acabase,
que a sus alumnos quería
sacar del vital desastre.

Mas al lugar allegose,
sin que nadie lo llamase,
aquel avieso inspector
muy presto a supervisarle.

En su afanoso control
poco habían de importarle
muchos logros obtenidos
por el docente y su clase.

Interesábale más
todo oficial bagaje,
papeles y más papeles
de enrevesado lenguaje.

Púsole en grave aprïeto,
enrojeciole el semblante,
delante de muchos profes
avergonzándole en balde.

Menor interés tenía
en que solventasen males
que en buscar erratas tontas
y otros descuidos banales.

Y así marchose ligero
tras de sí dejando tales
disgustos, penas y cuitas,
problemas artificiales...

Quedose triste el profesor
aquel que antaño pensase
que su labor era digna
entre otros profesionales.

Y el inspector muy ufano
preparábase otro ataque,
a solucionar dispuesto
las grandes lacras sociales.

(Romance anónimo)

Crédito de la imagen: Kalipedia

25 enero 2009

Con mi bolita de cristal

Me llega de la mano de Javier Sáez (de Entre lilas y amapolas olvidado, ahora "La redacción con los blogs") un desafío adivinatorio en forma de meme. Según su propuesta, el sistema educativo que disfrutamos pivota en estos momentos sobre una serie de elementos que trataré de analizar a continuación, y su pregunta es la siguiente:

¿Cómo evolucionará el sistema educativo que tenemos en todos estos temas durante el 2009?

  • 1. Financiación del sistema educativo:
La primera, en la frente. Nos han convencido de que la crisis va en serio y la educación ha demostrado siempre andar por la cola de las prioridades gubernamentales, pese a que los expertos señalan que educación y renta van de la mano. Tengo muy claro que todo lo que no se gaste en educación se gastará en el futuro en policía (o en servicios sociales). En cuestiones concretas, creo que empezarán a eliminarse programas como los de refuerzo escolar, absentismo o atención al alumnado inmigrante. Quizá recorten la oferta de empleo público; para ello tendrán que mantener las bolsas actuales a costa de ahorrar en sustituciones (ya sabéis, si alguien se da de baja, no mandar sustituto hasta que empiecen las protestas de los padres, si las hay).
  • 2. El control de los contenidos educativos que se ejerce a través de los libros de texto.
El miedo a la crisis afectará también a las editoriales, que ya están moviendo fichas para asegurarse un mercado estable. Muchos materiales serán ofrecidos a través de plataformas multimedia en internet, siempre que el profesor use los libros de la editorial en cuestión. Quizá algunas editoriales pequeñas tengan que plantearse el cierre o la integración en grupos mayores. En cuanto a los contenidos, se moverán siempre en el terreno de lo políticamente correcto, para variar.
  • 3. La implantación de las nuevas tecnologías.
Menos dinero, menos inversión. En lo público supongo que seguirá la inercia de dotar según planes aprobados hace años, aun sabiendo que algunos de esos equipamientos están obsoletos o son poco funcionales. No adivino grandes cambios y pienso que lo peor vendrá en dos o tres años, pues el desfase entre la tecnología y la escuela quizá sea ya insalvable.
  • 4. La disciplina.
Igual, de rebote, mejoramos en este aspecto. Muchos problemas actuales de indisciplina vienen dados por la ausencia de autoridad en casa. Con la crisis, algunas familias tendrán que reestructurar sus hogares; las dificultades serán compartidas con los hijos que tendrán que apechugar y dar el callo. No imagino una familia en la que estén pasando apuros y que permita alegremente que su hijo, encima, les cause problemas en el instituto. Sin embargo, si se produce un recorte en el profesorado, la situación en las aulas puede ponerse complicada, pues los centros tendrán que apurar al máximo la ratio de los grupos y, quizá, eliminar desdobles.
  • 5. La autonomía en la gestión.
Control. No veo que sea un buen momento para desarrollar un apartado que la LOE marcaba como necesario. Las distintas administraciones territoriales tratarán de mantener el control de los centros, pues ya se sabe que la mayoría de docentes son como las cabras, a las que les gusta tirar al monte de las libertades. Pienso que nos van a atar muy, muy corto.
  • 6. La implicación de los padres.
Lo he comentado en el punto 4. La adversidad nos une. De hecho, no sé cómo hemos llegado a este extremo en el que padres y madres se están dejando el pellejo trabajando para mantener a unos jóvenes que no paran de derrochar y que no ofrecen nada a cambio (por supuesto, hablo de ese 30/40 % del alumnado que, según las estadísticas, debería suponer el sonrojo de nuestro sistema educativo). Dudo mucho que esa situación totalmente anómala puede aguantarse más tiempo. Las familias deben entender que un profesor no puede conseguir en tres horas semanales lo que ellos no han logrado en toda una vida, si es que lo han intentado. La experiencia demuestra que el fracaso escolar se fragua ya en los primeros cursos de Primaria; tratar de buscar soluciones cinco o seis años después es inútil.

No quiero señalar a nadie con el dedo para que siga este meme. Cualquiera de los que pasáis por aquí tendréis opiniones y vaticinios más interesantes que estos. Así que quien quiera ejercer de Rappel por un día, ya sabe...

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/11445550@N00/3154255478

22 enero 2009

Metempsicosis de la fotocopia

No es fácil para una fotocopia reproducirse. Claro, con una fotocopiadora resulta fácil. Pero, todas esas fotocopias añejas que descansan al amparo de ciertas dosis de nostalgia y atisbos de síndrome de Diógenes tienen muy difícil perpetuarse. Sin embargo, esta es la historia de una fotocopia que luchó contra su destino, una fotocopia que halló en las nuevas tecnologías el sendero inextricable que la convertiría en inmortal.
Nuestra fotocopia había nacido casi en la noche de los tiempos del vientre de una ciclostil y su propietario la había leído por primera vez con apenas veinte años. Por desidia en la limpieza, la había conservado entre las hojas de un atlas de promoción de un diario dominical.
Años más tarde, habiendo ya trasegado una infinidad de botellines en congresos, jornadas y certámenes, aquel joven se convirtió en profesor universitario. Empezó, como todos, dando lecciones interesantes, motivadoras, poéticas incluso. Pero enseguida vino la decepción en forma de reclamaciones: alumnos que no entendían nada, que preguntaban incesantemente si había que leerse todos los libros que aparecían en la bibliografía, gentes que no sabían siquiera qué era importante y qué no. Aquel profesor pensó acabar con su vida y con su carrera (para lo que le hubiera bastado contradecir en público al catedrático), pero tuvo una inspiración repentina. Durante tres días, sacudió uno por uno todos los libros inútiles que le habían regalado con los periódicos hasta que encontró aquella fotocopia añeja. Tenía ya los bordes carcomidos y algunos acentos se habían volado. Pero podía servir.
En las siguientes clases, se dedicó a dictar apuntes. Los jóvenes universitarios respondían bastante bien, aquiescentes, sumisos. En los exámenes ya no había casi reclamaciones: "¿Has puesto lo que dicté en los apuntes? Pues, eso..." Generación tras generación, la fotocopia fue materializándose en cientos de libretas, con letras apretadas, cursivas, de hormiga...
Pero el salto definitivo vendría con el bolígrafo digital, ese artefacto que, para delicia de los estudiantes universitarios, permite digitalizar aquello que se escribe como un simple apunte. Nuestra fotocopia pasa de los ojos del profesor a su boca, de allí al oído del estudiante, que lo transmite a impulsos de la mano y los dedos, un movimiento captado por un sensor inalámbrico que lo almacena en una memoria flash que, volcada en un ordenador, permite crear una imagen que, una vez escaneada, se convierte en un documento de texto que, voilà, se puede imprimir y fotocopiar a los compañeros de clase. En fin, el milagro de la vida.


Observaciones:
  • Para tomar apuntes susceptibles de digitalización es preciso que el profesor dicte. Un profesor que dicta, ¿es un profesor?
  • ¿No sería más sencillo grabar la clase en un podcast y escucharlo en mp3?
  • ¿No sería más sencillo que todos los estudiantes tuviesen (por medios menos complejos) ese mágico documento digital que se está dictando?
  • Si los estudiantes universitarios parecen tan entusiasmados con el invento del bolígrafo digital, ¿para qué nos estamos dejando el pellejo con lo del constructivismo, etc.?
  • ¿Se podría proponer este invento del boli digital para los premios Leonardo Dantés?
Crédito de la imagen: Der Zweit Weltkrieg

17 enero 2009

De los delitos y las penas

En la nota anterior, con el referente de un artículo de Javier Cercas, pedía un comentarista mi opinión sobre los castigos, autoritarios o constructivos.
No soy policía ni juez: Soy profesor de lengua y literatura de Secundaria, y pienso que el castigo se corresponde con el delito, no con la educación. Mis alumnos/as no cometen delitos; si alguna vez incumplen las normas establecidas por la legislación (Decreto de derechos y deberes etc.), aplico el procedimiento establecido, aunque sólo recurro a ello cuando la falta es de extrema gravedad. No creo en el castigo "educativo" y sí en el premio. Haciendo memoria, no recuerdo haber castigado a nadie ni siquiera a copiar. Creo que, a veces, es mucho más efectivo regalar pequeñas dosis de generosidad (con la calificación, con buenas palabras, con una llamada a casa) a los alumnos que no acostumbran a aceptar las normas, que someterlos a persecución disciplinaria.
Porque podemos encontrarnos con que son ellos los que tendrían más razones para castigarnos a los adultos, por ejemplo por mantenerlos durante años encerrados en barracones insalubres...

12 enero 2009

Jugando a aprender

Encontramos hoy en el diario El País un artículo sobre el uso educativo de los videojuegos: Pizarra, cuaderno... y consola.
Se vuelve a plantear, una vez más, la falta de interés de los escolares ante unos deberes rutinarios y poco motivadores. También se habla de que gran parte del profesorado permanece ajeno a toda cultura distinta de lo escrito.
Las reflexiones que se me plantean son las siguientes:
  • ¿Debemos seguir en la línea de ganar en motivación a costa de perder en "saberes tradicionales"?
  • ¿Debe la escuela incorporar elementos ligados al ocio con el fin de mejorar el interés del alumno?
  • ¿Hay diferencias entre un videojuego y otros elementos lúdicos que se han utilizado desde hace años en la educación, como las canciones, los cuentos o el cine?
  • La inclusión de videojuegos con fines educativos, ¿sería un apartado dentro de la integración de las TIC en cada asignatura o debería existir una materia específica de cultura audiovisual?
Como se apunta en el artículo, los usos que conozco en secundaria son más bien escasos. He utilizado algunos juegos para apoyo de la ortografía o simplemente para practicar con el teclado. Quizá alguno de vosotros conozca experiencias más interesantes al respecto. También en Internet en el aula existe una discusión sobre esto.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/16226024@N00/280447370

08 enero 2009

Millonarios en ilusiones

Vuelta al cole, sin que nos haya tocado la lotería. Nos queda el consuelo de que las cosas de la educación van mejorando cada día y que, con la crisis y la ola de frío, habrá cuestiones más importantes que las quejas continuas de los docentes. Y menos mal que nos queda el humor.


Crédito: Remixito (Via Generator blog)

06 enero 2009

Sesquidécada: enero 1994

Todos los comienzos de año traen consigo un montón de buenas intenciones que suelen quedar en nada. Para eso se inventaron las colecciones de quiosco, para que, al menos, supiéramos de antemano que perdíamos el tiempo en algo inútil.
En este sentido, he decidido empezar una de esas colecciones inútiles que pienso ir publicando en el blog mientras me duren las ganas y no haya algaradas entre los visitantes. Se trata de recuperar algunas de mis lecturas de hace quince años. Ya he contado que tengo cierta manía por las listas, de modo que he recuperado los repertorios en los que voy apuntando todas esas lecturas y, de ellos, seleccionaré no más de tres lecturas por mes.
¿Por qué quince años? Quizá porque esa es la edad de algunos de mis alumnos y con ello cierro una especie de círculo lector: recuerdo lo que leía yo cuando nacieron quienes han de leer ahora.
Como no tenía un buen nombre para este coleccionable, he probado a inventar sesquidécada -y que me perdonen los académicos-, que funciona de igual modo que "sesquihora" o "sesquicentenario".
Así que empiezo ya con la selección de enero del 1994, cuando todavía estudiaba Filología:

Pedro Páramo, de Juan Rulfo, fue en aquellos días una relectura, pues ya lo había leído en el instituto. Sin embargo, con una mirada mucho más crítica, pude descubrir la grandeza de la literatura en estado puro. Siempre digo que, para mí, se trata de una novela en la que no sobra ni una palabra, que está montada casi como un poema. Todavía animo a mis bachilleres a que la lean, pero pocos se atreven; y no seré yo quien obligue a leer algo a lo que hay que dedicarse con tanto esmero.

El perqué de tot plegat (El porqué de las cosas): Quim Monzó constituyó mi gran hallazgo en las letras catalanas (por entonces acababa de leer la ácida novela La magnitud de la tragèdia). Tiene el espíritu creativo y lúdico que andaba buscando por esa época. El autor catalán maneja como pocos el cuento breve y siempre sabe poner las dosis justas de humor. Quizá alguno recuerde que en aquella época incluso participaba en programas de la televisión catalana al estilo de Buenafuente (sobre todo en el programa de Mikimoto). Hay varios libros suyos traducidos al castellano y os aseguro que vale la pena leerlos.

Las metamorfosis de Ovidio son un referente inexcusable para todos los que nos dedicamos a la literatura. Prácticamente toda la poesía de los Siglos de Oro bebe en las fuentes mitológicas que rescata Ovidio, por no hablar de la pintura, escultura, etc. Y, además, el placer de leer a un clásico.


Crédito de la imagen del libro de Monzó: http://www.flickr.com/photos/catorze/1214527083/

02 enero 2009

Leer a Bradbury

Dos retos del profesor de lengua de 2º de ESO:
1.- Proponer una lectura que se adapte a toda la clase.
2.- Compensar la levedad de la literatura juvenil con el calado de los clásicos.

Nunca podemos dar por definitivo un hallazgo, pero he encontrado un libro que salva con dignidad esos retos. Se trata de La bruja de abril y otros cuentos, de Ray Bradbury, en la editorial SM. Es un libro bastante ligero, de poco más de cien páginas, con cuatro relatos independientes de distintos estilos. Lo mejor de todo es que cada uno de ellos tiene diversos niveles de lectura que nos permiten abordar temas bastante profundos, si el nivel del grupo lo requiere.
"La sabana" plantea una utopía futurista con hogares tecnológicos gobernados por pequeños tiranos en un estremecedor relato que avanza los traumas de las familias actuales.
"El otro pie" juega con una ficción racial en la que los negros norteamericanos acaban habitando en Marte. La llegada de un cohete con un hombre blanco despertará viejos temores y ansias de venganza; la conexión con los odios raciales actuales no deja de sorprender al lector.
"La bruja de abril" es una historia de amor protagonizada por una especie de hada. Es un relato extraño que juega con las voces de los personajes y que apunta hacia reflexiones sobre los sentimientos (es el que más ha gustado a las chicas).
"La sirena del faro" es un cuento de misterio, con monstruo marino incluido, que oculta en el fondo un aviso a navegantes: nos estamos quedando solos en el mundo, como especies y como seres humanos.
Creo que se trata de un buen libro para este nivel. Además, leer a Ray Bradbury siempre resulta enriquecedor para cualquiera.

La metodología que hemos seguido para esta lectura ha sido la ya habitual en 2º de ESO:
  • Los grupos estándar han leído el libro en casa; durante algunas semanas, el profesor pasa por cada alumno y toma nota de cuál es su avance (realizando las preguntas oportunas); posteriormente, han completado una ficha de lectura que se debate y corrige en clase; quienes desean subir nota, entregan la ficha ya corregida y en limpio.
  • En los grupos especiales (con alto índice de fracaso y problemas diversos), el libro se ha leído en clase y la ficha también se ha ido haciendo en el aula; para ello se dedicaba una hora semanal durante poco más de un mes (debo decir que, en uno de los grupos ni siquiera hemos podido leer en clase, a pesar de que somos dos profesores en el aula: es mi primer fracaso con la lectura en el aula).
A continuación os dejo los enlaces por si queréis descargar el libro y la ficha de lectura. El libro es conveniente que lo compren ellos, porque es atractivo y con algunas ilustraciones. En los grupos difíciles, nosotros llevábamos quince libros del departamento para prestar durante esa hora. El libro que os ofrezco para descargar es un documento que he preparado siguiendo la edición de SM, por si lo queréis leer, a partir de varios cuentos que están en versión digital en internet. En cuanto a la ficha de lectura, la autoría corresponde a mi compañera Elena, y yo sólo le he dado formato y la he digitalizado.
(*) Addenda 27 de marzo 2009: Según me informan de Scribd:
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No sé si quienes han reclamado son los herederos de Bradbury o la editorial SM, pero, en cualquier caso, habréis de comprar el libro.