31 diciembre 2016

Hacia el 2017

Acostumbro a dejar a final de año una nota con las entradas del blog más visitadas o más apreciadas del año, que son las siguientes:
También quedan ahí las sesquidécadas, esos jalones de reseñas literarias con la mirada puesta quince años atrás. No puede faltar tampoco la selección de algunas de las lecturas que más poso dejaron este 2016.
Gracias por vuestra compañía y, ahora sí, feliz camino hacia el 2017

Crédito de la imagen: 'untitled'

29 diciembre 2016

De qué se ríen los docentes, por no llorar

El año pasado surgieron, casi como una broma ligera, las inocentadas educativas, una serie de tuiteos en los que los docentes planteaban un universo educativo paralelo lleno de problemas y soluciones al mundo real. Este año se ha repetido la convocatoria, en la que se han escrito casi mil aportaciones, y que ha conjurado a cientos de participantes con ingenio desaforado, cuyos tuits más destacados he recopilado en el storify que acompaña esta nota. He tenido ocasión de leerlos casi todos y he aquí mis conclusiones acerca de las quejas más habituales en la comunidad educativa, principalmente entre los docentes.

De qué se quejan los docentes:
  • Falta de consenso en las leyes educativas
  • Dificultades para atender la diversidad en el aula
  • Ser cuestionados de continuo por las familias
  • No disponer de tiempo para organizarse y coordinarse
  • Falta de equipamiento y recursos materiales
  • Malas conexiones a redes en los centros
  • Falta de esfuerzo del alumnado
  • Excesiva burocracia o problemas con las plataformas de gestión docente
  • Poco reconocimiento por parte del resto de la comunidad educativa
  • Escaso apoyo de la administración, especialmente de la inspección o de los políticos
  • Inestabilidad de la plantilla, especialmente con profesores interinos
  • Poco valor de la pedagogía de salón procedente de expertos ajenos al aula
También se observa autocrítica:
  • Incomprensión de sus colegas cuando innovan contra corriente
  • Tendencia a no implicarse en el correcto funcionamiento de los centros
  • Abuso del libro de texto o de los deberes
  • Poca disposición a cumplir las normas que les afectan
  • Metodologías obsoletas o prácticas rutinarias
  • Diferencias entre profesores según su condición laboral
  • Falta de formación
  • Adopción superficial de supuestos métodos modernos
Y críticas desde otros sectores de la comunidad:
  • Falta de empatía con el alumnado o con las familias
  • No revisar las tareas que se mandan
  • Representar los tópicos del "funcionariado castizo"
  • Tener una jornada y calendario privilegiados
Por supuesto, aparecen muchas más críticas, de tipo político, con referencias concretas a la (mala) gestión de tal o cual partido, la eterna lucha entre escuela pública y concertada, la pervivencia atávica de la religión católica en el currículo oficial, o la reivindicación de visibilidad de escuelas rurales, de la FP, de las escuelas de adultos, del colectivo LGTB, de la formación inicial del profesorado... Todos esos tuits los podéis encontrar en la etiqueta #educentadas

Esperemos no nos falte el humor en este año 2017 que está a punto de comenzar y que, algún día, no olviden estas pequeñas bromas tan serias quienes asuman la tarea de dotar de un marco educativo estable a este país.



26 diciembre 2016

Sentado y mirando hacia atrás


Mis recientes funciones de Director han tenido como efecto colateral el retraso en la entrega de las memorias trimestrales de actividad que voy publicando en el blog desde hace años. Aunque la carga de trabajo docente es inferior, sólo diez horas lectivas semanales, la complejidad y diversidad del cargo, y más para un novato, provoca que siempre haya tareas urgentes que me alejan de la vida en las redes. Sin embargo, he defendido -y defiendo- hasta la saciedad la exigencia profesional de detenerse en el camino, de sentarse y mirar hacia atrás, para contar públicamente nuestra tarea docente a los cuatro vientos, por un lado, como bálsamo contra la impotencia o la tristeza de los momentos duros, y por otro, como testimonio de los logros, pequeños o grandes, que llevamos a cabo a diario en nuestro oficio. Ahí va, pues, esta memoria en tres actos.

Primer acto: la dirección

Allá por septiembre, conté en el blog todas las actuaciones que estábamos poniendo en marcha dentro de nuestro proyecto de dirección. Pasado el trimestre, algunas están ya funcionando con mayor o menor éxito. Veamos algunas:
Hemos establecido vínculos de interacción con la Universitat Jaume I, concretamente a través del Máster de Secundaria y del Máster de Psicopedagogía. Todos los alumnos del máster de Secundaria, al margen de los que vengan a hacer las prácticas al centro, tienen que resolver un caso práctico de atención a la diversidad con los parámetros reales de nuestro centro. En un par de sesiones, les conté los recursos y las necesidades que tenemos y ellos deben organizarse como pequeños equipos directivos para darnos sus soluciones, que contarán en unas sesiones en mayo. Por otro lado, tenemos dos alumnas de Psicopedagogía haciendo prácticas en el Departamento de Orientación.

Se han puesto en marcha las reuniones mensuales de Delegados de grupo, con interesantes aportaciones que intentamos resolver. De este estímulo a la participación del alumnado ha surgido el Front d'Estudiants del Bovalar, la primera asociación de alumnos del centro. Siguen adelante los patios lúdicos, la propuesta de juegos populares no sexistas a la hora del patio, con acompañamiento de un docente de Educación Física. También a la hora del patio se ha habilitado un Aula de Ocio (Aula d'Esbarjo), cediendo la gestión al alumnado de Bachiller.

Estamos reactivando la Revista Riu Sec, de momento en versión digital (en formato blog y en Facebook y Twitter) como órgano de difusión de las actividades del centro, pero con intenciones de que haya una versión impresa antes de final de curso. En la revista se van haciendo visibles todas las actividades y hechos relevantes que afectan al centro, como, por ejemplo, el reconocimiento en la lucha contra la violencia de género.

Se ha puesto en marcha la iniciativa Bovalar projecta, que busca incentivar el ABP en los primeros cursos de ESO y en el PMAR. Con el apoyo de Francesc Collado, estamos haciendo un curso de formación en el centro y queremos preparar una semana de los proyectos para compartir y difundir trabajos de cada asignatura, orientados al tema de la Sostenibilidad, principalmente con el leit-motiv del uso de la bicicleta.

Hemos revisado y digitalizado toda la documentación organizativa del centro para mejorar la imagen corporativa, incluyendo la actualización de la página web. Ya se ha creado también un canal de difusión de noticias por Telegram para los docentes y otro para las familias. También se ha activado el twitter oficial @iesbovalar. Hemos comenzado una campaña para identificar al alumnado con Altas Capacidades. Con ellos queremos montar un comité de jóvenes expertos, una especie de consejo de redacción para la elaboración de la revista en versión impresa.

Al margen de todas estas propuestas, se ha incidido en la colaboración con otros agentes de la comunidad educativa: AMPA, asociación de vecinos, Fundación Punjab, Secretariado Gitano, AMICS, SPAM o el Consulado de Rumanía. Todo ello va dando pequeños resultados en forma de colaboraciones más o menos puntuales, como el banco de libros de lectura, las sesiones de mediación o refuerzo, con el alumnado gitano, talleres de habilidades sociales, clases de lengua y cultura rumana, etc.

Con el profesorado, la tarea de Dirección ha sido muy cómoda, ya que los apoyos han sido firmes y hemos contado con la confianza de los docentes desde el primer momento, incluso cuando nos hemos equivocado. Quisiera destacar el esfuerzo por sacar adelante la Comisión de Convivencia, que exige una dedicación extra para renovar unos protocolos y documentación que habían quedado obsoletos. Tampoco he tenido problemas con los miembros del personal de administración y servicios, que han mostrado a diario su gran profesionalidad.

El cargo de director me ha conducido, por otro lado, a conocer, casi de manera personal, a cada uno de los 650 alumnos del centro. Es quizá una de las tareas que más tiempo me ocupa, resolver conflictos y problemas de convivencia entre el alumnado. En la mayoría de casos, se arregla con diálogo, paciente y continuo, aunque es cierto que hemos tenido que abrir numerosos expedientes disciplinarios, generalmente cuando afectan a agresiones físicas o verbales (por suerte sin mucha trascendencia). 



Segundo acto: la docencia

Tengo diez horas lectivas, como decía arriba: un grupo desdoblado de 2º de ESO, un taller instrumental de 1º de ESO, un grupo de Proyecto Futuro y dos horas de refuerzo para atender a la revista de centro. Todo mi alumnado tiene problemas, muchos problemas, académicos y sociofamiliares: alrededor de 140 alumnos del centro tienen necesidades de educación compensatoria por situación de riesgo socioeconómico, familiar o étnico. Ello obliga a quienes trabajamos en el centro a trabajar la inclusión como una estrategia fundamental dentro del aula, ya que de lo contrario sería imposible hacer frente a la diversidad.

Mi desdoble de 2º de ESO son doce alumnos que han repetido ya en alguna ocasión y que tienen el Castellano pendiente de 1º de ESO. La mayoría de ellos son absentistas parciales y alguno total. Este absentismo es la principal causa de fracaso en mi centro, ya que los alumnos no pueden seguir las programaciones ordinarias debido a que faltan uno o dos días a la semana o, a veces, semanas enteras. La regulación de los protocolos de absentismo es ineficaz, como demuestra el hecho de que casi todos ellos ya han sido absentistas en el colegio. Desde que se detecta el absentismo hasta que se activan las actuaciones legales pueden pasar meses... o años. Incluso en el caso de que Servicios Sociales intervenga de manera eficaz con visitas a las familias, suele ocurrir que esos alumnos vienen un par de semanas seguidas y luego vuelve a comenzar el ciclo de ausencias. De ahí que no resulte extraño que en mi grupo de 2º de ESO nunca hayamos estado todos juntos; hay días en que sólo hay tres o cuatro alumnos. Un horror. ¿Qué se hace en el aula, entonces? Hemos estado trabajando la sostenibilidad, viendo el documental Océanos de plástico y elaborando fichas para buscar información al respecto. También en diciembre, junto a los alumnos de Proyecto Futuro, hemos leído el Romancero Gitano para participar en el homenaje a la Generación del 27. Pequeños pasos.

En el taller instrumental de 1º de ESO, hemos leído los Mitos griegos, ampliando la lectura con el conocimiento de expresiones artísticas relacionadas, como la pintura de Velázquez o los poemas de Garcilaso. También realizamos nuestra pequeña aportación a la Semana Europea de la Robótica, inventando robots.

El Proyecto Futuro es un banco de horas de atención a la diversidad que, de momento, se ha articulado en un grupo de refuerzo instrumental de tres horas, que he asumido yo, y otro grupo interdisciplinar que incluye al Aula CiL (alumnado con diversos grados de autismo), que integra artes plásticas y música. Los destinatarios del proyecto son alumnos/as con alto riesgo de fracaso y abandono escolar, generalmente por una trayectoria continuada de absentismo o de inadaptación al medio escolar. Aunque la mayor parte de ellos son de etnia gitana, no se pretende que sea un grupo segregado, ya que el objetivo es que puedan continuar estudios en algunas de las opciones que ofrece el sistema educativo, sobre todo la Formación Profesional Básica. Estos grupos tienen muchos condicionantes, siendo el más destacado el absentismo de nuevo. También se complica la intervención cuando hay expulsiones por expediente disciplinario. Sin embargo, debo decir que, pasado un mes de su puesta en marcha, hemos comprobado que vienen con ilusión y me buscan para que no me olvide que tengo clase con ellos. Creo que, con esa pequeña ilusión, si conseguimos reducir el absentismo mínimamente, habrá una posibilidad de salvar a algunos de ellos.

Con este alumnado llevamos a cabo otra intervención digna de reseña: el estreno de Piratas y libélulas, una película de Isabel de Ocampo, que recomiendo vivamente conocer y llevar a aulas como las nuestras. Llegué a esta película de la mano de la siempre activa Mercedes Ruiz, que me puso en contacto con la protagonista, Matilde Martínez, y con la directora. El pase fue muy interesante, con pasarela de fotos incluida y con una atención y silencio inusitados para este tipo de espectadores. Posteriormente, llevamos al aula el debate sobre la visión que se da en la película sobre los gitanos, que nos llevó a debatir después sobre los roles de género. Cuando volvamos de vacaciones tienen pendiente la realización de las reseñas, que intentaré compartir.

Tercer acto: la vida pública

Antes de llegar a la dirección de mi centro, tenía cierta proyección pública, sobre todo a través de las redes, pero me he dado cuenta de que, según se asciende en el escalafón, las miradas confluyen en uno de manera exponencial. Esto puede ser una gran ventaja si aprovecha para potenciar lo positivo del centro, pero también puede ser un riesgo, teniendo en cuenta lo fácil que resulta cometer un error y que los medios se ensañen con ello. Por ello, me he propuesto moderar mi presencia pública en las redes y mis manifestaciones más o menos ideológicas en los medios. Es autocensura, lo asumo, pero creo que nos falta mucha alfabetización mediática o, al menos, la necesaria para distinguir un perfil personal de uno profesional. Ahora represento -de lunes a viernes- a una comunidad educativa, la de mi centro, y no quisiera perjudicar a nadie por decir en público lo que pienso en privado. Dicho esto, quisiera mencionar un par de acontecimientos de esa vida pública de los que me siento bastante orgulloso.

Por un lado, la repercusión de nuestra iniciativa Centro sin deberes. Se trataba de una propuesta que tiene como finalidad reducir el número de deberes, el peso de las mochilas y el cambio metodológico. Desde el primer día, se ofreció a los docentes, de manera voluntaria, la firma de un compromiso personal. No hemos llegado a la mitad del claustro, pero casi: 27 docentes la han firmado y, de momento, están bastante contentos con los resultados. Nuestra iniciativa nos ha llevado a la portada de algún periódico y a la participación en alguna jornada de debate sobre deberes escolares. No tengo certezas al respecto, ni creo tampoco que sea extrapolable a más contextos, pero creo que en mi centro acabará siendo un elemento positivo, sobre todo para ese alumnado que, lamentablemente, no tiene ayuda ni supervisión fuera de las horas de clase.

Por otro lado, ando muy satisfecho con el reconocimiento por parte del PSPV de mi labor en Educación dentro del campo de las TIC. Ha sido un premio sorpresa, pues no soy militante y estoy seguro de que hay profes igual de válidos que yo, o más; sorpresa, además, por haber compartido premio con mi maestro Felipe Zayas y con los integrantes de PROESO, representados por Elena Baviera, con quien he coincidido en los goliardos educativos y en la farsa de la evaluación. Como dije en el acto, las TIC cobran para mí valor por la "C" de Comunicación. Después de diez años en las redes, el uso de las tecnologías está casi normalizado, pero tal vez el esnobismo está convirtiendo a las TIC en herramientas de exclusión, en barreras que contribuyen a agrandar la brecha entre centros "supermodernos" y centros sin equipamiento digno. Las TIC han tenido y tienen para mí el valor de convertir las aulas en ventanas para ver y para ser vistos, y creo que las administraciones deberían velar para que la Escuela Pública tenga la dotación necesaria para que todo el alumnado llegue adonde tiene que llegar.

Creo que no debo dejar pasar tanto tiempo si hacer memoria, porque, al final, me salen unas parrafadas enormes que pocos se atreverán a leer. Espero que la del siguiente trimestre no resulte tan prolija. Felices fiestas.

Crédito de la imagen: 'Autumn bench'

16 diciembre 2016

Underwood girls #poema27

UNDERWOOD GIRLS
(Pedro Salinas)

Quietas, dormidas están,
las treinta, redondas, blancas.
Entre todas
sostienen el mundo.
Míralas, aquí en su sueño,
como nubes,
redondas, blancas, y dentro
destinos de trueno y rayo,
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
Despiértalas,
con contactos saltarines
de dedos rápidos, leves,
como a músicas antiguas.
Ellas suenan otra música:
fantasías de metal
valses duros, al dictado.
Que se alcen desde siglos
todas iguales, distintas
como las olas del mar
y una gran alma secreta.
Que se crean que es la carta,
la fórmula, como siempre.
Tú alócate
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco a blanco.
Por fin a la hazaña pura,
sin palabras, sin sentido,
ese, zeda, jota, i...

(Fábula y signo, 1931)

Siempre me ha gustado este poema de Pedro Salinas, muy distinto de sus célebres versos de amor. Es un poema vinculado a las vanguardias, con guiños al creacionismo y al futurismo, pero que conserva también el estilo aparentemente sencillo de Salinas. Me gusta su lado lúdico, el poema como acertijo, casi como adivinanza, pero que requiere una lectura en bucle para descubrir la clave que lo descifra por completo y que permite degustarlo palabra a palabra, como ocurre con la buena literatura. Si queréis jugar, no veáis el vídeo que hemos hecho en casa hasta adivinar por vosotros mismos qué o quiénes son esas "underwood girls". Ánimo.



NOTA: No olvidéis que, durante el viernes 16 y el sábado 17 de diciembre, vamos a difundir en las redes y en el aula poemas y versos de la Generación del 27 con la etiqueta #poema27

10 diciembre 2016

Sesquidécada: diciembre 2001

Diciembre de 2001 fue un mes extraño, en el que se preparaban grandes cambios en mi vida, y en el que las lecturas de aquel momento evidencian el rumbo errático de mis gustos e intereses: lo mismo leía la erudita prosa de la Historia de la bibliografía en España, que la violencia explícita de La virgen de los sicarios; al tiempo alternaba la didáctica de La adquisición del español como lengua extranjera, con la ficción oscura de Cerbero son las sombras; el ensayo riguroso de El señor inquisidor, con la deliciosa narrativa de El diablo meridiano... Ya veis, todo un popurrí inconexo de lecturas para un lector descoyuntado.

Pero estas sesquidécadas me obligan a seleccionar y, en esta ocasión, aprovecho para rendir homenaje al recientemente fallecido Umberto Eco. Me animo a reseñar quince años después su curiosa novela Baudolino, novela de intriga y aventura ambientada en la Edad Media con un protagonista que tiene algo de cervantino pero que, a veces, recuerda un poco a Forrest Gump. Quizá no sea ésta una obra recomendada para todos los públicos, pues las múltiples intertextualidades con el universo histórico y literario medieval hacen que el lector poco avisado la lea como una novela de aventuras sin mucho sentido. Sin embargo, si os gustan las narraciones clásicas de viajes, el mundo de los bestiarios y la novela bizantina, disfrutaréis bastante de este relato. En estos días de sofá y mantita que se acercan, a muchos viajeros de salón nos apetece soñar con aventuras remotas; viajar por la Europa real y fantástica del siglo XIII puede ser divertido si uno no tiene prisa por llegar a puerto, incluso si no tiene pensado llegar a puerto alguno. Felices lecturas.

02 diciembre 2016

Ya falta poco para #poema27

Por noveno año consecutivo, volverán las redes a pintarse de poesía con #poema27, la cita anual que celebra el acto fundacional de la Generación del 27. En un par de semanas se cumplirán los 89 años del encuentro de algunos de los autores de ese movimiento literario en el Ateneo de Sevilla. Este aniversario poético lo celebramos llenando la red de poemas y versos de aquellos poetas, sobre todo durante el viernes 16 o sábado 17 de diciembre. Os animo a que publiquéis poemas (o versos) en los blogs, en Facebook, en Instagram, en Google + y, por supuesto, en Twitter, bajo la etiqueta #poema27. La nómina de autores es bastante extensa y podéis encontrar suficientes poemas de ellos en la red. Es también una oportunidad para llenar las aulas de poesía y para jugar en familia con la narrativa digital. Os dejo unos ejemplos y variados enlaces al final por si queréis investigar. Nos quedan por delante dos semanas para que la red se vista de poesía. ¿Os animáis?





Mis homenajes:
También con el alumnado: 

26 noviembre 2016

La farsa de la evaluación



Este vídeo es el producto de una de esas casualidades gozosas del oficio. A principios del verano, José Luis Liarte me propuso participar en unas jornadas sobre evaluación que se realizarían en la Universitat Jaume I en septiembre. Me animó a que escribiese un guion para un entremés cómico y en un par de semanas preparé el texto y se lo hicimos llegar a Joan Collado y Elena Baviera, profes del IES Berenguer Dalmau de Catarroja. Joan, como buen artista de teatro, adaptó el texto pensando en su alumnado y, en los primeros días de este curso, puso en marcha los ensayos y la grabación de esta Farsa de la evaluación. Así pues, han sido ellos y no yo los verdaderos artífices de esta obrita.

Según el diccionario de la RAE, una farsa es una "obra de teatro cómica, generalmente breve y de carácter satírico". Si habéis visto el vídeo que encabeza esta nota, quizá esa definición sea la primera que os venga a la cabeza. Sin embargo, si sois docentes, tal vez hayáis pensado también en la segunda acepción: "Acción realizada para fingir o aparentar". No sé en vuestras sesiones de evaluación cuánto hay de fingimiento, aunque es cierto que muchas de ellas se convierten en auténticos sainetes en los que los actores acaban entre risas y llantos.
He escrito en alguna ocasión sobre la dificultad de evaluar y sobre las contradicciones que genera el trabajar por competencias mientras se sigue evaluando estrictamente la memorización de contenidos. En esas jornadas llegué a plantear incluso lo que llamo la "deslocalización" de la evaluación, es decir, desplazar la mayor parte de la evaluación hacia el propio alumnado, haciendo explícitos los criterios de evaluación antes de cada tarea y tratando de que ellos mismos orienten su desarrollo para cumplir con la mayor exigencia posible con esos criterios. De ese modo, el docente "sólo" tendría que supervisar esos procesos y hacerse cargo de la calificación.
Sin embargo, frente a esa complejidad del acto de evaluar, las sesiones de evaluación siguen siendo más parecidas a la mencionada farsa que a una reunión en la que se cuestionan y replantean métodos y estrategias de aprendizaje. El acto formal de las sesiones de evaluación es meramente sancionador y burocrático, con poco margen para la corrección de errores. Algunas veces funciona más como terapia de grupo para docentes que como elemento pedagógico. Es cierto que esas sesiones constituyen uno de los pocos momentos en los que se reúne el equipo docente, pero las prisas con las que se abordan impiden que esa interacción sea productiva. Si tenéis dudas de ello, ahí está también el bingo de la evaluación, esa viñeta satírica de Xavier Àgueda, con la que tantos os sentiréis identificados.

En ocasiones me he preguntado qué se podría hacer para que las sesiones de evaluación fueran más eficaces. En Secundaria creo que hay poco margen para la mejora. Me gustaría que hubiese posibilidad de cambiar alumnos de grupo, si las relaciones entre ellos no favorecen el aprendizaje; retocar desdobles, sobre todo si no están funcionando como medida de atención a la diversidad; modificar horarios, si se comprueba que atentan contra la lógica del aprendizaje. Como podéis comprobar, son medidas que resulta difícil llevar a la práctica bajo el modelo de un centro de secundaria, donde la organización suele ser un rompecabezas cuyas piezas no pueden moverse una vez montado. También me gustaría que fuésemos honestos, reflexivos y autocríticos hasta el punto de admitir que no es normal que todos los alumnos de un grupo sean excelentes, que ninguno de los alumnos de un grupo merece aprobar, que no podemos deshacernos de los alumnos con dificultades, que no toda la culpa de que el alumnado no aprenda es exclusivamente suya y de su familia. Me gustaría oír en las sesiones de evaluación que los profes proponen alternativas metodológicas y que otros las escuchan y las aceptan o, al menos, no se burlan de ellas. Me gustaría que las sesiones de evaluación acabasen con la sensación positiva de pensar que el próximo trimestre van a mejorar los resultados, que no se van a esgrimir como excusa ante el fracaso ninguno de esos mantras del bingo de la evaluación, porque, por mucho que queramos ocultarlo, en ese fracaso también nosotros tenemos nuestra ración de culpa. Es esa parte de culpa la que puede conducirnos a la última acepción de la palabra farsa, la que convierte la sesión de evaluación en una "obra dramática desarreglada, chabacana y grotesca". Ojalá no sea así.

19 noviembre 2016

Sesquidécada: noviembre 2001

De las mareas lectoras del lejano noviembre de 2001 voy a rescatar únicamente dos libros. Dejo para otra ocasión a Gabriel Miró, cuya prosa preciosista me reservo para un tiempo menos frenético y apresurado.

La primera de mis reseñas recupera una novela que no siempre ha sido suficientemente valorada. Se trata de Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, uno de esos clásicos juveniles que no lo son, en la línea de El principito, Pinocho, Robinson Crusoe o Platero y yo. Como ocurre a menudo, estos libros acaban siendo catalogados como novelas juveniles, despojándolos de la potente carga literaria, filosófica, política y moral con que fueron escritos. No creo que necesitéis saber mucho de las aventuras de Gulliver, porque sus pormenores son bastante conocidos, pero, si no os habéis acercado al original, os estáis perdiendo una sátira política de primer orden, con una ironía que provoca más de una risa y con una llamada velada a la rebelión en más de una ocasión. En la novela aparece la corrupción política, la ambición humana, el sometimiento de los débiles al poder arbitrario... nada que ver con un cuento infantil. Desde luego, para mí fue todo un descubrimiento y una sorpresa. Con el panorama actual, seguro que merece la pena releerlo para que sus críticas cobren nuevo valor.


La segunda lectura es el Ensayo sobre la Literatura de Cordel, de Julio Caro Baroja. Es una obra de referencia para el estudio de lo que llamamos paraliteratura o subliteratura, esos textos que están en los márgenes de la literatura canónica y que, en alguna ocasión, han dado lugar a géneros propios como el folletín, la fotonovela o el cómic. Mi interés por los pliegos de cordel venía del estudio de las relaciones de sucesos de los siglos de oro, sobre las que ya había hecho algún trabajo. Me propuse encaminar mi tesis hacia ese ámbito, después de haber abandonado el intento inicial sobre la Academia de los Nocturnos. El propósito de aquella tesis era indagar en las conexiones entre la literatura fantástica y las relaciones de sucesos, más o menos históricos o legendarios, que acababan convirtiéndose en hechos milagrosos o extraordinarios. En esta línea, la obra de Caro Baroja, desde el ámbito de la etnología, resultaba fundamental y creo que aún hoy sigue siéndolo. Incluso para un lector no especialista, este ensayo es muy entretenido y ameno, con numerosos ejemplos de una literatura que ha pasado a la historia sin pena ni gloria, precisamente por su carácter efímero y popular. Mi acercamiento a los pliegos de cordel iría dando interesantes resultados a lo largo de un tiempo, y este campo nutriría mi cantera de lecturas hasta hoy día. La tesis quedó aparcada, pero de aquellas lecturas siempre guardaré un buen recuerdo que espero seguir compartiendo en próximas sesquidécadas.


27 octubre 2016

Soy un charlatán y, además, emprendedor


Lo reconozco: soy un charlatán. De las cuatro acepciones que figuran en el diccionario de la RAE, me veo reflejado al menos en tres:
1.- Reconozco que hablo mucho y me temo que, a veces, sin sustancia.
2.- Soy indiscreto, sobre todo si consideramos que la discreción es también prudencia.
4.- Me dedico en ocasiones a la venta ambulante de una mercancía un tanto intangible, de la que hablaré más tarde.
Como ven, lo único con lo que no me identifico es con la número 3, eso de "embaucador", ya que supondría que con mis palabras pretendo "engañar o alucinar, prevaliéndose de la inexperiencia o candor del engañado", y a ello todavía no he llegado, creo.

Al hilo de la charlatanería, esta semana he participado en unas Jornadas sobre innovación y éxito escolar, organizadas por Espaitec, el Departamento de Educación de la UJI y el Cefire Castellón para promover la innovación, la creatividad y la iniciativa emprendedora en las aulas de la provincia. Reconozco que, en los últimos tiempos, todo lo que lleva la raíz emprend- me produce cierta urticaria mental, pero no pude negarme, ya que habían pedido mi participación al unísono Reina Ferrández, directora del Departamento de Educación de la Universitat Jaume I (y con quien voy a colaborar en el diseño de la autoevaluación de nuestro proyecto de dirección del instituto), y Lidón Zabalza, asesora del CEFIRE y maestra de Infantil. Se trataba de hablar indiscretamente y de vender una mercancía: las tareas que se hacen en mi aula. Un reto inexcusable para un charlatán como yo.

Sin embargo, no era fácil resumir en una charla de apenas diez o quince minutos tantas historias que han ocurrido en clase. Por eso recurrí a un antiguo alumno, Pau González, que ha tenido la dicha o desdicha de ser pupilo mío desde 3º de ESO a 2º de Bachiller. Ahora, desde sus estudios de Ingeniería, ha podido contar su visión subjetiva de todos aquellos proyectos que llevamos a cabo: Piénsame el amor y te comeré el corazónEl barco del exilioVamos a venderlo todoUn paseo con Antonio MachadoCallejeros literarios o el Quijote sincopado. Verlos ahí, tan seguidos y narrados con la pasión de alguien que afirma que los recuerda como algo enriquecedor, como algo que le ha servido y le sirve para su carrera y para su vida, es el mejor premio que puede recibir un docente. No insistiré más en ello, porque, como buen charlatán, lo he contado con detalle a lo largo de estos años en el blog.

Por otra parte, la idea de las jornadas era estupenda: ligar la formación del profesorado con prácticas reales de aulas de distintos niveles, con el mundo universitario y con Espaitec, que vincula la universidad con las empresas. En ese espacio, como podéis imaginar, había de todo, porque para hablar de efecto contagio era necesario contar con los actores principales, es decir, el alumnado. De modo que también vinieron alumnos de Primaria de Santi Monforte, que han montado su propia ópera dentro del proyecto LOVA, o los alumnos de Infantil de Lidón Zabalza, que aún ahora desde Bachiller recuerdan los proyectos que hicieron en el aula con apenas tres o cuatro años.

Sé que los charlatanes caemos mal. Mirad a César Bona, un buen maestro de pueblo, al que nadie conocía, pero cuyos alumnos aprendían y admiraban, hasta que tuvo la ocurrencia de presentarse a unos premios internacionales y salir nominado; probablemente muchos preferirían que siguiese ahí olvidado por la administración y por sus colegas, rumiando el desencanto mientras pone buena cara a sus alumnos. Sin embargo, rompo una y mil lanzas, como ya he hecho en otras ocasiones, por la necesidad de contar, por la exigencia profesional que tenemos como docentes de hacer visible el trabajo de nuestro alumnado, para que gente como Pau o tantos otros puedan decir que en la Escuela han aprendido mucho y muy bien, y para que todas esas experiencias reales de aprendizaje no se pierdan en el tiempo como lágrimas en la lluvia.

En ese sentido, me reivindico una vez más como charlatán, sin que ello implique que los métodos que defiendo sean los mejores. A diferencia de los charlatanes embaucadores, jamás he vendido una mercancía que no haya probado y, además, me haya funcionado en clase. De hecho, admiro a todos los que comparten experiencias de aula, sean de la escuela, corriente o tendencia que sean, explicadores o gamificadores, flipadores o makers, me da igual. Lo que me cuesta soportar es la crítica de quienes nunca han mostrado lo que hacen en sus clases, o peor aún la de quienes no han pisado un aula (o la pisaron cuando la tele era en blanco y negro). Por mucho prestigio que tengan y por muchas cifras y siglas que exhiban, esos sí que son buhoneros embaucadores, pues cualquiera que viva de cerca la vida del aula sabe que ni existe la fórmula mágica contra el fracaso escolar, ni existe la piedra filosofal del aprendizaje milagroso.

Y ya para terminar, en estas jornadas, Cesar García-Rincón aclaró que el emprendimiento no es únicamente una cuestión neoliberal, sino una actitud que nos mueve al cambio, lo que mitigó mi urticaria hacia esa palabreja, pues me hizo pensar que me muevo entre pequeños emprendedores que lo son sin saberlo. También habló con cierta dosis de humor de una clasificación humana que me atrevo a resumir aquí. "El mundo se divide en tres grupos: los es que..., personas que siempre tienen excusas para no salir de su zona de confort; los hay que..., personas que admiten que algo se debe cambiar, pero depositan ese compromiso en terceros; y los vamos a..., que se animan a tomar las riendas". Pues eso, vamos a... 

15 octubre 2016

Sesquidecada: octubre 2001


En octubre de 2001 me encontraba atascado entre dos mundos: la vida universitaria, en la que, a pesar de estar preparando la tesis, no veía ningún futuro, y la vida como profesor de Secundaria, para la que me preparaba con cierta ilusión (sin dar detalle de otra vida más prosaica que me permitía mantener casa y familia). Para esta sesquidécada y recordando aquel tránsito, recupero la lectura de la novela Lo es, de Frank McCourt, que supuso en cierta medida una revelación que me obligaba a tomar partido por uno de esos mundos. Ya había tenido contacto con las aulas reales, pero leer la visión de esas otras aulas americanas no idealizadas por el cine, me ayudó a decidirme por un oficio que tiene algo de heroico y suicida a la vez. Si sois docentes y no os habéis asomado a esta novela, os recomiendo que la tengáis en vuestra lista de lecturas pendientes y, si os gusta, podéis continuar con El profesor, del mismo autor. Precisamente, al hilo de esa encrucijada en la que me hallaba yo mismo hace quince años, reflexiona McCourt sobre la brecha entre las desventuras del profe de Secundaria frente al "drama" de los docentes universitarios:
‘tiene muchas veces la impresión de que ha cometido un error al no dedicarse a la enseñanza universitaria, en la que vas por la vida pensando que cagas buñuelos de crema y sufres si tienes que dar más de tres horas de clase cada semana. Dice que podría haber escrito una tesis doctoral de camelo sobre la fricativa bilabial en el período medio de Thomas Chatterton, que murió a los diecisiete años, porque esas son las mierdas a que se dedican en las facultades, mientras los demás defendemos el frente ante unos chicos que no quieren sacar la cabeza de entre los muslos y ante unos supervisores que están satisfechos con tener la cabeza metida en el culo’ 

La segunda lectura que recomiendo en esta ocasión es un ensayo sobre los siglos de oro de José Deleito y Piñuela, un autor que publicó bastantes escritos de divulgación heterodoxos sobre la España más marginal, escritos no siempre bien fundamentados, pero cuyo tono ágil y divertido suple a veces el rigor documental que debería exigir un texto histórico. Menciono aquí La mala vida en la España de Felipe IV, aunque como digo, cualquier otro de la serie puede ser igual de interesante: El rey se divierte, También se divierte el pueblo... Por cierto, recomiendo acercarse a la biografía de su autor, otro de esos maestros herederos del krausismo represaliados por la dictadura franquista, cuya memoria todavía permanece sepultada en el olvido.



Por último, un ensayo, mucho más cercano en el tiempo, que puede servir incluso para trabajar en el aula (lo he incluido alguna vez en mis lecturas recomendadas), es Leyendas urbanas en España, de Antonio Ortí y Josep Sampere. Se trata de una recopilación de esos bulos tragicómicos que circulan por las conversaciones de amigos y que, con la aparición de las redes sociales, se han convertido en virales. Precisamente el auge de las redes ha provocado que este ensayo haya quedado obsoleto, aunque algunos de los asuntos que aparecen en él siguen compartiéndose por internet y por la mensajería instantánea con la misma ingenuidad y terror que despertaban entonces. Si os interesa la vertiente terrorífica de estas leyendas urbanas, os recomiendo a Jan Harold Brunvand, que ha escrito varios libros sobre ello. Y cuando queráis cazar alguna de esas mentiras virales (hoax), recurrid a las propias redes para no caer en la trampa.


29 septiembre 2016

Gracias, Mercedes


Miren el vídeo que encabeza esta nota. Bajo esa apariencia de inofensiva señora bien educada se esconde una lianta de mucho cuidado, una enredadora de tomo y lomo, un torbellino de aúpa. Es Mercedes Ruiz, aunque seguro que la conocéis en las redes por @londones o Doña Díriga. Hoy esas mismas redes están celebrando su aniversario y quizá su retirada mañana de la vida activa en las aulas; esto último no es motivo de celebración para ninguno de sus colegas o "sus pequeños clientes", pues no será fácil acostumbrarse a su ausencia. Sin embargo, casi todos los que la conocemos sabemos que no se marchará por completo, sabemos que Mercedes (igual que su amiga Conchita) nunca se retirará del mundo educativo y de la Escuela, porque es una Maestra, así con mayúsculas, una profesional a la altura de los más grandes, a pesar de que no la saquen todos los días en el telediario.
Mercedes está presente en mi círculo profesional desde hace mucho tiempo, creo que desde el primer Callejeros literarios, en el que participó desde Londres, exótica como ella misma. Después nos hemos viendo periódicamente, a través de proyectos colaborativos y de redes como Cero en conductay el vínculo ya no es solo profesional, sino humano. Hemos compartido robots y olivos, hemos participado en encuentros como las Buenas Prácticas del CITA o SIMO, en blogs colaborativos como el Día Europeo de las Lenguas, y otras mil iniciativas sugerentes. Pero, ante todo, nos ha unido la pasión por compartir, esa filosofía del ubuntu: "soy porque somos", porque, con Mercedes, siempre ha merecido la pena colaborar: basta un tuit o una llamada para que todos nos pongamos en marcha; ya lo he dicho arriba, lianta y enredadora, pero siempre desde el cariño y el afán por hacer una Escuela mejor, más humana y más bella.
A partir de mañana Mercedes se toma un merecido descanso, pero a nosotros nos deja un poquito desamparados, porque ya nos habíamos acostumbrado a su flujo de trabajo, a sus peticiones y a sus entregas incondicionales. Felicidades, Mercedes, y muchas gracias.

P.S: No se pierdan el retrato que ha hecho de ella Jesús Hernández (@jhergony): Tu retrato docente: Mercedes Ruiz @londones #GraciasLondones

20 septiembre 2016

Sesquidécada: septiembre 2001

Septiembre, septiembre... mes de vuelta al cole, aunque en 2001 aún no tenía un aula a la que volver, ya que estaba en el limbo de los que esperan una llamada de la bolsa de interinos, una llamada que en aquella ocasión se haría de esperar demasiado; pero eso es otra historia. En las lecturas de aquel septiembre de 2001 todavía encuentro textos relacionados con mi tesis inconclusa, libros sobre bibliotecas antiguas y pliegos de cordel. Sin embargo, para esta sesquidécada voy a optar por tres lecturas más asequibles, algo que se pueda aprovechar en este siglo.

El primer elegido es un autor poco conocido, Jan Potocki, que ha pasado sin embargo a la historia de la literatura gracias a su extraña novela Manuscrito encontrado en Zaragoza. No es una lectura fácil, quizá por responder al gusto de principios del siglo XIX, cuando fue escrita, pero sí que encandila a los amantes de la narratología por el inusual juego de narraciones incrustadas, a modo de muñecas rusas, sometidas además al recurso clásico -tan cervantino- del manuscrito encontrado. La trama puede resultar también muy apetecible en nuestra época, en la que tanto se ha revalorizado lo gótico y lo grotesco, con cabalistas, bandoleros, demonios y otras gentes de mal vivir. Recientemente, he leído La torre de los siete jorobados, de Emilio Carrere, y me ha recordado mucho a Potocki y a aquellos otros grandes autores de relatos fantásticos del XIX que abrieron las puertas al cuento moderno.

La segunda lectura es una novela de Elena Poniatowska, La piel del cielo, de la que también guardo buen recuerdo, no tanto por el argumento, sino por el deleite de su prosa y el lirismo de su universo narrativo, un universo, en este caso, con constelaciones de fondo. Posteriormente leí Leonora, de la misma autora, y confirmé que se trata de una escritora inexcusable en el panorama literario actual. 

Para finalizar, una recomendación tan ligera como divertida: el ensayo de Carlo M. Cipolla, Allegro ma non troppo, que incluye dos artículos muy conocidos suyos: "El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media" y "Las leyes fundamentales de la estupidez humana". El primero es una parodia de las monografías universitarias y de ciertas investigaciones tan absurdas como irrelevantes. Por otro lado, el análisis de las leyes fundamentales de la estupidez humana es, a pesar de su carácter satírico, un ensayo certero y atinado sobre la condición humana y la relación entre las personas. 
  1. Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación.
  2. La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona.
  3. Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso.
  4. Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.
  5. Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir.


Sin duda, Cipolla nos quiere advertir del peligro de topar con personas de ese cuadrante inferior, en el que los estúpidos no sólo generan perjuicio propio, sino que provocan la desgracia general, algo especialmente grave si, además, forman parte de la clase gobernante.
Una lectura altamente recomendable en estos tiempos de mediocridad y escasa estima de la inteligencia humana.

07 septiembre 2016

En marcha

Decía a principios de agosto que, en esta nueva etapa como director de mi instituto, el tiempo pasaba apresurado y exigía resolver urgencias dejando de lado las cuestiones importantes que guiaban nuestro proyecto de dirección. Estamos a 7 de septiembre y mañana comenzarán las clases. Estos días han sido más de lo mismo, un frenesí que no cesaba ni un momento, con demasiados frentes a los que atender, bien por nuestra impericia o bien porque los plazos en la Escuela son inexorables. La cuestión es que hay que parar y reflexionar, aunque no haya tiempo para ello, aunque día tras día la tentación de procrastinar y dejar de escribir en el blog sea una fuerza poderosa que te invita a callar o a no airear los pocos aciertos y las muchas preocupaciones. Es muy necesario detenerse a pensar en lo importante, en lo que no acabé de contar en aquella nota de principios de agosto. Vamos con ello.

En el claustro inicial tuvimos un tiempo para hablar del Proyecto Educativo de Centro y de las señas de identidad que queríamos mantener vivas: 
1. Ser un centro plural y democrático.
2. Promover la socialización y la normalización lingüística
3. Apostar por la formación integral del alumnado.
4. Promover metodologías activas.
5. Dar un impulso a la innovación y la formación.
6. Implementar las tecnologías educativas.

Este es el proyecto educativo que ya teníamos en el centro y que queremos garantizar mediante las cinco grandes líneas estratégicas de nuestro programa de dirección:

1. Centrar recursos humanos y materiales en la lucha contra el elevado fracaso escolar, especialmente, en los primeros cursos de la ESO.
2. Abrir canales de comunicación eficaces con la comunidad educativa, especialmente con las familias.
3. Promover un Plan de Convivencia centrado en el alumnado, incidiendo en la mediación entre iguales, y procurar que el reglamento de régimen interno sea un documento que se conozca y se cumpla, estableciendo los mecanismos adecuados para hacer las modificaciones necesarias y para aplicarlo.
4. Organizar los espacios y los horarios escolares hacia un mejor aprovechamiento del aprendizaje.
5. Crear grupos de trabajo interdisciplinares para la innovación y mejora educativa.

Estas líneas estratégicas las hemos concretado en 20 aspectos concretos para el periodo 2016-2020, con el fin de evaluar dentro de cuatro años si hemos sido eficaces:

1. Revisar la asignación de grupos para evitar la segregación
2. Reconfigurar los espacios públicos (patios, pasillos, zonas comunes...)
3. Reforzar el Plan Lector
4. Dinamizar la Biblioteca
5. Revisar, renovar y contextualizar el Plan de Acción Tutorial
6. Incidir en aspectos fundamentales para la convivencia del centro, como puntualidad, imagen limpia del centro, respeto al profesorado y a los compañeros...
7. Reformular el Aula de Convivencia como espacio educativo y no meramente sancionador
8. Promocionar la cultura de prevención de conflictos y refuerzo de la figura del mediador
9. Aclarar y mejorar las normas de convivencia existentes (plan de convivencia y reglamento de régimen), así como mejorar la aplicación de medidas correctoras
10. Promocionar la inclusión efectiva del Aula de Comunicación y Lenguaje (autismo) en la organización del centro
11. Reformular las sesiones de evaluación como herramientas de reflexión y mejora didáctica
12. Promocionar un Consejo Escolar más efectivo y participativo
13. Convocar Claustros más transparentes y participativos
14. Realizar Comisiones de Coordinación Pedagógica más centradas en aspectos organizativos y educativos
15. Dinamizar la participación e implicación del alumnado en el funcionamiento del centro
16. Dinamizar la participación de las familias a través de la activación del AMPA
17. Garantizar la prevención de conductas conflictivas a través de la ocupación lúdico-cultural del tiempo libre
18. Racionalizar las actividades extraescolares, vinculándolas al proyecto educativo para que sean inclusivas y formativas
19. Organizar sesiones de intercambio de experiencias educativas al final de curso
20. Difundir públicamente las actuaciones educativas más destacadas

Por otro lado, a final del curso pasado, publicamos un formulario con 25 propuestas concretas para comenzar a poner en marcha de manera inmediata. Esas propuestas tenían una escala del 0 al 5 para que los docentes pudiesen valorar su importancia. Las más votadas han sido las siguientes:

Propuestas para poner en marcha durante el curso 2016-2017

  • Establecer vínculos de interacción con la Escuela Oficial de Idiomas y la Universitat Jaume I para mostrar trabajos de nuestros alumnos o recibir agentes externos en las aulas (en marcha).
  • Promover una Asociación de Alumnos con la participación de los Delegados para gestionar la comunicación con la comunidad educativa (en estudio).
  • Modificar la distribución de los espacios para recibir a las familias en la Planta Principal (en marcha).
  • Promover juegos populares no sexistas a la hora del patio, con acompañamiento de un docente de Educación Física (en marcha).
  • Habilitar un Aula de Ocio a la hora del patio, cediendo responsabilidades a los alumnos que pidan la llave y con supervisión del docente de guardia (en marcha).
  • Establecer una reunión mensual de la Junta de Delegados con asistencia del Equipo Directivo y mediadores (en marcha).
  • Mentorización del profesorado nuevo por parte de compañeros definitivos en el centro, con los que comparta guardias (en marcha).
  • Reactivación de la Revista Riu Sec (en papel/digital) como órgano de visibilización y difusión de las actividades del centro (en marcha).
  • Asignar a cada Departamento un fragmento de pared de los muros del centro para realizar propuestas de intervención plástica relacionadas con su ámbito (renovables periódicamente) (en estudio).
  • Establecer una semana de los proyectos en el centro para compartir y difundir trabajos de cada asignatura, con talleres organizados por el alumnado (en marcha).
  • Revisar y mejorar la imagen corporativa del centro mediante un concurso de ideas entre alumnado y profesorado (en marcha).
  • Crear una mediateca orientada a la educación en valores para servir de apoyo al Aula de Convivencia (en estudio).
  • Crear un canal de difusión de noticias por Telegram para las familias (en estudio, aunque de momento está en marcha el twitter oficial @iesbovalar)
  • Promover un grupo de trabajo para estudiar las necesidades del barrio y llevar al aula preguntas que den pie a desarrollar actuaciones concretas como respuesta (aprendizaje-servicio) (en marcha).
  • Identificar al alumnado con Altas Capacidades y promover un plan de actuación que no suponga más tarea para ellos sino motivación añadida (en estudio).
  • Organizar unes jornadas lúdico-formativas (dentro del Plan de Formación en Centros) a principios de julio, en las que cada Departamento muestre las actividades más destacadas del curso (en estudio).
  • Organizar una jornada de puertas abiertas para el público en general con especial difusión en el barrio (en estudio)
  • Suprimir el timbre de separación de clases y sustituirlo por música (o silencio) (en estudio).
Veréis que, como balance general, la mayoría de propuestas están ya en marcha o se están estudiando en distintas instancias. También, hemos renovado y actualizado la documentación del centro con ayuda de algunos compañeros y la hemos digitalizado para que cualquiera pueda acceder a ella fácilmente. Además, hemos empezado a desarrollar algunas propuestas y proyectos para ver su calado entre el profesorado. Las más destacadas son las siguientes:

Bovalar projecta: Incentivar el ABP en los primeros cursos de ESO y en el PMAR. Con el apoyo de Francesc Collado, compañero en esto del aprendizaje basado en proyectos y flamante coordinador de secundaria, vamos a intentar que los profes se animen a trabajar de manera cooperativa (ver documento en valencià).

Centro sin deberes: Es una apuesta casi personal y obsesiva, lo reconozco (y lo he contado en el blog), que tiene como finalidad reducir el número de deberes, el peso de las mochilas y el cambio metodológico. Se ha ofrecido a los docentes la firma de un compromiso personal y ya veremos si hay un número considerable de valedores de esta propuesta (ver documento en valencià).

Proyecto Futuro: Son horas del Contrato-programa que irán destinadas a alumnado con perfil de fracaso escolar y de altos problemas de convivencia. Tenemos diez horas de profesorado diverso que, en principio, entrarán en clase con otros profes en aquellos grupos más complejos. Si no funciona el acompañamiento, formaremos pequeñas segregaciones con el fin de hacer aulas-taller y poder dar alternativas inclusivas a este alumnado (ver documento en valencià).

Riu Sec: Cinco horas para levantar de nuevo la revista Riu Sec que durante unos años fue un elemento de difusión y de integración de competencias y que ha permanecido más o menos latente en lo digital en los últimos años. En esas horas también atenderemos al alumnado más difícil de los grupos de ESO para que puedan reforzar competencias comunicativas.

Patios lúdicos: Docentes de Educación Física promoverán juegos no sexistas a la hora del patio para fomentar hábitos saludables y un ocio inclusivo.

Todo está ya en marcha, a pesar de que el día a día no nos deja apenas respirar. No voy a decir que sea fácil, pues en muchos momentos dan ganas de tirar la toalla y echar a correr. La sensación de angustia también está ahí, porque los pequeños problemas surgen a cada momento y todos necesitan una respuesta inmediata. Lo más terrible es saber que cada vez que solucionas uno, generalmente provocas otro, porque el engranaje de un instituto es complejo y hay poco margen de maniobra. Por suerte, tenemos el apoyo del claustro y del resto de la comunidad educativa, y eso nos anima a seguir en la brecha y aguantar. Aunque todo esto nos quite el sueño por la noche, durante el día seguiremos soñando con una Escuela mejor. 

Crédito de la imagen de cabecera: IES Bovalar en el Instagram de Nuño Jiménez

23 agosto 2016

Sesquidécada: agosto 2001

En agosto de 2001 estaba preparando algunos artículos sobre Juan Luis Vives, ese casi desconocido en esta tierra y que en cualquier otro lugar del mundo sería un referente. Mientras leía algunas monografías sobre el humanista valenciano, me asombraba la paciencia con que tuvo que aguantar su exilio, ese retiro forzado por sus antecedentes familiares judíos. Lo imagino en Brujas enterándose de que la Inquisición ha desenterrado los huesos de su madre para quemarlos en público. Lo imagino rechazando una y otra vez, por miedo o por despecho, volver a una España de rencorosos mediocres y de envidiosos ante la inteligencia ajena. Lo imagino muriendo lejos de su tierra y con la espina clavada de no haber podido saldar con su inmensa obra la mancha del odio racial. Nada nuevo, en fin.

Entre aquellos manuales de historia y filología se colaron, sin embargo, algunas lecturas que conviene traer a la memoria en esta sesquidécada. El primer autor es un clásico de nuestra literatura, Benito Pérez Galdós: su novela Miau impregnó algunas de aquellas tardes de verano con el aroma del Madrid castizo finisecular, con funcionarios cesantes y preocupaciones pequeñoburguesas. Es una obviedad recomendar a Galdós en un blog de filólogo, pero ante los retazos de lecturas digitales fragmentarios y dispersos de nuestros días, tal vez sea buena prescripción recuperar la prosa sosegada y llena de detalles del maestro canario.

También leí en aquellos días una antología de cuentos de Dino Buzzati, un autor para mí imprescindible tras la lectura de su novela El desierto de los tártaros. Los relatos de Buzzati son siempre inquietantes, como corresponde al cuento moderno, y dejan al lector balanceándose en esa estrecha franja entre el desasosiego intelectual y la satisfacción estética.

La última recomendación enlaza casi con el próximo inicio de curso, pues se trata de los textos del Juan de Mairena, de Antonio Machado, un imprescindible conjunto de reflexiones heterónimas acerca del arte, de la pedagogía, de la historia, de la literatura... Pasearse por los textos de Mairena es casi vivir en directo las preocupaciones de una generación que quiso renovar una España caduca, aquella misma España que quemó a los padres de Luis Vives y que con gusto hubiese hecho lo propio con él mismo de no haber puesto tierra de por medio. Leer a Juan de Mairena, a Abel Martín, a Antonio Machado es también redescubrir el oficio de maestro, algo necesario, cada día más:
No olvidéis que es tan fácil quitarle a un maestro la batuta, como difícil dirigir con ella la quinta sinfonía de Beethoven. 

03 agosto 2016

Lo urgente y lo importante

Llevo apenas un mes a cargo de la dirección de mi instituto y es un tanto apresurado lanzar reflexiones con esa poca perspectiva. No resulta sencillo ponerse al mando de una organización que debe satisfacer en dosis equilibradas a familias, alumnado, docentes y administración, pero es cierto que hay un punto de aventura y de ilusión en ello, sobre todo para los que amamos el oficio y queremos ser un poquito mejores día a día.
En este mes de director he descubierto que el sistema educativo es poliédrico, cambiante, confuso, inabarcable y, sobre todo, inmovilista. Cualquier acción o movimiento parece obedecer a los usos y costumbres, a caminos trazados de los que es difícil salir. La Escuela (y la Administración en general) sigue siendo un animal grande y torpe que hay que conducir con cuidado y paciencia. Por ejemplo, el discurso de la autonomía de centros se ve lastrado por una hiperregulación que va dejando caer decretos, órdenes e instrucciones día a día, en una sucesión de normativas legales difíciles de cumplir al pie de la letra, bien porque se aprueban de manera apresurada cuando ya hay establecido un orden distinto, bien porque no se ajustan a las posibilidades espaciotemporales de la vida real. A veces, incluso, son buenas ideas que, convertidas en leyes, se vuelven abstrusas y perversas. Aun así, hemos sobrevivido a la formación y gestión del banco de libros, al diseño de las plantillas, a la confección de los horarios, al frenesí del proceso de admisión y a todos esos pequeños obstáculos que parecen diseñados exclusivamente para medir la paciencia de los funcionarios. Contar con el apoyo de mi equipo, de la inspección (sí, de verdad) y de muchos compañeros de claustro ha sido vital para ello.
Al terminar julio, sin embargo, me he dado cuenta de que lo urgente ha desplazado a lo importante. Esos trámites que había que ir rellenando y solucionando casi al minuto no nos han dejado tiempo para desarrollar con más profundidad el proyecto de dirección que nos ha traído hasta aquí. Lo importante era, por ejemplo, pulir el Proyecto Educativo de Centro y complementarlo con nuestras líneas de actuación prioritarias y nuevos enfoques metodológicos: ABP, trabajo cooperativo, transparencia docente, visibilidad, conexión con el contexto... Lo urgente se ha impuesto como una espada de Damocles, dejando esa sensación de trabajar en vacío y con la conciencia de estar cometiendo graves errores por acción u omisión, cuando el principal error sería dejar de lado lo importante, lo que puede salvar a nuestros alumnos del fracaso escolar, lo que puede mejorar la convivencia, lo que nos puede unir a las familias. Seguramente, en septiembre (o unos días antes) volvamos al centro y sigamos con la ilusión de retomar el proyecto que acabamos de empezar. Tendremos otras espadas sobre la cabeza (como esas reválidas recién aprobadas, un hachazo a las competencias, a la escuela inclusiva y al aprendizaje significativo) y sobreviviremos al oleaje de nuevas urgencias, pero confío en que nos quedará tiempo también para lo importante, para nuestra idea de Escuela, porque ese debería ser el verdadero horizonte.

P.D: El título de esta nota coincide con la reflexión en el blog de Salva Barrientos, amigo y compañero en el cursillo de nuevos directores de Castellón.

Crédito de la imagen: 'Lichtkunst Esel'

23 julio 2016

Sesquidécada: julio 2001

En época veraniega, la selección de lecturas para estas sesquidécadas se decanta hacia lo lúdico, dejando orillados algunos libros más densos y enjundiosos. Por ello no hablaré aquí ni de la prosa festiva de Quevedo ni los orígenes judíos de Luis Vives, textos que incluso a mí me sorprende haber leído bajo la canícula de aquel julio de 2001.

El primer libro seleccionado merecería casi una nota en exclusiva, aunque apenas necesite presentación: La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Un libro de verano, de invierno y de todas las estaciones, el paradigma de la novela de aventuras, una delicia para disfrutar en cualquier tiempo y edad. Resulta curioso que llegase a mi lista de lecturas de manera tardía, pero eso tiene su explicación: la mayoría de clásicos juveniles los había leído en aquellas colecciones de tebeos de Clásicos Ilustrados Bruguera, de modo que me resultaban tan familiares John Silver o Jim Hawkins como cualquiera de los personajes de Julio Verne, de Dickens y tantos otros. Como digo, La isla del tesoro no necesita recomendación, sino ser leída y releída con la misma ilusión de un niño disfrazado de pirata.

Aprovechando la reivindicación de las Humanidades en el sistema educativo y del valor de esa Filosofía que casi se ha extirpado del Bachillerato, recupero una extraña novela policíaca con fondo filosófico: Filosofía a mano armada, de Tibor Fischer. Es una intriga protagonizada por un profesor de filosofía entregado al atraco de bancos con continuas referencias a los grandes del pensamiento. Sólo para valientes lectores de Humanidades.

Por último, otro clásico de la novela centroeuropea del siglo XX: Las aventuras del valeroso soldado Schwejk, de Jaroslav Hašek . Se trata de una divertida parodia de la novela bélica, con un protagonista tan ingenuo como histriónico, que acaba trazando con sus fracasos una mordaz crítica a la guerra y al absurdo mundo de las jerarquías militares. Como el tiempo termina cerrando círculos sobre sí mismo, quince años después acabo de leer otra novela muy similar, la Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin, de Vladímir Voinóvich. El absurdo de la guerra reducido al humor; lástima que el ser humano no haya sido capaz de leer más y disparar menos.