26 abril 2009

Sesquidécada: abril 1994

En la recopilación mensual de lecturas sesquidecádicas de abril, he optado por seleccionar más que un libro, un autor. Se trata de Ramón Gómez de la Serna. La lectura de aquel abril de 1994 fue Retratos de España, una galería de personajes contemporáneos, de los que Ramón traza breves semblanzas biográficas, recopilada en una edición de bolsillo, ya descatalogada, de la colección Libro Amigo (primero de Bruguera y luego Ediciones B). Aparecen allí retratados Benavente, Blasco Ibáñez, Baroja, Juan Ramón Jiménez, Felipe Trigo, los hermanos Machado, Dalí, Picasso, Maruja Mallo, Manuel de Falla y algunos otros célebres artistas y escritores de la época.
Hace muy poco elogié la biografía que hizo Ramón Gómez de la Serna de otro Ramón. En estos retratos también encontramos la visión particular y siempre ingeniosa de un auténtico mago de la palabra. Por aquellos años, tuve a Gómez de la Serna por uno de los mejores escritores de todos los tiempos; me sorprendía continuamente su capacidad de innovar, su búsqueda incansable de puntos de vista originales, de técnicas novedosas; la greguería me parecía el mejor invento literario. Claro que, conforme iba leyendo sus obras, descubría que no todo el monte es orégano y que, al final, hasta el ingenio más genial agota al lector. Aún así, durante mucho tiempo, su novela El incongruente constituyó para mí el paradigma de las vanguardias lúdicas.
En el aula, de Ramón Gómez de la Serna, todos aprovechamos como podemos las greguerías, algunos, como Lu, con acierto envidiable. Estos retratos contemporáneos también podrían ser provechosos en clase, si hubiese ediciones asequibles (quizá alguien conozca alguna edición digital, pero creo que están todavía bajo derechos de autor). En ellos aparece una imagen muy cercana de escritores y artistas, con sus manías y sus anécdotas. También dan una visión mucho más familiar de su autor, menos preocupado del ingenio que de la complicidad con el lector.
Y si aún queda duda de la modernidad de Gómez de la Serna, he aquí este vídeo en el que, como apunta el autor de DesEquiLIBROS, se nos muestra un digno antecedente de los monólogos televisivos actuales:

20 abril 2009

Pasión y muerte de los blogs

En estas Pascuas de resurrección, he vivido en una dualidad conflictiva: por un lado, he estado probando twitter y observando casi como convidado de piedra el vértigo del microblogging; por otro, he visitado un montón de blogs que se han presentado al premio Espiral Edublogs 09, cuyos finalistas podéis conocer ya. Mientras en twitter se hablaba de los blogs como una especie de dinosaurios al borde de la extinción, en las aulas da la impresión de que los blogs son flores a las que les quedan bastantes primaveras (este año se han presentado al premio casi 700 blogs). Los blogs parecen trenes de mercancías cargados de actividades y recursos, y en twitter, las cosas van tan deprisa que casi no da tiempo a comentarlas, pues se hacen viejas en menos de un día (acabo de leerle a Potâchov una cita de Carlos Cabanillas: "twitter es al blog lo que la barra de un bar a un salón de conferencias").
No me atrevo a sacar la bola de cristal para ver el futuro de todos estos artilugios. Como profe de lengua y literatura, me siento más cerca del blog, pues permite construir textos y planificar tareas de "media distancia". Como seguidor de las TIC, veo que el microblogging es más ágil y fragmentario, algo mucho más acorde con el futuro que nos acecha. Si tengo que pensar en términos semióticos, creo que el blog es un instrumento más cargado de sentido que los gorjeos de twitter. El blog nos otorga un valor semántico dentro de una red de signos de distinto orden (como identidad, como proyección de tareas, como estructura textual...), mientras que twitter, en su minimalismo, nos convierte en puntos de una red de caminos que se cruzan.
El próximo mes de mayo, acudo invitado por Adela a las jornadas de Getxolinguae, un evento que, con una trayectoria de nueve años, se ha convertido en un clásico de su género. Allí pienso hacer una defensa del blog como signo y como eje de relaciones sintácticas y textuales. Espero que, de aquí a mayo, no se nos hayan muerto todos los blogs, pues de lo contrario, tendré que improvisar unos gorjeos de cisne.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/11599314@N00/2355409494

11 abril 2009

La infanzona y el hidalgo

Entre lluvias, letanías y vacaciones malogradas, compruebo que muchos profesores no abandonan la versión 2.0 de su oficio y continúan publicando y comentando por estas redes del señor.
En la nota anterior lanzaba una pregunta sobre la canción de Cecilia Doña Estefaldina. Marcos Cadenato, siempre al filo de la tiza y el ratón, daba con la respuesta casi de inmediato. El poema es de Ramón María del Valle-Inclán, y se llama La infanzona de Medinica. No lo he visto completo en la red, así que reproduzco la versión que recoge Pere Gimferrer en la Antología de la poesía modernista (Ed. Península. Barcelona. 1981):
LA INFANZONA DE MEDINICA

Doña Estefaldina teje su calceta,
puesta de mitones, cofia y pañoleta,
en el saledizo de su gran balcón.
Doña Estefaldina nunca fue casada,
así que en la falda, de cintas picada,
tres gatos malteses hacen el ron-ron.

Doña Estefaldina odia a los masones,
reza por que mengüen las contribuciones,
reprende a las mozas si tienen galán.
Oprime en las rentas a sus aparceros,
los vastos salones convierte en graneros,
da buenas palabras al que llora pan

Doña Estefaldina los puntos recuenta,
y al pie de una silla cose una sirvienta
que prende en el moño cintado cairel.
El busto en el ruedo del halda amarilla
parece un chamizo que enciende Castilla:
bayeta amarilla es grito de hiel.

Bajo el roto alero de hierbas nacido,
con el garabato de un vuelo atrevido
fulmina el vencejo su torvo zig-zás.
¡Caserón de Vargas, viejos artesones,
pinturas de santos, desnudos salones,
Caserón de Vargas, en el polvo das!

Desfila un ringlero de seminaristas,
bayetas peladas como los sopistas,
tricornios jaranos, negrura montés.
Cencerra la recua de mulos hastiales
negros y zancudos, sin goces nupciales,
y el mulero canta canto aragonés.

Doña Estefaldina recuenta los puntos,
del tiempo y las siembras haciendo barruntos,
y cuando la plaza cruza el capellán,
dobla la calceta, pide el rebocillo,
se prende alfileres, y con un banquillo
corre a la novena con trote de can

Doña Estefaldina, sangre de los Vargas,
teje su calceta en las tardes largas
bajo el torvo alero que pica el gorrión
¡Con qué ceremonia en los ademanes
responde al saludo de los capellanes
Doña Estefaldina desde su balcón!
Y si alguien tiene remordimientos por sus vacaciones de maestro, que dedique el tiempo a leer la estupenda biografía sui generis de Valle-Inclán (en la colección Austral de Espasa-Calpe), a cargo de Ramón Gómez de la Serna, que lo conoció de primera mano:
Roto, desvigorizado, desengañado de la esperanza de vivir mejor, me dijo:
-Créame usted... No vale la inmortalidad la vida ésta... La estoy perdiendo a chorros...
Hizo una pausa y continuó:
-Lo malo de la muerte es que hay que volver a ver a todos aquellos que afortunadamente perdimos de vista.
Una cita para tener en consideración en estos días de muertes y resurrecciones.

07 abril 2009

Damas, damas

Por azares del destino, la escritura en el blog está siempre llena de casualidades. Estaba ya prevista una nota sobre una cantautora española y precisamente hoy muere otra cantante de la misma época. Así quedan unidas en el tiempo y el espacio de este blog Cecilia y Mari Trini.
Hoy ha fallecido la voz singular de Mari Trini. Confieso que nunca he sido seguidor de sus discos, quizá porque no soy devoto de los cantautores en castellano, pero reconozco que las letras de muchas de sus canciones son buenas y la voz, desde luego, inconfundible.


Las canciones tienen un uso bastante eficaz en el aula. Los profesores de Español como Lengua Extranjera (ELE) lo saben muy bien y es muy frecuente que compartan sus actividades en el foro FORMESPA, algo de lo que ya he hablado aquí. Es un foro muy activo, tanto para encontrar ofertas de empleo, como para compartir recursos y encontrar ideas; por eso, algunos profesores de castellano como L1 también permanecemos allí agazapados, aprendiendo.
Pero, antes de tan desgraciado acontecimiento, tenía pensado hablar de Cecilia, pues es otra artista de la canción que falleció prematuramente después de habernos dejado canciones que marcaron una época. La mayoría de sus letras y melodias son rentables académicamente, pues son reflejo de una época y de sus inquietudes, como si se tratase de poemas de la década de los setenta.


Quién no recuerda, además de ese Dama, dama, otras canciones que acaban apareciendo en todos esos programas antológicos de la transición española: Mi querida España, Amor de medianoche o la inevitable Ramito de violetas.
Pero, como este es un blog con vocación trascendental, siempre hay un enredo literario entre bambalinas. Y viene a propósito de esta canción:


La canción se llama Doña Estefaldina y, por el personaje que la protagoniza, es muy apropiada para este tiempo de rezos y recogimiento. Sin embargo, ese personaje no está inspirado en la España católica del franquismo, pues remite a una época distinta. En realidad, Estefaldina y sus andanzas están sacadas de un poema de un célebre escritor español. Seguro que muchos sabéis de quién se trata, ¿a que sí?

01 abril 2009

Listo para abril

Después de lo acontecido en la nota anterior, no me atrevo siquiera a utilizar las portadas de los libros que comento en el blog, pues seguro que incurro en algún atentado contra los derechos del diseñador de la portada, del maquetador, del que cosió el lomo, etc. Como he comprobado que en Scribd son muy solícitos a la hora de castigar agravios, he optado por incluir allí mis imágenes, de modo que puedan eliminarlas de un certero golpe de click.
Estos días que se acercan son muy complicados para la blogosfera educativa: media España toma vacaciones el viernes 3 y vuelve el martes 14, y otra media, entre los que se incluye esta Comunidad Valenciana, se van el miércoles 8 y vuelven el martes 21. Así que nos tiraremos casi dos semanas sin ponernos de acuerdo en las lecturas y comentarios de los blogs.
Ante tal panorama, he adelantado mi habitual resumen de lecturas del último trimestre por si a alguien le viene bien hojearlas en vacaciones (Semana Santa, Pascua, o cualquier otro evento primaveral).
Listo para abril Selección de lecturas. Abril 2009.
Del libro de Stieg Larsson queda poco por decir. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina es la segunda parte de la trilogía Millenium. El libro se vende solo, boca oído, quizá más por las circunstancias personales de su malogrado autor que por la propia calidad. Este segundo volumen, a mi parecer, abusa de las casualidades y de los golpes de efecto, pero es buen libro para acompañar las siestas.
Firmin, de Sam Savage, es una fábula amable sobre la pasión lectora, protagonizada por un ratón de librería. Es una lectura ligera y apta para todos los públicos. Chesil Beach, de Ian McEwan, en cambio, tiene ese sabor especial de las delicatessen, una novela corta en la que todo está en su justa proporción. Tanto de una como de otra ha escrito Eduardo Larequi unas reseñas más esclarecedoras que las que pueda pergeñar yo.
También, con un tono intimista, me ha gustado El lector, de Bernhard Schlink. Me habían recomendado la película, pero me cuesta menos ponerme a leer que encontrar un hueco para el cine. Es una historia de literatura y vida, que me recordó a esas novelas en las que hay mucho de engaño y reconstrucción a través de la lectura (Juegos de la edad tardía, Beatus ille, Llámame Brooklyn...).
Lectores, escritores y libreros bajo el fuego cruzado de distintas guerras podemos encontrar también en Zara y el librero de Bagdad, de Fernando Marías, una novela juvenil que pone en paralelo el exilio y muerte de Machado con el desastre actual de Irak. Un juego de espejos que veo demasiado complejo para mis estudiantes de la ESO y que sólo recomendaría en Bachiller.
Igual de complejo me pareció Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini; aquí la dificultad no es técnica, sino de comprensión intercultural, pues se narra la historia de amistad entre dos niños afganos de distinta etnia y clase social. Es una historia dura, pero cuya intriga enlaza el documental con el thriller cinematográfico.
Y para el final dejo dos joyas friquis, en distinta línea. Snow crash, de Neal Stephenson, es una obra de referencia en el movimiento ciberpunk. Es en realidad una especie de novela policíaca protagonizada por un vendedor de pizza y una mensajera en monopatín que se mueven en un mundo post-capitalista gobernado por grandes franquicias. De manera paralela, existe un metaverso, una realidad virtual que avanza los paisajes de Second life. Apta sólo para amantes de los mundo virtuales y de las películas de acción.
En la misma editorial, están los tomos tercero y cuarto de la saga Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin: Tormenta de Espadas y Festín de cuervos. Son fantasías épicas llenas de conflictos políticos, humanos, éticos, amorosos... En ellas puede ocurrir cualquier cosa, de modo que el lector debe andarse con ojo y no encariñarse demasiado de los personajes. El punto de vista cambia constantemente de un personaje a otro lo que nos sumerge en una especie de telaraña de conflictos de intereses. Es difícil decir quién es el malo y quién el bueno, pues de un volumen a otro se van descubriendo matices que habían sido escamoteados por el narrador. Como ya dije, es una serie altamente adictiva, algo que han constatado algunos de mis alumnos.
Si no nos leemos en los próximos días, que aproveche el descanso. A mí, aún me queda cuerda para rato.