29 diciembre 2011

Sesquidécada: diciembre 1996

"Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla...", dice Machado cuando traza su retrato poético. La mía también tiene resonancias de patio andaluz, aunque dejé muy pronto aquellas tierras meridionales para afincarme primero en Valencia y luego en Castellón. Uno de los recuerdos más tempranos ligados a la literatura con mayúsculas se corresponde, curiosamente, con un autor cuyos primeros textos leí hace quince años. Se trata del Inca Garcilaso de la Vega, hijo de una princesa inca y un conquistador extremeño. Era yo muy pequeño cuando paseaba por delante de la casa del Inca, situada en Montilla y me preguntaba quién sería aquel personaje con ese apelativo tan exótico. Y es que esta sesquidécada viene marcada por el exotismo de las crónicas del Nuevo Mundo, en las que destacan dos figuras: este mestizo americano que quiso sentirse orgulloso de ser español y otro español que se avergonzaba de serlo por las atrocidades cometidas por sus paisanos en América, el dominico Bartolomé de las Casas.
En diciembre de 1996 me adentré en la literatura de los orígenes latinoamericanos con estas figuras dispares. El Inca Garcilaso me sorprendió con sus Comentarios reales, una especie de crónica divulgativa de los usos y costumbres en el imperio inca. Su prosa resulta bastante accesible y cercana, sobre todo en la edición crítica de Cátedra que ofrece una selección de los textos más interesantes. Da la impresión, en ocasiones, de estar leyendo un reportaje del National Geographic, por el tono divulgativo que imprime a su obra. Destaca también el interés por dignificar al nativo americano frente a los colonizadores, aunque resulta evidente también la admiración que despierta la civilización europea a este gran prosista. Como dice Jean Franco: "El propósito fundamental del Inca era de carácter justificativo, quería demostrar que el imperio inca podía compararse con los de Roma y Grecia y que su religión no estaba muy lejos del monoteísmo, y que por lo tanto estaba madura para la fe cristiana". Aun así, las autoridades españolas prohibieron tiempo después (en 1782, después de la rebelión de Tupac Amaru) los Comentarios reales, porque se suponía que el libro suscitaba peligrosos sentimientos de orgullo respecto a un pasado precolonial. Como cada cual puede hacer su lectura con arreglo al tiempo que le ha tocado vivir, releyendo algunos apuntes, me quedo con esta cita referida al emperador y sus súbditos, aunque bien sabemos que no tiene nada que ver con nuestro reino:
En el labrar y cultivar las tierras también había orden y concierto; labraban primero las del sol, luego las de las viudas y los huérfanos, y de los impedidos por vejez o por enfermedad (...). Mandaba el Inca que las tierras de los vasallos fuesen preferidas a las suyas; porque decían que de la prosperidad de los súbditos redundaba el buen servicio para el rey, que estando pobres y necesitados mal podían servir en la guerra ni en la paz. 
La segunda obra que traemos a colación es la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, un libro escrito por el dominico español Bartolomé de las Casas. Dice J.H. Elliot que la "Breve relación de la destrucción de las Indias de Las Casas, publicada por primera vez en España en 1552, y la aguda Historia del Nuevo Mundo (Venecia, 1565), de Girolamo Benzoni, contenían más munición de la que incluso hubiesen podido desear los enemigos más fanáticos de España. (...) Sólo hicieron falta las aterradoras ilustraciones de Teodoro de Bry en la nueva edición del libro de Las Casas a finales de siglo, para grabar en la conciencia europea una imagen indeleble de las atrocidades españolas".
En efecto, tras la lectura de esta obra, uno se avergüenza de ser español y de haber contribuido a la explotación y masacre indígena. Sin embargo, nada es blanco o negro, y tras esta obra se esconden intereses políticos y religiosos que desdibujan la veracidad del relato del dominico. Aun así, no podemos disculpar los abusos bajo la excusa de que hubo otros mayores. Es una obra breve que todos deberíamos leer en alguna ocasión para ponernos en la piel del otro, y también, lamentablemente, una obra con una vigencia aterradora.


Y cambiando diametralmente de tercio, para cerrar esta sesquidécada, os dejo un documento con algunas citas rescatadas de un ensayo que también leí en aquellos días y que me resultó muy interesante: La mujer insatisfecha: El adulterio en la novela realista, de Biruté Ciplijauskaité. Para los aficionados a la novela del XIX es una auténtica delicia. Espero que celebréis la entrada del nuevo año con renovadas ansias lectoras.
FELIZ 2012

Crédito de la imagen: Casa del Inca Garcilaso 

22 diciembre 2011

Callejeros Literarios: “el barrio de la alegría”



Hace ya unos cuantos años cantaba nuestro poeta urbano Joaquín Sabina, “vivo en el número siete, calle Melancolía./ Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría,/ pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía/ y en la escalera me siento a silbar mi melodía.” Pues… nosotros lo hemos podido coger, -tenemos bien guardado el billete- y ahora, silbando también nuestra melodía, somos un poco más felices porque en Callejeros Literarios hemos encontrado “nuestro barrio de la alegría”.
Cuando el curso pasado nos lanzamos a las calles, avenidas, glorietas y alamedas de nuestros pueblos y ciudades a buscar huellas de nuestros góngoras, cervantes, albertis o unamunos ninguno de los organizadores de Callejeros Literarios pensábamos que pudiésemos conseguir tanta felicidad. Callejeros es un proyecto que nos parecía muy hermoso. Ahora sabemos muy bien por qué. Gracias a todos los profesores y alumnos que habéis participado con vuestros callejeros, vuestros mapas, vuestras placas, vuestros vídeos ahora somos un poquito más felices. Descubrir con vosotros que la Literatura está viva, que está en la calle, que hay vida más allá del libro de texto ha sido un maravilloso descubrimiento. Gracias a vosotros y a Callejeros –lo queremos repetir muy alto- hemos podido sacar la Literatura a la calle, hemos podido hablar de tú a tú con Espronceda, con Lope, con Gabriel Aresti y hemos callejeado de la mano de Rosalía de Castro, Mariana Pineda, Ausiàs March o Rubén Darío… La Historia de la Literatura deja paso a la formación literaria…
Durante algunos meses hemos recorrido los principales encuentros educativos y blogosféricos para explicar este proyecto colaborativo porque creemos firmemente que es un trabajo por proyectos –no solo una actividad TIC- y pretende modestamente una renovación de la didáctica de la Literatura mediante la educación literaria del corazón: del tú a tú, del calle a calle, del verso a verso… Se preguntaba hace poco nuestro compañero si “la calle Valle-Inclán está alumbrada con luces de bohemia” o si “la calle Góngora ha de ser tortuosa y oscura”. No podemos saber cómo es una ciudad por el nombre que da a sus calles, pero sí podemos ayudar a descubrir a nuestros jóvenes alumnos que bajo esas viejas placas –muchas veces oxidadas- se esconden grandes nombres de nuestra Literatura y, sobre todo, grandes y hermosos textos que nos confortan, que nos alegran, nos entristecen, que nos ayudan a vivir…
Ser callejero literario engancha”, escribió uno de nuestros colaboradores y no nos hemos cansado de repetirlo. Desde que alzamos nuestros ojos buscando un nombre, un título, un personaje no hemos dejado de sorprendernos, de maravillarnos, de alegrarnos. Queremos contagiaros nuestra alegría estos días de luces de colores, de belenes y villancicos e invitaros a que visitéis nuestro barrio de la alegría: está lleno de preciosos callejeros donde la voz de nuestros poetas, escritores y escritoras más célebres se fusiona con la voz de maestros, profesores, niños y jóvenes que pasean, alegres, por sus calles. También queremos invitaros a que durante este nuevo y próspero año 2012 –así sea- os acerquéis sin miedo a vuestros callejeros -visitad la web de vuestro ayuntamiento- y preguntéis, indaguéis y escuchéis cómo os hablan Pablo Neruda, Roberto Bolaño o María Zambrano y os invitan a participar en la edición de Callejeros Literarios 2012 para que nuestro pequeño barrio se convierta en un auténtico himno a la alegría.

Más información:






¡MUCHAS FELICIDADES Y UN PRÓSPERO 2012!
BON NADAL I FELIÇ ANY NOU!
ZORIONAK ETA URTE BERRI ON!
PARABÉNS E UN PRÓSPERO 2012!

16 diciembre 2011

Amor oscuro: poema del 27

Mi aportación al homenaje a la Generación del 27 es el recitado del poema 'Amor oscuro', de Manuel Altolaguirre, ilustrado con imágenes de FlickrCC






  • Para seguir la publicación de poemas en estos días, existe una etiqueta en diigo: poema27; y un hashtag en Twitter: #poema27
ADDENDA:
Durante el día de hoy, estamos grabando poemas en los grupos de 2º/3º de ESO. Podéis encontrarlos en su blog de aula

08 diciembre 2011

Que nos pille confesados

La próxima semana vamos a cerrar Nirewiki, desde hacía años no se podían dar de alta nuevos usuarios y creo que ha llegado el momento de dar de baja el servicio que apenas tenía ya actividad. Para que no perdáis todo el contenido que habéis generado en vuestro Wiki, hemos preparado un sistema para exportar todo el contenido y todos los archivos que hayáis subido...
El cierre de Nirewiki me pilla con dos sitios a los que tenía especial aprecio. El wiki de trabajos monográficos en el que mis alumnos colgaron sus trabajos durante dos cursos y el Homenaje a Ángel González, uno de los primeros proyectos colectivos multimedia. Ayer, cuando recibí el mensaje, me puse a rescatar las páginas del homenaje y estuve creando uno nuevo en Wikispaces; por cierto, no dejéis de escucharnos a algunos profes de la web 2.0, también presentes en otro homenaje que también habrá de mudarse, el de Mario Benedetti que preparó Joselu. A la sazón, descubrí que algunos de los archivos de audio también habían desaparecido (al menos los alojados en Odeo y boomp3). Nirewiki fue un gran hallazgo en su tiempo, pues ofrecía un servicio atractivo de wikis y de blogs (nireblog) en muchos idiomas, con una interfaz bastante sencilla. Una lástima, pero ya se sabe, como es gratis...
Hace una semana, JayCut avisaba de que cerraba su editor gratuito de vídeo on line, y advertía que se debían descargar los vídeos allí alojados para no perderlos. Esta vez no me atrapó con demasiadas cosas, pero podría haber sido peor. Como lo ocurrido con Slide.com, quizá uno de los sitios de imágenes más populares de los últimos tiempos. También Slide ha avisado y ha dejado tiempo suficiente para descargar las fotos o exportarlas a Picasa, pero reconozco que me costará bastante encontrar todos los sitios en los que tengo incrustadas presentaciones de Slide para cambiarlas por las de Picasa (si es que vale la pena tanto esfuerzo).
Miedo me da si la crisis empieza a tumbar sitios en los que confío casi a ciegas, como Scribd, Slideshare o Blogger. Que el error 404 nos pille confesados.

Crédito de la imagen: Picnic network 404

27 noviembre 2011

Sesquidécada: noviembre 1996


Numerosos colegas se hicieron eco el pasado 25 de noviembre del día contra la violencia de género. En esta sesquidécada aprovecharé para deslizar alguna referencia femenina dentro de mis lecturas de noviembre de 1996. 

La primera mención va para La venus mecánica de José Díaz Fernández, de quien hablaba no hace mucho mi amiga Conxa en su blog. Es una novela ligada a las vanguardias españolas, en la línea de los experimentalismos de Gómez de la Serna, Benjamín Jarnés, Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina, Jaime Torres Bodet o Ernesto Giménez Caballero -recomiendo la antología de Buckley y Crispin en Alianza editorial-. Esta venus mecánica representa el espíritu de la mujer moderna y revolucionaria, una heroína que rompe con el papel tradicionalmente reservado a la mujer en su época. Todas estas novelas de los años 20 y 30 del siglo XX tienen ese extraño aire de modernidad y utopía que pronto se vendría abajo con la guerra civil y la Segunda Guerra Mundial. José Díaz Fernández supo ver en su ensayo El nuevo romanticismo el cambio estético que llevaría de la deshumanización del arte de Ortega y Gasset a una atención por los aspectos humanos y éticos, un cambio que quedaría reflejado a la perfección en las poéticas de la Generación del 27. 

El segundo reseñado es el gran Valle-Inclán, que coloca en este mes dos obras con referente femenino de distinto alcance: La Corte de los Milagros y Sonata de otoño.
La primera de ellas es una novela panorámica de nuestro periodo isabelino en la que se muestra el esplendor de la prosa ácida de Valle a expensas de la caricatura de Isabel II y su degradado entorno cortesano. Es un retrato despiadado, tanto de la reina como de su consorte. No necesito dar detalles de la otra obra, que forma parte de las Sonatas, joya del modernismo decadentista en el que las mujeres representan un trofeo para el Marqués de Bradomín, ese galán feo, católico y sentimental. En el caso mencionado se entrega patéticamente a una mujer de edad avanzada. El grotesco final lo dejo en el aire para no desvelar la esperpéntica puesta en escena del autor.


Por último, no quiero dejar en el tintero una novela particular, a mitad de camino entre el teatro y la novela, entre la literatura y el ensayo. Se trata de La velada en Benicarló de Manuel Azaña, considerada el testamento político del que fuera presidente de la República Española. Esta obra fue escrita en Barcelona entre abril y mayo de 1937 en plena guerra civil. Reproduce un (im)posible diálogo entre varios personajes que coinciden en un albergue de Benicarló y que representan las corrientes de opinión política y social de la época. Es una obra fundamental para entender nuestra historia reciente y resulta además muy esclarecedora acerca de la dificultad de entendimiento dialogado entre las facciones en lucha. Si alguien se anima a leerla, puede acceder a ella en formato digital. Dado que esta sesquidécada pretende hacerse eco en parte de la situación femenina, recojo una cita al respecto:

Muchos varones españoles no han llegado a darse cuenta cabal de su posición como cabezas de familia. Abundan los mantenedores de una autoridad marital moruna. Se creen los amos. En un pie de igualdad se tendrían por deshonrados. "¡Cómo se entiende que la mujer...!" "¡Qué iba yo a tolerar...!" Con relegarla aparentemente a los cuidados del hogar y envanecerse de ella cuando es bonita, mantienen una tradición que llaman española.
Lamentablemente, parece ser que las 'tradiciones españolas' pasan casi siempre por la tortura de unos a manos de otros. Nos queda un largo camino por delante para que todo esto cambie.

Crédito de la imagen: Fotograma de Metrópolis, de Fritz Lang

17 noviembre 2011

De vuelta a Internet... en el aula

Algunas historias de la red docente deberían escribirse para que no caigan en el olvido. Sumidos como estamos en el ajetreo de blogs y redes sociales, es normal que no tengamos tiempo para detenernos y mirar hacia atrás, hacia los orígenes de todo lo que hoy nos envuelve. No voy a escribir una nota nostálgica ni reivindicar los tiempos pasados, pero sí quiero aprovechar para recordar la existencia de la red docente Internet en el aula y contar lo que supuso en su día. Es extraño que haya todavía docentes que no conozcan esta red que cuenta casi con 10000 miembros de todo el mundo. Recuerdo perfectamente que a principios de marzo de 2008 recibí una invitación de Felipe Zayas para formar parte de ella. La había creado José Luis Cabello con motivo del Congreso Internet en el Aula que se iba a celebrar de manera virtual y presencial simultáneamente (si no me equivoco, fue la primera vez que se nos ofrecían congresos virtuales, tan habituales hoy día). Me llamó la atención el crecimiento exponencial que vivió esta red en unos días, a pesar de  lo poco que sabíamos entonces de las redes sociales en general y del funcionamiento de Ning en particular.
En apenas dos meses había más de mil personas compartiendo lo que sabían en Internet en el aula. Para mí, uno de los momentos especiales fue el debate sobre el reconocimiento oficial del trabajo con las TIC en el aula, un asunto que había surgido cuando a Lu le negaron, para un mérito al que optaba, la validez de sus magníficos materiales y experiencias. La red se convirtió en un torbellino de ideas y en un foro de debates apasionados del que surgieron amistades que perduran hasta hoy. Quiero pensar que pusimos un granito de arena para que el trabajo en la red dejase de ser tarea de cuatro friquis y pasase a tener un apoyo institucional. De hecho, cuando en 2010 la red Ning avisó de que se convertía en una herramienta de pago, el Instituto de Tecnologías Educativas acabó haciéndose cargo de ella, y comenzó un nuevo ciclo con recursos, actividades, foros y talleres para todos sus miembros.
Por toda esta intrahistoria, cuando me ofrecieron facilitar un Taller Abierto de Aprendizaje en Colaboración sobre Lengua y Literatura, no me pude negar a aportar un poquito de lo que sé a esa red que es de todos, recopilando en un sitio web algunos recursos básicos y comprometiéndome a enseñar lo que yo mismo aprendo día a día. Porque, con independencia de que participes mucho o poco, es importante saber que hay un lugar en el que encontrar colegas y en el que conocer experiencias educativas de todo tipo. Os animo a (re)descubrirlo.

12 noviembre 2011

Aquí cabemos todos


Jaime T. acaba de llegar de Cuba y no se adapta muy bien al modo español de recibir clases. Como su idioma es el castellano, no tiene posibilidad de recibir refuerzos. 
Amelia G. procede de Guinea Ecuatorial y le cuesta hablar castellano, pero tampoco saldrá a refuerzos porque se matriculó a final del curso pasado, con lo que pierde su condición de recién llegada. 
María S. rumana, lleva un año en España y habla muy poquito. Apenas sabe escribir. Cuando se está adaptando, sus padres regresan a Rumanía y se la llevan con ella.
Denis R. viene de Rumanía; se incorpora este curso y por eso está exento de valenciano. Su vocabulario se reduce a unas cincuenta palabras con las que trata de sobrevivir. 
Elena R. está en la misma situación que Denis, aunque a lo largo del curso falta durante semanas porque sus padres deben solucionar problemas en Rumanía y se tiene que quedar con sus primos. 
Miguel O. rumano, es el tercero de nueve hermanos a los que sus padres apenas pueden seguir el rastro. Es habitual que desaparezca a mitad de jornada saltando la valla. No hemos conseguido que escriba nada. 
Antonio H. se ausenta por largos periodos debido a problemas médicos de los que nunca aporta justificación. La última vez que lo vimos fue en noviembre. 
Larissa N. gitana y rumana, sobrelleva con dignidad el desamparo familiar. Tiene una ACIS que no puede seguir porque abandona el centro a mitad de curso, tras haber venido a clase apenas quince días en un trimestre. 
Juan José G. vino de República Dominicana con un informe en el que explicaban que era buen chico. Su nivel es de primer curso de Primaria. 
Elena M. debe ocuparse de su abuela enferma, así que suele faltar dos o tres días a la semana. Allá por enero deja de venir a clase. 
Jénnifer V. procede de un centro de acogida, ya que agredió a un vigilante de seguridad. No hay constancia de que tenga familia. Es violenta en ocasiones, tanto como infeliz. 
Meriem W. argelina, ha repetido primero y repite ahora segundo. Es inteligente, pero su carácter la hace intratable. Consigue reengancharse en un programa de diversificación. 
Andrea D. viene dando tumbos por varios institutos; tiene una hermana autista y no es fácil encontrar centros especializados en los que la atiendan. Es una chica trabajadora, pero no entiende que en clase tenga que sufrir lo mismo que en casa, pues le gustaría ir a un grupo 'normal'. 
Verónica J. es la que controla el patio; es pequeña, pero insulta y pega como una fiera, así que nadie le hace sombra. Viene expulsada de otro centro, así que la fama le resulta útil. 
Arturo F. viene de Venezuela. Es un ligón y sus intereses no están en los libros. Se pelea varias veces con otros chicos de clase para marcar el territorio. 
David B. es gitano y solo viene a clase cuando pasan los servicios sociales, es decir un par de días al mes. Por supuesto, viene con las manos en los bolsillos. 
Omar B. primo del anterior, hace exactamente lo mismo, pero en días distintos; es una cuestión de familia. 
Melody C. es prima de Verónica. Lleva dos años sin escolarizar porque se portaba tan mal que en los colegios no querían ni verla. Es extremadamente lista, tanto como inconstante y ciclotímica. Acumula expedientes por insultos. 
Ernesto A. sufre trastorno de hiperactividad y déficit de atención, con minusvalía reconocida. No recibe atención especializada porque nunca se le tuvo en cuenta ese problema y se le fue aprobando todo. Viene de un colegio concertado que ya no lo aguanta más. 
Liviu D. es rumano y ya ha vivido en tres lugares distintos en el último año. Es especialista en saltar la valla. 
Adriana L. rumana, introvertida, muy trabajadora. Sufre en silencio las bromas de sus compañeros. 
Daniel V. también rumano y muy responsable. Intenta pasar desapercibido, sin preguntar nada aunque no lo entienda bien. 
Gabriela F. tiene problemas de hipoacusia y de logopedia. Es un desastre y casi siempre olvida su audífono, de modo que no puede seguir la clase. Vive con su abuela porque sus padres están en Colombia. 
George T. es tío de Alberto G. también de Guinea Ecuatorial. Nadie se quiere sentar a su lado porque es negro.

Es uno de los grupos de 2º de ESO que he tenido. En estos días, algunos políticos defienden la inversión en centros privados y concertados alegando que así pueden garantizar que "cada padre elija el tipo de centro y educación que quiere para sus hijos". Imagino que los padres de mis chavales también querrían elegir un entorno más 'amigable', pero es lo que hay... esto es la pública, y aquí sí que cabemos todos.

Epílogo:
De todos ellos, al menos cinco consiguieron acabar la ESO. Tres llegaron a Bachillerato, todo un éxito. Otro grupo de 2º de ESO, similar a éste, tuvo menos suerte y ninguno de ellos llegó siquiera a 3º de ESO.

Crédito de la imagen: Colour pencils



01 noviembre 2011

Me han tocado los botones

Nada hacía presagiar que la noche de Halloween se llevaría por delante una de las funcionalidades a las que más uso he dado en los últimos años: Google Reader. El lector de noticias de Google no ha muerto, pero se ha convertido en otra cosa, con un nuevo diseño, con nuevas características, tal vez más social o menos, según los expertos. En todo caso, para quienes utilizábamos el botón de compartir, se ha desvanecido una parcela importante de nuestro PLE.
Llevo usando Reader desde hace cuatro años. Me lo recomendó Ana Ovando y ha sido mi página de inicio en todo este tiempo. He contado alguna vez que su descubrimiento supuso para mí el paso del paleolítico al neolítico en la web 2.0. Sigo alrededor de 300 suscripciones, sobre todo blogs educativos, y me gusta compartir lo que encuentro interesante, algo que podéis ver en un módulo de enlaces en la barra lateral. Sé que otros buenos amigos usaban esa función de Reader (Carlos Cabanillas, Jorge Muruais, Domingo López, Javier Palomares o la propia Ana Ovando, entre otros), por eso esta mañana me he sentido un poco abandonado. Google ha limpiado el diseño de Reader y se ha llevado por delante su función social, que ha desplazado a Google +. Algunos dicen que esto obligará a los usuarios a potenciar el uso del botón +1, lo que permite un alcance mayor, siempre dentro de la red de Google +. Otros están buscando alternativas más o menos sencillas para seguir etiquetando elementos para compartirlos. Y algunos incluso se han alzado en armas contra el nuevo Reader.
De momento, ya que me han tocado los botones, he habilitado una etiqueta de compartidos para seguir con Reader, aunque no descarto pasarme al +1 de Google + para las funciones sociales. El tiempo dirá...

Crédito de la imagen: 'Google Reader shirt from Blogger party'

23 octubre 2011

Sesquidécada: octubre 1996

Octubre de 1996. Me encuentro de nuevo picoteando en mundos de lecturas diversas: los viajes de Colón contados -supuestamente- por él mismo; el Diario del Nautilus, una recopilación de artículos de Muñoz Molina; las elegías de Bierville, de Carles Riba... Una vez más debo escoger para que estas sesquidécadas no se conviertan en listas interminables.
Primera elección: Vida y obra de Luis Álvarez Petreña, de Max Aub. Mi debilidad por este autor es ya conocida por quienes pasáis por aquí. No es esta una de sus mejores novelas, pero tiene dos detalles que la hacen interesante para los aficionados a la literatura. En primer lugar, se fue construyendo a tramos, con invenciones y añadidos a lo largo del tiempo, lo que la convierten en una auténtica obra en progreso. En segundo lugar, el elemento metaliterario y la deliberada confusión entre realidad y ficción la hacen más moderna de lo que parece. De hecho, junto con Jusep Torres Campalans, otra biografía ficticia del autor, conforman un volumen recientemente editado por RBA: Dos vidas imaginarias. Es buena ocasión para disfrutar de los engaños de Aub.
Segunda elección: Madame Bovary, de Gustave Flaubert. Poco puedo decir de esta obra, fundamental dentro del canon de la novela occidental. Recuerdo que la leí para compararla con La Regenta de Clarín -aunque en aquellos días estaba leyendo Su único hijo- y para constatar esa fijación de los autores decimonónicos con el adulterio femenino (trasunto de la propia burguesía, esa dama casquivana acosada por la aristocracia y el proletariado que renuncia a su lugar natural para darse a la fuga con su ideología liberal). Como alguna vez ha apuntado Joselu -otro gran fingidor literario-, no sé si estas novelas del XIX tendrán lectores en esta época de modernidad líquida. En todo caso, otros vendrán que volverán a darles vida, sin duda.
Tercera elección: Els treballs perduts, de Joan Francesc Mira. Esta novela supone una adaptación de los doce trabajos de Hércules a la vida cotidiana de un personaje en la Valencia de los años 80. Más allá de la divertida recreación mitológica en clave urbana, esta lectura me llevó a mi primera intervención pública en valenciano. A pesar de ser castellanohablante y de hacer filología española, en segundo curso de carrera decidí apuntarme a la línea en valenciano, pensando que sería la única manera de lanzarme a hablar en valenciano. Con la reseña de Els treballs perduts me estrené y superé esos miedos a lenguas ajenas que asaltan a todo el mundo alguna vez y que hay que vencer, sobre todo si eres filólogo, pues en eso consiste tu oficio, en amar las lenguas, por encima de patriotismos, por encima de fronteras.

12 octubre 2011

En marcha

Va arrancando el curso y los días fugaces apenas dejan tiempo para contar lo que ocurre en clase. Este año vuelvo a tener mis tres grupos de 2º de ESO, esos grupos complicados en los que se vive el aula de verdad, en los que enseñar y aprender es un reto diario, pero también una gran satisfacción. También sigo con dos grupos de 3º de ESO, como el año pasado, dispuesto a callejear o a lo que haga falta. Por cierto, los callejeros literarios salimos en el periódico Mediterráneo de Castellón, y también vino la radio a hacerles una entrevista a los chavales (espero que me pasen pronto el podcast de la emisión).
Con los grupos de 3º de ESO planteé la actividad de "la primera vez", una propuesta interesante de Lourdes Domenech. Aunque algunos las enviaron por correo electrónico, la mayoría no quisieron publicarlas, así que me he de conformar, de momento, con ofreceros únicamente los títulos de sus redacciones (podéis leer las que ha publicado Marian Calvo). De paso, he probado Empressr, una herramienta que sugerían las chicas de Blogge@ndo. También hemos comenzado la lectura de libros, con los que espero participar pronto en Kuentalibros. Ya veis, un no parar, como siempre, aunque es posible que aún venga alguna sorpresa...

  Ver presentación en Slideshare

Addenda 13/10/11:
Como advertía, se ha emitido un reportaje en "Hoy por hoy" Radio Castellón, cadena Ser, con las entrevistas al alumnado y a mí mismo. Aquí la tenéis completa:

07 octubre 2011

Mayorcitos y con las manos en los bolsillos





En los años 80 tenía su gracia aquello de volver a la escuela de mayorcito. Sin embargo, en los últimos años, estamos viviendo en los institutos una situación casi impensable en los años del ladrillo, en los que muchos contaban los días para poder abandonar el instituto lanzando una carcajada sobre los pardillos que se tenían que quedar, y esta novedad consiste en que un buen puñado de jóvenes regresan a las aulas o tratan de permanecer en ellas muy por encima de la edad de escolarización obligatoria. 
En un sistema normal -si los hay-, ello no implicaría ningún problema; al contrario, es lo deseable para la sociedad, que todos acaben una formación básica. Pero, por ejemplo, en nuestro instituto es muy común encontrar alumnos que, con 16 años, están en 2º de ESO con un montón de asignaturas suspendidas y con un largo historial de fracaso escolar. Dado que los itinerarios profesionales se ofrecen -en el mejor de los casos- en 4º de ESO, algunos tratan de pasar un año -3º de ESO- calentando la silla para ver si los aceptan en un PCPI o en otros programas de diversificación (teniendo en cuenta que existen muy pocas plazas, la mayoría acaban marchándose igual). 
Siempre he defendido la existencia de esos programas y los he reclamado para mi centro, que cuenta con unos índices de fracaso escolar indecentes en primer ciclo de la ESO (más del 60% de alumnos de 1º y 2º son candidatos al abandono). También he denunciado desde aquí que esos programas han ido desapareciendo (nos voló la Diversificación de 3º, después los programas de refuerzo a alumnado extranjero, profesores de Educación Compensatoria, etc.), de modo que asumir el peso de un alumnado al que difícilmente se va a poder atender con dignidad resulta ingenuo o incluso perverso, según se mire.
Planteada la cuestión con los colegas, hay dos posturas:
a) Asumir que todo alumno con riesgo de fracaso debe ser salvado, cueste lo que cueste.
b) Exigir que cualquier alumno que cumpla los 16 años, solo pueda permanecer en el centro si cumple con sus obligaciones.
La opción a) está clara y es la que defiende también la administración, pues permite maquillar las cifras de fracaso escolar, aunque solo sea temporalmente. También contenta a muchas familias que dicen claramente que prefieren tener a sus hijos en el instituto que en casa, aunque allí no hagan nada, algo que puede generalizarse y que está llenando nuestras aulas de jóvenes que vienen con las manos en los bolsillos a pasar el día en compañía.
La opción b) implica exigir el cumplimiento de la ley, que dice claramente que para exigir los derechos se deben cumplir los deberes. Así, un alumno sólo podría estar escolarizado después de los 16 años si cumple con sus obligaciones. Vengo defendiendo esta opción por varias razones. La primera es una cuestión legal: si la escolarización es obligatoria hasta los 16, no tiene sentido obligar a los centros a matricular a alumnos por encima de esa edad si no están en condiciones de obtener un título. La segunda, también legal en cuanto a que deriva del Decreto de derechos y deberes del alumnado, es que no podemos garantizar el derecho de un alumno a costa de sacrificar el derecho a la educación y el respeto de los demás, un atropello que viene siendo habitual cuando existe alumnado de este perfil.
Sé que muchos se echan las manos a la cabeza cuando hablo tan claro supuestamente en contra del alumnado a quien suelo defender con ahínco en todas las ocasiones, pero resulta que la opción a) nos lleva a la concepción del sistema educativo como una caritativa ONG -o una parroquia de barrio- que acoge en su seno a los necesitados gracias a las buenas voluntades de los docentes. Imaginen un hospital especializado en el tratamiento de tumores, con un equipo técnico y humano de vanguardia al frente; imaginen que, pasado el tiempo, las máquinas no funcionan y los médicos han desaparecido. ¿Seguirían pensando que es un buen hospital? ¿Puede un instituto seguir ofreciendo educación de calidad si no se garantizan sus recursos?
Personalmente, si los jóvenes han de quedarse en los institutos entre los 16 y los 18 años, como si estuviesen en una guardería, creo que los políticos deberían aprobarlo en el Parlamento y dar la cara a la sociedad, en lugar de hacerlo de tapadillo como se viene haciendo, a costa de docentes y resto del alumnado.

28 septiembre 2011

Sesquidécada: septiembre 1996

Algunos de vosotros ya sabéis la facilidad que tengo para ilusionarme con proyectos y actividades en los que se pueda aprender algo. Podéis imaginar, pues, lo que supuso de revelación la carrera de Filología, tan vasta, tan llena de vericuetos y erudiciones, tan diversa y estimulante (eso sí, siempre alejada de la enseñanza docente y sus secretos, como si uno siempre fuese a ser el eterno estudiante...). Digo lo anterior sin ironía (excepto el paréntesis, claro), ya que viví todos los comienzos de curso con la ilusión de un niño con zapatos nuevos.
Revisando las lecturas de septiembre de 1996, me descubro también como alguien previsor que, antes de que comiencen las clases ya se había tragado monumentales monografías sobre el Romanticismo, el Realismo y Naturalismo, que iban a ser asunto prioritario en aquel curso. Así aparecen manuales de Joan Oleza (La novela del XIX: del parto a la crisis de una ideología), de Arcadio López Casanova (La poesía romántica), así como antologías diversas del costumbrismo o la crítica literaria del momento.
Todos aquellos discursos teóricos se los llevó la marea del tiempo y son joyas arqueoliterarias que uno puede consultar en la red con ciertas limitaciones. A mi parecer, la Universidad está aún más lejos de la realidad que los institutos, y mantiene un celo injustificado sobre sus publicaciones, rara vez disponibles para el público general o para los estudiosos que vivimos al margen de las Facultades. Salvo contadas excepciones -que las hay-, apenas he encontrado profesores universitarios de mi especialidad en la red de quienes aprender y con quienes compartir. Por otro lado, las revistas filológicas siguen siendo para suscriptores, sus estudios son tan opacos y eruditos que no tienen ya sentido con los avances técnicos actuales y, si no cambian las cosas, la imagen del filólogo está condenada a parecerse más a los monjes medievales que a los investigadores del CERN, por ejemplo.
Pero, como estas sesquidécadas son para hablar de literatura y libros, no me quedo con las ganas de comentar dos lecturas que han dejado poso. La primera son las Cartas a Galdós, de Emilia Pardo Bazán, en una edición de Carmen Bravo Villasante de la editorial Turner. Hace poco comentábamos -mis amigas y colegas Conxa, Mª José y yo- la extraña sensación de descubrir las intimidades de dos figuras admirables que, en sus intercambios epistolares, se mueven entre lo más cursi y lo más intelectual: "Pánfilo de mi corazón: rabio también por echarte encima la vista y los brazos y el cuerpote todo. Te aplastaré. Después hablaremos tan dulcemente de literatura y de Academia y de tonterías. ¡Pero antes te morderé un carrillito" (me reservo otros fragmentos impropios del horario infantil...). Desde luego, al pobre Pérez Galdós, a quien doña Emilia llama "ratonciño", sólo le faltaba que Valle lo llamase don Benito el garbancero...
La otra lectura es una novelita corta de Pedro Antonio de Alarcón, El clavo. Cumple todos los requisitos del culebrón romántico y criminal, y podría convertirse en capítulo de una teleserie actual del género (Bones, por ejemplo). No es nada del otro mundo, pero resulta muy representativa de su época y tiene el gusto por el detalle que cualquier filólogo -incluso los de aula- sabe valorar. Y se puede encontrar en la red, algo que se agradece, porque la clave del futuro es difundir y no esconder.

14 septiembre 2011

Algunas lecturas y varios acertijos

Justo para empezar el curso dejo unos breves apuntes de libros que quizá puedan interesar a alguien. Trataré de ser sucinto y esquemático -en contra de mi costumbre- porque prefiero que algunas de estas reseñas vayan al proyecto Kuentalibros, una experiencia que me parece estupenda y en la que quiero colaborar muy pronto.

  • El pan de la guerra, Deborah Ellis (Edelvives)
 Es una novela dura, con un fondo social y humano que muchos desconocemos pero que resulta muy cercano en el ámbito de los sentimientos. Ninguna concesión a la ficción, pero tampoco a la lágrima fácil. Tiene continuación en El viaje de Parvana.
  • Mala luna, Rosa Huertas (Edelvives)
 Una novela juvenil en la que dos adolescentes indagan en la memoria de unos familiares que tuvieron relación con Miguel Hernández. La historia es verosímil y huye del maniqueísmo. Los personajes están tratados con mucho mimo y la intriga se mantiene hasta el final. También mantiene una relación bastante fiel con la verdad histórica del momento. Será lectura de referencia para 4º de ESO en mi centro.
  • Los mejores relatos de ciencia ficción, Varios autores (Alfaguara)
Tal vez un título demasiado pretencioso para una recopilación de algunos clásicos del género, de enfoques y calidades diversas. Algunos relatos pueden funcionar bien en la ESO, aunque creo que el libro entero puede resultar aburrido para los poco aficionados a la ciencia-ficción. La ventaja es que se pueden encontrar en la red algunos relatos sueltos y se puede proponer elaborar una antología personal.
  • Cuando Hitler robó el conejo rosa,  Judith Kerr (Alfaguara)
Un clásico de los institutos que mantiene vigencia a pesar del tiempo. El mayor logro consiste en mover la historia por las periferias del horror nazi sin caer en victimismos ni en demagogias. Muy recomendado para trabajar la historia reciente de Europa en los primeros niveles de la ESO. Hay numerosas fichas y actividades para trabajar esta lectura.

  •   Donde surgen las sombras, David Lozano (SM)
 Novela de misterio que reúne buena dosis de ingredientes esenciales del género juvenil o best-seller: sociedades secretas, snuff-movies, videojuegos y túneles. Ritmo trepidante y una trama sólida, aunque un punto inverosímil en ocasiones -como suele ocurrir en estos casos-. Recomendable en 3º de ESO, por ejemplo.

  • Fuga de Proteo 100-D-22,  Milagros Oya (Bambú) 
Otra incursión en la ciencia-ficción, en este caso bajo las profundidades marinas. Al estilo de las distopías literarias más conocidas, la autora plantea interrogantes muy acertados que pueden dar lugar a debates interesantes en clase. Sin embargo, creo que la historia quiere abarcar más de lo necesario y se dispersa en hilos bastante disparatados. También resulta triste que estas ediciones atractivas de la editorial bambú estén salpicadas de erratas inexplicables.

Cierro con una propuesta que, sin ser juvenil, podría encajar perfectamente en las colecciones juveniles. Se trata de dos novelas de Luis García Jambrina, El manuscrito de piedra y El manuscrito de nieve. Ambas tienen en común una intriga policíaca a finales del siglo XV, en la que Fernando de Rojas, un bachiller de Salamanca debe resolver diversos crímenes. Me ha gustado el modo de enlazar la historia y la ficción, con numerosos guiños a los aficionados a la literatura, pero creo que en muchas ocasiones el autor sobrepasa con su tono divulgativo lo razonable para una novela. Podrían ser novelas interesantes en 1º de bachiller.

Y para las lecturas de adultos, os planteo una serie de acertijos por si queréis adivinar mis propuestas. Algunas son fáciles, de verdad:
1.- Visión cruda de la clase media australiana, con reflexiones interesantes acerca de la moral y la educación, a cargo de un autor de origen griego.
2.- Novela de ciencia-ficción que reflexiona sobre el valor de la memoria. Su autora eligió ese título a partir de una última frase célebre en una de las mejores películas del género.
3.- Novela en la que su protagonista se hace célebre a partir de un plagio. El enredo incluye críticas al mundo de la investigación científica, el sueño americano, las energías renovables...
4.- Curiosa historia biográfica novelada de un artista flamenco en los avatares de la Unión Soviética desde la Revolución hasta los años 50.
5.- Autora de novela negra israelí que elige para cada uno de sus crímenes un determinado gremio, que disecciona en un lúcido análisis humano y social.

05 septiembre 2011

Buenas prácticas (fuera de ley y de jornada)


La lectura de Luces de bohemia en 2º de Bachillerato es una actividad curricular y obligatoria. En la evaluación trimestral supone un 20% de la nota (dos puntos), aunque también es cierto que en esos dos puntos se recogen otras competencias relacionadas con la literatura y la expresión lingüística. Para la preparación de esa lectura hay dos caminos, el fácil y el difícil. El fácil es proporcionar a los alumnos unas fotocopias de teoría y recomendarles que se las memoricen para la selectividad. El difícil exige tratar de que los alumnos entiendan el contexto de producción de la obra, comprendan la posición del autor en el panorama literario y político de su época y, por último, que descubran la calidad artística y lingüística del propio texto.
Sello de Buena Práctica leer.esCuando propuse la lectura acompañada de Luces de bohemia con la ayuda de la red social Tuenti, sabía que elegía el camino difícil, pues no tenía sentido darles allí lo que podría haber fotocopiado en clase. Por eso me satisface haber recibido por ello la mención de Buena Práctica lectora del portal Leer.es, junto a magníficos compañeros de la red. No voy a hablar de la dedicación personal que supuso aquella actividad (tanto en su preparación como en su puesta en práctica), pues quienes siguieron aquellas sesiones saben lo complicado que resulta medir la atención personalizada en una red social. Además, era una actividad que no podía reemplazar otros contenidos de clase, es decir, era una mera actividad de ampliación o refuerzo, sin nota, voluntaria. Sin embargo, el recibimiento de la actividad fue maravilloso en el aula y se extendió a más niveles (y supongo que a otros alumnos ajenos, pues la página está abierta a todos). Ahora, buena parte del alumnado me hace consultas a través del Tuenti, sabiendo que estoy por ahí en algún momento del día o la semana. Muchos se preguntarán por qué un trastornado funcionario es capaz de trabajar fuera de horario durante un trimestre para que sus alumnos consigan dos puntos en el hipotético caso de que les salga esa pregunta en la selectividad. Muchos no entenderán que alguien elija el camino difícil existiendo atajos. Todos sabemos qué camino elegirían quienes tantas estupideces sueltan estos días acerca de la jornada docente. Es inútil explicarles nada, ni decirles que somos muchos los trastornados que superamos con creces las 40 y las 60 horas semanales y que, además no paramos ni en verano; hay cosas que no tienen precio, y más vale que se pregunten cuánto costaría la atención personalizada de un médico o un abogado durante todo el día, vía correo, tuenti o lo que haga falta.
Y, como reflexión final, la mención también sirve de aviso a navegantes: el éxito de una actividad como ésta, basada en una herramienta cuyo uso está prohibido en los centros educativos, nos debería animar a la rebeldía. Los "docentes forajidos" del futuro usaremos Tuenti, móviles y todo lo que nos sea vetado, con el fin de crear una generación que arregle lo que sus padres están fastidiando. Ahí está la clave para indignarnos de verdad.

28 agosto 2011

Sesquidécada: agosto 1996


Las postrimerías de agosto tienen algo crepuscular, sobre todo para nosotros los docentes, que iniciamos un nuevo ciclo en septiembre. Echando las redes a las lecturas de agosto de 1996, esta sesquidécada tropieza con una obra teñida de una melancolía acorde con este sentimiento otoñal de fin de verano. Se trata de Bearn o la sala de les nines (la sala de las muñecas), una novela de Llorenç Villalonga que constituye un referente de la literatura catalana contemporánea, una obra que muchos han comparado con El Gatopardo de Lampedusa, pues ambas dan testimonio del fin de una familia, del fin de un modo de vivir. El patetismo de esa decadencia y el simbolismo que señala el tránsito a una realidad distinta tal vez tengan algo en común con estos tiempos que vivimos, unos años que quizá suponen el fin de las vacas gordas. Casualidades de la vida o de estos trances finiestivales, acabo de leer otro clásico de la narrativa catalana, Pa negre, de Emili Teixidor (muy actual por la premiada adaptación cinematográfica) también muy simbólico en cuanto al sentimiento de pérdida y al concepto de tránsito. 
Para no teñir de tristeza esta sesquidécada, recupero también la lectura de Ramón Gómez de la Serna, un habitual del blog. En esta ocasión viene con Seis falsas novelas, uno de esos juegos literarios en los que escribe seis relatos que imitan, rozando la parodia, los tópicos de distintas narrativas del mundo:

María Yarsilovna (Falsa novela rusa)
Los dos marineros (Falsa novela china)
La fúnebre (Falsa novela tártara)
La virgen pintada de rojo (Falsa novela negra)
La mujer vestida de hombre (Falsa novela alemana)
El hijo del millonario (Falsa novela norteamericana)

Para cerrar este agosto, os regalo algunas perlas ramonianas entresacadas de esta obra. Feliz regreso a clase.

Vio al hombre … a través de las piedras de molino de sus lentes...

Alargó una mano caliente, allí donde todas las manos eran frías como pescadillas.

Nuevos presentados salían de los rincones como arañas que estaban ocultas... p.42

El extranjero le sacudió el brazo como quien tira de la campanilla de la casa que no abren. p.43

Un carro de carbón, muy negro, pasaba sembrando carbones negros sobre la sábana blanca, carbones que semejaban agujeros que diesen a lo profundo.

La tarde tenía sobre sí, no el cielo, sino las claraboyas de cristal de hielo. p.44

Sin sable, y sin esas charreteras que, unidas al plumaje del casco, hacen de los militares fuentes chorreantes. p.45

Cuya corbata subida sobre el cuello de tirilla semejaba como si le hubiese quedado a perpetuidad el metro de hule del chico que toma las medidas de la camisería. p.46

El flequillo, que formaba algo así como unas finas pestañas del pensamiento … rejas de su pensamiento, algo que aleja y no permite la entrada, como una verja... p.57

En las grúas, los agujeros muy aceitados tenían incontinencia de pajaritos sueltos de aceite. Caparazones de cangrejos eran como cascos de barcos estropeados. p.61

Le bastaba haberle oído hablar el francés con aquella mujer, cuyo francés era tan salido que parecía como leche que sube, que está dando un hervor. p.62

Las grandes higueras daban de mamar a los pajarillos que revoloteaban bajo los pañolitos de sus hojas, como niños que buscan un seno mejor. p.65

La noche se había puesto su quimono mejor, azul con estrellas en los hombros y azul con dragones en las faldas, largo quimono mojado, porque la noche mete las piernas en el agua como los arroceros. p.68

El detalle destellante de sus lentes sin marco, sus lentes como dos alas solitarias de cristal. p.121

Su mano nerviosa, con la larga cucharilla, empuñada, remueve el fondo, como quien agita el fondo del corazón apasionado. p.127

En la mañana de este día, el sol es como la moneda que reúne todos los ahorros del mundo y hasta el oro de los próximos días. p.144

Hasta la chimenea era de metal, pareciendo un verdadero cañón que estirase el cuello en monstruoso desperezo. p.145

Los rascacielos hacían caer sobre la ciudad el sueño de sus mil o dos mil ojos. p.157

31 julio 2011

Gamusiano

Gamusiano es el término empleado para el conjunto de los habitantes de Gamusia, reconocidos oficialmente en su conjunto como seres extraterrestres de desarrollo cognitivo-racional por la Confederación de Galaxias, emparentados vagamente, según diversos investigadores, con algunas colonias del Sistema Solar.
Los gamusianos no tienen un CI muy elevado según se observa a partir de determinados comportamientos y actitudes en sus relaciones sociales. Por ejemplo, los gamusianos eligen periódicamente a quienes se han de ocupar de la Sanidad, de la Educación, del Transporte, etc. Para que esos "Gamusianos Elegidos" puedan gestionar los bienes comunes, toda la población entrega parte de sus ganancias personales. Paradójicamente, los Elegidos no comparten ninguno de los servicios que se supone han de mejorar para sus electores: sus hijos acuden a colegios selectos, sus familias son atendidas en hospitales privados y ellos mismos se desplazan al margen de los transportes públicos. No obstante, en su faceta social, parecen muy preocupados por el fracaso escolar, por la falta de médicos o por el deterioro del medio ambiente. Los gamusianos de base, año tras año, les siguen confiando la gestión de sus recursos sin percibir que los Elegidos viven en un universo paralelo. Los expertos achacan este comportamiento a una mutación de ciertos genes gregarios también presentes en los óvidos, mezclado con un vago instinto de confianza ciega similar al que se ha observado en los fanáticos de deportes como el fútbol. Por si quedasen dudas acerca de la superioridad de los Elegidos, sólo queda decir que el único requisito que se exige para ser Elegido es una fidelidad y entrega constante al líder espiritual de cada casta de Elegidos. Ciertos estudiosos del fenómeno lo emparentan con los ritos y religiones del pasado, aunque los diferencia el hecho de que mientras los religiosos centran su felicidad en una vida posterior, los Elegidos se aseguran, con los impuestos de sus congéneres, unas buenas comodidades en la vida real.

Fuente: Curiosidades para un verano indignado, varios autores (Editorial 15M)
Crédito de la imagen: 'UFO W Krakowie'

22 julio 2011

Sesquidécada: julio 1996

En esta sesquidécada, correspondiente al mes de julio de 1996, aparecen dos autores que tienen el exilio como punto en común. El primero es José María Blanco White, un escritor poco conocido pero que merece la pena leer por su visión crítica de España. Sus Cartas de España entroncan con el género del ensayo en forma epistolar, un recurso empleado por autores como Voltaire o Cadalso. Alguna vez he mencionado que me gusta leer la visión que tienen los extranjeros de nosotros y, en este caso, la mirada de Blanco White resulta suficientemente extrañadora como para provocar esa reflexión acerca de cómo somos y cómo nos ven los demás. Y, aunque hayan transcurrido dos siglos, seguimos sufriendo bastantes tópicos del pasado (algunos sin duda merecidos).
El segundo autor ya ha aparecido en este blog en ocasiones anteriores. Se trata de Max Aub, exiliado e hijo de exiliado, nacido en París, pero siempre manifiestamente español, porque decía que uno es de donde hace el bachillerato y él lo hizo en Valencia. 
Hace quince años leí La gallina ciega, una reflexión amarga sobre la visita de Max Aub a España poco antes de morir. Hojeo ahora aquel libro, un ejemplar dedicado por Manuel Aznar, responsable de la edición crítica de Alba (cito por la 1ª edición de 1995), y encuentro una nota mía del día de su lectura: "A los 60 años de aquel funesto día que tanto nos hizo sufrir". Hoy recupero algunos fragmentos con el sabor amargo que produce ver lo poco que hemos cambiado a pesar de creernos tan modernos. Os dejo algunas citas:

Me hubiese gustado escribir y publicar estas páginas en España. No puede ser (…) Podría vivir callado en una agradable casa española, comer y beber según los permisos de los facultativos. ¿Para qué entonces? (p.99)

Lo malo es que este libro no se venderá en España, y cuando pueda circular libremente nadie sabrá de qué estoy hablando. Lo más imbécil: clamar en el desierto. Ser inútil. (p.180)

Desde que llegué me di cuenta de que aquí, en general, a nadie le importa un comino como no sea vivir en paz y de la mejor manera posible.(...) Nadie se queja ni se puede quejar. (…) ¿Que no se enteran de lo que sucede en el mundo? ¿Qué les importa? Todos envidian su santa tranquilidad, su sol, su aire, su arroz, sus gambas, sus mejillones, sus centollos, sus percebes, sus pollos, sus merluzas, sus carnes, sus mujeres. ¿Dónde se construye más? ¿Dónde acuden más turistas extranjeros?
Dan ganas de contestar: -¡Váyanse ustedes a la mierda! (p.221)

La gente se ha acostumbrado. Con el tiempo transcurrido las injusticias han dejado de serlo, se han convertido en costumbre. Y no iba a ser ahora, ahora en que se empieza -desde hace pocos años- a vivir mejor, cuando se echarían a la calle.
-Los estudiantes... (p.319)

Regresé y me voy. En ningún momento tuve la sensación de formar parte de este nuevo país que ha usurpado su lugar al que estuvo aquí antes; no que le haya heredado. (p.596)

España está mal. Ya se le pasará. No hay razón en contra, ni en pro; pero si basta para la Historia, para mí, no.
¿Quién dijo que ya no había Pirineos? ¡Que vuele de día de Francia a España, o al revés, y conteste! De noche, claro, es otra cosa. (p.602)

15 julio 2011

Callejeros campuseros

Esta es la presentación de los Callejeros Literarios en EducaParty, la sección educativa de la Campus Party.
View more presentations from Toni Solano


Resulta complicado, a estas alturas del curso (de estas vacaciones nonatas), ponerse a escribir acerca de las emociones y experiencias vividas primero en Novadors y ahora en EducaParty: decenas de personas  con quienes compartir buenos momentos y con quienes disfrutar de lo que nos gusta. Sólo diré como Lope: "quien lo probó lo sabe". Feliz verano.

Actualización 17/07/11:

01 julio 2011

Callejeros literarios en Novadors


El proyecto colaborativo Callejeros literarios ha tenido una presencia destacada en este blog, dada mi condición de promotor junto a mis colegas de Tres Tizas, Blogge@ndo y A pie de aula. Asimismo, los callejeros literarios han estado muy cerca de mí en el aula, pues ha sido una tarea que he puesto en marcha con mis alumnos de 3º de ESO. Como novedad, he conseguido que una actividad de este calibre se contagie a compañeros de mi departamento, en este caso a Elena Cervero, una profe con la que comparto los grupos de 2º de ESO y que ha promovido este proyecto en los suyos de 4º.
Durante varias semanas, los alumnos de 3º trabajaron con Google docs (igual que lo habían hecho con la actividad del Lazarillo) y con Google maps. Algunos, los más osados, hincaron el diente a Dipity y sus líneas del tiempo digitales, y otros a los reportajes en vídeo. Los grupos de 4º fueron más autónomos porque era una actividad de ampliación, pero el esfuerzo no fue menor. El balance final es muy alentador y creo que marca el camino acertado para trabajar por competencias. Los resultados podéis verlos en sus vídeos y en el wiki Callejeros literarios en Castelló y Borriol.
Quisiera destacar que el trabajo les ha permitido conocer mejor sus ciudades y aprender de una manera activa y difícil de olvidar. No tengo ninguna duda acerca de la relevancia de este tipo de actividades en el currículo, un esfuerzo que lleva tiempo en el aula pero que pone de manifiesto la consolidación de los conocimientos, sobre todo en los aspectos más pragmáticos de nuestra asignatura: Búsqueda y síntesis de la información, creación de materiales multimedia, colaboración, interacción con la sociedad...
Me queda la espinita de no haber sabido enganchar a más compañeros, a pesar de ofrecerme a solucionar cualquier problema técnico que surgiese. Quiero pensar que les pudo el miedo y no la comodidad.
Como colofón, os dejo la presentación que llevaré dentro de unas horas a Novadors 2011. Espero veros a algunos de vosotros en Sagunt. Y aún nos quedará EducaParty... un no parar, aunque "sólo es un momentito", como decía Marcos Cadenato.




23 junio 2011

Sesquidécada: junio 1996

En junio de 1996, casi acabado 4º curso de Filología, con muchas alegrías por los descubrimientos literarios y también con bastantes decepciones por el mundillo universitario (aunque debo reconocer que, en el balance general, mayoritariamente tuve buenos profesores), dos periodos me tenían preso: La novela contemporánea y el tránsito del Renacimiento al Barroco. La primera mención de esta sesquidécada va para nuestra triste y gris posguerra. En el año 94, con motivo del XV aniversario de la muerte de Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite recogió algunos de sus recuerdos en un libro llamado Esperando el porvenir (podéis escuchar también una conferencia con el mismo título en la Fundación March). Esta obra, a mitad de camino entre el ensayo y las memorias, traza un recorrido personal por esa generación del "medio siglo", con recuerdos de figuras como Rafael Sánchez Ferlosio, la actriz Mayra O'Wisiedo, Alfonso Sastre, Manolo Mampaso, Jesús Fernández Santos, Josefina Aldecoa, Carlos Edmundo de Ory, Agustín García Calvo y, por supuesto, el imprescindible Ignacio Aldecoa, quizá uno de los mejores autores de cuentos de este periodo.
Guardo muy buen recuerdo de esta obra (que fue regalo de algunos amigos de la facultad), que proporcionó una dosis de intrahistoria necesaria para entender la literatura y la vida de la cultura bajo el franquismo.

La otra obra salvada en esta sesquidécada es El Buscón, de Quevedo, ya en la segunda lectura de una larga serie que todavía no ha concluido. Porque si algo define esta joya del humor, la sátira, el ingenio y la mala sombra, es que cumple con casi todos los puntos que recogía Italo Calvino como razones para leer un clásico. Comprobadlo y me lo decís.
Feliz cierre de curso.