10 septiembre 2023

Sesquidécada: septiembre 2008


Dos novelones protagonizan esta sesquidécada, novelones separados por el tiempo, el género y la trascendencia literaria. El primero es un clásico fuera de toda duda, Rojo y negro, de Stendhal, una novela publicada en 1830 que sigue siendo objeto de debate por lo que respecta a su significado y simbolismo. En ella se narra el ascenso y caída de Julien Sorel, un campesino inteligente y lleno de ambiciones que va medrando en la corte burguesa de su tiempo hasta encontrar el éxito y el amor. Obra clave de la literatura francesa, entre el Romanticismo y el Realismo, se alza como una lectura imprescindible para los fanáticos del siglo XIX, pues avanza algunos de los temas y técnicas que veremos en Flaubert o en Clarín. Una novela para leer con calma y quizá con el acomodo de un buen sillón junto a la chimenea.



El segundo novelón es más actual, pues se trata de La catedral del mar, de Ildefonso Falcones. Hace poco hablaba en estas notas de Ken Follet y su saga, y aquí tenemos el exponente local de ese tipo de novelas históricas con una trama más o menos folletinesca que engancha al lector con sus giros inesperados de guion. Es una novela también para tomar con calma, pero a diferencia de Stendhal, aquí no hace falta mucha concentración para no perderse, pues basta con recordar los nombres de los personajes y sus enredos. Para leer sin complicaciones y tener la excusa de visitar Barcelona para recorrer sus escenarios.

29 agosto 2023

Sesquidécada: agosto 2008


En aquel lejano agosto de 2008 que recupero en esta sesquidécada, el mundo editorial celebraba el éxito desbordado y póstumo de Stieg Larsson y por eso es justo mencionar aquí Los hombres que no amaban a las mujeres, una novela que tuvo su gracia y sus secuelas y de la que hoy tendríamos que recordar al menos el título (bueno, seamos justos, fue un interesante punto de partida para otros éxitos literarios y cinematográficos que vinieron después, por ejemplo, sin ir más lejos, la saga de Reina roja, de Juan Gómez-Jurado).

Pero en esta nota los protagonistas son otros tres títulos que creo que merecen la pena al margen de ese best seller. En primer lugar, Crash, de J.G. Ballard, un clásico de la ciencia ficción distópica que no caduca. Es una novela que impacta, nunca mejor dicho, por su originalidad y también por las implicaciones éticas y cívicas que plantea. Como digo, una novela de nuestro tiempo que se resiste a una sola lectura.


Cambiando de género y de época, La piedra lunar, de Wilkie Collins, es una de esas obras del XIX que te sumergen en su lectura con el detalle del folletín y el deleite de una trama bien armada. Amor, misterio y ambiente inglés empapado de Austen, Dickens o Conan Doyle, en una novela que se considera precursora de las novelas modernas de misterio. Muy recomendable también La mujer de blanco del mismo autor.


Finalmente, aparece en estas notas otra joya del reportero y escritor Ryszard Kapuściński, Viajes con Heródoto, un brillante ensayo, relato, reportaje o mezcla de todo ello, en el que los clásicos se reflejan en la vida y conflictos modernos de diferentes países. Un libro para disfrutar y soñar desde el sillón, sobre todo aquellos que, con la llegada de septiembre, tenemos que aparcar los viajes.

30 julio 2023

Memoria de un curso masificado


Hubo un tiempo en el que me daba la vida para hacer memorias trimestrales en este blog. Ahora casi me conformo con hacer un somero repaso anual destacando lo más importante. Este ha sido el séptimo año en el equipo directivo del IES Bovalar, un año muy complicado, muy intenso y, en ocasiones, duro de sobrellevar. La principal causa de todo ello ha sido la masificación del único centro de Secundaria de la zona oeste de la ciudad de Castellón, un centro planificado hace 23 años para 600 alumnos y que va ya por 900, un centro al que acuden transportados más de 300 alumnos de otras zonas de la ciudad porque no hay otro instituto en el que alojarlos. Esa masificación ha provocado numerosos efectos adversos: la pérdida de las aulas-materia, que tan buenos resultados nos habían dado en años anteriores; la supresión del salón de actos, la biblioteca, las aulas de música y dibujo; la ocupación de espacios como pasillos y distribuidores para uso educativo; la imposibilidad de realizar guardias con más de un grupo (excepto en el patio); la falta de aulas para reuniones o actividades que durasen más de una hora o que requiriesen de más de 25 sillas... Esto en cuanto a espacios, porque los efectos sobre la metodología, sobre la coordinación de actividades o sobre la tutoría, son inexplicables: tened en cuenta que teníamos nueve grupos de 1ESO y otros tantos de 2ESO. Todos esos achaques han paralizado buena parte de las iniciativas previstas en el proyecto de dirección actual, lo que ha supuesto una gran decepción profesional para todos los que lo habíamos diseñado.

Como era de esperar, a pesar de las ratios reducidas (23 alumnos en 1ESO y alrededor de 26 en el resto de niveles, excepto Bachiller), los problemas de convivencia han aumentado notablemente, eso sí, manteniéndose muy por debajo de los 700 partes y 45 expedientes de hace ocho años. La imposibilidad de hacer tutorías conjuntas ha mermado la eficacia del programa TEI, que nos había beneficiado bastante desde su implantación. Para el curso que viene volveremos a ello, combinándolo con la mediación, a ver qué tal sale. 

¿Qué panorama se presenta para el curso que viene en cuanto a este problema? La creación de un nuevo instituto aliviará en parte la presión sobre 1º de ESO donde reducimos dos grupos. También, con gran pesar, nos abandona la FP de jardinería y arreglos florales. Solo nos quedamos con dos PFQB de necesidades educativas especiales, con grupos muy reducidos. En septiembre, después de tres años, recuperaremos la biblioteca y el salón de actos, y parte de la organización por aula-materia. Seguiremos sin aulas de música ni dibujo y con 900 alumnos (más de 200 solo en 2º de ESO), pero al menos nos queda la esperanza de ir bajando grupos desde la base.


Los resultados académicos han ido en la línea de otros cursos, siempre con una leve mejora respecto a cursos anteriores. Las estadísticas de repetición siguen siendo tristes, pero, con la nueva ley, solo repiten los que consideramos que pueden aprovechar esa repetición, que es algo bastante positivo. Por primera vez hemos hecho un análisis de los resultados de los repetidores, algo que trasladaremos a cursos sucesivos, no solo con los repetidores, sino también con aquellos a los que se ha promocionado con bastantes asignaturas suspendidas. Esperamos sacar conclusiones a medio-largo plazo, si nos dejan. Estas son las conclusiones de este año:


Esto desmiente la creencia de que en la ESO nadie repite o que las repeticiones siempre son excepcionales y por el bien del alumno. Es cierto que tras muchos de esas cifras hay situaciones de absentismo, pero, incluso en esos casos, la repetición perjudica más que ayuda, pues deja a esos alumnos en una situación de mayor vulnerabilidad y desapego del sistema escolar, en grupos con compañeros unos años menores que ellos. También hay que desmontar la interesada cantinela de que se regalan títulos. En un estudio longitudinal que compara los matriculados de 1ESO en un curso y los titulados cuatro años después, se pone en evidencia que en algunos centros, como el mío, no llegamos ni al 55% de titulados en ESO.

Por lo demás, el centro sigue sus dinámicas habituales en cuanto a la atención a la diversidad y la inclusión (unidad CiL, PFQB, compensatoria, Comisión Stonewall...), con la satisfacción, entre otras, de tener a la primera titulada gitana, primero en la ESO y luego en el Grado Medio de FP, con premio autonómico incluido. La votación de los ámbitos de 1ESO dejó un resultado muy ajustado de 43 a favor frente a 47 en contra, por lo que el curso que viene volveremos a la organización por asignaturas en este nivel; con ello perdemos también las 45 horas de codocencia que correspondían a este recurso. La supresión de la asignatura del Proyecto Interdisciplinar se lleva también por delante la radio y la revista de centro que habían empezado a funcionar este curso. El cambio de gobierno autonómico nos preocupa por dos cuestiones que deberían garantizarse por ley: el mantenimiento (o bajada) de ratios (ya he comentado que tenemos ratios bajas desde hace tres años) y la inclusión educativa con recursos. Nos queda ver cómo va evolucionando la política educativa en estos aspectos, porque el discurso y el programa electoral apuntaba hacia el refuerzo de la escuela concertada, lo que me hace temer un nuevo recorte en la pública, como ya hemos vivido en otras épocas. 

En cuanto a mis clases, por primera vez en veinte años no he tenido grupos de 1/2 ESO, aunque me he ocupado del aula de convivencia y de Casa Camarón (ya en fase de extinción, como explicaré en algún momento). Desde la jefatura del departamento se nos conminó a los definitivos a ocuparnos del Bachiller, ya que casi nadie quiere hacerse cargo de ellos. De hecho, este próximo curso vuelvo a tener un grupo de 2º de Bachiller porque no hay voluntarios. En este nivel no hay lugar para innovaciones ni proyectos, porque el objetivo, mientras no cambien las pruebas de acceso, es aprobar la Selectividad. Por supuesto, seguiré vinculado a la comisión de convivencia y a la compensatoria, porque solo se puede gestionar un centro de especial dificultad desde la cercanía con el alumnado y familias más vulnerables, con ese 45% del alumnado a quien nadie le regala ni sobresalientes ni títulos.

Nos queda todavía un día de trabajo, un día para terminar de pulir horarios, grupos, logística y otros detalles de un nuevo curso que comenzaremos con ilusión, como siempre. Por último, solo queda agradecer su inmensa labor a mis compañeras de equipo, a mis colegas del claustro, que han sufrido la masificación en primera línea, y a toda la comunidad educativa del Bovalar (AMPA, familias, alumnado, PAS...), que cada día es más grande y más digna. 

16 julio 2023

Sesquidécada: julio 2008

El verano de 2008 lo pasé en gran parte leyendo novelas juveniles, salteadas con otros libros de gran formato. De esas lecturas juveniles podéis encontrar las reseñas en la nota de julio y en la de agosto de aquel año, así que no voy a insistir en ellas.

De aquel julio, para esta sesquidécada recupero solo la novela ambientada en la Edad Media Un mundo sin fin, de Ken Follet, segunda parte de Los pilares de la Tierra. Como dije en su día, los best sellers no siempre tienen que ser lecturas de escasa calidad. Con esta saga disfruté bastante (eso sí, me quedé en esos dos títulos y no he seguido más allá), porque facilitan una lectura tranquila, reposada, sencilla, muy acorde a los calores y ritmos del verano. Son libros que te pueden acompañar al monte, la playa o la piscina, incluso con el ruido de fondo de un parque acuático. Sé que muchos ya habéis disfrutado de Follet y similares, pero si aún no os habéis acercado a ello, aprovechad el verano para daros ese placer. Feliz descanso. 

03 junio 2023

Sesquidécada: junio 2008

Se nota que en junio de 2008 no ocupaba cargos directivos... Se nota en que tengo al menos ocho o nueve lecturas juveniles producto de esas jornadas más relajadas una vez terminadas las evaluaciones finales y la las clases. Ahora apenas llego al final del día con ganas de mantener los ojos abiertos, da igual mayo que junio y casi que julio. En esta sesquidécada, sin embargo, solo mencionaré alguna de esas novelas juveniles, y rescataré lecturas de otros géneros. Si tenéis curiosidad por el resto, podéis leer la nota que escribí en su momento sobre todas ellas: Leer por no escribir.


La primera novela es una delicia que no deberíais dejar pasar: Sueños en el umbral, de Fatima Mernissi, un relato evocador sobre el mundo de las mujeres en Marruecos. Narra desde los recuerdos de infancia de una niña la realidad femenina del harén, de las costumbres, deseos y esperanzas de esas mujeres que ocupan un espacio propio mientras tratan de conquistar otros que les están vedados. La manera de contar, el modo de describir los espacios, el ambiente general del relato y sus personajes nos van seduciendo casi con el encanto de los cuentos orientales.


En otra línea se mueve Alberto Méndez con Los girasoles ciegos, una novela dura y necesaria sobre la Guerra Civil y sus miserias, sobre la traición y la venganza, sobre algunas de esas historias tan crueles que no pueden haber sido inventadas. La estructura de cuatro relatos, interconectados por algunos personajes, narrados con diferentes técnicas, ofrece una visión poliédrica de la guerra y sus secuelas en el bando perdedor, salpicando de paso a los ganadores. Una obra imprescindible, de la que se filmó una versión cinematográfica.



Por último, entre las lecturas juveniles, me gustaría reseñar el clásico Kafka y la muñeca viajera, de Jordi Sierra i Fabra. Se trata de una fabulación a partir de una anécdota que se cuenta sobre Kafka, que consoló con un relato a una niña que había perdido su muñeca. Es una historia breve, exquisita y que incide en el valor de la literatura como construcción de mundos y de identidades. Muy recomendable.


Aprovecho también para recomendar, fuera del tope de las tres reseñas que marqué para estas sesquidécadas, otro clásico del momento, que he usado en el aula durante años y que me resisto a dejar de hacerlo: La bruja de abril y otros cuentos, de Ray Bradbury, del que ya he hablado en este blog.

26 mayo 2023

Casi mayor de edad

Hoy cumple 17 años este blog. No pensaba que llegaría tan lejos, de verdad. Empezó siendo un escaparate de actividades de aula y una invitación a conectar con otros colegas a través de dudas y afinidades compartidas. Con la llegada de las redes sociales, especialmente Twitter, fui restringiendo las publicaciones a notas sobre literatura y también memorias periódicas de mis tareas de aula y de la función directiva en los últimos años.
Sigo acudiendo aquí mensualmente con las sesquidécadas y, de vez en cuando, con reseñas de libros y autores que me gustan. Poco a poco ha ido desapareciendo la reflexión sobre el aula y sobre el centro, creo que contaminada por la toxicidad de las redes sociales, en las que cualquier cosa que cuentas se convierte en un motivo para recibir burlas o ataques. 
Me gustaría volver a la blogosfera educativa que vio crecer este espacio personal y público, pero sé que es una falsa nostalgia. Cada vez más se premia el escaparatismo educativo, ese que solo busca el clicbait o la viralidad de los medios. Cada día apetece menos contar cosas bonitas del aula en un entorno donde lo que se aplaude es la queja y el apocalipsis. 
Aquí seguiré un tiempo más, seguro. Es posible que en algún momento cuelgue el Twitter y vuelva al refugio de esta cueva de Alí Babá a la que todavía algunos de vosotros seguís acudiendo para compartir reflexiones y buenas palabras. Gracias por estar ahí.

Crédito de la imagen "Seventeen" by KJGarbutt is licensed under CC BY 2.0 .

23 mayo 2023

Los elegidos somos nosotros

Conocemos bien, gracias a la buena literatura, el desarraigo que rodea al exilio tras la victoria de la dictadura franquista. Conocemos también el exilio interior y su silencio, la amargura de callar y resistir pasivamente la humillación de los vencedores. A menudo hemos escuchado que mejor callar que morir, que la libertad de expresión no puede estar por encima de la supervivencia, que, por lo menos el régimen te dejaba vivir si acatabas la mordaza ideológica. Sabemos que tampoco eso es cierto, que se siguió fusilando a los silenciosos, solo por el mero hecho de haberse señalado en alguna ocasión. La máquina franquista de odio y rencor aplastó a los disidentes y a cualquier otro que se viese de alguna manera salpicado por el contagio infecto de las ideas progresistas. La última novela de Nando López habla un poco de todo ello, de los silencios y de los rencores, del perdón y la venganza, pero sobre todo habla también de otro exilio interior, el que tuvo que ocultar no las ideas, sino los sentimientos, el exilio del amor homosexual, considerado por el régimen como una enfermedad que había que erradicar. 

Los elegidos es una novela de amor y de amistad, una novela de lealtad y compromiso. Es la novela de los que no tuvieron voz, de quienes se vieron arrinconados a un breve rincón del periódico en el mejor de los casos. Pero, para los amantes de la literatura, Los elegidos es también un homenaje a los clásicos, a la literatura que nos salva del horror y de la vida, que a veces son lo mismo. Es una novela coral a varias voces, las de sus dos protagonistas principales, Asun y Santos, las de la tribu del teatro, arropadas o arrastradas por las de sus amigos y enemigos; una novela coral en la que resuenan también los ecos de Lorca, Wilde, Calderón o Sófocles como bien se precia en cualquier tragedia clásica. Es un homenaje a los mitos y personajes que nunca mueren, a diferencia de tantos pequeños héroes que se dejaron la piel y los huesos en las cunetas del franquismo, por pensar diferente o por amar diferente. Gracias a Nando López podemos asomarnos a sus vidas y ser nosotros los elegidos. Aunque solo sea por saldar cuentas con ellos, vale la pena escucharlos.

Los elegidos. Nando López. Editorial Destino. 2023

22 mayo 2023

Sesquidécada: mayo 2008

 

En mayo de 2008 solo tengo anotadas dos lecturas, así que esta sesquidécada ha tenido muy poco de selección. Supongo que tendría en aquel curso algún grupo de 2º de Bachiller que me absorbería con el final de curso las horas para leer. Uno de aquellos libros era una novela de Paul Auster, Brooklyn Follies, un entretenimiento breve para los aficionados a este autor. Los personajes de Auster siempre acaban siendo curiosos, aun en su más anodina normalidad. En esta narración quizá lo más interesante es el ambiente callejero de Brooklyn y la búsqueda de sentido a la existencia de su protagonista. Sin ser una de sus novelas más famosas, resulta agradable de leer.

Como contraste a la simpática experiencia de Auster, también me acerqué, por primera y única vez a una novela de Paulo Coelho. Se trataba de Once minutos, "un cuento de hadas para adultos", que en realidad es un relato previsible, autocomplaciente y lleno de tópicos acerca de la vida de una prostituta. Siento defraudar a los aficionados a Coelho, pero, a diferencia de otros autores de best sellers a los que admiro, en su caso me resultó pedante, condescendiente y didáctico, en el peor sentido de la palabra.