29 abril 2024

Las cuatro esquinas del mar, la brisa y la sal

Leer las novelas de Lola Cabrillana (y ya lleva tres) te llena la casa de brisa y de sal. Con el vuelo de sus páginas se agita el aroma del mar y se oyen a lo lejos las gaviotas. Con las novelas de Lola también se escuchan las voces de los chiringuitos, del mercadillo, del patio de la casa o de la escuela. Como si estuviésemos leyendo una novela costumbrista, como si estuviésemos contemplando un cuadro de Sorolla. Ya reseñé en este blog su primera novela de gran éxito, La maestra gitana (aunque no os tenéis que perder tampoco Voces color canela), una obra que prometía una brillante carrera en el mundo editorial. Lola tiene esa capacidad de contar historias con la gracia y sencillez que tenían nuestras madres y abuelas, quizá porque en las familias gitanas todavía se le da importancia a esa tradición oral que otras culturas hemos ido abandonando. Ese estilo llano y claro es el que necesitan ciertas historias para ser contadas, el mismo estilo claro que también se necesita para sacar a la luz ciertas injusticias y reclamaciones. 


Las cuatro esquinas del mar es una novela en la que cabe casi todo, el amor, la amistad, la familia, los celos, el rencor, la traición, el racismo, la violencia, la justicia y la sinrazón. En cada esquina del mar podríamos poner un poste y, como si fuese un ring de boxeo, sacar a luchar lo mejor y lo peor que tenemos como seres humanos y como sociedad. Esa ha sido mi impresión al leer la novela, estar asistiendo a una lucha implacable entre vicios y virtudes, entre el amor y el odio, entre lo público y lo privado. Es una novela negra sin llegar a serlo, solo por la intriga de descubrir al criminal; también es una novela romántica, en la que no es fácil amar y ser amado; pero, sobre todo, para mí, es una novela en la que los payos hemos de vernos como Dorian Gray, reflejados en un lienzo en el que somos esclavos de nuestros prejuicios y de los peores tópicos hacia ese mundo gitano que nos produce un miedo proporcional a nuestra ignorancia sobre él. Estoy seguro de que Las cuatro esquinas del mar acabará convertida en una película o en una serie de televisión, pues tiene todo lo que estas necesitan. Ojalá sea así y ojalá sirva también para despertar conciencias y acabar con la gitanofobia que sigue presente en Occidente desde hace siglos. De momento, disfrutemos con sus palabras envueltas de brisa y sal.


Más información: Lola Cabrillana: Las cuatro esquinas del mar. Grijalbo-Penguin Libros


23 abril 2024

Sesquidécada: abril 2009

La sesquidécada de este mes coincide con el Día del Libro, ese acontecimiento que, cada vez más, se convierte en un San Valentín de la lectura, una ocasión de gastar y mostrar en redes lo mucho que nos importan los libros, aunque luego les dediquemos el tiempo justo durante el resto del año. No sé qué me tendría entretenido en aquel abril de 2009 para que solo haya registrada una lectura: exámenes, cursos, formación... Lo que sí sé es que el único libro que voy a reseñar lo escogí por la sugerente combinación entre el título y la portada, algo que muchas veces ni siquiera es atribuible al autor.

El búfalo de la noche, de Guillermo Arriaga, es una novela tormentosa en la que unos jóvenes mexicanos se enredan en relaciones complejas que los llevan a la desolación y la autodestrucción. Es una obra en la que se muestran algunas de las angustias de los adolescentes actuales, con la amistad, el miedo y la traición planeando sobre cada acto. Me cautivó la portada, que me recordaba bastante a un cuadro de Edward Hopper (de hecho, hubo reediciones en las que se sustituyó esa foto por un cuadro suyo), y que hacía sentir sobre la nuca de la protagonista el aliento del búfalo de la noche. Así que, si no tenéis ninguna lectura actual de la que echar mano, podéis visitar esta novela que os cautivará (o quizá al menos ver la película que se inspiró en ella). Feliz Día del Libro.