20 noviembre 2021

Sesquidécada: noviembre 2006

Uno de los libros que rescato en esta sesquidécada me gustó tanto cuando lo leí que me llevó a escribir en su momento una reseña en este mismo blog, por lo que no voy a insistir mucho en recomendarlo. Se trata del Manual de literatura para caníbales, de Rafael Reig, una historia de literatura sui generis, solo apta para letraheridos. Creo que resulta difícil encontrar la edición que manejé, pero he visto que la han reeditado con el nombre de La cadena trófica en dos volúmenes. El humor y la ironía de Reig, salpicados de crítica literaria, o viceversa.


Para los que buscan literatura juvenil de acción y aventura, recupero también una novela de Fernando Lalana, que gustó mucho a mis alumnos de 3ESO: Amnesia. Con el ritmo de una película de acción y el suspense de un peligro sobre raíles (como en la película Imparable), la trama de esta obra engancha al joven lector hasta el final. Buena literatura para iniciarse en el placer de leer.

07 noviembre 2021

Presente imperfecto, futuro indefinido

El último libro de Nando López no es literatura juvenil. Tampoco teatro. Ni humor educativo. Conociendo un poco su actividad en redes sociales tendríamos que haber supuesto que abordaría tarde o temprano el género del relato corto, un modelo que domina con gran maestría en sus hilos de Twitter. Sin embargo, cada canal tiene sus exigencias y este libro no es una recopilación de hilos ni nada que se le parezca. Este libro es una madeja de relatos que se tocan, se esquivan o se rozan, como en las vidas reales se trenzan nuestras intrigas diarias hasta formar un ovillo difícil de desenredar. Las vidas difíciles y los amores difíciles, como ese otro libro de relatos homónimo de Italo Calvino, que enseguida me vino a la mente, porque en Presente imperfecto son también amores complejos los que se asoman al lector. Amores conjugados en diversos tiempos y modos, amores pasados, presentes y futuros, amores hipotéticos y condicionales (o incondicionales). 

Me he acordado de Calvino, pero también de María de Zayas, a quien bien conoce el autor, y sus novelas amorosas y ejemplares. Quiero pensar que ella hubiese escrito hoy unos relatos muy parecidos, libres, sin la presión del modelo heterosexual que impregna el canon literario. Me resisto a catalogar la obra de Nando como novela LGTBIQ, como si hubiese una literatura específicamente orientada a este colectivo por el simple hecho de mostrar amores diversos, como si las personas hetero-cis-normativas solo pudiesen leer historias de amor heterosexual para no caer en la tentación o el pecado. En Presente imperfecto no vais a encontrar más que literatura, historias de amor pasión, amor traición, desengaño, frustración, dolor... pero hallaréis también esperanza y optimismo. He atisbado entre sus líneas a Melibea o a Ana Ozores, no necesariamente con esos pronombres; he notado tras sus protagonistas la amarga señal del Destino o el voluble girar de la Fortuna. Leer de amores es vivir dos veces los amores propios, pues siempre encuentra uno entre líneas las trazas de vivencias o deseos paralelos. Y eso lo sabe explotar a la perfección Nando López, con sus diálogos y sus guiños constantes a una realidad que, como avisaba Pessoa, nunca sabremos si es real o fingida. Y sin entrar en detalles, lo que siempre acabo agradeciendo en sus libros es la complicidad con el lector, una complicidad generosa y comprometida, esa complicidad con la que uno cierra el libro sabiendo que, aunque el presente sea imperfecto y el futuro indefinido, siempre hallaremos un tiempo en el que conjugar a la perfección nuestros sueños.  

Presente imperfecto, Nando López, Editorial Dos Bigotes, 2021. (Reseña editorial en Instagram)