22 febrero 2011

Callejeros literarios


Don Félix, el hombre, no anduvo muy avispadillo y en el reparto le cayó el callejón. El Fénix de los Ingenios tenía nombre y méritos para una avenida pero le tocó esta trasera del cine Java. El hombre mal que bien se acomodó hasta que al vecino del 19 le dio por reformar la cocina y le colocó el extractor ahí donde ven, en salva sea la letra.

Y es que ahora que medio mundo –fijaos en los telediarios- se lanza a la calle, nosotros no íbamos a ser menos. A pie de aula, Repaso de lengua, Blogge@ndo y Tres Tizas os invitamos este año a patrullar pueblos y ciudades, a recorrer barrios, para ver y dar cuenta de dónde andan Lorca, Cervantes o Neruda, a qué espacio de vida dan nombre Gabriel Aresti, Rosalía de Castro, Ausiàs March o Ramon Llull...

El proyecto en el que os invitamos a participar consiste en una propuesta didáctica que culmina con la creación de un callejero literario (creado con Google Maps) de vuestra localidad que os permita realizar con el alumnado, si así lo deseáis, un paseo literario por las calles de vuestro pueblo o ciudad elegida.

Para dar cuerpo a esta iniciativa hemos elaborado una página web, CALLEJEROS LITERARIOS, en la que tenéis a vuestra disposición todo el material necesario: características del proyecto, programación didáctica, tutoriales... En esta página podéis, asimismo, acceder al formulario para anunciar vuestra participación.

Quienes promovemos este proyecto somos conscientes del esfuerzo y la dedicación necesarios para llevar a cabo las actividades propuestas. Por eso, queremos agradecer de antemano a todos los que participéis vuestro interés y voluntad. Creemos que estas tareas contribuyen al desarrollo de una red más libre y solidaria, capaz de ofrecer recursos de calidad hechos por y para la comunidad educativa. En esta labor llena de constancia y paciencia, todo avance es un éxito compartido.

¿OS ANIMÁIS A PARTICIPAR? ¿QUERÉIS LLENAR LAS CALLES DE NUESTROS PUEBLOS Y CIUDADES DE LITERATURA?

Enchamos as rùas de Literatura! Literatura jalgi hadi kalera!

Omplim els carrers de Literatura! ¡Llenemos nuestras calles de Literatura!


Estáis invitados


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ACTUALIZACIÓN 23-02-2011

Si queréis participar en el proyecto y en vuestra localidad no hay muchas calles con nombres de escritores podéis incluir en vuestro callejero institutos, escuelas, bibliotecas, museos o centros culturales que tienen nombres de escritores, así como lugares que son un referente histórico-cultural-literario (por ejemplo, la calle en la que nació Unamuno...).

19 febrero 2011

Sesquidécada: febrero 1996


Para febrero de 1996 podría dedicar una sesquidécada plurilingüe en la que se hallarían los Autos del portugués Gil Vicente haciendo compañía al Llibre de Evast i Blanquerna, de Ramon Llull. Pero ambos autores han tenido la mala suerte de coincidir en el mismo mes en que leí Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Quienes conozcan la mítica novela del colombiano no van a necesitar glosas ni alabanzas. A quienes no lo han hecho todavía, únicamente acierto a dejarles el impresionante inicio y, si son capaces de resistirse, poco puedo hacer para convencerlos de que disfruten con una de las mejores novelas en lengua castellana.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.


09 febrero 2011

Vidas interesantes

En 2 días no has cambiado tu estado, algo interesante habrás hecho.

Esto me lo recordaba hoy mi cuenta de Tuenti. Probablemente, Tuenti tiene razón y habré hecho infinidad de cosas interesantes en las últimas 48 horas: Sobrevivir varias veces en 2º de ESO, preparar materiales para Bachiller, recopilar recursos para jornadas que se avecinan, leer blogs, tuitear... y eso sin contar la vida privada. De ahí que haya sentido cierta desazón: "¿Por qué he dejado mi Tuenti abandonado dos largos días?".
Soy un adulto y siento la necesidad de comunicarme con mis semejantes; de hecho, en más de una ocasión tuiteo compulsivamente informaciones irrelevantes de las que me olvido al instante. ¿Cómo se sentirán entonces esos adolescentes cuyas redes sociales son la prolongación natural de sus vidas? Hemos de entender que esas vidas no tienen aún trazada la frontera entre lo profesional y lo privado, precisamente porque ambas facetas se unen en la jornada académica sin solución de continuidad. ¿Por qué nos espanta, pues, que acudan enseguida al Tuenti (al Facebook...) para compartir esas vidas interesantes? Nos choca esa actitud tan aparentemente impúdica y nos llena de temor que esa comunicación sea tan pública, tan "peligrosa". A muchos nos asusta pensar en ello con efecto retroactivo: ¿Imagináis que pudiérais acceder a un historial detallado de vuestras conversaciones de adolescentes? ¿Creéis que el fondo y la forma serían muy distintos de los que ahora podemos encontrar en cualquier red social? Todo aquello que nos parecía tan interesante en el día a día, observado con la perspectiva de los años se nos antoja banal, y aplicamos ese criterio a lo que vemos en los jóvenes de hoy. Para anticiparnos a ello, como adultos experimentados que ya hemos pasado por eso, querríamos salvarlos de ese desengaño, aun a costa de privarlos del placer de lo efímero.
Sin embargo, hay en ese salto generacional un elemento de distorsión. Nuestras voces se perdieron; nuestras fotos y esos pequeños objetos que guardamos como fetiches quedaron arrinconados en cajas polvorientas que nadie mira (o directamente acabaron en el rastrillo). Para los jóvenes de hoy no existe esa posibilidad: Sus vidas interesantes de un día están condenadas a la pública perpetuidad. No cabe el olvido. Subir una foto a Tuenti puede ser el primer paso de un fracaso en la vida; un comentario desafortunado puede convertirnos en monstruos (véanse los casos recientes de Bisbal o Vigalondo).
Los educadores estamos obligados a advertir de ciertos peligros, pero no podemos negarles esas herramientas de comunicación, pues ello impediría que creciesen a través de la relación con los demás. Al mismo tiempo, como educadores y como ciudadanos del siglo XXI, también deberíamos exigir el derecho al olvido, exigir que los cotilleos de un adolescente desaparezcan de la red con el tiempo, que sus errores puedan quedar arrinconados donde nadie los vea, que sus tonterías de juventud no se conviertan en testimonio perenne de su inmadurez. Es el único modo de conseguir que sus vidas sigan siendo interesantes minuto a minuto, sin remordimiento, sin miedo a que, desde el futuro, alguien les eche en cara lo jóvenes que eran.

ADDENDA 10/02/11:
Al hilo de lo anterior, incluyo la noticia aportada por Lu:
El 45% de los niños es más feliz con su vida online que en la realidad
También un titular del periódico de hoy referido a la Comunidad Valenciana:
Educación corta el acceso de los alumnos a las redes sociales en los colegios e institutos

No quisiera mostrarme negativo, pero una vez más la Escuela da la espalda a la realidad. Los jóvenes tienen teléfonos móviles que con un leve roce envían imágenes a sus redes, sin conectarse al instituto, sin ordenadores, sin permiso paterno. ¿Cuáles serán las próximas medidas? ¿Cacheos selectivos? ¿Inhibidores de frecuencia? ¿Mutilación de falanges? ¿Educar?

01 febrero 2011

El spammer ilustrado

Menuda sorpresa me he llevado cuando he visto esta tarde que había 18 nuevos comentarios en el blog. Un tal "generic viagra" ha tenido la paciencia de pasarse casi dos horas publicando comentarios en notas de todo el historial. Algunos pensaréis que ese "generic viagra" es una máquina programada para invadir los blogs con basura, pero nada de eso: Los comentarios se corresponden con el contenido de la entrada e incluso tienen su toque personal, a veces solidario, a veces poético (eso sí, con algunas erratas debidas sin duda al frenético tecleo).
Como estoy seguro de que pensaréis que me lo estoy inventando, he recogido los comentarios en un documento para que lo comprobéis. En el fondo, me conmueve saber que detrás de mi comentarista se esconde un alma sensible y atormentada, todo un spammer ilustrado que, además, no oculta con su nombre su auténtico anhelo vital.

27 enero 2011

Sesquidécada: enero 1996

Felisberto Hernández es un escritor que no se parece a nadie: a ninguno de los europeos y a ninguno de los latinoamericanos, es un “francotirador” que desafía toda clasificación y todo marco, pero se presenta como inconfundible al abrir sus páginas.
Cita de Italo Calvino

Si uno de mis autores preferidos alaba de este modo a un colega, la garantía de acierto es casi segura. Lástima que hace quince años yo todavía no era fanático de Italo Calvino y, lo que es peor, llevaba un ritmo de lecturas que apenas dejaba tiempo a los experimentos. Sin embargo, en esta sesquidécada, al revisar las lecturas de enero de 1996, encuentro a tres autores de esos 'raritos', autores que no puede uno ir recomendando a tontas y a locas. El primero ya está dicho: Felisberto Hernández, un maestro del relato, que se halla a la altura de Cortázar o Borges. En la recopilación de Nadie encendía las lámparas, el lector se encuentra con un mundo de percepciones extrañas, casi oníricas, en las que lo sensorial parece sobreponerse a lo textual. Son relatos que producen cierto desasosiego y a los que acompaña una atmósfera de misterio. Si os interesan las cuestiones biográficas, Felisberto Hernández fue también un pianista itinerante y estuvo casado con una espía de la KGB -existe una novela sobre ello-.
El segundo de los autores rescatados es Roberto Arlt. Por prescripción facultativa (es decir por exigencias de una asignatura de la facultad) tuve que leerlo junto al anterior -y otros 23 autores latinoamericanos más- durante el curso. Los siete locos es una novela de locos, en todos los sentidos. Creo que hoy podría leerla con más aprovechamiento, pero recuerdo que en aquellos días, me parecía una de las novelas más absurdas con las que me había tropezado. Creo que Arlt habría sido un gran amigo de Bolaño o Vila-Matas de haberlos conocido.
El último autor es un poeta, Vicente Huidobro, a quien también me costó lo mío entender (y ni aún hoy estoy seguro de ello). Con Altazor creí descubrir la libertad poética a la hora de abrir caminos. Pensé que no había límites para la poesía, que las palabras son mucho más de lo que significan. Todavía me faltaban unos meses para leer a César Vallejo, que me daría la puntilla.
Ya veis que el ritmo de lectura era un tanto apresurado (y eso que no he citado los clásicos del teatro que ya mencioné hace poco). Con la perspectiva del paso a la docencia, creo que la programación de lecturas en aquella asignatura era desmesurada. A mí me sirvió para conocer autores a los que no habría llegado jamás, pero me consta que una gran mayoría de los estudiantes superaron ese escollo gracias a resúmenes manuscritos o fotocopiados (Internet estaba en pañales y el Rincón del vago no era todavía una amenaza). Particularmente, siento que nos hicieron filólogos a golpe de lecturas apresuradas; lo que ganaron nuestros catálogos de lecturas lo perdieron nuestros paladares. Menos mal que el tiempo nos da la ocasión de volver a leer lo perdido u olvidado:
Soy todo el hombre
El hombre herido por quién sabe quién
Por una flecha perdida del caos
Humano terreno desmesurado
Sí desmesurado y lo proclamo sin miedo
Desmesurado porque no soy burgués ni raza fatigada
Soy bárbaro tal vez
Desmesurado enfermo
Bárbaro limpio de rutinas y caminos marcados
No acepto vuestras sillas de seguridades cómodas
Soy el ángel salvaje que cayó una mañana
En vuestras plantaciones de preceptos
Poeta
Anti poeta
Culto
Anticulto
Animal metafísico cargado de congojas
Animal espontáneo directo sangrando sus problemas
Solitario como una paradoja
Paradoja fatal
Flor de contradicciones bailando un fox-trot
Sobre el sepulcro de Dios
Sobre el bien y el mal
Soy un pecho que grita y un cerebro que sangra
Soy un temblor de tierra
Los sismógrafos señalan mi paso por el mundo
Altazor, Canto I, vv.357-382

Crédito de la imagen: 'Historic map of South America (1785)'

21 enero 2011

¿Quién dijo crisis?

Hoy hemos repartido el número 16 de la Revista Riu Sec. Ha sido un acto testimonial, sobre todo de cara a los alumnos que llevan ya un tiempo en el centro, pues representa de manera gráfica los efectos prácticos de la crisis en nuestro pequeño ecosistema. Hemos llevado a clase este número y algunos ejemplares de números anteriores para que no olvidasen lo que habíamos ido construyendo paso a paso. A los que han venido nuevos y que no conocían el proyecto, les ha llamado la atención la diferencia. Hemos tenido que explicar que no se trata de un abandono, sino de una llamada de atención, que la revista no se hacía sola, que había unos recursos dedicados a que ellos tuviesen profesores que les ayudasen a redactar, a coordinar, a motivarse... Me ha gustado que algunos mostrasen su enfado e incluso se hayan ofrecido a ponerse manos a la obra para que el próximo número salga adelante. Ya veremos. Incluso en Facebook, sin ningún tipo de promoción, ya tenemos un buen puñado de seguidores.
De momento, este es nuestro modo de protestar contra la crisis:



Para descargar la versión impresa repartida en el instituto:
Riu Sec. Nº 16. Versión reducida

También quisiera destacar que el proyecto de la Revista es -era- para nuestro centro algo más que un entretenimiento, pues supone -suponía- un modo de integrar a muchos alumnos en situación de exclusión (alumnos inmigrantes, de compensatoria, del aula CIL, etc.) en una actividad que ponía en marcha casi todas las competencias básicas. El proyecto educativo está a la vista de todos, aunque muchos, con la prisa de hacerse las fotos, no haya tenido tiempo de echarle un vistazo:

17 enero 2011

Entrevistamos a Lázaro


En este segundo trimestre del curso, tenemos programada la lectura del Lazarillo de Tormes en 3º de ESO. Pienso que los clásicos han de leerse y comentarse en clase, aunque se trate de esta obra, que muchos profesores consideramos "fácil de leer", pues para la competencia lectora de los jóvenes de hoy sigue siendo un texto más bien áspero. Para abordar esta lectura he fijado, como en otras ocasiones, un calendario de lectura que nos permitirá ir comentando en clase un capítulo por semana (más o menos). Como novedad y siguiendo el ejemplo de 2º de Bachiller, tenemos una página en Tuenti para ir ampliando y anotando algunas dudas que surjan durante la lectura.
Durante unas semanas, he dado vueltas al trabajo que podían hacer para enriquecer la lectura. Como estamos viendo el diálogo en las tipologías textuales, se me ocurrió que podrían trabajar en parejas una entrevista a Lázaro de Tormes. Y aquí está la actividad:


Para rematar, me ha llegado un comentario de Virginia, una profe del IES Pedro de Ursua de Pamplona, mostrando una actividad mucho más variada y que me parece completísima. Se trata de todo un periódico medieval, con distintos tipos de texto adaptados al contexto histórico y cultural de la Edad Media. Una vez más, la grandeza de compartir y aprender de otros nos hace cada día mejores.

Crédito de la imagen: Photo.org

P.D: Como curiosidad a partir de la imagen que ilustra esta nota, parece que Florián Rey, en 1925, se adelantó en dar por válida la reciente tesis de Mercedes Agulló

02 enero 2011

Lo rústico en la televisión

Llevan varios días (o semanas) publicando cartas de lectores en el diario El País, todos ellos enfadados con la aparición de Belén Esteban en la portada de uno de sus semanales, lo que ha llegado hoy hasta la Defensora del lector. Esos lectores consideran que se trata del triunfo de la chabacanería en la televisión y muestran su indignación ante el hecho de que esa podredumbre llegue a la prensa 'seria'. No voy a defender a la princesa del pueblo (así llamada por quienes se hacen de oro a su costa y la nuestra), aunque en esta nota con la que inauguro el año traeré una analogía que quizá relativice tanto denuesto.
Avisaba en una sesquidécada anterior que mis intereses lectores quince años atrás trillaban con minuciosidad la historia del teatro del Siglo de Oro. Uno de los manuales que leía al comenzar 1996 era Lo villano en el teatro del Siglo de Oro, de Noël Salomon, un trabajo pormenorizado sobre la aparición de personajes rústicos en la comedia áurea. Es difícil resumir todas las conclusiones que se desprenden de dicha obra, aunque resaltaré una idea que se relaciona con el fenómeno de la telebasura. En el Madrid de los siglos XVI y XVII, frente al despoblamiento del campo y la progresiva aparición de mendigos y otros molestos advenedizos, los habitantes de una aldea que acababa de convertirse en capital del Imperio necesitaban afirmarse en su identidad castiza a través del retorno a la tierra (no es casual que coincida con la beatificación de san Isidro Labrador) y de la exaltación de lo humilde; de manera paralela, dignificar el personaje del labriego con honra (en Fuenteovejuna, El alcalde de Zalamea y tantas otras comedias) constituye para otros una salvaguarda del noble de cuna y del terrateniente, pues aplaca las ansias de rebelión contra el estado de las cosas. En ese sentido, la aparición de personajes de pueblo en la comedia se opone, por su integración y ejemplaridad, a la novela picaresca, mucho más transgresora y crítica.
Intento trasladarme a aquel siglo e imagino que un escenario poblado de rústicos, sayagueses, pastores bobos, villanos con ínfulas de nobleza, con un público enfervorecido aplaudiendo sus gracias y sus demostraciones de honor, debía molestar a quienes consideraban el teatro un género sublime, a quienes veían en lo literario una fuga o una denuncia de la realidad, a todos esos lectores exquisitos de Góngora, Gracián o Quevedo que, de haber existido, habrían llenado la sección de cartas al director de los diarios de la época.
Cinco siglos más tarde, también en una sociedad en crisis llena de mendigos y advenedizos, las masas siguen aplaudiendo al rústico en forma de Belén Esteban, quizá porque ello les recuerda la materia humildemente humana con la que estamos hechos; aplauden sus gracias porque, como dice Bergson, “la risa debe tener siempre una significación social”, y la Esteban representa esa clase media postfranquista de la que parece que todavía no hayamos salido. Del mismo modo, los empresarios de los medios siguen promoviendo este espectáculo sabiendo que, al darle dignidad a quienes están de facto desposeídos de ella, se aseguran consumidores fieles que no van a exigir calidad; y a quienes no les guste, a esas minorías que leen a Quevedo, se les deja claro que no deben enchufar la tele, que para eso ya tienen los libros.

Crédito de la imagen: 'Live with Regis and Kelly, NYC'