21 septiembre 2013

Sesquidécada: septiembre 1998

Revisando las lecturas de septiembre de 1998, encuentro pocos libros que me dejasen huella. La excepción se convertirá por tanto en protagonista de esta sesquidécada, y esa excepción lleva nombre propio: Fernando Lázaro Carreter. Creo que casi todos conocen sus recopilaciones de artículos sobre corrección idiomática: El dardo en la palabra y El nuevo dardo en la palabra, así como el imprescindible Cómo se comenta un texto literario, escrito junto con Evaristo Correa (con quien también había confeccionado los libros de texto de Anaya -momento ultranostálgico para muchos-).
Lázaro Carreter no necesita presentaciones entre la turba de filólogos que andamos ejerciendo nuestro oficio por esos mundos reales o virtuales. Forma parte de los referentes teóricos de nuestra formación como lingüistas, junto Dámaso Alonso, Emilio Alarcos, Menéndez Pidal, Rafael Lapesa, Violeta Demonte, etc. (un mundo de hombres en el que asoman pocas mujeres, por cierto). Estas figuras destacan entre el panorama de eruditos que hoy nos parecen de otros tiempos, con métodos que requerían a veces más paciencia que clarividencia. No es el caso de Lázaro ni de los mencionados, que brillaron con obras que han sentado las bases del estudio de la lengua como ciencia y que siguen siendo leídos, al menos entre los apasionados del tema, entre los que me incluyo.
Los artículos de El dardo en la palabra, publicados en la prensa española de los años 90, ponen el dedo en la llaga de la incorrección idiomática en los medios de comunicación. Lázaro Carreter dejó la dirección de la RAE aquel año de 1998 y murió apenas seis años más tarde, pero no creo que su corazón hubiese resistido de haber llegado a ver las patadas al idioma que se perpetran hoy día: sin duda, no le hubiese bastado con una columna semanal de denuncia. Debo aclarar que no soy un fundamentalista ortográfico -moriría varias veces al día en el aula-, pues entiendo que las normas son convenciones muchas veces arbitrarias y que debe primar ante todo la función comunicativa (bene dicendi) por encima de la corrección ortogramatical (recte dicendi). El problema es que esa benevolencia debería restringirse a mi alumnado, a las personas sin formación académica, a contextos muy informales de la lengua... Esa condescendencia no la merecen, sin embargo, profesionales que deben conocer bien su instrumento de trabajo: periodistas, políticos, docentes, juristas...
Como digo, en el aula la ortografía no ocupa un lugar principal, sobre todo porque los mayores problemas vienen dados por la ineficaz comprensión oral y escrita, así como por la pobre expresión oral y escrita. Puedes dedicar cientos de horas a rellenar fichas de ortografía (o a analizar oraciones), pero si no dedicas tiempo a leer y a escribir (planificar, redactar, revisar, reescribir...) poco conseguirás en este arduo camino. Quizá por eso, mis proyectos de aula de los últimos años no han incidido especialmente en cuestiones de lengua (no más allá de la lengua como instrumento) y se han centrado en objetivos literarios o comunicativos más generales. Sin embargo, el curso pasado conocí el interesante proyecto Ortografía y cómic, de Pilar Román, y me planteé llevarlo este año a clase, tal vez con 2º de ESO o con PQPI. No sé si este acercamiento heterodoxo a la ortografía hubiese convencido a aquellos eruditos, pero seguro que a Lázaro Carreter le habría encantado, pues también él tuvo sus veleidades literarias cuando escribió La ciudad no es para mí. Lo mismo dirían mis alumnos: "maestro, la ortografía no es para mí"; eso ya lo veremos.

13 septiembre 2013

Lo hacemos por tu bien... aunque te duela


Ya es costumbre que nuestra administración educativa recorte a puñados con una mano para repartir migajas con la otra. "Lo hacemos por mejorar la calidad, lo hacemos por tu bien y el de tus alumnos", dicen. Generalmente, este cambalache (o timo de la estampita) consiste en la conversión de un recurso al que tienes derecho en un objeto de mercadillo con el que se pueden negociar vacantes o cargos. Hablé de ello con motivo de los contratos-programa (por cierto, contratos que no se cumplieron ni en lo económico ni en la dotación de profesorado) y del distrito único, pero siento la necesidad de recordarlo una vez más en este deprimente inicio de curso. Digo deprimente porque no encuentro otro adjetivo para designar el estado de ánimo que se le queda a uno cuando, después de cinco años desarrollando la docencia compartida en los grupos más necesitados de 2º de ESO, ha de resignarse a echar por tierra ese trabajo y empezar de nuevo. Somos cinco profesores de Lengua y Literatura para más de 600 alumnos. Hace años que renunciamos a dar optativas (ya perdimos las horas para la revista, para la optativa de prensa, no pudimos ofertar Literatura Universal...) porque ello suponía dejar sin refuerzos y desdobles el Primer Ciclo de ESO, donde llegamos a alcanzar en varios grupos el 90% (no es una errata, no) de fracaso escolar. Llevamos años pidiendo por escrito otro docente en el Departamento, sin que nadie conteste siquiera. El profesor completo de lengua para Educación Compensatoria de hace años (conviene recordar que estamos en un centro CAES, es decir, con alto porcentaje de alumnado en situación de exclusión social o de marginalidad) se convirtió en media jornada de un maestro de Pedagogía Terapéutica para refuerzo y ha acabado convertido en tres horas semanales de apoyo para Necesidades Educativas Especiales. En resumidas cuentas, hemos pasado de 6 profesores para 350 alumnos a 5 profesores para 650. 
Sé que todos los que nos dedicamos a esto estamos sufriendo situaciones parecidas y que es mala época para plantos y elegías. Pero reconozco que estoy enfadado, y mucho. Enfadado porque la administración educativa nos manda profesores de otras especialidades cuando no sabe qué hacer con ellos, incluso sabiendo que va a haber que improvisarles carga horaria deprisa y corriendo; indignado porque, mientras mi centro tiene grupos completos cuyos alumnos repetidores llevan años sin aprobar una sola asignatura, otros centros organizan grupos de Excelencia Educativa; airado porque ni siquiera me puedo plantear la mitad de actividades que realizaba en 2º de ESO, a menos que deje desatendidos a buena parte de alumnos de cada clase; sublevado porque cuando lleguen las pruebas diagnósticas de mayo, el alumnado de este centro no se va a examinar ni de Tecnología, ni de Música, ni de Historia, ni de Biología, ni de Religión... se va a examinar, entre otras cosas, de competencias lingüísticas y comunicativas de las que es responsable mi departamento, y que dichas pruebas arrojarán de nuevo deprimentes resultados para cerrar este ciclo de penuria profesional.
Con este panorama, solo me faltaba leer que la administración educativa (la misma que me priva de impartir clases con calidad y dignidad), esforzándose por el bien de las familias, va a premiar a quienes confeccionen sus propios materiales. ¿Saben qué les digo? Váyanse al carajo.

Crédito de la imagen: 'Shouting worm'

04 septiembre 2013

Leer el exilio, vivir el exilio



No resulta fácil para mí elegir los proyectos en los que quiero embarcarme cada inicio de curso. Por un lado, la oferta de actividades en las que colaborar es cada vez más amplia y atractiva. Se añade, además, la "amistad profesional" con muchos de los compañeros que los coordinan y promueven. Por otro lado, también me complica la elección el hecho de no tener claro aún el contexto de aula en el que me voy a mover, aunque resulta evidente que cada curso las condiciones se endurecen con una vuelta de tuerca, o más.
A pesar de ello, uno de los proyectos a los que no renunciaré este año es mi colaboración en El barco del exilio, un proyecto en el que ya participé el curso pasado, y que viene ahora con un ambicioso plan de trabajo cooperativo: N-MOOC Los astilleros del barco. No voy a entrar en detalles porque podéis encontrar mucha información en los diversos foros y plataformas en los que está ya fraguándose esta segunda edición del proyecto. Animo a todos los lectores del blog a que lo conozcan y participen de manera activa en la creación de actividades y en la construcción de una red de conocimiento compartido para el aula y fuera de ella.
Decía que tengo clara mi participación en este proyecto, pero hasta que no vea el material humano con el que cuento en el aula no voy a entrar en materia. Es muy posible que lo lleve a cabo en el 2º curso de PQPI de Jardines y Viveros, un grupo reducido que se rige por el currículo de la escuela de adultos. Tengo en mente trabajar la vivencia de los exiliados a partir de lecturas juveniles que les resulten cercanas. Es curioso comprobar que vivimos en una sociedad de exiliados, unos que se fueron, otros que llegan y muchos más que tendrán que marchar. En ese contexto de migraciones, creo que todo el alumnado tiene historias familiares que contar, experiencias cercanas vividas con alegría o dolor. Por tanto, mi proyecto, al que he llamado "Leer el exilio, vivir el exilio", irá encaminado a leer, recrear y compartir estas vivencias. No sé si llegaremos a buen puerto, como pretende mi amigo Joaquín José Martínez, patrón fáctico de este Barco del exilio, pero siempre he defendido que más que la meta importa el viaje.
De momento, comparto con vosotros un listado de lecturas juveniles cuyo tema es el exilio, abordado desde distintos puntos de vista. Es una selección personal, con sus virtudes y carencias. Algunas lecturas las conozco bien y puedo dar fe de su calidad (cito, por ejemplo, Saboreando el cielo, Los fuegos de la memoria, El llanto de las palomas, Cuando Hitler robó el conejo rosa, Rosas negras en Kosovo, La piel de la memoria, etc.); en otros casos, me he dejado guiar por opiniones ajenas. Si alguien conoce más lecturas de este tipo, puede dejar un comentario o pinearla en el tablero colaborativo de Lecturas para el aula de Secundaria en Pinterest.
Espero que tengáis un buen comienzo de curso. 
(Por cierto, si no fallan las previsiones, el próximo domingo 8 de septiembre, aparecerá un reportaje de docentes creativos en El País Semanal, en el que podréis encontrarme junto con alumnos míos).
Addenda 13/09/13: Enlace al artículo Nuevos tiempos, nuevo profe

14 agosto 2013

Sesquidécada: agosto 1998

Aunque suene tópico, hay libros cuya lectura nos marca de manera indeleble para el resto de nuestra vida. Es posible que haya que esperar años para darse cuenta de ello, porque esos libros que persisten en la memoria no siempre son las lecturas que más nos han gustado o que más hemos recomendado, sino que son obras que, como los buenos vinos, han tomado cuerpo tras una digestión serena y reposada.
Esta sesquidécada rinde homenaje a una de esas novelas imprescindibles para entender el mundo en que vivimos o más bien para entender quiénes somos los seres humanos: me refiero a 1984, de George Orwell. Cuando hace quince años leía 1984, ya conocía otra de las obras maestras de Orwell, Rebelión en la granja, que también me había impactado notablemente, aunque me pareció demasiado esquemática y apologética. Con 1984 no tuve ninguna reticencia, pues me pareció una novela impecable, profunda sin olvidar lo narrativo, crítica sin dejar de ser literaria. Es difícil hablar de 1984 sin desvelar sus intrigas a quienes no la han leído, pero por otro lado, resulta aun más difícil encontrar a alguien que no haya oído hablar del Gran Hermano, de la neolengua o de la policía del pensamiento, elementos clave de esta obra orwelliana. Sin duda, los curiosos podrán encontrar suficiente información en la red sobre Orwell y su obra, pero quisiera aprovechar para recomendar una carta recién publicada en la que el propio Orwell habla de su novela y describe con gran lucidez lo que ha de ocurrir en las siguientes décadas. 
Creo que todos los ciudadanos de este Primer Mundo, tan satisfechos en nuestro ombliguismo, tan escasamente preocupados por la acumulación de poder en las manos de unos pocos -al menos mientras haya migajas que repartir-, tan soberbios en nuestro estado del bienestar -mientras dure-, deberíamos leer esta novela de Orwell y entender de una vez por todas cuál es el coste de todo lo anterior, cuál es el precio que estamos ya pagando por esas limosnas de vida burguesa. Se ha hablado siempre de 1984 como una distopía literaria, es decir como una ficción apocalíptica, pero resulta que nuestra realidad es mucho más apocalíptica que la soñada por Orwell hace más de cincuenta años. Ni siquiera necesitamos que unos burócratas borren la historia y la reescriban a gusto del Gran Hermano, porque hoy ese Gran Hermano asume que son los propios ciudadanos quienes borran sus memorias y reescriben en ellas al dictado de una sucesión de mentiras que se tapan unas a otras. Ya tenemos policía del pensamiento y vigilancia de las comunicaciones privadas. Tenemos gobernantes que castigan la transparencia y premian la delación, que inventan palabras para ocultar las verdades molestas, que utilizan la guerra para garantizar su paz. Es probable que en una sociedad normal, si alguien nos describiese este mundo en el que los poderosos desahucian y roban a los mismos miserables a quienes dicen servir, un individuo normal pensaría que se trata de una distopía, de modo que convendría reflexionar acerca de qué es lo normal y qué es lo atípico cuando hablamos de justicia, legalidad, igualdad o libertad. Sin duda, Orwell se quedó corto, pero para darnos cuenta de ello necesitaríamos más lectores y más críticos. Como decía Jean Guéhenno: "No sabe leer quien no discierne en un escrito la mentira de la verdad... Enseñar a leer a los jóvenes para que se confíen al primer papel impreso que caiga en sus manos no es otra cosa que prepararlos para una nueva esclavitud". En ello seguimos.

01 agosto 2013

Cincuenta sombras de Calisto


CALISTO: Sempronio, lleva este mensaje a Melibea. Entrégale también esa caja de ahí.
SEMPRONIO: Sí, señor.
MELIBEA: ¿Qué me trae, Sempronio? ¿Acaso otro mensaje del señor Calisto? Veamos:
De: Calisto
Para: Melibea
Asunto: Cordón

Señorita Melibea. Ese cordón que me hizo llegar a través de Celestina se ha convertido ya en una pieza única de mi colección. Estoy deseando usarlo pronto y supongo que usted también. La espero el sábado; la víspera de festivo añadirá más aliciente a nuestros juegos.
SEMPRONIO: Señorita Melibea, mi señor también quiere entregarle esta caja.
MELIBEA: ¡Oh, una paloma!
SEMPRONIO: Se trata de la mejor paloma mensajera de la ciudad. Es capaz de entregar mensajes de hasta mil palabras en menos de cinco minutos. Muchos reyes matarían por tenerla.
MELIBEA: No puedo aceptarla. ¿O tal vez debería hacerlo si no quiero parecer descortés? Bueno, será sólo un préstamo. Dígaselo a su señor.
Cielos, qué serio es este hombre. Tendría que haberle preguntado algo sobre Calisto, sobre sus silencios, su manera de estar ausente, y sobre ese rechazo a subir escaleras.
De: Melibea
para: Calisto
Asunto: Regalos

Señor Calisto. Sabe que no me gusta que me trate como a una de esas jovenzuelas que acompañan a la puta vieja Celestina que tan amiga suya parece ser. Esta paloma que me ha enviado será solo un instrumento de comunicación. No quiero tener que agradecerle nada. Atentamente, Melibea.
Ahora solo tengo que prender el mensaje a la paloma y, ¡ale!, vuela con tu amo. Voy a darme un baño.
¿Por qué este cuerpo parece rebelarse contra mis deseos? ¿O es contra mi razón? Porque yo deseo entregarme a Calisto, o al menos, la diosa que llevo dentro así lo desea. Pero mi cabeza piensa lo contrario y se niega a someterse a la tiranía de ese noble que se cree el amo del mundo...
CALISTO: ¿De verdad piensas que me creo el amo del mundo?
MELIBEA: ¡Cielos! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te atreves a entrar en mi baño? ¿Cómo has llegado tan pronto? ¿Y de qué manera accedes a mi pensamiento?
CALISTO: Sabes que puedo conseguirlo todo, incluso adivinar tus miedos y deseos. Pero no estoy aquí para darte explicaciones. He recibido tu mensaje y no me ha gustado nada el tono con el que mencionas a Celestina. Ya te dije que esa anciana había sido muy importante en mi vida.
MELIBEA: Ya lo sé, aunque nunca me has aclarado si ella también te ha hecho así de pervertido. Nunca me cuentas nada, por ejemplo por qué ese miedo a subir escaleras.
CALISTO: Señorita Melibea, aquí soy yo quien hace las preguntas y quien dicta castigos o entrega recompensas. Creo que voy a tener que usar ya ese cordón que me envió.
MELIBEA: ¿Me va a doler?
CALISTO: Te dolerá un poco, pero, si sigues frunciendo el ceño y mordiéndote el labio, no podrás sentarte hasta pascua de Pentecostés.
MELIBEA: Señor Calisto, sé que le gustaría que le dijera que soy su esclava, pero no tiene ningún derecho a presentarse aquí y amenazarme con castigos. ¿Por qué me mira así? ¿Qué va a hacer con ese cordón? ¿Y esas tenacillas? (La diosa que llevo dentro aplaude a rabiar)
CALISTO: Date la vuelta y apoya la frente en ese escabel. ¡Oh, Melibea! En esto veo la grandeza de Dios...


25 julio 2013

Novadors 2013

Con cierto retraso, llega la crónica de mi participación en Novadors 2013. No insistiré en algo que se ha repetido ya en las diversas crónicas del encuentro: lo más importante es el contacto humano, las desvirtualizaciones de amigos de la red y los momentos compartidos más allá de tarimas, estrados o patios de butacas.
Os dejo las presentaciones y vídeos de mis intervenciones, la primera compartida con Mª José Chordá, sobre el proyecto 'Piénsame el amor y te comeré el corazón', y la segunda sobre 'Un paseo con Antonio Machado', otro de los proyectos colaborativos en los que he participado (os recomiendo que las veáis en ese orden).



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No quisiera cerrar esta crónica sin mencionar la gran alegría que supuso presentar en Novadors el libro de 'Piénsame el amor y te comeré el corazón' que ha publicado la editorial Germanía. Es un libro que hemos redactado también de forma colaborativa todos los que hemos participado en el proyecto y que ahora estará a disposición de cualquier profe o alumno que se anime a llevar a cabo nuestra propuesta. Os animamos a que solicitéis un ejemplar para vuestro centro y nos deis la alegría de hacerlo también vuestro.



22 julio 2013

Sesquidécada: julio 1998

En esta sesquidécada que recuerda algunas de mis lecturas de julio de 1998 habrá dos menciones muy breves y un largo extracto reseña. Cada cual que aproveche según sus intereses veraniegos.

En los confines del mundo es una antología de relatos de Lord Dunsany, un autor que redirigió la ficción fantástica hacia terrenos que supieron abrir otros genios como Lovecraft. Algunos de sus cuentos se pueden leer en la red.


Raymond Queneau es más conocido por sus Ejercicios de estilo que por sus novelas, aunque recomiendo la lectura de Zazie en el metro (acompañada si se quiere por su versión cinematográfica), una delirante ficción de una niña que quiere conocer el metro de París justamente un día en el que sus trabajadores están en huelga. Para los curiosos, Queneau  participó también en la Sociedad Matemática de Francia y fue fundador de OuLiPo, el taller de literatura potencial en que tantos experimentos literarios se cocinaron en los años 60 y 70.



Finalmente, vuelvo a mi venerado Max Aub, cuyos Diarios pude leer con fruición durante aquel verano. Creo que la edición de Manuel Aznar en Alba editorial está ya descatalogada, por lo que debe ser difícil encontrar una edición en la actualidad. Por ello, me he animado a recoger algunos extractos que tienen especial valor para mí. Espero que os gusten. Y recordad: "La certeza es la fe; la duda, la literatura".



  • 17 de enero de 1941


Ha habido dos pueblos elegidos: el judío y el español. Ambos han querido imponer su religión al mundo. Ambos lo han esperado todo del milagro - y en el fondo sus sentimientos lo esperan todavía-. Prodigiosa esperanza... De eso morimos matando.

  • 3 de febrero de 1941

La certeza es la fe; la duda, la literatura.

  • 14 de mayo de 1941

Crisis de la moral en sí. La gente traiciona no por servir un ideal o por propio provecho (Fouché, Danton) sino por abandono total de toda dignidad. Porque la traición ha llegado a ser una cosa natural. La gente no tiene adónde agarrarse porque todos los adversarios tienen como medios los exclusivamente utilitarios. Proclaman que los medios no le hacen, que lo que se busca es el fn, que una vez éste conseguido ya dignificaremos los medios. ¡Como si hubiera un fin en la historia!

  • 11 de enero de 1945

La gente ha dejado de leer novelas en la proporción de los periódicos y revistas que ve. Prefiere la aportación a granel, sin que haga trabajo de selección. Se debe en parte a que la “ficción” se huele a falso, sin darse cuenta de que la “información” lo es tanto o más.

  • 22 de enero de 1945

Decimos: habiendo tanto que decir, tanto que, por mucho que hagamos, siempre quedarán casos que poner en relieve, ¿para qué inventar? Creo que no tengo derecho a callar lo que vi para escribir lo que imagino.

  • 17 de marzo de 1948

¿Quién habla estos días de Franco? Grajo feliz con la peste de los demás. El fascimo se nutre de cadáveres o de su olor. (...) No hay nada más espectacular que la muerte.

  • 28 de abril de 1950

Es curioso: ahora hace poco más o menos once años que salió uno de España, donde estáis enterrados: tú, Federico [García Lorca]; tú, Miguel [Hernández]. Es curioso: once años, y por persona decente.
Es decir, que si uno fuese un desvergonzado, un cínico, un deshonrat -que dicen por mi tierra-, o un rico -esto último con ciertas limitaciones-, entonces sí hubiese podido pisar esa tierra donde estáis enterrados de mala manera. Qué tiempos, ¿no?

  • 24 de marzo de 1951

Creo que la literatura tiene algo más que hacer que divertir: debe tener razón. Creo que la literatura tiene algo más que hacer que ser bonita: debe tener razón. Debe tener razón en todos los sentidos de la frase. No quiero creer que nada existe porque sí: la belleza menos que nada, ni la calidad.

  • 15 de octubre de 1951

Escribo por no olvidarme.

  • 1 de marzo de 1952

¿Qué queréis, que se dobleguen o callen todos a vuestro albedrío? Pues yo no. Salí de España por no callar -porque ésa es mi manera de combatir, porque mi profesión es la de escritor- y no callaré mi verdad.

  • 5 de abril de 1952

No admitiré nunca, creyendo como creo en el progreso, que se sacrifique la libertad en pro de un porvenir que sé no será más que un eslabón de un estadio futuro que, a su vez, será también la base de otro. Hay que retener siempre lo bueno -lo agradable, lo hermoso- y desechar lo malo -lo desagradable, lo feo-; y lo bueno y lo malo tal como lo juzgue cada uno. (...)
Todos los novelistas son ateos. Ya el arte en sí, por lo que tiene de creación, y contrario a la idea de Dios.
Toda religión es enemiga del arte.

  • 22 de noviembre de 1953

Nunca han estado tan distantes los puntos de vista del poeta y del político. La dictadura que hoy impera en la mayor parte de estados del mundo sólo permite la expresión que le conviene y ésta es, por ende, mediocre. Sólo los exiliados pueden permitirse el lujo -lo es- de escribir algo valedero, en espera de que, al prolongarse las dictaduras, sus voces se vayan extendiendo por consunción.

  • 25 de marzo de 1954

Queda la policía, mi odio hacia ella, la seguridad de que su prevalencia sobre el mundo de hoy nos lleva a una época oscura.

  • 20 de marzo de 1966

Ahora ha pasado demasiado tiempo -para mí-, no me tendrán que recordar sino descubrir. Y en España no se descubre a ningún escritor: sólo se olvida. Y a mí, ni eso: con  razón. Lo anterior valía muy poco, lo demás lo desconocían.
¡A las historias de la literatura!, que son una especie de recogedores de basura, clasificada para aprobar una asignatura de bachillerato.

  • 19 de mayo de 1972

España seguirá siendo lo que es, no lo que queramos que sea. Lucida, orgullosa, ignorante y creyente en Dios y en todos los santos (algunos laicos) y con la suficiente dosis de anticlericalismo para mantener viva la Iglesia.

  • 23 de mayo de 1972

Vuelvo a repetirlo, no entiendo a todos esos moribundos que aspiran a ser enterrados aquí, a pesar de sus ideas. Mientras reine Franco, no morirme en España ni por casualidad. Cualquier otro lugar sería bueno.

04 julio 2013

Lecturas en clase

Antes de que el personal huya despavorido hacia eventos educativos, cursos de formación, o menesteres relajatorios diversos, dejo memoria de lo que hemos leído en clase durante este curso 2012-2013.



2º ESO:

Abrimos el curso con un clásico juvenil: Cuando Hitler robó el conejo rosa, de Judith Kerr. Trabajamos su lectura a partir de una adaptación de las guías que ofrece la editorial. Hubo sesiones de puesta en común y debate. Curiosamente, esta lectura que constituye un alegato contra la intolerancia, fue interpretada por algunos alumnos y sus familias como un ataque racista (??). En fin, cuestiones que se solucionarían con escuelas de padres y madres.

En el segundo trimestre, recuperamos La bruja de abril y otros cuentos, de Ray Bradbury, también con guía de lectura de confección propia. Este curso no ha tenido mucho tirón esta lectura, a pesar de su indudable calidad. Tal vez, la ciencia-ficción requiere más trabajo intelectual que las aventuras ligeras. De esta lectura ya se ha hablado bastante en el blog, incluso para criticar ciertas políticas de derechos de autor.

El tercer trimestre está reservado a la poesía, De todo corazón. 111 poemas de amor, y a la actividad que ocupa nuestra programación desde hace más de siete años: lectura, recitación y recreación plástica, aumentado con videopoemas en los últimos años. Podéis ver los poemas de este año en la lista de Youtube, así como los trabajos creativos


4º ESO:


La primera lectura fue una selección de relatos de autores españoles del siglo XX, que podían leerse en una Antología juvenil o descargarse desde el blog de aula. Se estableció un día a la semana para comentar en cada sesión dos relatos. Solo realizaban el control de lecturas quienes no participaban en esas sesiones; esta fue la dinámica de todas las lecturas en este nivel, con lo que hemos conseguido un alto nivel de participación en esas horas de debates literarios. Aunque la calidad de los relatos era diversa, ha habido algunos que han resultado interesantes.

En el segundo trimestre leímos Campos de Castilla, de Antonio Machado, dentro del proyecto 'Un paseo con Antonio Machado'. Los poemas se asignaron por parejas y cada pareja debía leer y comentar el poema ante el resto de la clase. El calendario de participación y la guía de interpretación sirvieron de control de la actividad, sin necesidad de exámenes escritos. La actividad se completaba a lo largo de todo el curso con la realización de videopoemas. Merece la pena comprobar el esfuerzo e imaginación de algunos de estos alumnos.

El tercer trimestre se ocupó con la lectura de Mala luna, de Rosa Huertas, una entrañable novela llena de referencias literarias a Miguel Hernández y a su época. Esta lectura se comentó en clase después de haber visto la película 'La lengua de las mariposas', y en el debate surgieron numerosos puntos de contacto entre ambas obras. Creo que ha sido un acierto encajar esta lectura en la programación de 4º de ESO, tras la experiencia de Machado y también en paralelo con el proyecto 'Mi voz desde el exilio'.


PQPI-2º:

En mi programación del 2º curso de PQPI tenía un gran peso la competencia lectora. Por ello, traté de seleccionar lecturas que enganchasen y pudiesen leerse completas en el aula sin perder el hilo. En la primera evaluación leímos 21 relatos contra el acoso escolar. Aproveché algunos materiales que me mandó Lourdes Domenech y en cada sesión poníamos en común las historias leídas. Era terrible comprobar que algunos alumnos consideraban normal lo que para otros resultaba un horror.

En la segunda evaluación cambiamos de tema y nos fuimos a la mitología: Narraciones de mitos clásicos, es una adaptación de las Metamorfosis de Ovidio, que funciona bastante bien en el aula. Esta lectura nos permitió ampliar la cultura humanística y también indagar en la etimología de muchas palabras del idioma.

Para el tercer trimestre, de la misma editorial, nos entregamos a las lecturas poéticas: Botella al mar, una antología muy completa que nos sirvió también para participar en el paseo con Machado.


1º BACHILLER:

En este nivel compartíamos grupos mi compañera de departamento Elena Cervero y yo. Desde el principio tratamos de consensuar las lecturas para que pudiésemos ir desarrollando a la par la programación. 
En la primera evaluación, utilizamos una adaptación del Conde Lucanor que nos permitió introducir el contexto medieval. Debo decir que a los alumnos actuales les resulta muy lejano el universo cuentístico de Don Juan Manuel. A pesar de que sus relatos están muy emparentados con la fabulística popular, el entramado social de la Edad Media hace difícil interpretara adecuadamente los cuentos, lo que exige mucha tutela por parte del profesorado.

Como había que encajar el proyecto 'Piénsame el amor y te comeré el corazón' que lleva ya una serie de lecturas poéticas, reservamos la segunda evaluación para esa antología de poemas. Sobre estos poemas, distribuidos en grupos, tenían que hacer presentaciones orales, videopoemas y memorias. También os animo a que conozcáis el trabajo de estos alumnos. Por cierto, el curso que viene podremos usar ya el libro del proyecto que acaba de publicar la editorial Germanía, un empeño editorial que debemos a la constancia de Mª José Chordá.

En la tercera evaluación propusimos la lectura de El manuscrito de piedra, de Luis García Jambrina, una novela policíaca ambientada en la Salamanca de finales del siglo XV, cuyo protagonista es el joven Fernando de Rojas, convertido en sagaz detective. Nos ha parecido una lectura muy interesante y que encaja bien con el currículo de bachiller, aunque quizá valga la pena desplazarla al primer trimestre, con lo que se podría combinar con la segunda entrega de la serie: El manuscrito de nieve.

Con esto, doy por finalizada la memoria del curso. En próximas entregas quizá hable de otras lecturas que me han interesado, de lo ocurra mañana en Novadors13 o de lo que vaya sucediendo por estos andurriales 2.0.