12 noviembre 2011

Aquí cabemos todos


Jaime T. acaba de llegar de Cuba y no se adapta muy bien al modo español de recibir clases. Como su idioma es el castellano, no tiene posibilidad de recibir refuerzos. 
Amelia G. procede de Guinea Ecuatorial y le cuesta hablar castellano, pero tampoco saldrá a refuerzos porque se matriculó a final del curso pasado, con lo que pierde su condición de recién llegada. 
María S. rumana, lleva un año en España y habla muy poquito. Apenas sabe escribir. Cuando se está adaptando, sus padres regresan a Rumanía y se la llevan con ella.
Denis R. viene de Rumanía; se incorpora este curso y por eso está exento de valenciano. Su vocabulario se reduce a unas cincuenta palabras con las que trata de sobrevivir. 
Elena R. está en la misma situación que Denis, aunque a lo largo del curso falta durante semanas porque sus padres deben solucionar problemas en Rumanía y se tiene que quedar con sus primos. 
Miguel O. rumano, es el tercero de nueve hermanos a los que sus padres apenas pueden seguir el rastro. Es habitual que desaparezca a mitad de jornada saltando la valla. No hemos conseguido que escriba nada. 
Antonio H. se ausenta por largos periodos debido a problemas médicos de los que nunca aporta justificación. La última vez que lo vimos fue en noviembre. 
Larissa N. gitana y rumana, sobrelleva con dignidad el desamparo familiar. Tiene una ACIS que no puede seguir porque abandona el centro a mitad de curso, tras haber venido a clase apenas quince días en un trimestre. 
Juan José G. vino de República Dominicana con un informe en el que explicaban que era buen chico. Su nivel es de primer curso de Primaria. 
Elena M. debe ocuparse de su abuela enferma, así que suele faltar dos o tres días a la semana. Allá por enero deja de venir a clase. 
Jénnifer V. procede de un centro de acogida, ya que agredió a un vigilante de seguridad. No hay constancia de que tenga familia. Es violenta en ocasiones, tanto como infeliz. 
Meriem W. argelina, ha repetido primero y repite ahora segundo. Es inteligente, pero su carácter la hace intratable. Consigue reengancharse en un programa de diversificación. 
Andrea D. viene dando tumbos por varios institutos; tiene una hermana autista y no es fácil encontrar centros especializados en los que la atiendan. Es una chica trabajadora, pero no entiende que en clase tenga que sufrir lo mismo que en casa, pues le gustaría ir a un grupo 'normal'. 
Verónica J. es la que controla el patio; es pequeña, pero insulta y pega como una fiera, así que nadie le hace sombra. Viene expulsada de otro centro, así que la fama le resulta útil. 
Arturo F. viene de Venezuela. Es un ligón y sus intereses no están en los libros. Se pelea varias veces con otros chicos de clase para marcar el territorio. 
David B. es gitano y solo viene a clase cuando pasan los servicios sociales, es decir un par de días al mes. Por supuesto, viene con las manos en los bolsillos. 
Omar B. primo del anterior, hace exactamente lo mismo, pero en días distintos; es una cuestión de familia. 
Melody C. es prima de Verónica. Lleva dos años sin escolarizar porque se portaba tan mal que en los colegios no querían ni verla. Es extremadamente lista, tanto como inconstante y ciclotímica. Acumula expedientes por insultos. 
Ernesto A. sufre trastorno de hiperactividad y déficit de atención, con minusvalía reconocida. No recibe atención especializada porque nunca se le tuvo en cuenta ese problema y se le fue aprobando todo. Viene de un colegio concertado que ya no lo aguanta más. 
Liviu D. es rumano y ya ha vivido en tres lugares distintos en el último año. Es especialista en saltar la valla. 
Adriana L. rumana, introvertida, muy trabajadora. Sufre en silencio las bromas de sus compañeros. 
Daniel V. también rumano y muy responsable. Intenta pasar desapercibido, sin preguntar nada aunque no lo entienda bien. 
Gabriela F. tiene problemas de hipoacusia y de logopedia. Es un desastre y casi siempre olvida su audífono, de modo que no puede seguir la clase. Vive con su abuela porque sus padres están en Colombia. 
George T. es tío de Alberto G. también de Guinea Ecuatorial. Nadie se quiere sentar a su lado porque es negro.

Es uno de los grupos de 2º de ESO que he tenido. En estos días, algunos políticos defienden la inversión en centros privados y concertados alegando que así pueden garantizar que "cada padre elija el tipo de centro y educación que quiere para sus hijos". Imagino que los padres de mis chavales también querrían elegir un entorno más 'amigable', pero es lo que hay... esto es la pública, y aquí sí que cabemos todos.

Epílogo:
De todos ellos, al menos cinco consiguieron acabar la ESO. Tres llegaron a Bachillerato, todo un éxito. Otro grupo de 2º de ESO, similar a éste, tuvo menos suerte y ninguno de ellos llegó siquiera a 3º de ESO.

Crédito de la imagen: Colour pencils



33 comentarios:

Joselu dijo...

Esta es la epopeya de la pública, en la que estos muchachos provenientes de terribles circunstancias están más o menos integrados. Este post tendrían que leerlo responsables políticos, y muchos de los que cuestionan el valor de lo público.

Un post singular y valiente, pero me cabe la duda si, como el que yo publiqué recientemente sobre los resultados de pruebas de evaluación diagnóstica, no contribuye a dibujar un panorama desolador de lo público. ¿Es bueno que se sepa lo que está pasando dentro de los muros (Entre les murs)? Me lo pregunto. Está claro que venimos a este mundo con mazos de cartas diferentes, unos marcados para el fracaso y otros para el éxito.

Tu post me ha removido por dentro. Un panorama que turba el ánimo.

No quiero hacer públicamente la pregunta que se me viene a la cabeza, pero es la que me golpea insistentemente dando en su respuesta negativa medida de lo que somos, y de la consistencia de nuestra fe en lo público y en la solidaridad humana.

Chus ProfedeLengua dijo...

Hola, Antonio:
En mi instituto no tenemos estos problemas porque hay pocos niños con este perfil, apenas dos o tres por curso. Sin embargo, soy consciente de que esa es la situación que se vive cada vez con más frecuencia en los centros. Y me parece admirable la labor que, contra viento y marea, realizáis profesores como tú.En alguna ocasión yo me he visto en ella y sé lo duro que es. Esta entrada deberían leerla muchos docentes, anclados en el reducido mundo de su aula y sus apuntes, que se quejan constantemente ante la mínima falta de atención de un alumno.
Supongo que con el más que probable cambio político la situación empeorará para la enseñanza pública pero yo no me quiero rendir. Que solo tres de esos alumnos tuyos hayan llegado al bachillerato no es muy esperanzador pero es la prueba de que no todo está aún perdido.
A mí también me ha removido por dentro. Y el lunes se lo llevaré a mis alumnos de 1º de bachillerato para que hagan el comentario crítico. Esto tiene que salir de los muros, aunque no les interese a los responsables políticos (les llega, lo saben, pero no les importa).
Un saludo.

Evaristo dijo...

Me gustaría,como a Hortensia,que esta reflexión la leyeran los docentes que no padecen esta situación en sus aulas, para que pensaran sobre su situación privilegiada y dejaran de una vez de quejarse y lamentarse de los poco que atienden sus alumnos, lo mucho que hablan y lo poco que estudian porque solo piensan en el móvil, en el tuenti y en otras plagas del siglo XXI.

Lourdes Domenech dijo...

Maroua, Fatumata, José, Ibrahima... Yo sí he tenido alumnos con un perfil similar al que define a los chicos de este 2º de ESO.
La educación con ellos pasa por el trato humano y la inserción social. ¿Lo saben los politicuchos que hablan de reformas educativas y de recortes presupuestarios? Estos grupos necesitarían un equipo de especialistas para poder trabajar otras destrezas que nada tienen que ver con los objetivos académicos y con las estadísticas de los niveles de excelencia con los que tanto nos martillean los madamases.
Creo necesario que se destape una realidad para la que es urgente hallar soluciones.

Maru (marudomenech@gmail.com) dijo...

Este artículo debería aparecer en primera plana de todos los periódicos de este País. Desvela una desgarradora realidad con la que yo me he sentido identificada. Mi Instituto tiene es perfil y no sólo en un grupo sino prácticamente todo el Centro.
Es una realidad que a nosotros además nos preocupa porque al menos al ser todo el Centro así nos permite intentar darles lo mejor de noostros adaptando un Currículum imposible a una realidad surrealista. El otro día nos dijeron en la CCP que el inspector quiere que hagamos programaciones de aula o una especie de memorándum porque con los recortes si uno se pone enfermo tendrá que cubrirlo alguien del Departamento o el de guardia (historias para no dormir) y nos dio a todos la risa: ¿qué programación? ¿qué currículum? si lo que hacemos es intentar conseguir primero que vengan a clase, segundo que traigan el matrrial y se comporten y tercero intentar enseñarles la lengua. Un año en el Centro y nos creemos que ya pueden salir de los programas de inmersión lingüística y meterlos en aulas ordinarias. ¡Cómo voy a enseñarle a un chino, un árabe, un hindú de 16 años que lleva aquí meses las Coplas a la muerte de su padre? si hasta intentar explicar las lenguas que se hablan en España es toda una odisea. No tienen nuestros referentes, ni base cultural y si tengo que ceñirme al Currículum puedo volverme loca. No está estipulado qué hacer en estos casos, cómo actuar, cómo ayudarles etc Solo decir que tienen la suerte que al menos con vosotros, con nosotros, conmigo y el centro que les ha tocado, no estarán abandonados y encontrarán un poco de calor en un País que pretende meterles un currículum con calzador. Como tú dices aquí cabenos todos, pero ¿de qué manera? ¿apelotonados?¿hacinados? nos están tratando como apestados y parece ser que ni lo propios padres lo ven porque desconocen muchas cosas de nuestro sistema educativo.La situación además se pone fea: nos quieren aumentar ya no a 21 sino 25 horas y no sé muy bien que futuro les espera a estos alumnos si nos quitan desdobles, grupos flexibles. A ellos y a nosotros, ya que yo al menos con 20 alumnos así dentro del aula no sé si podría.
Muy triste lo que están haciendo con la Pública.

Gema dijo...

Gracias por el post, refleja a la perfección cómo son algunos grupos en mi centro. Como dice Joselu, es un post valiente, y arriesgado. Cuando esto se hace público, se cuenta, aunque sea a los amigos en pequeños foros, parece que al final lo que queda es que la pública funciona fatal, que mejor no lleves a tus hijos a la pública... Sin embargo, los profesores que decimos estos en realidad estamos gritando por una situación que se ha buscado y forzado de manera muy perversa desde la Administración.
Venimos con mazos de cartas diferentes; lo que se puede cambiar es cómo jugamos con ellas. Si hay determinados centros que se han convertido en gueto, donde la mayor parte del alumnado es inmigrante, de minorías étnicas, con desventaja social y cultural... ¿Qué resultados esperamos?

eduideas dijo...

Todos reconocemos estos grupos (y te felicito por el éxito), para que luego digan que en la privada también hay (hay uno o dos por curso y con esta cuota ya se justifican).

Carlos Nicomedes Díez dijo...

Hay días en los que me siento más radical y abogo por la publificación de todo lo que se menea. Eso de que la privatización favorece al consumidor al aumentar la competencia y la variedad, la productividad, la libertad de elegir ¡ja, ja! etc. siempre me ha parecido un camelo. De entrada porque no se nos mira como personas, sino como consumidores. Ejemplos a porrillo, a saber: Transportes: a mi barrio no llega el metro, no es rentable… y autobuses pocos. Telefonía: muchos servicios donde elegir, y curiosamente son los que más quejas ocasionan en las oficinas del consumidor. Energía… ¿para qué seguir?
Conseguir que tres alumnos como los que mencionas lleguen a bachillerato: ¡eso sí que no tiene precio!
En esta sociedad… cabemos todos o –como dijo Victor Manuel- no cabe ni dios. Y con las mismas oportunidades.

Nacho Gallardo dijo...

En mi centro no hay tantos inmigrantes y las nacionalidades no coinciden con las tuyas: chinos (sobre todo), rusas, brasileñas, indios, colombianos,... Cada uno es un mundo con sus circunstancias (no todas desagradables). De cada uno de ellos se podría emitir también un pequeño informe sobre asistencia, interés, apoyo de las familias, expediente académico, etc. A ningún político le importaría leerlos: ahora mismo es algo que no escuece. La inmigración está bastante atrás en la lista de problemas; incluso es contraproducente reconocer que se dedican algunos fondos públicos (cada vez menos) a su inserción social. Si uno se sitúa a la derecha del espectro político, no queda mal dejar caer algo sobre la carga que supone la inmigración; si se está a la izquierda, se defiende una atención educativa que es a todas luces insuficiente.
La enseñanza a alumnado inmigrante ya no está de moda. Un ejemplo: ¿cuántos cursos de formación, actualmente, tratan sobre estos temas? Escasísimos. ¿Es suficiente enseñarles la lengua? ¿No es una estafa una escolarización prolongada que no lleva a una promoción educativa y profesional? Los que estamos a pie de aula hacemos lo que nos dejan, que nunca es suficiente, aunque es muchísimo. En la situación actual, los pronósticos son cada vez peores.

Anónimo dijo...

Toni, una gran reflexión, un retrato de la otra realidad que no todo el mundo ve.
Indudablemente, la figura del docente cobra todavía mayor sentido pedagógico y humano, por encima del curricular. Y si estos chicos consiguen acabar el curso es porque tienen delante a alguien que les transmite unos valores o gestiona con ellos su día a día en el aula de la mejor forma posible.

Estoy convencido que la clase política negaría esta realidad, defendiendo programas educativos y sistemas de gestión escolar varios utilizados para rellenar programas electorales opacos. Toni, bien sabes que no pertenezco a la pública, pero no quita que no os deje de admirar a todos los compañeros que tenéis en vuestro día a día una lucha en contra de la animadversión de muchos alumnos a asistir a clase, así como la negación de una realidad de la clase política. Pese a quien le pese, disguste a quien disguste, el motor educativo de este país pasa por las aulas de los IES en las que sí cabe todo el mundo, y que acabarán formando parte del motor económico de un país mermado por la ausencia de valores que todos los que hemos pasado por los IES hemos aprendido del señor/señora que teníamos delante impartiéndonos clase además de estar pendiente de nuestra vida personal a coste 0. Quizá por ese motivo, y por la vocación elegí esta profesión. El día a día con el alumnado es el otro motivo.

Como dice Joselu, no haré la pregunta que tengo en mente. Si el sistema es tan bueno como se defiende en campaña electoral, ¿dónde envían a sus hijos a estudiar?

Mila Solà Marqués dijo...

Es también la realidad de mi centro Toni-concertado pero en minúscula y sin enchufes o filtros- que no todos los centros concertados caben en el mismo saco privilegiado- Y lo llevamos lo mejor que podemos: con mucha paciencia, anteponiendo educación a instrucción, con mucho apoyo y profesionalidad, consolándonos y consolándoles en crisis y rabietas,compartiendo bocatas, tiempo no remunerado y atención individualizada con ellos y sus familias fuera del aula, en redes o por e-mail o llevándonoslos a ver un partido de fútbol si cumplen con las tareas escolares a lo largo de una evaluación…¿Es la vocación una competencia curricular? Saludos cordiales a todos, Mila Solà Marqués.

Blogge@ndo dijo...

Ha sido una lectura que me ha dejado estremecida. Se sabe que ocurre pero leerlo así todo seguido...
Evidentemente la escuela no puede solucionar todo el conjunto de problemas sociales que están en la base de estas realidades, del comportamiento y de las expectativas de todos estos chavales. ¿Qué se puede hacer entonces en las aulas? Vosotros, desde luego, milagros porque que sólo uno de estos chavales salga adelante es un logro inconmensurable.
Con el resto acercamiento afectivo y darles todas las oportunidades posibles.
Como dices cabemos todos pero no en todos los lugares y ahí radica el problema: en la desigualdad.

Toni Solano dijo...

Joselu: No, no tenemos hijos de médicos, ni de abogados, ni de políticos, claro. Algunos hijos de profes, sí. No me avergüenza contar lo que hay, porque dentro hay mucha dignidad, en el trabajo de los profes y en el estoicismo de alumnos y familias. La ruindad y la miseria están en los despachos, lejos del aula.
Hortensia Lago: Te aseguro que este no ha sido el peor grupo, ni mucho menos. Tampoco he contado lo que hay detrás de algunos casos, porque cualquiera que vea la telebasura sabe de las miserias humanas por las que pasan muchos de estos jóvenes. He levantado acta de uno de los muchos grupos que van desfilando, porque creo que vale la pena contar qué hacemos o que intentamos hacer. No somos unos jetas que vamos unas horitas a largar el rollo y después a cobrar, no. Al menos nos ganamos el pan dignamente.
Evaristo: Trabajé en centros privados y sé que también hay dificultades, sobre todo derivadas de la soberbia de algunos alumnos y familias respecto al profesorado. No quería convertir la entrada en un ataque al modelo privado, sino destacar que hay y habrá familias que nunca podrán elegir, igual que habrá familias que nunca elegirían estudiar aquí.
Lu: Aquí tenemos menos magrebíes, pero arrasamos con la comunidad rumana. Este tipo de selección social -como la llama Joselu- fomenta la xenofobia, ya que convierte a los autóctonos en minorías, que se sienten con derecho a reclamar el privilegio de la superioridad. Es el fundamento del apartheid.
Maru: Por aquí no suelen venir los inspectores, a no ser que pase algo grave. A veces envían alguna instrucción bajada de internet acerca de cómo tratar con alumnado difícil. También tuvieron la feliz idea de asignarnos el aula CIL, referencia para trastornos autistas en la zona. Imagina lo que está ocurriendo cuando en un grupo de estos añades uno o dos niños con autismo, Asperger, etc. Vamos, para echarse a llorar...
Gema: El centro ha mejorado desde que vienen alumnos de otros colegios públicos más 'normales', aunque seguimos manteniendo un alumnado con necesidades especiales porcentualmente alto. Pienso que si las clases medias, en lugar de huir a los concertados, viniesen a la pública, ese porcentaje de marginalidad no sería tan relevante y podríamos hablar de inclusión. Ahora, en estas condiciones, la inclusión es inversa, la normalidad es minoría.
Eduideas: No creo que la culpa sea de los privados ni los concertados, sino de los políticos que lo consienten o fomentan. Es inútil y sin sentido caer en la lucha por ver quiénes somos los buenos o los malos, pues lo realmente sucio es la idea de un modelo de dos velocidades o de dos estatus sociales.
Carlos: Cuánta razón, todo lo público ha de medirse por la rentabilidad, así que al pobre desgraciado que no le llegue, que se aguante. Como dices, conseguir que tres alumnos lleguen es suficiente, así como conseguir que quienes abandonan en 2º de ESO sepan decir 'por favor' o sepan redactar una instancia o una reclamación. Esas son nuestras prioridades.

Toni Solano dijo...

Nacho: Mi centro tiene unos niveles de fracaso escandalosos en el primer ciclo de ESO. Aquel año conseguimos un PDC de 3º que permitió que algunos de los que aparecen en mi nota se salvasen y titulasen en 4º. Al año siguiente nos quitaron el PDC. ¿En qué están pensando los políticos? Hablan de igualdad de oportunidades, pero sabiendo que aquí repiten 1º, 2º y ya tienen 16 años y se van, sólo ofrecen salidas en 4º de ESO, a años luz de sus posibilidades. Menos mal que nos han concedido el PCPI, de jardinería, claro, no vayamos a ensuciar las oficinas.
Pep: La hipocresía de la clase política de este país daría para muchos posts. Sin ir más lejos, el vídeo de los socialistas sobre la escuela privada/pública debería sonrojarlos, pues la gran mayoría de políticos de uno y otro bando llevan a sus hijos a coles privados. Esta gente se atreve a hablar de educación como si hubiesen pisado alguna vez un aula como la mía, que, insisto, no es una anormalidad, sino bastante común en toda España. Por favor, que no intenten arreglar nada, que nos dejen en paz.
Mila: Ya sé que hay centros concertados que viven situaciones complicadas, sobre todo por falta de recursos. Muchos de esos coles llevan tiempo aguantando lo suyo y no merecen las críticas. Pero hay otros centros que se han subido al carro de la gratitud política en la bonanza de los tiempos recientes. No ha sido la necesidad la que ha generado el concierto, sino la codicia. Todos sabemos que ha habido una época en la que se concertaban privados mientras se cerraban líneas en la pública, y ese alumnado que iba a parar allí no era alumnado marginal. Como dirían algunos, se nos llevaron lo mejorcito...
Bloggeando: Desde luego, con estos perfiles tenemos muy trabajado el aspecto humano. No puedo mostrarme triste, pues voy muy contento a trabajar, a pesar de no poder enseñar sintaxis, ni mofología. Aprenden a convivir y a ser personas. De paso, se van también con conocimientos de recetas de cocina, de instrucciones, de contar viajes... La mayoría de ellos, cuando me los encuentro por la calle años después, cruzan a darme la mano y a recordar lo bien que nos portamos con ellos. Ese es el premio.

Tirabec dijo...

Toni,
La raó t'assisteix en tot el que dius. Les aules estan en cada barri, però a anys llum del coneixement de causa de la societat i dels polítics. Amb el constant menyspreu per les necessitats en l'educació, moltes situacions se salven per la professionalitat de molts/moltes docents. Algú més s'ocupa de l'educació dels adolescents?
Gràcies per explicar-ho tan bé.

Toni Solano dijo...

Gràcies a tu, Manel, pel comentari. De vegades, no cal fer reflexions, perqué només mostrar la realitat és suficient per tenir raó.

mjchorda dijo...

Estoy con Joselu en que tu post remueve,aunque muchos de nosotros hayamos convivido con este tipo de alumnado, enumerado de tal modo sigue impresionando. También comparto con Maru que tu entrada debería aparecer en prensa y llegar a quien puede evitar esta situación y sigue consintiéndola, pues no forma parte de sus prioridades. Por otra parte,y creo que esto ya lo hemos comentado, estoy completamente a favor de las personas que han llevado a cabo su sueño de construir una escuela tal y como la concebían (cooperativas),siempre y cuando queden preservados los derechos de la escuela pública.

Joel dijo...

Gracias por mostrarnos a todos lo que se vive diariamente... yo trabajo en un concertado de los que empiezan a pasar penurias económicas... y hace ya tiempo que me siento afortunado, no sólo porque me gusta mi trabajo, sino porque lo puedo hacer en unas mínimas condiciones... pero hay poca inmigración y pocos casos especiales, aunque cada persona sea un mundo en esta sociedad de familias desestructuradas... me molesta ver que no hay pan para todos... y me molesta que las diferencias que existen no se intenten reducir... nuestro futuro, y el de nuestra sociedad, no pinta muy bien... un saludo!

Virginia dijo...

En mi centro también hay alumnos así y algunos grupos pequeños compuestos por alumnos que responden a ese perfil. Yo he tenido a alguno en clase y sé lo complicado que es. Es un milagro que hayáis conseguido que tres lleguen al Bachillerato.

Esta es la realidad de muchos centros de la enseñanza pública, los políticos lo saben y les importa un pimiento porque eso es lo que quieren: convertir la pública en un gueto de gente sin recursos y derivar a las clases medias a la concertada (que la pagamos todos). Espero que este post lo lean muchos profes de la concertada para que vean con qué nos enfrentamos a diario los de la pública.

¡Ánimo y un saludo!

yolajb dijo...

Sin palabras, así es como me he quedado yo también. Me acabas de quitar el puesto. Pensaba que como mi IES no podía haber otro pero, lo admito, vuestro nivel de dificultad/diversidad supera mi día a día.

Nuestro IES está situado a 100 metros por el oeste de un privado, a 100 metros por el norte de un privado/concertado y a 100 metros por el este de un público con cartel de bilingüe.

De su montón de solicitudes de matrícula va seleccionando, cada centro, su alumnado. Lo que nadie considera "deseable" se queda para nuestro IES. A todo esto sumamos que también es un centro de integración de chicos y chicas con problemas motóricos. En algunos casos la dificultad que tienen consiste en poder comunicarse solo a través de un ordenador personal por problemas de parálisis cerebral.

Yo, que sí pude elegir, soy maestra y elegí este centro. Doy clase de inglés en el primer ciclo de la ESO. Por ejemplo, los lunes, el ordenador me ha dicho que tengo que dar 5 horas de clase lectivas. Las 4 últimas sin ninguna pausa entre ellas.

Esperanza Aguirre me llama vaga y yo le digo que no. Estoy de huelga y sí que es una huelga política. Mi política consiste en no dar más a la gente que más tiene. Mi politica es favorecer la justicia social, con más energía si cabe, cuando se trata de chicos y chicas tan jóvenes.

Gracias. Esto ha sido como una terapia para mi.

CM dijo...

He vivido situaciones similares y es todo un logro conseguir que pasen de curso, incluso que consigan una titulación.
Los políticos siempre miran hacia otro lado, esperando que situaciones conflictivas no les exploten en la cara: sólo se ponen medios cuando hay una denuncia social. Pero con la crisis, me temo que la educación va a ser uno de los sectores más castigados: para eso estamos los profesores, para aguantar lo que nos echen.

Unknown dijo...

Qué entrada más valiente Toni! Imagino que alguien que no esté en nuestro mundo se podría quedar anonadado leyéndote. Podría pensar que eres un exagerado. Pero nada más lejos de la realidad. Esa es nuestra lucha diaria. Enfrentarnos a nosotros mismos para seguir pensando que esos chicos pueden alcanzar algunos objetivos para conseguir permanecer en el sistema y no ser unos marginales.

Lo que yo me pregunto es qué piensan nuestros políticos de todo esto. Somos muchos profes ya los que reinvindicamos y les acusamos de mirar para otro lado.

A veces pienso que no interesamos a ninguno de ellos. Lo que me lleva a pensar que gozamos de cierta independencia para hacer lo que nuestros principios y nuestros valores nos dictan.

un fuerte abrazo.

Toni Solano dijo...

Mª José: La prensa solo se ocupa de lo que ocurre en el aula cuando hay carnaza; esta nota aparecería en los diarios si contase lo que hay entre bastidores, lo que nutre el diario de Patricia o el 'sálvame'. La gente de a pie sabe bien lo que hay en los institutos, porque son sus hijos, nuestros hijos; lo lamentable es que se dejen engañar por los políticos que les ofrecen el remedio a sus males y ellos los creen. Estos días les venderán enseñanza bilingüe y excelencia... ¡ja, ja! si algunos institutos no tienen ni para pagar la luz...
Joel: Gracias por tu comentario. Como he dicho antes, se plantea a menudo una falsa lucha entre profes de la pública y profes de la privada, cuando tenemos más cosas en común que diferencias. Si repartiésemos los recursos, otro gallo nos cantaría.
Virginia: Es una lucha diaria, aunque, por suerte tenemos un horario mejor y la relativa tranquilidad de no depender de un contrato inestable. Sinceramente, no me cambiaría con los profes de la concertada, que en muchas ocasiones sólo pueden responder con el silencio. Creo que el enemigo está más arriba.
Chelucana: Alguna vez he comentado que no me gusta considerar mi labor como si fuese la de un misionero ni mi centro como una ONG. Tenemos un alumnado al que atender y es cierto que podrían mejorar muchas cosas, pero no voy a hacer bandera de mi faena como si fuese un héroe. Somos muchos los que tenemos este panorama a diario y lo aceptamos con normalidad. Fíjate en los comentarios y verás que varios coinciden en que es normal, que lo raro es verlo así escrito, tan público, tan desnudo. Esa es la tarea pendiente y una de las razones por las que me gustan las TIC, porque puedo mostrar con dignidad lo que hacemos en el aula, sin vergüenza, porque merece la pena trabajar con ellos y por ellos, que al final lo agradecen.
Yolanda: Hay muchas diferencias de un centro a otro, incluso dentro de la pública. Algunos centros se han convertido en guetos por muchas razones, a veces con el propio pasotismo de los docentes y los equipos directivos. Mi centro asiste a un área muy marginal, aunque ahora va mejorando el perfil del alumnado; no obstante, esa mejora se contrarresta con el incremento de matrícula y el descenso de plantilla. Nunca hacia adelante, ya ves.
Conxa: Nuestros logros son menos espectaculares, pero más trabajados. Conseguir que uno de nuestros alumnos llegue a 4º de ESO es una odisea, en la que se quedan atrás la mitad de los que empiezan 1º de ESO. Hemos tenido grupos de 1º y 2º de ESO con un 90% de fracaso escolar absoluto, grupos en los que salvo dos o tres todos eran repetidores, grupos con cinco ACIS... Eso no existe fuera de la pública, desde luego.
Fernando: Estuve pensando mucho cómo abordar esta lista sin caer en el amarillismo. Te aseguro que es mucho menos exagerada que el modelo que la que inspira. Como digo en la nota, aquel mismo año, otros grupos fueron más desastrosos. Me gustaría que los políticos, ahora que están en campaña, entrasen no en las aulas, sino en las casas de esos alumnos que estaban hace cuatro días en clase y los vieran, ya padres y madres, algunos reclusos, otros simplemente de brazos cruzados con un futuro vacío por delante...

Víctor Cuevas dijo...

Bravo, Toni, por la valentía, el esfuerzo y tu trabajo diario... y por contar lo que vivimos en los centros públicos día a día.

En mi centro ocurre algo desgarrador. Cinco grupos de primero de ESO comienzan la Educación Secundaria Obligatoria de los cuales sólo dos llegan a 4º de ESO. Hemos perdido por el camino tres grupos, casi 75 alumnos, a pesar de las medidas que mejor o peor ponemos para atender a la diversidad. Es un drama social y profesional, pero sobre todo, humano. La inmensa mayoría de estos alumnos que ahora no están en ningún sitio, eran de origen inmigrante o de estrato social bajo.

Como die Joselu la selección social se impone a la pedagogía, a los hechos me remito.

Es hora de repensar de una vez la organización curricular y escolar de los centros.

Es hora de que con dinero público no se financia ningún negocio privado.

Un abrazo

Miguel dijo...

Yo me pregunto: ¿Esta circunstancia la conocen nuestros políticos? Yo mismo me respondo: Sí. Y entonces me vuelvo a preguntar ¿Y ante ello qué hacen? Yo me vuelvo a responder: Que los sufridos y asalariados profes de la pública los aguanten, que para eso cobran, y que así anulen o minimicen el efecto de estos inmigrantes en la sociedad española.
Pues así nos luce el pelo.

Un abrazo.

Marcos Cadenato dijo...

Toni, durante los últimos cuatro años he estado con alumnos como los que describes. En nuestro caso los recién llegados son rumanos, marroquís, argelinos, bolivianos, ecuatorianos y nuestra labor es la de facilitar una herramienta lingüística (castellano y/o euskera) para facilitar su integración en el centro y en la sociedad... Ahora bien, el curso siguiente se integra en la clase normal porque ya no cumple los requisitos para disfrutar de esos refuerzos lingüísticos. Y así nos va...

Jorge Muruais dijo...

Al menos se trata de grupos bastante homogéneos y es posible prescindir del currículum sin mala conciencia. Sin embargo, es habitual que este perfil de alumnado aparezca en número suficiente en las aulas públicas como para hacer imposible un trabajo coherente cuando los intereses, aptitudes y actitudes entre los alumnos son muchas veces diametralmente opuestos.

Quizás realmente sea posible trabajar con ritmos y objetivos diferentes en una clase heterogénea (y numerosa), como pretende el legislador, pero la verdad es que en la práctica lo veo improbable.

Supongo que se deberá a la natural holgazanería de nuestro colectivo y a todo el tiempo que perdemos quejándonos, como se sugiere en los comentarios de esta misma entrada, pero desde luego la inteligencia colectiva y la intuición popular lleva a sacar a tus hijos de semejantes ambientes. Se ve que tanto familias como profesorado son demasiado torpes para entender el funcionamiento de tan elevados conceptos.

No pretendo ser cínico, pero desde luego entiendo que es una estafa a la sociedad el lamentarse continuamente de falta de medios para atender estas situaciones. Sencillamente, con la actual organización escolar, toda inversión es un pozo sin fondo con nulos resultados. Lo que necesita este tipo de alumnado no es 14 (carísimos)profesores de enseñanza media superespecialistas en su campo. Si la intención real es que nuestros centros sirvan de guardería social, lo apropiado es contratar monitores de tiempo libre y si se pretende que sea un servicio asistencial, necesitará trabajadores sociales, pero en ningún cado licenciados en ciencias, ingenieros, filólogos, historiadores o biólogos.

Coincido plenamente con Antonio en que no podemos intentar consolarnos haciendo de nuestro trabajo una labor misionera y aceptando el papel de la escuela pública como ONG. Simplemente, es legítimo pretender que los centros de enseñanza media funcionen como tales, teniendo su prioridad en la formación académica y profesional, como sucede en los sistemas educativos que funcionan y realmente son un factor de cohesión social.

Por último, destacar la perversión del ingeniero social que, en aras de la "integración", ha creado el sistema escolar más clasista y segregador imaginable y lo ha hecho además a cargo del contribuyente.

speedy dijo...

¡Cómo llega tu nota! Enhorabuena ¡vaya obra!
Vocación, devoción, corazón, ilusión, razón,... y encima satisfacción. Esto sí que es ganarse el pan con el sudor de la frente.
Antonio, mi más sincera admiración. Un saludo

Anónimo dijo...

Deberías mandar esta entrada a los medios de comunicación; que conozcan la realidad del aula, que recapaciten sobre la necesidad de los recursos en la educación.

Yo también tengo una clase muy peculiar: alumnos en casas de acogida, otros con problemas de drogadicción, algunos con deficiencias, varios de promoción automática con un nivel curricular tres cursos inferior, y muchos con circunstancias familiares que ponen los pelos de punta. Este año, en lugar de tener una clase con 30 alumnos, me parece más bien ser madre de 30 adolescentes. Complicado

Unknown dijo...

No creo poder aportar nada nuevo ni a tu post, que se basta y se sobra, ni a los comentarios, pero me hago una idea de lo que cuentas: mi tutoría de 3º de ESO tiene casi un 40% de inmigrantes, en su mayoría rumanos, aunque tanbién proceden de Marruecos, Colombia, Argentina o Bulgaria.
Mi clase de Recuperación de Lengua, que solo tiene 10 alumnos, acoge cuatro nacionalidades diferentes. No puedo decir que no dé clase, pero es evidente que tenemos "algunas" dificultades, y no solo de aprendizaje. Esto, que no es nuevo, este año se ha agravado en Madrid como todos sabéis por las instrucciones de marras que ha tenido como consecuencia, entre otras cosas, la desaparición o la disminución drástica del profesorado de apoyo para estos alumnos mediante el llamado Programa de Educación Compensatoria. En mi centro ya no hay "profe de Compe", pero nos apañamos. Cómo me apañe yo, es lo de menos. Lo de más es que este alumnado ya no cuenta con una ayuda con la que antes contaba. Hay un discurso perverso y generalizado que incide en los problemas que genera sostener "lo público". Eso, sí, a nadie se le cae de la boca la falacia descriptiva que supone incidir en que se apoya una educación ( o una sanidad) universal. Si a eso le añadimos la otra perversidad, la defensa de la "libre elección" de las familias para justificar unas determinadas políticas, pues ya lo tenemos claro, vamos camino de ser la beneficencia. Pues eso, el día 17 novena o décima jornada de en la Enseñanza Pública madrileña.

Toni Solano dijo...

Víctor: Habría que hacer una comparación de esas pirámides de matrícula; algunos centros mantienen grupos homogéneos, mientras los públicos como el tuyo y el mío comienzan con seis o siete líneas y acaban con dos grupos de 4º de ESO y un 2º de bachiller (así es el nuestro). Es sintomático, casi de supervivientes, ¿no?
Miguel: Es casi de risa -neurótica, claro- que se gasten una pasta en campañas de dignificación del profesorado y luego nos dejen abandonados en todos los sentidos. Una pena.
Marcos: Se ha criticado mucho las aulas de enlace -llamémoslas de inmigrantes- porque se supone que marginan a los chavales. Tenerlos en el aula sin poder atenderlos es igual de pernicioso, porque se integrarán socialmente, pero lo harán a costa de no aprender, de no ser autónomos y, por supuesto, de lastrar a un grupo cuando no existe un número suficiente de alumnos estándar en los que tomar modelo. Predicar la inclusión en estas circunstancias es no haber leído nada de pedagogía.
Jorge: Sabemos bien de qué hablamos. En efecto, lo de la igualdad de oportunidades no se lo cree ni el tato. Hay que ofrecerla y procurarla en las escuelas e institutos, pero también en la vida real, algo que no se hace. Un grupo como este estaría atendido perfectamente con un par de maestros/profesores y varios educadores, con un horario racional que les permitiese hacer tareas distintas, con un currículo orientado a las habilidades sociales. La ley dice que no se puede segregar por niveles, pero lo dice sin tener constancia de esta realidad, que por supuesto desborda lo legal (por ejemplo, no se puede tener tantos alumnos con necesidades en un mismo grupo, según la ley). Nos hemos conformado con ser polis de guardería y ahora parece que nos vamos a conformar con ser las madres Teresas de Calcuta. En fin...
Speedy: Gracias. No quisiera transmitir sensación de caos; existen grupos más homogéneos en los que no hay perfiles tan acusados. Aunque también hemos tenido grupos mucho peores...
Silvia: Estos grupos suelen ser todos de repetidores de 1º y de 2º, chavales que ya tienen casi 16 años y que no pueden titular casi en ningún caso. Imagina cuando, por azar, cae un inocente chavalín (o chavalina) de 13 años allí... No he mencionado a propósito ninguno de los problemas que citas, aunque es evidente que detrás de algunos de estos nombres se esconde una historia truculenta. Y también es verdad que muchas veces nos convertimos, sin quererlo, en padres y madres improvisados.
Carlota Bloom: En nuestra comunidad fueron retirando poco a poco los recursos, mezclándolo con aquella cuestión kafkiana de la educación para la ciudadanía en inglés; por eso no hemos reaccionado, aunque tampoco nos libramos de las huelgas en su día. Una de las poquitas cosas positivas que teníamos era esa que mencionas, la posibilidad de contar con refuerzos, desdobles o profes de compensatoria. Ahora estamos solos ante el peligro, con más alumnos y menos profes. Es la crónica de un desmantelamiento anunciado.

Olayinos dijo...

Ay, si no estuviera en la pública, no me lo creería...

José Antonio Arjona dijo...

Educación gasta millones de euros en cosas que no son necesarias para el trabajo diario de las aulas.

No he hecho un solo curso del CEP que me haya servido para el aula. Me ha servido par mi formación personal pero no extrapolable al aula. Recuerdo que hice uno sobre evaluación con unos aparatos parecidos a lo que hoy son los smartphones, que hoy ya están en desuso. Para hacer ese curso el CEP primero pagó a unos informáticos que hicieran un programa. Luego pagaba los profesores y los medios que tuvo que comprar para poder hacer el curso, además del material que repartía a cada alumno, instalaciones, etc. Además de irrealizable aquello (habría que dedicar más de media clase a hacer el seguimiento de cada una de las circunstancias que había que anotar para sacar la calificación, que es al final lo que cuenta, porque lo de evaluación se queda en el nombre.

¿Alguien lleva a cabo las programaciones que se aprueban? ¿De verdad que todo lo que pone en los decretos es aplicable? Cada uno, cuando entra en el aula, hace lo que puede e intenta que sus alumnos aprendan lo más posible de la materia que tiene asignada.

Esto es una mentira global, desde el principio hasta el final. Los Centros de élite puede que tengan alumnos y medios con los que hacer lo que dicen que se puede hacer, pero en la pública y la mayoría de la concertada, donde entra el 100% de la población y con las condiciones y circunstancias que habéis descrito, eso es, no digo que imposible, sino que solo pensarlo ya es mentira. MENTIRA, MENTIRA, MENTIRA.

Lo peor del asunto es que los que tenemos ganas de hacer las cosas lo mejor posible, quedamos de IDIOTAS porque no somos capaces de hacer lo que leemos que dicen otros que hacen. Me acuerdo del viejecito de 90 años que va al medico y le dice que no tiene sexo y el médico le responde que es normal con su edad que no se le levante, a lo que el anciano responde: pues mi amigo, que tiene mi misma edad dice que lo hace dos o tres veces al día, a lo que el médico le responde: PUES DÍGALO USTED TAMBIÉN.

Pues eso.