23 junio 2008

Docencia compartida

Antes de que media blogosfera educativa se marche de vacaciones, me gustaría hacer apología de una de las experiencias educativas más interesantes que he vivido hasta el momento. Se trata de la docencia compartida. Hablé de ello en el blog un par de veces. Básicamente, ha consistido en convertir los desdobles de los grupos de 2º de ESO en grupos únicos en los que entrábamos dos profesores. De algunos de esos grupos también he hablado, aunque se puede resumir diciendo que había dos grupos estándar y otros dos grupos de alto fracaso escolar (en términos numéricos se podría hablar de un 90%, aunque no me considero exclusivamente responsable de asuntos como el absentismo, la incorporación sin garantías de los inmigrantes o el seguimiento de alumnos con graves problemas socio-psicológicos, que demuestran sobre todo la falta de coordinación entre administraciones educativas y otros servicios públicos).
Cuando planteamos en septiembre que queríamos probar a dar la clase de manera compartida, muchos alumnos se mostraron contrarios a la experiencia y preferían dividir el grupo según sus intereses y amistades. Tampoco nosotros, los profesores, teníamos muy claro cómo organizarnos con ese embrollo. Nuestra manera de dar clase era muy distinta y el carácter creo que también.
Han pasado los meses y esa experiencia casi improvisada se ha convertido en un auténtico éxito. En los últimos días de clase, pasamos una encuesta anónima a los alumnos de 2º de ESO para evaluar distintos aspectos de la docencia (descargar encuesta PDF). Había tres puntos en los que se pedía opinión sobre la docencia compartida. Los resultados nos han sorprendido:
El 72% de los alumnos (38 sobre 53) considera positivo tener dos profesores en clase. El mismo porcentaje considera que los dos profesores estaban organizados en el aula. Sólo un 24% hubiese preferido dividir el grupo, muy lejos del 62% que no lo deseaba. Únicamente cuatro alumnos del total de 2º de la ESO del centro han considerado negativa la experiencia; la razón que daba uno de ellos es que "si uno no viene un día, el otro sí y así todos los días damos clase" (efectivamente, los alumnos no han perdido una sola clase por ausencias de los profesores).
Siempre he reconocido que el peor curso para mí era 2º de ESO. Si puedo repetir la experiencia, el curso que viene elegiré todos los grupos de 2º. Estas son mis razones para defender la docencia compartida:
  • Todas las decisiones que se toman en el aula han de ser consensuadas previamente.
  • Se toma conciencia de los aciertos y errores de cada uno de los profesores.
  • Se aceptan términos medios en metodologías dispares.
  • Se establecen criterios de evaluación mucho más definidos a la hora de evaluar.
  • Se puede estar en varios sitios a la vez (uno se queda en el aula y el otro va a por material, por ejemplo)
  • Se pueden manejar materiales distintos en una misma clase.
  • Se da respuesta inmediata a cualquier contingencia.
  • Hay una mayor atención a la diversidad.
  • Se pueden aplicar con mayor rigor y justicia las normas de convivencia.
  • Hay menos liderazgo en las aulas y se 'democratiza' el espacio.
Pero, no todo han sido ventajas. Nos ha costado mucho coordinar el reparto de tareas: libretas, exámenes, atención en clase, explicaciones, etc., aunque al final parecía funcionar bastante bien. También era preciso planificar las intervenciones en cada grupo, algo que teníamos que preparar en horas libres. Y, para el curso que viene, habría que mejorar algunos aspectos que no han cuajado por falta de tiempo o previsión.
Agradezco a Elena, mi compañera, toda la colaboración prestada y la confianza en este proyecto que es ya de los dos. Y a Paqui, del aula de acogida, que nos ha ayudado un montón. También a Puri y Elisa, que han llevado a cabo la misma experiencia en 1º de la ESO y a las que creo que les ha gustado también.
Os dejo a continuación algunas de las sugerencias de los alumnos:
-Que no nos separen en dos grupos el año que viene.
-Me ha gustado mucho lo de tener enseñanza compartida (...) así se aprende más y además el método que han utilizado para explicar ha sido bueno.
-Me ha resultado interesante tener dos profesores en el aula (...) el próximo año me gustaría que hicieran lo mismo.
-Al principio pensaba que tener dos profesores sería pesado, pero conforme ha pasado el curso me he acostumbrado y ahora lo prefiero así porque te ayudan más.
-Con dos profesores tienes una mayor ayuda y así puedes tener dos opiniones o explicaciones personalmente.
-Me he enterado más de las cosas. Las dos profesoras han sido muy buenas conmigo y me han ayudado. Mientras una explicaba la otra nos ayudaba.
Hay otras sugerencias más críticas, pero se refieren a los deberes, a los libros de lectura y a lo mucho que gritamos, quizá por instinto de supervivencia.
¿Alguien se anima para el curso que viene?

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/25908690@N00/73486955

12 comentarios:

Lourdes Domenech dijo...

Yo hice docencia compartida durante tres años, pero se acabó por culpa de las dichosas plantillas, de las horas de profesor...
Mi experiencia fue gratificante, como tú la describes. Yo repetiría si pudiera. Te lo aseguro.

Gemma dijo...

Me alegro mucho de que haya resultado beneficioso tanto para los chicos como para vosotros... Creo que por ahí va la dirección de la escuela inclusiva (o democrática o eficaz o como se quiera llamar...) en la que tanto creo y con la que sueño... ¡Hay que darle la vuelta a lo de siempre! Buscar nuevas perspectivas: subirnos a las mesas, tumbarnos en el suelo, preguntar... Seguro que nos llevamos sorpresas, como la que cuentas.

Este año yo he tenido una experiencia similar, pero ha sido con una compañera del departamento de Orientación, una "PT". Mi tutoría de 3º de ESO, a la que también daba clase de Lengua y Literatura, era un poco complicda: una niña con discapacidad intelectual (y otras dificultades añadidas), y otros cuantos con problemillas varios que yo sola no habría sabido casi ni cómo plantearme. Mi compañera, Sagrario, ha sido todo un "puntal" o un "puntazo"... Ella, al principio, me propuso que algún niño entrara y saliera y todo ese rollo de los apoyos... Yo le hablé de la posibilidad de estar las dos en las cuatro horas, y aceptó ilusionada (¡compartimos iluisón!).

Nos hemos complementado muy bien: yo "he tirado" con los contenidos, hemos compartido y consensuado la metodología, y ella ha estado atenta a las dificultades de aprendizaje (ha detectado algunas que yo no veía ni con prismáticos y les ha encontrado solución), a echar una mano a todos los alumnos (no solo a los dos que pertenecían al programa de integración), y les ha dado otra visión de de la vida, de la educación... Tenemos diferente edad, diferentes experiencias... Ojalá pudiera repetir, pero el año que viene tengo ya mi primer destino definitivo... ¡y nos separarán casi veinte kilómetros! En fin, buscaré la oportunidad en cuanto pueda...

Los chicos, creo, también han estado encantados (yo no he hecho encuesta... LLevo de baja un tiempo....), pero sé que les gustaba que estuviéramos las dos. Cuando faltaba alguna, "protestaban"...

Así que yo también animo a los colegas a que cunda la experiencia... Los motivos los ha explicado muy bien Antonio... Sí, otra forma de enseñar y de aprender es posible, a pesar de las dificultades.

Un saludo y un abrazo casi ya de fin de curso...

JLG dijo...

¡¡¿2º de ESO?!! En mi Instituto los tuvimos un año y quienes les dieron clase se querían cortar las venas. También es verdad que de docencia compartida, nada.

Saludos.

Anónimo dijo...

A mí me encantan los 2º de la ESO!!! Me lo paso muy bien con los peques y me es más fácil motivarlos.

Me sumo a la docencia compartida, pero creo que no todo el mundo está de acuerdo y es difícil encontarar a un compañero con el que compartir ilusiones...

Un abrazo.
Pura.

Anónimo dijo...

A mí me encantan los 2º de la ESO!!! Me lo paso muy bien con los peques y me es más fácil motivarlos.

Me sumo a la docencia compartida, pero creo que no todo el mundo está de acuerdo y es difícil encontarar a un compañero con el que compartir ilusiones...

Un abrazo.
Pura.

Anónimo dijo...

Me alegra leer y conocer tu experiencia, Toni, pero -con toda sinceridad- es dificilísimo encontrar un compañero en mi centro con el que relizar docencia compartida. ¡Impensable!, ¡imposible!, ¡irreal!..., he pensado, según te leía. Lo que la realidad me niega me lo está ofreciendo la realidad virtual: comparto más en los blogs que en mi instituto; aprendo más con todos vosotros -autores y lectores- que con mis compañeros... Sí, mejor que no siga.

Patxo Landa dijo...

Ya me imagino las dificultades de la bicefalia. Me convence si la persona con la que trabajas al alimón está en tu línea de trabajo escolar, que no es precisamente ortodoxa. También me interesa saber más de cómo se han desarrollado las sesiones: alternativamente, por temas, apostillando… Muy interesante esta concepción casera, pero muy ágil, de las comunidades de aprendizaje. Esta forma de trabajar nueva no conoce límites y, por lo que leo, funciona

JLG dijo...

Suscribo todo lo dicho por Marcos dos posts antes.

Toni Solano dijo...

Lu: Has contado en alguna ocasión el valor de la práctica reflexiva en el aula, algo sobre lo que procuro aprender día a día.
Jueves: Quisiera escribir algo serio sobre la escuela inclusiva, pero tengo ideas enfrentadas al respecto; creo que hay que practicar más la inclusión entre los docentes y agentes sociales que entre los alumnos, que por decreto ya están "obligados" a ello.
José Luis: También yo pensaba que lo peor era que me tocase un 2º de ESO, y este año, encima he sido tutor de uno de estos grupos. Siempre se aprende, siempre se crece.
Pura y Marcos: Mi compañera Elena y yo somos bastante diferentes en muchos aspectos docentes, aunque al menos compartimos cierta visión "socio-política" de la educación. Sin embargo, creo que esta experiencia funciona cuando hay contraste entre los profesores, por las razones que explico en la nota. A veces, en el contacto diario, descubrimos que algunos compañeros no son lo que pensábamos; hay que darse una oportunidad, aunque no es fácil.
Patxo: Ha habido muchos desencuentros, algunos de los cuales he contado en el blog. El reparto de tareas se hacía sobre la marcha: por ejemplo, mientras uno preparaba los esquemas e iba explicando sobre la pizarra, el otro revisaba las libretas y ejercicios; uno corregía en la pizarra y el otro solucionaba dudas particulares; uno explicaba, el otro ponía ejemplos, y así. Si quieres resolver dudas más concretas, escríbeme un correo.

Anónimo dijo...

Me pregunto, ha de haber mucha coordinación? Cuándo reunirse: depende da la buena voluntad de los profes no de tener disponibilidad horaria para ello? Supongo que, ademá s de las diferencias propias de dos profesionales, ha de haber una actitud común de querer aprender, de no tener prejuicios y estar dispuesto a colaborar, ganar, ceder y aprender... ?
A mi, la verdad, me parece estupendo, pero será que por los ies uqe he pasado he visto en general, mucho ir a su bola, lo veo complicado así a saco, al menos mientras no estés en un ies fijo, bueno, no lo sé...
Cada día creo más que un profe ha de tener "arte", "maña" para ganarse no sólo a los alumnos sino también a los compañeros...
Enhorabuena

Carmen Domínguez Villalta dijo...

Yo ya llevo cuatro años con doble docencia y al contrario de lo que os ocurrió a vosotros al principio, nuestro alumnado fue el primero en aceptarlo y agradecerlo.
Al profesorado,en cambio, le ha costado mucho más aceptarlo, pero viendo los resultados se han ido apuntando poco a poco.
Coincido contigo en las ventajas del sistema y, a pesar de que la Administración no siempre ayuda,os felicito por la iniciativa y os animo a seguir en esa línea de trabajo.

A R dijo...

Este semestre comencé mi servicio social, dando clases de inglés a compañeros de la universidad. Tengo una compañera con la que comparto el aula, las alegrías y los descalabres. Es una experiencia que me ha hecho crecer mucho. Nuestros alumnos están muy felices y aprenden mucho. Me gustaría intentarlo con alumnos más jóvenes.