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25 abril 2021

Sesquidécada: abril 2006

Al poco de aprobar las oposiciones de Secundaria me ofrecieron dar clases para preparar a otros colegas envueltos en el mismo trance. En principio solo iba a revisar los temarios, pero finalmente me quedé como profesor. Fue una etapa muy interesante, porque durante bastantes años me mantuvo actualizado en aspectos legales, didácticos y, muy especialmente, en los filológicos. Aunque en mis perfiles en redes el aspecto que más destaca es el de docente, siempre he tenido en alta consideración mi formación filológica, tanto en la lingüística como en la historia de la literatura o el comentario de textos. Precisamente en este último apartado es en el que más disfrutaba en aquellas clases, ya que exige combinar la teoría y la práctica de una manera concienzuda y arriesgada a veces. La exigencia de un conocimiento de la historia de lengua para el comentario filológico (uno de los apartados de la oposición es el análisis de un texto anterior al siglo XVIII) requería buenas dosis de latín y otras tantas de lingüística diacrónica. En gran aprecio tenía algunos manuales de esta disciplina, como la Historia de la lengua española, de Rafael Lapesa o Del latín al español, de Paul F. Lloyd (ambos en Gredos). Entre ellos estaba también el que hoy ocupa esta sesquidécada: Fonología histórica del español, de José Manuel Fradejas. Se trata de un manual sencillo, pero bastante completo, que aborda de manera panorámica casi todos los cambios en la fonología del español, aportando su evolución desde el latín y otras lenguas, y reconstruyendo los pasos perdidos a través de las teorías más aceptadas. Es un libro que requiere ciertos conocimientos de fonología, pero que no exige ser especialista en el tema, por lo que es accesible para el ámbito divulgativo, siempre que el lector sea un aficionado de las etimologías y de las lenguas en general. Debo reconocer que para mí es uno de los aspectos más apasionantes de la lengua y que intento sacarle provecho en el aula cuantas veces puedo, explicando el origen de las palabras y su evolución. 

Sí que hubo otras lecturas en aquel mes, lecturas juveniles y otras más técnicas, pero ya veis que ha salido el tema friqui que me gusta y que ha acabado acaparando toda mi atención. En otro momento volveremos a lecturas de gente normal.

18 julio 2010

Sesquidécada: junio 1995

No me he equivocado en mi sesquidécada: El mes de junio pasó tan rápido que no hubo espacio ni tiempo para recordar lecturas de hace 15 años; como dicen en los medios, "la actualidad manda".
Por otro lado, hubiera dejado correr las lecturas de aquel junio de 1995, por escasas e insustanciales, si no hubiese caído en la cuenta de que tras la sequía se escondían los exámenes de la facultad, una presión que apenas me permitió leer un manual de semántica de Stephen Ullmann, una novelita ligera de Ramón Gómez de la Serna, El caballero del hongo gris, otra de Georges Simenon, El hombre que miraba pasar los trenes, y, por último una novela de guerra de Pere Calders, Unitats de xoc. Cuatro lecturas en un mes, en aquellos años sin Internet, sin Reader, sin Twitter... es como no haber leído nada.
Saber que detrás de ello se hallaban los exámenes me ha decidido a escribir esta nota, aunque sea con retraso, porque ahora también es tiempo de oposiciones, esos terribles encuentros con la administración, con los compañeros y con uno mismo. Y, del mismo modo que nunca un examen de facultad daba cuenta con justicia de lo que uno sabía de la materia, los tribunales de oposición tampoco podrán valorar en su justa medida a todos aquellos que pasan por el trance opositor.
Creo que las oposiciones son el sistema menos injusto de los posibles, algo que no implica que sean perfectas o intocables. Supongo que podrían afinarse los criterios y mecanismos de valoración de los opositores con el fin de evitar la picaresca, que siempre la hay. Mientras tanto, la única receta válida para los que han quedado en la cuneta es presentarse año tras año, pues, desde mi experiencia personal, sé muy bien que uno no aprueba la oposición, sino que es la oposición la que te elige como ganador cuando te ve maduro.
Conozco un grupo de magníficas personas que no se rinden y se presentan año tras año, conscientes de que tarde o temprano la puerta grande se abrirá para ellos y ellas; les dedico esta nota para que sepan lo mucho que los admiro. Aprobar la oposición no será para ellos una suerte, sino el broche de un esfuerzo continuo por mejorar. Ánimo.

Crédito de la imagen: 'The stack'

27 julio 2008

Donde el oficio nos lleve

En estos días se conocen los resultados de las oposiciones de secundaria. Muchos opositores celebran su triunfo y otros lamentan su mala estrella. A los primeros (sobre todo, a mis amigas, Elena, Marisol y Balma), mi enhorabuena, y a los demás, mi augurio de que obtendrán su premio si perseveran.
Mi primera oposición fue en Burgos, a la sazón territorio MEC (que suena a planta joven de grandes almacenes). Todavía recuerdo que pusieron un poema de Ángel González. También recuerdo que en el tribunal había una joven profesora de Medina de Pomar, muy atenta con los que vagábamos por los pasillos como padres primerizos. En aquellos momentos, hubiese vendido mi alma al diablo por cambiarme por ella, aunque fuese a costa de marcharme tan lejos de mi hogar de entonces. Pensaba en una existencia idílica, profesor en un pueblo, entregado a una vocación sin límites. Medina de Pomar, sin conocerlo de nada, se convirtió desde entonces en una especie de punto cardinal de mis ambiciones (aunque me presentase en Andalucía o Valencia). Y marcarme como meta ese punto tan ajeno de mí me ayudó a sobreponerme de los reveses de las oposiciones fallidas, pues siempre pensaba que Medina de Pomar seguiría alli, esperándome... No sé si he alcanzado ya mi Medina de Pomar; debo de estar cerca de ello, pues me siento satisfecho haciendo lo que hago y, si no cumplo más con mi vocación, es más por pereza o escepticismo que por falta de oportunidad para hacerlo.
Ahora echan a andar los profesores y profesoras que han aprobado la oposición y los que no han obtenido plaza (que no es suspenderla, claro). Algunos andan agobiados pensando dónde los mandarán, en los sacrificios del piso de alquiler, en los kilómetros de carretera o en las miradas hostiles de los lugareños. Me gustaría decirles que piensen en Medina de Pomar -o en Tombuctú, que funciona igual-, en ese sitio desconocido y lejano donde serían felices sin duda. Seguramente, acabarán en un destino no tan exótico donde podrán ser tan dichosos, o más, si de verdad han luchado por lo que querían.


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Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/82278008@N00/155636430

08 mayo 2008

Primates

Me perdí en los senderos inextricables de la Administración pública hace años. Trabajé en una empresa pública que me amenazaba continuamente con reducirme (de plantilla) hasta que decidí irme, momento en el que tuve que pelearme para que me dejasen marchar. Mientras trabajaba en esa empresa pública me prohibieron dedicarme a la enseñanza pública por incompatibilidad; ahora que exijo aquella antigüedad, me niegan que fuese empleado público.
En las oposiciones nunca me reconocieron los cursos de doctorado ni la suficiencia investigadora (en el área de lengua y literatura, claro), a los que dediqué dos años de investigación exhaustiva; a cambio me aceptaban los diplomas de cursos en los que había soportado aburridas sesiones de Power Point sobre temas que no quiero ni recordar. Ahora que no lo necesito, han modificado los baremos de las oposiciones y admiten la suficiencia investigadora; a cambio, eliminan los puntos por premios extraordinarios de licenciatura: Se supone que ser el mejor de tu promoción no tiene mucho interés de cara a ejercer de profesor (al menos no tanto como un curso de risoterapia impartido por la Fsfshus de sfasiglm y gfsdaafk, centro acreditado de Formación del Profesorado).
Visto todo lo anterior y contrastado con lo que le ha ocurrido a Lourdes Domenech y Ana Romeo, artífices de Materiales de Lengua, no cabe duda de que infinitos monos escribiendo al azar en una máquina de escribir no sólo acabarían redactando el Quijote, sino que, incluso, mejorarían ampliamente algunas disposiciones administrativas (aunque tal vez éstas sean ya producto de un número inferior de primates).
Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/32563803@N00/2219947571
ACTUALIZACIÓN 10/05/08:
Si os apetece, podéis participar en el grupo de trabajo que se ha montado en Internet en el aula:

20 julio 2007

Dudas razonables

Se han acabado las oposiciones. Les doy la enhorabuena a mis amigas Puri, Elena y Teresa que han aprobado y también les doy todo mi apoyo a otros, como Pepe, Celia, Elena, Marisol, María José, María o Sandra, que han puesto lo mejor que tenían, pero han quedado descolgados de la rueda de la fortuna.

Gabriela Zayas se ha quejado, con razón, de algunos criterios que se han aplicado y que dudosamente apuntan a la excelencia docente. En este caso, creo que los tribunales han sido los chivos expiatorios de una convocatoria que encerraba gato desde el principio. El REAL DECRETO 276/2007, que regula este periodo transitorio, los próximos cinco años de aplicación de la LOE, avisa claramente de que se ha de dar preferencia a los opositores con experiencia previa, o lo que es lo mismo, que se debe favorecer a los profesores interinos:

"...se valorarán la formación académica y, de forma preferente, la experiencia docente previa en los centros públicos de la misma etapa educativa, hasta los límites legales permitidos." Título VI, Capítulo I

No sé si habrá ocurrido por igual en todos los tribunales, en todas las especialidades y en todas las comunidades, pero mis tanteos con compañeros que conozco y que están a uno y otro lado del paredón dan como resultado un balance claro a favor de profesores interinos. Ahí está el gato encerrado: la administración no ha sabido solucionar el problema de las monumentales bolsas de interinos (en el caso de la Comunidad Valenciana se da el caso de profesores que llevan quince años o más de docencia sin haber pasado nunca por delante de un tribunal y que siguen ocupando los primeros puestos de la bolsa), y deja en manos de los tribunales un sistema que, al no plantear exámenes eliminatorios, permite compensar los conocimientos teóricos con la práctica pedagógica. Y que conste que me parece acertado, pues no es justo que quien pueda flojear en la teoría siendo un buen profesor quede fuera del sistema. Pero, del mismo modo, ese sistema tendría que compensar a aquellos opositores sin experiencia docente previa, que pueden demostrar un amplio despliegue de estrategias y ánimos y que, al no disponer del colchón de puntos de interinidades, están condenados al fracaso. Para ellos, esta convocatoria ha sido una farsa, aunque tal vez les permita acceder a una bolsa en la que, poco a poco, sus integrantes van consolidando su situación. Y lo peor es que quienes tienen pocos puntos o están en los últimos lugares de la bolsa y han aprobado sin obtener plaza se siguen quedando los últimos, por detrás de muchos que ni siquiera se han presentado (ya digo que aquí los interinos no están obligados a presentarse a las oposiciones para mantener su lugar en la bolsa).

Así que me quedo con un sabor agridulce: me alegra saber que aquellos profesores interinos que asumen que las oposiciones son para ellos un compromiso obligado van accediendo al sistema y regularizan su situación; me apena imaginar que en los próximos años quizá no se incorpore al sistema la dosis suficiente de savia nueva que aporte las novedades que necesitamos en los institutos.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/48553010@N00/118197469

25 febrero 2007

La criba

Leído en Ecobachillerato:

Viernes, 23 de febrero de 2007
El Consejo de Ministros ha aprobado el Real Decreto de Ingreso en la función pública docente no universitaria, que introduce un sistema transitorio cuyo objetivo es reducir el número de profesores interinos contratados por las Administraciones educativas, como establece la Ley Orgánica de Educación. El Real Decreto será de aplicación ya en las próximas convocatorias de oposiciones y las medidas específicas destinadas al profesorado interino lo serán durante el periodo de aplicación de la Ley Orgánica de Educación (cinco años). Las oposiciones constarán de una única prueba compuesta de distintos ejercicios (que tratan del conocimiento específico de la especialidad a la que se opta y de las correspondientes aptitudes pedagógicas además de, en su caso, un ejercicio práctico) que no serán eliminatorios, a diferencia de como ocurre en la actualidad. Tras aprobar la prueba, la suma de lo obtenido en la fase de oposición con la puntuación de los méritos decidirá el resultado final. En este sentido, durante el período transitorio se valorará al máximo la experiencia docente previa en centros públicos. En el sistema transitorio se contempla, asimismo, la posibilidad de que, en sus respectivas convocatorias, las Administraciones Educativas permitan que los profesores interinos puedan solicitar un informe sobre su competencia docente. Este informe será valorado por el tribunal de oposiciones en lugar de la parte de la prueba centrada en la planificación y desarrollo de las actividades de enseñanzas y aprendizaje. Junto con este sistema transitorio destinado a reducir el número de profesores interinos, el Real Decreto establece también un sistema estable y general para el futuro ingreso a la función pública docente, y regula los correspondientes procedimientos para los accesos (incluyendo a los Cuerpos de catedráticos que, conforme a la Ley Orgánica de Educación, será mediante concurso de méritos) y la adquisición de nuevas especialidades.


No he tenido tiempo de digerirlo, pero ya barrunto algún despropósito: ¿Por qué tanta prisa en aplicar este parche transitorio? ¿Cómo podrán hacer pruebas no eliminatorias a tantos opositores? ¿Quién redactará los informes de competencia docente? ¿Con qué criterios? ¿Cómo los evaluarán los tribunales? ¿Pasarán los buenos profesores o los profesores 'buenos'?
Me temo que tendremos debate al respecto muy pronto.

14 diciembre 2006

Trato de favor, ¿para quién?



Aparecía en una esquinita, como para no hacer daño, un artículo que recogía la voluntad del Ministerio de Educación de dar un trato especial a los profesores interinos. Extracto un párrafo (lo podéis ver entero aquí):

Estos profesores podrán, si así lo piden, cambiar uno de los ejercicios de la oposición (la preparación y exposición de una unidad didáctica) por un informe de las comunidades autónomas sobre su trabajo en centros públicos. La medida, recogida en el borrador de real decreto que ha redactado el Ministerio de Educación y que ya está en el Consejo Escolar del Estado, durará cuatro años, lo que tardará en aplicarse del todo la nueva ley educativa (LOE).

Quienes hemos pasado por todas las combinaciones legales posibles (privado, sustituto, interino, funcionario...) sabemos lo mal que anda todo, pero no creo que estos parches solucionen el problema de un colectivo vapuleado. Al menos surgen algunas preguntas inquietantes: ¿El informe favorable lo darán a todos los interinos o se establecerá algún criterio? ¿Qué criterios objetivos pueden establecerse para el informe: la asistencia, la 'productividad', el grado de satisfacción de directores, padres, alumnos? Un profesor incómodo para la administración porque reclama medios o protesta ante situaciones injustas ¿es un mal profesional? ¿Se le privará del informe? Y aquellos que en su día entraron en una bolsa sin pasar un examen y que se limitan a ir a clase, cerrar bien la puerta y poner cara de póquer ante unos alumnos que no hacen nada ¿merecerán el mismo trato que los que se dejan la piel en el aula? ¿Dónde está el término medio? ¿Quién decidirá al final?

Espero que, si lo hacen, lo hagan bien. Por el bien de todos.

15 julio 2006

Opá, las opos se acaban ya

Se acabaron las oposiciones de Lengua Castellana en la Comunidad Valenciana. Este año había muchas plazas, 100, y los textos no han sido difíciles, si los opositores tenían una cierta competencia literaria y no se dejaban llevar por los nervios.
El primer comentario era uno de los célebres sonetos burlescos de Quevedo con los que contesta a Garcilaso en el episodio de Apolo y Dafne:

Bermejaço Platero de las cumbres,
A cuia luz se espulga la canalla,
La Nynpha Daphne que se afufa, i calla,
Si la quieres goçar, paga, i no alumbres.
Si quieres aorrar de pesadumbres,
Ojo del Cielo, trata de compralla,
En confites gastó Marte la malla,
Y la espada en pasteles, i en alumbres.
Volviose en bolsa Iupiter severo,
Levantose las faldas la doncella,
Por recogerle en lluvia de dinero.
Astucia fue de alguna Dueña estrella,

Que de Estrella sin Dueña no lo infiero,
Phebo, pues eres Sol, sirvete de ella.
(respeto las grafías del texto original, aunque no tengo la "s" antigua)

El comentario lingüístico era un fragmento del primer capítulo de Niebla, concretamente desde "Díjose así..." hasta "Calla, ¿Qué es esto?"

Por este trance han pasado, con mayor o menor suerte, buenos amigos y conocidos míos. Quiero felicitar especialmente a Cristina Monferrer y a Consuelo Gómez, por su labor de pacientes hormiguitas; a Jorge Muruais, por su aplomo; a Olga Benet, que quizá acabe en Castilla-La Mancha, con un esfuerzo encomiable. Menos suerte tuvieron Celia, Mª José, Marisol, Elena o Pilar, entre otras, pero no dudo que lo conseguirán, si persisten.
En las listas me he encontrado también con antiguas conocidas: Lidia Copete, compañera de promoción en la Facultat de Filologia de Valencia, y persona muy sensata; Rosa Máñez, amiga del colegio en mi infancia(!), a quien perdí la pista hace años y ahora recupero con alegría; Raquel Parras, con quien coincidí brevemente en una sustitución en Vinaròs.
Desde este rinconcito de Internet, os animo a todas -y a todos- a remar contra el viento (que anda airado en estos tiempos).