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29 diciembre 2024

Sesquidécada: diciembre 2009


La sesquidécada de diciembre viene cargada de cierta nostalgia, porque me trae autores a los que tengo mucho aprecio y a los que quizá debería visitar más. Aunque esta reseña es de dos libros, en realidad nos visitan cuatro grandes de la literatura. Ahora veréis.


El medallón perdido, de Ana Alcolea, es una novela juvenil que recupera algunos elementos de otro éxito anterior, El retrato de Carlota, del que ya hablé en el blog. Ana Alcolea es una de las grandes autoras de la literatura juvenil, una escritora que cuida mucho sus obras y que nunca subestima a sus lectores. En este caso, tenemos una aventura en África con secretos de familia y con primeros amores. Bien contada y bien resuelta. Una autora y una lectura que son apuestas seguras para el aula.



Mañana no será lo que Dios quiera
, de Luis García Montero, es una novela biográfica o una biografía novelada, ambas opciones igual de válidas, que recupera la vida de otra enorme figura: Ángel González. En aquel momento, Ángel González era para mí uno de los mejores poetas del siglo XX. Había muerto hacía apenas un año y, entre muchos colegas de las redes, hicimos un homenaje poético con una wiki en la que recogíamos sus textos y recitábamos en formato podcast sus poemas. Todo aquello se perdió, primero en wikispaces y después en nirewiki, cosas de la red... La novela de García Montero devuelve un poquito de todo lo mucho que nos dejó Ángel González, en su vida y en su obra. Imprescindible, y más de la mano del genial García Montero, tan buen narrador como poeta.


¿Y quién será el cuarto grande que nos visita con estos libros? Almudena Grandes, la pareja de García Montero que nos dejó hace tres años sería la última recomendada en esta sesquidécada, porque nos dejó a todos huérfanos de buena literatura y de nobleza personal, y solo por eso vale la pena recordarla, aunque sea al filo de otras lecturas.

01 diciembre 2024

Sesquidécada: noviembre 2009


Quienes pasáis por aquí desde hace tiempo sabéis lo mucho que me preocupa la cuestión del fomento de la lectura entre los jóvenes. Es cierto que con las funciones directivas, la didáctica de la lengua y la literatura han pasado a un discretísimo segundo plano, en el centro y en el blog. Hace quince años las lecturas juveniles ocupaban sin embargo buena parte de mi tiempo. También las cuestiones teóricas relacionadas con la pedagogía y el canon literario juvenil. Dos de aquellos libros se cuelan en esta sesquidécada:

Lecturas adolescentes es un compendio de artículos relacionados con la literatura juvenil, algunos de ellos preparados en la editorial Graó por eminentes especialistas, como Teresa Colomer, Mireia Manresa o Carme Duran. Es un libro ameno y variado, con diferentes enfoques que pueden dar una visión general del estado de la cuestión en aquel momento, con aspectos que quizá no han cambiado mucho desde entonces.



Otro punto de vista supone el ensayo De Robinson Crusoe a Peter Pan: un canon de literatura juvenil. En este caso, Vicenç Pagès ofrece un panorama muy personal acerca de clásicos del género, reflexionando de paso sobre la importancia de la variedad del canon y de su abordaje profesional desde las aulas. Conviene recordar de vez en cuando que hay muy poca formación (y a veces demasiada condescendencia) entre el profesorado de lengua acerca de la didáctica de la literatura, de las estrategias de fomento de la lectura y, en especial, del conocimiento y valoración de ese canon que debería estar siempre en continua revisión y actualización. Solo desde esta formación y reflexión los planes lectores de departamento y de centro tendrán sentido.

30 octubre 2024

Sesquidécada: octubre 2009


Escribo esta sesquidécada todavía sobrecogido por la catástrofe de la DANA que ha azotado el sur de la ciudad de Valencia, una zona en la que he crecido y he vivido durante muchos años. Cuesta reconocer en las imágenes que veo esas calles que he recorrido tantas veces, esas calles por las que paseo todavía a menudo, pero que a partir de ahora cobrarán un nuevo valor. En aquel octubre de 2009 ya no vivía allí: hacía cuatro años que me había trasladado a Castellón, donde todavía continúo afincado. Traigo dos lecturas de aquel otoño, una novela negra y un libro bastante curioso.


Extraños en un tren, de Patricia Highsmith, no requiere mucha presentación, porque si no habéis leído la novela, seguro que habréis visto la película. Se trata de un clásico que va más allá de la intriga criminal en la que se enredan los dos protagonistas: es una indagación en los rincones oscuros de la psicología humana, por lo que no nos ha de extrañar que fuese Hitchcock quien dirigiese la versión cinematográfica.  


El libro curioso se titula El rival de Prometeo: Vidas de autómatas ilustres, y se trata de una antología de textos diversos a cargo de Sonia Bueno y Marta Peirano. Está organizado en cuatro bloques, que van desde fragmentos de Descartes o los enciclopedistas ilustrados, hasta relatos de ciencia-ficción de principios del siglo XX, pasando por clásicos del Romanticismo. Es una obra interesante para acercarse al tema de la inteligencia artificial antes de que existiese, con ramificaciones hacia los aspectos éticos y terroríficos que la rodean. Muy recomendable.




21 septiembre 2024

Sesquidécada: septiembre 2009

 

Mi primera participación en unas jornadas Novadors fue durante el verano de 2009. En la sesión inaugural, Vicent Campos, presidente de la asociación en aquel momento, mencionó el libro El castillo de cristal, de Jeannette Walls, como una lectura muy recomendable para los docentes. Como me considero alguien muy disciplinado a la hora de aceptar las recomendaciones de las personas a quienes admiro, un par de meses después, ya con las clases empezadas, hice mis deberes lectores, con un aprovechamiento que llega hasta esta sesquidécada, quince años después.

Se trata de una novela con tintes autobiográficos que cuenta la historia de una niña que crece en una familia poco convencional. Con un padre alcohólico y una madre happy, la protagonista trata de salir adelante con una energía envidiable. Es la historia de muchos niños, no solo en los Estados Unidos, sino en nuestros barrios e institutos, niños que no solo tienen que luchar por sus estudios o deberes, niños que tienen que lidiar con situaciones familiares que superan la ficción (por cierto, hay película, pero no la he visto). Creo, como dijo Vicent Campos, que es una novela necesaria para los docentes, al menos para entender que no todas las familias tienen a un docente o dos en casa, que no todas las familias tienen un hogar estable de referencia, que no todos los hogares son el refugio que uno espera para la protección de un menor. Lo dicho, una novela recomendable, con todos los ingredientes para no soltarla hasta el final.

25 agosto 2024

Sesquidécada: agosto 2009


Entre diversas lecturas juveniles y adaptaciones de clásicos, el agosto de 2009 estuvo teñido de lecturas serias, de novela negra, de melancolía y drama. Veamos algunas de ellas rescatadas para esta sesquidécada.


Quizá no conozcáis la trilogía de Deptford, de Robertson Davies, una serie compuesta por tres novelas con un crimen como hilo conductor: El quinto en discordia, Mantícora y El mundo de los prodigios. Es una obra difícil de encasillar, ya que no es novela negra ni drama, pero tiene elementos de ambos géneros. La narración es muy sugerente y también el estilo. Una buena recomendación lectora para este próximo otoño.



Otra novela rescatada, esta vez sí que del género negro, es El hombre de los círculos azules, de la autora francesa Fred Vargas. Se trata de la primera novela de la serie del comisario Adamsberg, un detective que protagoniza numerosas novelas muy recomendables de esta autora.



Por último, un drama que se ha llevado también al cine protagonizado por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, así que ya os podés hacer una idea de su intensidad. Se trata de Vía revolucionaria, de Richard Yates, otra de esas novelas que pone en entredicho el afamado sueño americano. No he visto la película, pero la novela me dejó esa sensación triste de vivir en un mundo que nos llena de expectativas que nunca se cumplen y deseos que se alejan en cuanto los tienes al alcance de la mano.

27 julio 2024

Sesquidécada: julio 2009

Las lecturas juveniles son para el verano. Así se desprende del registro histórico que voy revisando para estas sesquidécadas. Es muy gratificante y de provecho para renovar las recomendaciones de clase llevarte diez o quince novelas para adolescentes y ocupar esos ratos de descanso veraniego, alternando con otras lecturas más acordes con los gustos y deseos del paladar adulto. En aquel verano de 2009 había de mar de fondo con novelas de autores de LIJ magníficos como Agustín Fernández Paz, Fernando Lalana, Care Santos, Xavier Bertran, Elia Barceló, Luis Leante o Miquel Rayó, entre otros que ya mencioné el mes pasado.

Pero las lecturas que tengo que seleccionar por su relevancia en mi historial de lectura son otras. Las dos primeras son clásicos de la ciencia-ficción, muy diferentes en tema y propósito. La guerra de las salamandras, de Karel Čapek, una sátira distópica llena de referencias políticas y filosóficas, con una narración teñida de humor e ironía que aviva la complicidad del lector inteligente. Una novela imprescindible, a la altura de Un mundo feliz, Rebelión en la granja o 1984, pero con un estilo mucho más desenfadado y divertido. 

Otro clásico del género es Soy leyenda, de Richard Matheson, una novela difícil de olvidar por la sensación de desamparo que produce y quizá también por las adaptaciones cinematográficas que vinieron después. Tras la historia de una pandemia que convierte en vampiros a casi toda la humanidad, se esconde también una reflexión sobre el ser humano y su condición. Merece la pena hincarle el diente.



La última reseña salta de género y tema, para llevarnos a la divulgación científica o algo parecido: ¿Está usted de broma, Sr. Feynnman? es un divertido ensayo autobiográfico de este famoso científico y premio Nobel de Física, que combina la ciencia, las humanidades y las anécdotas personales, todo ello con un tono sencillo y lleno de buen humor. ¿Quién dijo que los de letras no podemos disfrutar de las ciencias? Muy recomendable.

30 junio 2024

Sesquidécada: junio 2009

En aquellos años en los que no formaba parte del equipo directivo, junio era el mes en el que empezaban mis lecturas juveniles: decenas de libros que leía para valorar y proponer como referencia en los distintos niveles en los que me tocaría dar clase en el curso siguiente. Ahí podría rescatar un montón de títulos y autores: José María Latorre, Agustín Fernández Paz, Fernando Marías, Care Santos, Fernando Lalana, Elia Barceló, Ana Alcolea...


De ellos voy a recuperar para esta sesquidécada a Laura Gallego, que a día de hoy sigue publicando buenas novelas de aventuras y fantasía. En aquel momento me leí Finis mundi, una de sus obras más conocidas. Coincidí con Laura en un curso de doctorado sobre novelas y romances de caballerías, así que puedo dar fe de su competencia literaria en el mundillo medieval y también de su pasión por la escritura. Creo que es muy necesario este género como fidelización de jóvenes lectores, que vienen desde Primaria con ansias de historias que los enganchen y que, a veces, en Secundaria pierden el hábito lector por no tener unas lecturas que compitan en interés con los reels y virales de tiktok.

También el verano es momento de novela negra o policíaca: La ratonera, de Agatha Christie, Que se levanten los muertos, de Fred Vargas, Noticias de la noche, de Petros Markaris... 

Dos obras breves destacan entre esas dos tendencias mencionadas arriba: Hadjí Murat, una novela corta de Leon Tolstoi que habla de lucha y resistencia, y el inclasificable ensayo de Thomas de Quincey Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes, una obra maestra de la ironía y del humor inglés. Ambos clásicos son un buen punto de partida lector para comenzar el verano. Disfrutadlo.

19 mayo 2024

Sesquidécada: mayo 2009

En mayo del 2009 leí una obra sobre las andanzas de un taxista en El Cairo, un relato japonés sobre un niño que muere de hambre (y que luego se convertiría en una película de animación) y una novela negra ambientada en Letonia. Entre tanta multiculturalidad, sin embargo, la lectura que más huella me dejó fue un cómic de un autor poco conocido en aquel momento, pero que con los años se convertiría en un referente de la novela gráfica: Paco Roca. Su novela Arrugas causó sensación y contribuyó a dignificar un género que seguía siendo minoritario, un género que seguía siendo considerado poco serio, poco prestigioso para las lecturas canónicas, por ejemplo, de los institutos. En este sentido, también fue la adaptación cinematográfica de Arrugas una de las primeras obras que pusieron en marcha la Tribu 2.0 y Mercedes Ruiz en su reivindicación del binomio Cine y Educación.

Arrugas retrata de manera magistral el alzhéimer de su protagonista, y lo hace a través de un relato sencillo, alejado del sensacionalismo, pero sin renunciar a mostrar un tema con serias implicaciones sociales y familiares. Paco Roca contribuye así a la concienciación y la sensibilización ante esta enfermedad, utilizando el dibujo y la narración como una herramienta para enseñar y deleitar, como ocurre con los grandes clásicos. Con Arrugas se abriría al gran público la impresionante carrera de Paco Roca, un artista con obras tan imprescindibles como Los surcos del azar o la reciente El abismo del olvido. Solo por ello merece tener en exclusiva el protagonismo de esta sesquidécada.



23 abril 2024

Sesquidécada: abril 2009

La sesquidécada de este mes coincide con el Día del Libro, ese acontecimiento que, cada vez más, se convierte en un San Valentín de la lectura, una ocasión de gastar y mostrar en redes lo mucho que nos importan los libros, aunque luego les dediquemos el tiempo justo durante el resto del año. No sé qué me tendría entretenido en aquel abril de 2009 para que solo haya registrada una lectura: exámenes, cursos, formación... Lo que sí sé es que el único libro que voy a reseñar lo escogí por la sugerente combinación entre el título y la portada, algo que muchas veces ni siquiera es atribuible al autor.

El búfalo de la noche, de Guillermo Arriaga, es una novela tormentosa en la que unos jóvenes mexicanos se enredan en relaciones complejas que los llevan a la desolación y la autodestrucción. Es una obra en la que se muestran algunas de las angustias de los adolescentes actuales, con la amistad, el miedo y la traición planeando sobre cada acto. Me cautivó la portada, que me recordaba bastante a un cuadro de Edward Hopper (de hecho, hubo reediciones en las que se sustituyó esa foto por un cuadro suyo), y que hacía sentir sobre la nuca de la protagonista el aliento del búfalo de la noche. Así que, si no tenéis ninguna lectura actual de la que echar mano, podéis visitar esta novela que os cautivará (o quizá al menos ver la película que se inspiró en ella). Feliz Día del Libro.

25 marzo 2024

Sesquidécada: marzo 2009


Siguiendo el enganche de la saga de Canción de hielo y fuego del mes anterior, en aquel marzo de hace quince años devoré el siguiente libro de la serie, Festín de cuervos. Poco hay que decir de ella, puesto que los fans de esta fantasía épica ya la conocen bien y a los profanos solo cabe animarlos a acercarse a ella desde la literatura si no lo han hecho desde la televisión.



Para esta sesquidécada quiero recuperar también otras dos novelas que me resultaron interesantes. La primera es una novela corta pero intensa, una novela de esas que tiene en su brevedad los ingredientes precisos para ser buena literatura. Se trata de El lector, de Bernard Schlink. Es una novela que, bajo el sencillo argumento de un joven que actúa de lector para una mujer mayor que él, esconde una trama mucho más profunda, con implicaciones que nos llevan a episodios luctuosos de la posguerra europea de mitad del siglo XX, a cuestiones históricas sin resolver, a dilemas morales, a los límites del amor y la amistad, a la literatura como bálsamo ante el horror de la guerra... Creo que es una gran obra contemporánea, una novela destinada a permanecer en la lista de libros importantes de nuestra época, por su estilo y su concisión.



Por último, una recomendación para el aula, también relacionada con la lectura y la guerra: Zara y el librero de Bagdad. Sé que ya las guerras se suceden a una velocidad de vértigo en la que los conflictos territoriales caducan y son reemplazados por otros distintos en la geografía pero similares en el horror. En esta novela de Fernando Marías (recientemente fallecido), se habla también de literatura y de barbarie, con los libros como testigos inocentes e impasibles. Es una novela que puede trabajarse con alumnado de 3/4º de ESO para abordar la sinrazón de los conflictos bélicos y cómo se destruye la cultura para aniquilar la memoria colectiva. Esta fue también una de las novelas que recopilé en mi proyecto "Leer el exilio, vivir el exilio", en el que podéis encontrar otras lecturas relacionadas.


Leer el exilio, vivir el ex... by tonisolano

01 marzo 2024

Sesquidécada: febrero 2009


Solo dos libros figuran en el registro de esta sesquidécada. Son libros que tienen su particularidad, el primero porque, a pesar de su éxito en el momento de la publicación, ha quedado arrinconado por la serie de televisión posterior, y el segundo porque es una rareza que llegó a mí gracias a una compañera docente, voraz lectora y enamorada de la literatura japonesa. Vamos allá.

Tormenta de espadas es la tercera entrega de la saga Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, esa fantasía de aventuras, horror, amor y poder que adquirió fama mundial a partir de la versión televisiva rebautizada con el nombre de la primera entrega: Juego de tronos. Creo que he comentado la pasión con la que me sumí en la lectura de esta saga, quitando tiempo incluso al sueño para poder acabar unas tramas altamente adictivas. El argumento de este libro se centra en la batalla entre los cinco reinos y también se siguen mostrando de manera paralela, como es habitual en la saga, las peripecias en el Norte y en el Este. Por cierto, a diferencia de lo que ocurre en la serie de HBO, el personaje de Lady Stark continúa haciendo justicia a pesar de su trágica muerte. Un libro friqui para friquis o simplemente para buenos lectores a los que también les gustan las buenas historias bien contadas.



Siguiendo con lectores friquis, tenemos a Edogawa Ranpo, el autor japonés de mediados del siglo XX, creador de numerosas novelas de misterio que recuerdan a los clásicos del género policíaco como Conan Doyle o Edgar Allan Poe, de quien tomó el nombre en su transcripción fonética al japonés para convertirlo en su seudónimo (su nombre real era Tarō Hirai). Mi lectura fueron dos relatos recogidos en una edición curiosa y ya descatalogada: La lagartija negra y La bestia entre las sombras. Como digo, recuerda a los clásicos del género y también a algunas películas de mi infancia, como las de Fu Manchú, con esos villanos orientales rodeados de biombos y muebles lacados. En ambos casos, el detective Kogoro Akechi tendrá que investigar robos y asesinatos, entre joyas y cabarets. En conclusión, un autor poco conocido en España al que merece la pena acercarse.

29 enero 2024

Sesquidécada: enero 2009

Pues ya estaría: las sesquidécadas cumplen 15 años y con ello se muerden la cola, recogiendo lecturas contemporáneas a su aparición como género en este blog. Esta circunstancia exige una nueva norma, la de no reseñar como lecturas añejas las propias relecturas que exigía la sesquidécada, lo que nos llevaría a un bucle de lecturas sin fin. Decía en aquel enero de 1994:

...he decidido empezar una de esas colecciones inútiles que pienso ir publicando en el blog mientras me duren las ganas y no haya algaradas entre los visitantes. Se trata de recuperar algunas de mis lecturas de hace quince años (...) he recuperado los repertorios en los que voy apuntando todas esas lecturas y, de ellos, seleccionaré no más de tres lecturas por mes. ¿Por qué quince años? Quizá porque esa es la edad de algunos de mis alumnos y con ello cierro una especie de círculo lector: recuerdo lo que leía yo cuando nacieron quienes han de leer ahora. Como no tenía un buen nombre para este coleccionable, he probado a inventar sesquidécada -y que me perdonen los académicos-, que funciona de igual modo que "sesquihora" o "sesquicentenario".

Y aquí sigo, casi con las sesquidécadas como leit motiv del blog, que, salvo algunas reseñas, cada vez recoge menos reflexiones educativas por razones que serían largas de explicar. Pero veamos qué leía en aquel año en el que el aburrimiento me llevó a iniciar esta serie.

Ahora que está tan de moda el metaverso, conviene recordar que es un término que tiene largo rodaje en la ciencia-ficción. Precisamente, la primera novela de esta sesquidécada es Snow crash, de Neal Stephenson, una distopía futurista en la que aparecen palabras que luego tendrían gran éxito, como avatar. Al igual que ocurre con Neuromante, de William Gibson, se trata de un relato encuadrado en el género del ciberpunk, con referencias al mundo de la tecnología, internet, los videojuegos y otros aspectos más prosaicos de la vida urbana, como el oficio de repartidor de pizzas, las franquicias o los hackers. Una novela imprescindible para los amantes del género.


Muy diferente es Chesil beach, de Ian McEwan, una novela intimista, con un erotismo que impregna todos los diálogos con una sutileza extrema, con una habilidad que consigue atrapar al lector en una historia llena de sueños, logros y renuncias. Ian McEwan es un autor con un estilo muy particular y sugerente, un autor que siempre merece la pena leer, y esta novela es un buen punto de partida.



La última obra reseñada es una novela apta para todos los públicos, una novela que se puede recomendar, por ejemplo, en los últimos cursos de la ESO o en Bachiller. Se trata de Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini. Es una historia de amistad, de memorias de infancia y adolescencia, pero también un retrato del azar, del miedo y de la desesperanza. Es posible que la situación de la población afgana haya incluso empeorado en los últimos años, pero creo que lo importante de este novela es lo que menos caduca, la lucha por la vida y el valor de la amistad.