16 marzo 2009

Sesquidécada: marzo 1994


Se queja con razón el pobre Lope de que nadie lee sus poemas ni ve sus obras de teatro. No me culpéis esta vez de hacer chanzas de los clásicos: fue otro el autor y yo solo soy el mensajero.
No obstante, me viene de perilla el vídeo para mi recopilación mensual de lecturas sesquidecádicas. Hace quince años estaba sumergido en la lectura de comedias del Siglo de Oro. Me leí tantas que ya casi adivinaba con antelación lo que iba a ocurrir en ellas (algo similar a lo que ocurre con Agatha Christie). El teatro barroco es un fenómeno de dimensiones inimaginables, a las que no se alcanza siquiera con la lectura de todo el inmenso corpus teatral. Suelo decir en clase que, para hacerse una idea de la comedia del Siglo de Oro, piensen en el fútbol y el cine de Hollywood: del primero imaginen las aficiones, los hinchas, el estadio, la gente alborotando; del segundo, las historias, la intriga, la aventura, el miedo, el amor, el drama...
Con esta digresión de fondo, regreso a mi nómina de marzo de 1994, en la que se dan cita dos de los grandes: Lope de Vega y Calderón de la Barca. El primero con La dama boba, y el segundo con El gran teatro del mundo.
La dama boba es un ejemplo de comedia ligera, muy representativa del teatro de Lope, al estilo de El perro del hortelano, y de la que también existe versión cinematográfica:


No es desde luego la mejor comedia de Lope (en el aula de Bachiller creo que funcionan mejor Fuenteovejuna o El caballero de Olmedo), pero sería interesante probar a combinar la lectura de la obra con el pase de la película, y luego tratar la imagen de la mujer que ofrece Lope. Por si acaso, os dejo un fragmento del padre de las chicas, una lista y otra boba:
(...) Aquí el oficio
de padre y dueño alarga el pensamiento.
Caso a Finea; que es notable indicio
de las leyes del mundo, al oro atento.
Nise, tan sabia, docta y entendida,
apenas halla un hombre que la pida;
y por Finea, simple, por instantes
me solicitan tantos pretendientes,
del oro, más que del ingenio, amantes,
que me cansan amigos y parientes.
Ya veis que las mujeres listas no tenían buena prensa...

El gran teatro del mundo es quizá el mejor auto sacramental de Calderón. Puede que otro día me entretenga en salvar a Calderón de la mala fama que tiene. Creo que La vida es sueño es una de las mejores obras de la literatura española, con diferencia. Tampoco voy a proponer a Calderón como autor revolucionario, pero considero que, aun hoy, pesan sobre él lecturas muy rancias, debidas más a los críticos posteriores que a su propia obra.
En este auto, Calderón plantea que la vida es una función de teatro en la que cada uno representa un papel. El autor, Dios, los juzgará al acabar la función. Como es normal, pocos están conformes con el personaje que les toca representar; pero el autor tiene palabras de consuelo para todos, incluido el pobre:
En la representación
igualmente satisface
el que bien al pobre hace
con afecto, alma y acción
como el que hace al rey, y son
iguales este y aquel
en acabando el papel.
Haz tú bien el tuyo y piensa
que para la recompensa
yo te igualaré con él.
No porque pena te sobre,
siendo pobre, es en mi ley
mejor papel el del rey
si hace bien el suyo el pobre;
uno y otro de mí cobre
todo el salario después
que haya merecido, pues
con cualquier papel se gana,
que toda la vida humana
representaciones es.
Y la comedia acabada
ha de cenar a mi lado
el que haya representado,
sin haber errado en nada,
su parte más acertada;
allí igualaré a los dos.
Supongo que para el mísero espectador del siglo XVII, estas palabras servirían de consuelo; quien dude del poder balsámico de tales palabras, puede pararse a escuchar a los políticos de nuestros días en campaña electoral y encontrará ejemplos similares con una prosa más basta.

Pero, no quisiera terminar sin rendir un homenaje también a la Colección Letras Hispánicas de la Editorial Cátedra. La mayoría de amantes de la palabra, es decir, filólogos en sentido amplio, debemos tributo a esos clásicos a los que hemos llegado a través de cuidadas ediciones de bolsillo. En mi biblioteca tengo más de cincuenta libritos de los que nunca pienso deshacerme. Y una vez más, seguro que coincido en esto con alguno de los que pasáis por aquí.

Enlaces a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
Vídeos sobre el teatro Barroco:

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Espléndida entrada, Antonio, pues hace honor a nuestros clásicos, que tan mala fortuna tienen a la hora de recibir loas blogosféricas.

Se echan en falta más artículos como éste, pardiez.

eduideas dijo...

Yo tengo un estante sólo para las obras de la colección de Cátedra, en negro y en blanco. Creo que las editoriales de este tipo se merecerían, aparte de un premio, psost exclusivos de homenaje y descubrimiento para los que aún no hayan llegado a ellas

Joselu dijo...

Lo que me asombra del teatro del siglo XVII es que siendo unos textos tan ricos en retórica y nivel del lenguaje, fueran entendidos y disfrutados por el público variopinto que iba a las representaciones. Las reflexiones filosóficas de Calderón o Shakespeare, autores que tuvieron éxito de público, eran muy densas. ¿Cómo era el espectador de comedias del siglo XVII? Sin duda mucho más abierto e inteligente y dotado para el lenguaje que lo que solemos creer. Estoy contigo en que no se hace justicia a este magnífico corpus dramático cuya lectura envicia. Añoro esos años de universidad en que devoraba estos textos, y a Valle y a Sastre y a Brecht...

Toni Solano dijo...

Eduardo: Ya aviso de que volveré algún día sobre esto. A veces, los árboles del aula no nos dejan ver el bosque de los clásicos. Gracias.
Eduideas: Cátedra, Castalia, Espasa Calpe, etc. Si no tengo más, es porque he usado muchísimo las bibliotecas.
Joselu: De los tochos críticos que me tragué en la carrera, los que me resultaron más interesantes fueron los que analizaban el contexto del teatro barroco (Froldi, Salomon, Parker...). Descubrí un mundo apasionante que jamás hubiese imaginado. Para un acercamiento ligero, valdría la pena recomendar a los alumnos la novela de Pérez-Reverte, El caballero del jubón amarillo. Y especialmente divertido, por la idea que puede dar del lenguaje teatral, este vídeo de Cámara café al que llegué gracias a Jesús Pérez.

Gemma dijo...

En mis tiempos de Facultad, tuve la suerte de escuchar el análisis que realizaba Aurora Egido, las mejores clases sobre el teatro barroco(en general sobre el siglo XVII). En especial sobre Lope de Vega y más aún sobre Calderón. Te recomiendo, que seguro conocerás, el estudio que realizó sobre los Autos sacramentales;o sobre el Arte Nuevo...de Lope de Vega. Ella nos transmitió bien el amor que sentía por el teatro de aquella época.
Un libro maravilloso de Néstor Luján, "La vida cotidiana en el Siglo de Oro español", ofrece textos bien documentados y divertidos sobre ese fenómeno "sociológico" que era asistir al teatro. La lectura de algún fragmento de este libro siempre es revelador para los alumnos.

Lourdes Domenech dijo...

Lope, Calderón... eran lo que hoy denominaríamos fenómenos mediáticos. El pueblo quería más y ellos se lo daban. Nada de textos-basura. ¡Cómo han cambiado los gustos del pueblo!
Quizá es simplificar mucho, pero el alejamiento del pueblo de los textos clásicos llegó cuando éstos dejaron de representarse al aire libre y había que pasar por taquilla para verlos. Siempre Don Dinero interponiéndose.

Unknown dijo...

A mí las representaciones de teatro clásico me gustan muchísimo, vamos, que me lo paso bien. A pesar de las dificultades que pueda presentar su lectura, en Bachillerato leo alguna obra de las que citas: "El caballero de Olmedo" y "Fuenteovejuna", principalmente, pero también "La vida es sueño", que suele gustar por lo que tiene de "relato fantástico": el príncipe encerrado en la torre por su propio padre, temeroso de las predicciones; la muchacha disfrazada que quiere vengar su honor, el reencuentro con el padre ausente...Muy interesante también lo que apuntas, Antonio, y también Joselu y Gemma, acerca de la recepción de este teatro por el público del XVII. Era "su" teatro. Hoy no es el espectáculo de masas que era entonces, pero también tiene su público, que también es variopinto. No sé por qué el público de hoy va a ver a Lope al Clásico, pero el caso es que el teatro se llena con bastante rapidez (y si no, se puede comprobar desde las tele-entradas). Un saludo.

Anónimo dijo...

Por disentir un poco del respetable. Leí a los clásicos en la uni -algunos los disfruté, otros los padecí-, pero lo que me sigue pareciendo durísimo para un adolescente es leerse de pe a pa un texto enterito de Lope o Calderón; lo siento, hoy ya no es el teatro del pueblo. Se acerca más la televisión a lo que sucedía con las obras de estos autores y ese capítulo de Camera Café es un espléndido ejemplo de ello, creo.
Coincidencia absoluta, en cambio, con la colección Cátedra: yo tampoco quiero desprenderme de mis ejemplares, que conservan aún aquel aroma universitario...

Miguel dijo...

La buena literatura no tiene tiempo. Es más, creo que le pasa como a los buenos vinos. Otra cosa es el público. Hoy la gente no quiere retórca sino palabras fáciles y prácticas. La inmediatez es lo que se lleva hoy. Yo recuerdo haber leído en bachillerato a los clásicos y recuerdo que me gustó. Me impactó aquel lenguaje engolado y sublime de Calderon, de Tirso, de Lope, de Cervantes... pero hoy, acostumbrados como están a la simpleza de las series que ponen en la tele, no sé si la gente joven aguantaría una obra clásica.
Un saludo

Toni Solano dijo...

Gemma: El libro de Aurora Egido sobre las fronteras de la poesía del barroco es un referente en mi biblioteca. En lo divulgativo, me gusta mucho La España del Siglo de Oro de Bennassar (hay también una colección curiosa en Alianza, de Deleito Peñuela que puede ser recomendable para los bachilleres).
Lu: Se me olvidó recomendar vuestros imprescindibles materiales sobre el teatro barroco. Tienes razón en la mercantilización del arte como raíz de su degradación. Es un fenómeno que se repite a lo largo de la historia una y otra vez.
Carlota: No creo que se fomente una cultura del espectáculo para los jóvenes. De hecho, el cine no deja de ser para ellos un lugar en el que comer, molestar, etc. Los intentos de la escuela por acercarles estos actos son limitados y siempre tienen el sello de lo académico. En fin, no soy muy optimista.
Marcos: Ya sabes que no se me ocurre mandar estas lecturas como "obligatorias". Siempre que las he llevado al aula ha sido para hacerlo en horas de clase. Fuenteovejuna nos ha ocupado cuatro sesiones, con sumarios guiados que aclaraban el texto leído en voz alta por los alumnos.
Miguel: Cada época tiene sus modelos; seguro que para muchos profesores de otras épocas, la lista de reyes godos era intocable. Pienso que el acercamiento a los clásicos debe hacerse desde la madurez de lecturas previas.

Joselu dijo...

El año pasado leímos en clase de cuarto de ESO varios textos dramáticos, entre ellos dos de Lorca y Don Juan Tenorio. Su lectura fue una buena experiencia y eso que es en verso y responde a la retórica romántica. El profesor debe ir resumiendo la acción, comentando aspectos de la representación y de los personajes, pero con esta ayuda se puede perfectamente pasar a una lectura colectiva que en este nivel puede ser perfectamente abordable, igual que la lectura de algunos textos de Lope o Calderón. Hablo, naturalmente, de cuarto de ESO. Antes quizás sea prematuro. En bachillerato es perfectamente posible la lectura y disfrute de obras como El caballero de Olmedo, La dama boba, Fuenteovejuna, La vida es sueño, El gran teatro del mundo...

caperucitazul dijo...

Hay un estudio muy interesante sobre las mujeres en las comedias del siglo de oro. Lo realizó una doctoranda de mi facultad, Sofía Eiroa. No sé si será fácil de encontrar, pero disfrutarías leyéndolo.
Un saludo ;)