22 noviembre 2015

Sesquidécada: noviembre 2000

Esta sesquidécada no solo conmemora una lectura de hace quince años, sino que celebra también mi iniciación en la docencia. En noviembre de 2000 me llamaron de una academia para impartir clases de preparación de Selectividad en las especialidades de Literatura y de Latín. Por primera vez entraba en un aula como profe y por primera vez experimentaba las alegrías y dificultades del oficio. De esto ya hablo suficiente en el blog, así que me centraré en la lectura que protagoniza esta sesquidécada y que tiene que ver con aquellas clases de preparación de Selectividad. Se trata de Luces de bohemia, de Ramón María del Valle-Inclán, una obra que aún sigue formando parte del canon prescriptivo de las pruebas de acceso a la universidad.

No fue aquella mi primera lectura de Luces de bohemia ni tampoco la última, ya que sigo leyendo esta obra cada vez que me toca impartir clase en 2º de Bachillerato y, con cada lectura, me convenzo un poco más de la grandeza de Valle-Inclán como artista del lenguaje literario y de la pervivencia de su obra en el tiempo, sin mermas de calidad ni de compromiso con la realidad. Leer ahora Luces de bohemia produce tanta bilis como debía producir en su tiempo, y algunos de sus momentos estelares parecen retratos grotescos sacados de las noticias de cualquier periódico de hoy: disturbios callejeros sofocados a golpe de porra o pistola, cultura vendida a precio de saldo en manos de usureros, medios de comunicación vendidos al poder, nepotismo, inmoralidad, postureo... Hay frases que podían ser tuits mil veces retuiteados:




Hace años leímos la obra y la comentamos en Tuenti y Twitter; nos concedieron un reconocimiento por ello. Este trimestre la hemos vuelto a leer y comentar en clase, pues, como ya dije, es lectura preceptiva de Selectividad. Sé que muchos de mis alumnos han desconectado durante esas sesiones de tertulia: les viene grande una obra que exige demasiado fondo cultural; tal y como está planteada la Selectividad, les va mejor aprenderse de memoria la teoría de la literatura. Otros quizá han entendido a Valle de manera superficial, sin vislumbrar la relevancia de su escritura en el tiempo que le tocó vivir. Solo unos pocos habrán atesorado tras su lectura la semilla de una literatura del más alto nivel, una delicatessen que podrán disfrutar en más ocasiones cada vez que vuelvan a sus páginas. En el fondo, sabemos que la buena literatura sigue siendo un artículo de lujo, cada día más escaso, cada día más preciado por los elegidos la secta.

4 comentarios:

eduideas dijo...

Habría mucho que decir sobre esos libros que leemos mil veces por exigencia del aula, unas veces enteras y las más a trozos o recordatorios. Los vamos haciendo nuestros y es una riqueza, pero también cabe preguntarse por qué varían tan poco las lecturas para la selectividad o para cada curso, ya que el canon es extenso y deberia poder escogerse entre diversos títulos. Justamente la afinidad con ciertos autores es un criterio de elección, ya que la pasión se transmite mejor con una lectura que te encanta y que es más probable que releas con placer que una que "toca" sencillamente y que memorizas sin pasar más allá de los manuales (pues tampoco preguntarán nada que implique más trabajo mental a los alumnos).

ro dijo...

De lo de la Selectividad ya sabes que da para hablar largo y tendido. Pero con la carga horaria que tenemos para lengua y literatura, dos materias diferentes, la mayoría terminamos trabajando la sintaxis y resumiendo hasta el límite la literatura, teórica, sin más. Una pena.

Besos.

Joselu dijo...

He leído recientemente La espada y la palabra de Manuel Alberca. Es una buena biografía de Valle Inclán. No te la recomiento si no la has leído. Es buena, creo que bastante buena, pero a la vez desenmcascara al Valle real del que nos ha llegado mistificado y lleno de aromas de leyenda. Sus posiciones políticas estaban basadas en el pensamiento tradicionalista del que era uno de los más ínclitos representantes, coqueteó con la atracción por Lenin y la revolución rusa o con Mussolini en su momento cuando estuvo en Italia en uno de los periodos más tristes de su vida.

Luces de bohemia es genial, no le resta un ápice de grandeza el devenir político de Valle ni que él mendigara a las administraciones puestos en ella, algo que no parece corresponder al orgullo del escritor gallego.

Me asombra, no obstante, la apología del terrorismo en la obra en un tiempo en que los atentados en Barcelona eran diarios o las bombas anarquistas -de triste memoria- eran un procedimiento común de lucha revolucionaria. Ahí tienes al preso anarquista llamado Mateo como el Mateo Morral que lanzó una bomba contra la comitiva de Alfonso XIII en la que resultó ileso pero murieron veinticinco personas y más de cien resultaron heridas ¿Suena a algo esto?

Creo que no debía haber leído una biografía sobre la vida real de Valle. En cierta manera se me ha caído uno de los pocos mitos que tenia.

Ello no quiere decir que no crea que Luces de bohemia no sea uno de los textos dramáticos mejores de nuestra literatura, pero ha perdido para mí el magnetismo que tenía cuando no conocía al Valle real. En fin ...

Toni Solano dijo...

Eduideas: El canon debería ser abierto y la Selectividad debería medir las competencias y no los discursos aprendidos de memoria. El modelo actual no solo desprecia la literatura, sino que además destruye lectores.
Ro: Tienes toda la razón. Aquí son tres horas semanales para comentario de texto, gramática y literatura. Inenarrable.
Joselu: Vimos un documental en el que el nieto de Valle apuntaba eso que mencionas, la leyenda de "enfant terrible" poco ajustada a la verdadera biografía del gallego. Sin embargo, para muchos, Valle se ha convertido en un personaje de sí mismo, y así seguiremos viéndolo y leyéndolo. Un abrazo.