08 diciembre 2007

No me PISA que llevo chanclas

Crédito de la imagen: El Roto

Me tienen frito ya con lo del informe PISA. De hecho, creo que todos los que nos interesamos por la educación mostramos cierto escepticismo frente a las estadísticas, sobre todo cuando sabemos que, a menudo, no se hacen con el debido rigor. Para colmo, durante semanas, debemos aguantar un aluvión de entrevistas, artículos de (des)opinión y pseudotertulias escandalizadas al respecto.
Hoy, El País, viene cargado de tinta en líneas muy diversas, casi todas ellas inexactas, parciales y generalizadoras. Vicente Verdú, al que admiro por su aguda visión de las lacras sociales, demuestran en esta ocasión cierta miopía al establecer la ecuación docente joven=buen docente:

Deberían dejar sus puestos a enseñantes mucho más jóvenes y aptos, por edad y estilo generacional, de conectar con alumnos de referencias tan radicalmente ajenas a las de su profesor actual 40 o 50 años mayor.

Tanta distancia biográfica hace no sólo arduo sino imposible el trasvase de los conocimientos y del interés por temas concretos. Nunca como ahora pudo decir con razón un alumno de 12 años que la asignatura a cargo de un señor o una señora de 60 años "no le entra". Ni le entra ni lo digiere, ni le interesa ni lo metaboliza. Más bien lo vomita.

El sistema que transmitía conocimientos escolares por conductos basados en la permeabilidad del arriba / abajo funcionaba gracias a la eficiencia de la jerarquía y la autoridad. De esto, sin embargo, queda poco tras la absoluta vulgarización de la democracia y el paradigma general de la red. El saber no llega al interior del alumno tan sólo por el poder del magisterio, sino por la astucia de la empatía y contagio. Pero transmitir mediante empatía, explorar y hasta explotar la proximidad, sólo parece al alcance de los profesores jóvenes y jovencísimos.

Por favor, esto es falso, pues la innovación, la preocupación y el entusiasmo no son exclusividad de los que empiezan. En cuanto a la astucia y la empatía, tampoco funcionan cuando alumnos, familias y sistema boicotean un aula dando la razón a quien nunca la puede tener.
Por otro lado, Manuel Rivas, arrima el ascua a lo político, dejándose llevar por la crispación de los tiempos y confunde churras y merinas:
Aquí existen dos categorías de héroes. El Cabrón y el Maricón. En España, maricón es un eufemismo de culto. Lector. Poeta. Pintor. Cinéfilo. Ésa es la idiosincrasia que nunca entenderán los autores del Informe PISA. Unos cabrones.
Y así confunde educación y buenas maneras: hay personas educadas que son unos cafres integrales, independientemente de su color político.
Y para remate, destacan una frase de la entrevista a Mercedes Cabrera, Ministra de Educación y Ciencia:

P. ¿Y por qué ustedes no hacen una campaña para la lectura tan agresiva como la que la ministra Salgado hizo para que la gente dejara de fumar?

R. Probablemente hace falta una campaña de este tipo. Y lamentaría que la sociedad fuera menos receptiva ante una campaña de este tipo que ante la campaña contra el tabaco, porque quizá para la salud es peor no saber leer que fumar.

Bueno, bueno. Ahí ya se pasa. Está bien que a lo largo de la entrevista pinte un paisaje educativo en el que solo falta Winnie the Pooh, pero asustar a la gente de esa manera, no es propio de alguien que debe velar por nuestros intereses. Esto me lleva a explicar en la siguiente nota cuáles son los perjuicios que provoca leer.

8 comentarios:

Joselu dijo...

Hemos coincidido. Hoy, por lo que se ve, te has levantado antes que yo a comprar El País. El chiste es fenomenal y da qué pensar como habitualmente hace El Roto, mi humorista negro preferido. El artículo de Vicente Verdú tiene razón en parte y en parte, no. Es cierto que un docente joven puede generar más empatía con sus alumnos a primera vista, pero no siempre es así. A veces sí. En mi centro, se dan clases con docentes jovencísimos que son escandalosas pues no logran controlar el aula en toda la hora. Hay, por contra, docentes de cerca de los sesenta años que tienen una habilidad y vocación que los hace eternamente jóvenes. Yo di lo mejor de mí mismo en el anterior sistema educativo y reconozco que no he logrado asimilar el que ahora experimento. Me cuesta hacerles interesantes algunos temas. Hablo de Machado y su compromiso político con la República y nadie le presta atención. Hablo, en cambio, de lo mala pécora que era Guiomar, de cómo manipulaba a Machado y que no le permitía ningún contacto físico, y eso les interesa, igual que cuando les cuento su relación con Leonor, exclaman varios ¡pederasta! La conclusión es clara. Les atrae lo rosa. Yo entiendo que soy de otra generación y en cierta manera pienso que Vicente Verdú tiene razón. Hay distancias generacionales difíciles de solventar. Me niego a llevar a mis hijas a parques temáticos pero el pasado jueves les llevé al museo de arte románico de Cataluña; luego vimos una exposición de arte surrealista de Ives Tanguy, y por la tarde, tras habernos comido un bocadillo sentados en un banco, fuimos a ver otra exposición de dibujos del siglo XVIII hasta Cezanne. He de decirte que eran los únicos niños. Tienen ocho y diez años. Reconozco que soy de una generación periclitada o que yo ya lo estoy. Para despedirme *^Joselu^* XDDD. Así lo hacen mis alumnas.

Anónimo dijo...

Yo creo que lo de controlar la clase es más que cierto y es lo más difícil, además de indicador de muchas carencias. Es cierto que cuando eres joven pues también eres más inexperto... Bueno, yo como profa joven e inexperta me recnozco en los retratos de docentes noveles que no controlan las clases...
Muchas gracias por compartir vuestra experiencia y sabiduría :-)
Es un placer leer vuestros blogs :-)

Anónimo dijo...

Ya tiene miga que el clásico tremendismo español lo estimule El País... Os admiro: yo ya no puedo leer ni el periódico.

Sobre el informe PISA he tenido la tentación de hacer el comentario "ni lo se, ni me interesa"... Pero me ha podido la ignorancia y la indiferencia.
Tengo demasiado trabajo con mis alumnos como para entretenerme en el blog con un tema sobre el cual todos gritan y nadie escucha...

Magnífica la síntesis de "El Roto", el gran satírico de la literatura actual.

Un abrazo,

Boris

Por cierto, Joselu: avísame otro día para ir con los míos, creo que lo pasarán bien juntos. La exposición del Caixafòrum la tenemos pendiente en casa...

Joselu dijo...

Boris, veo que vivimos cerca porque has situado certeramente la exposición De Poussin a Cezanne en el Caixaforum. Cuando vamos a algún museo, sea los que he citado o la Fundación Miró o el Museo Picasso, mis hijas llevan un bloc de dibujo y pinturas. Escogen alguna pintura y la intentan copiar a su estilo. Entre los adultos que asisten, es todo un espectáculo ver a niños que también disfrutan a su manera con las obras de arte. Un saludo.

Toni Solano dijo...

Tengo que discrepar acerca del supuesto control de los veteranos. Los alumnos se rebelan contra quienes los fuerzan. Muchos de esos 'genios' de la disciplina se limitan a mandar ejercicios, dictados, o subrayados que los alumnos copian unos de otros sin rubor. Preguntad a los chavales qué hacen con fulanito o menganito para que estén tan callados y os sorprenderéis.
Y si es por el miedo, tampoco me gusta esa pedagogía del 'respeto'.

Anxo Caído dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anxo Caído dijo...

No hablamos de "miedo".A mi la época del maestro con regla de madera y pizarrín me suena antediluviana,pero es cierto que se ha confundido una buena comunicación profesor-alumno con la supresión de la jerarquía necesaria para el buen funcionamiento de un aula.
Siempre recordaré a un profesor de latín con el que llegué a trabar amistad fuera de nuestro "pequeño ecosistema",pero no por temor, sino por aplastante sentido común;jamás se me ocurriría tomarme esas licencias con él en horario de clase.

Muy buen post,Antonio.

PS:La Sra.Cabrera lleva razón:hasta que aprendí leer, no me amendrentaron las esquelas de la cajetilla...

María José Reina dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo en que juventud no es sinónimo de buen hacer en educación, para nada de nada.
Si me miro a mí misma, me veo mucho mejor docente, conectando y motivando mucho más a mis alumnos ahora que hace diez años.

En mi centro hay un maestro que se jubila este año. Sólo tengo que decirte que, desde que lo conozco, los alumnos lo llaman "Sr. López", así, como suena, sin recochineo ninguno. Es capaz de ganarse el respeto de todos con la mirada. Tal vez se atasque con el cañón, y sus métodos no sean innovadores. Pero por supuesto que aprenden mucho más que con cualquier profesor recién sacado del horno universitario.