19 agosto 2007

Lectura y Literatura: juntas pero no revueltas

La semana pasada aparecía una noticia en la que un joven congoleño denunciaba a la editora de los cómics de Tintín (Tintín en el Congo, claro) por difundir una ideología racista. Unos días más tarde, un lector escribía a El País una carta cargada de ironía en la que denunciaba que buena parte de las obras maestras de la Literatura era xenófoba o moralmente inaceptable, con algunas excepciones, como la serie juvenil de los Hollister o los recetarios de cocina de Karlos Arguiñano (a menos que incluyan sus chistes, apunto yo).
A raíz de esta reflexión, volví a plantearme mi visión acerca de las lecturas en el aula y de cómo salvar los escollos para que los alumnos valoren la literatura en su justa medida.
Los profesores estamos en esa encrucijada de elegir entre lecturas juveniles blancas, con mucho desaguisado moral pero envueltas en apósitos de sensatez, novelas que parecen exempla para los libros de Educación para la ciudadanía, o novelas novelas, literatura sin cortapisas, donde los personajes son libres de fornicar, matar o ser simplemente imbéciles sin que un demiurgo salido de los gabinetes psicopedagógicos venga a ponerlos en su sitio. Algunos de vosotros, por ejemplo Joselu, ya ha comentado los problemas que surgen cuando se recomiendan novelas como El guardián entre el centeno, que no encajan en ese molde de obras políticamente correctas. ¿Debemos renunciar a la recomendación de novelas porque no hacen suyos los valores que establecen las leyes educativas? ¿No es un ejemplo de miopía cultural establecer esa pacata censura en lo que leen nuestros hijos mientras ellos se hinchan por su cuenta de violencia o sexo? ¿Debemos atiborrar a nuestros jóvenes peludos -por arriba y por abajo- con lecturas tipo Heidi?

Afortunadamente, creo que los autores de literatura juvenil actual -en su mayor parte- se han dado cuenta de que lo que importa es ofrecer una buena historia y contarla bien y huyen de la moralina de otros tiempos. Cumplen su papel de crear hábitos lectores, algo fundamental en una cultura con predominio absoluto de lo audiovisual. Sin embargo, precisamente por ser novelas juveniles dirigidas al consumo escolar, deben someterse a esa tibia censura que las convierte en objetos de socialización. Por si fuera poco, en las guías de lectura se ofrece todo un catálogo de valores y temas transversales que se pueden abordar al hilo del relato novelesco. Supongo que se trata de estrategias editoriales destinadas a facilitar la labor de los docentes, pero pienso que sigue siendo un error vincular la lectura de obras de ficción a actividades de argumentación o crítica a partir de un cuadernillo de ejercicios -estos ejercicios ya están en las unidades didácticas, así que es más de lo mismo para ellos-.

Y ahí entramos los profesores, quienes, por comodidad o por seguir fielmente los dictados de los currículos oficiales, entramos al trapo de las editoriales y asumimos que las lecturas son un ejercicio más del libro que hay que ofrecer a bulto para todos los alumnos y con la misma exigencia final: un trabajillo o un dossier. El alumno se siente estafado, pues piensa que la novela es solo la excusa para hacerle leer, escribir o pensar. Como el perro de Pavlov, a partir de aquí, asocia la lectura con la exigencia de tener que esforzarse al final, en un laberinto de disquisiciones sin mucho sentido. Es posible que renuncie al placer de leer por leer para no tener que someterse a esos trabajos estándar en los que hay poco espacio para la impresión personal (pocos se atreven a poner por escrito lo que de verdad sienten después de leer un libro: prefieren copiar opiniones generales y poco comprometidas para no dar la nota). Y obligar, de manera general, a los consabidos resúmenes y trabajos sobre el libro, es cuestionar a priori el acto de lectura, bajo la amenaza de pillar y castigar a quien no cumpla. Los alumnos no lectores acaban copiando los trabajos con mayor o menor destreza, mientras los buenos lectores se resignan al suplicio de justificar su lectura con estrategias convencionales que usan a diario en todas las materias (el esquema, el resumen, etc.).

Y, vistos todos los inconvenientes, ¿cuál sería el camino ideal para enfocar la lectura en el aula? Sigo pensando que la solución son los Planes Individualizados de Lectura, con un seguimiento personalizado de los niveles de lectura, de los intereses y del currículo lector de cada alumno. Mucho trabajo, claro. Habría que establecer unas plantillas en las que se plasmasen las lecturas de cada alumno y que esos documentos se gestionasen desde el Seminario de Lengua (incluso con la posibilidad de articular estrategias conjuntas en las comunidades bilingües), para que los alumnos fuesen realmente progresando a lo largo de toda la etapa educativa en sus competencias lectoras y literarias. No hablaríamos de que tal o cual novela es una lectura de segundo de ESO o de primero de Bachiller, sino de novelas de mayor o menor madurez en una determinada escala de competencia lectora.

Y ahí está el quid de la cuestión: es impensable fomentar la lectura de Literatura con mayúsculas si antes no hemos afianzado los hábitos lectores con novelas juveniles. Puede haber cinco o diez alumnos lo suficientemente maduros como para leer a Azorín y disfrutarlo sin haber pasado por Alfredo Gómez Cerdá o Fernando Lalana, por ejemplo. El resto sufrirá lo indecible para avanzar línea a línea entre palabras que desconoce en un cincuenta o sesenta por cien. Será como lanzarlos al océano sin que sepan nadar, pues el hábito lector es costoso de adquirir y sólo se alcanza con la práctica y con el deleite en esa actividad. Así, ¿a quién se le ocurriría organizar un cumpleaños de niños en El Bulli? ¿al mismo que los llevaría a ver la última película de Tavernier en lugar de las patochadas de Shrek Tercero? Y, cuando acabasen de ver la película, ¿tendrían que hacer un pequeño trabajo con el argumento, el análisis de los personajes y la opinión personal? Todo a su debido tiempo, ¿no?

De modo que, por un lado han de ir los contenidos del área, con su teoría, su historia de la literatura (la justa, a ser posible) y sus estrategias de comprensión y expresión; y por otro, el fomento de la lectura, ligado únicamente al placer de leer. Incluso, asumiendo la existencia de alumnos que, por carecer de hábitos, habrán de comenzar por “TEO va al parque”: menos da una piedra.

Lamento haberme extendido tanto y en un tono tan serio, aunque, como sé que todos vosotros habéis superado la fase TEO -seguro que coméis en el Bulli y veis las pelis de Tavernier, ¿eh, listillos?-, espero que surja al hilo de esta nota un provechoso debate finveraniego.

Crédito de la imagen: de0a18.net

18 agosto 2007

De premios

Vale, vale. Estoy de vacaciones y llevo una vida nómada en la que ya no sé ni dónde tengo la maquinilla de afeitar (cuanto menos el lápiz USB, que se quedó en aquella mochila que dejé en casa de la suegra...). Pero, a pesar de que aterrizo en casa a horas intempestivas para regar las plantas, no me quedan más excusas para afrontar el meme que llega hasta mí como ola de playa, en periódicos embates, y que viene a hinchar el desnutrido ego de un blogfesor en época estival.
El primero que me consideró digno del Thinking Blogger Award (que se puede traducir algo así como "Bébete dos tragos de agua") fue Joselu, magister litterae donde los haya. Mis primeras excusas vinieron entonces y así hasta hoy, en que, después de la mención de María José Reina (ella sí que por fin reconocida en las opos) y de Da-beat en Nosolomates, no me queda más salida que dar la cara.
Y ahí está el problema, porque a estas alturas del meme, están agotados casi todos mis contertulios de la blogosfera educativa de lengua y alrededores (el meme también ha saltado a los profes de ELE, ¿verdad, Leonor y compañía?). Así que me quedan pocos colegas a los que reconocer como merecedores del galardón (que, sin duda, irán recibiendo su merecido a lo largo de este inago[s]table agosto), por lo que he decidido olvidarme de blogfesores y abrirme a otros blogs (aunque es probable que detrás de ellos haya algún docente oculto).
Ahí van mis candidatos:

Edad de oro de Javier Álvarez, porque ofrece multitud de citas de autores clásicos y modernos que vale la pena leer o releer para alcanzar pensamientos de largo alcance.
Poesia infantil i juvenil, en la línea del anterior, porque está realizado con entusiasmo y apetece detenerse en sus versos y canciones. ¿Alguien duda todavía de la profundidad de los versos infantiles?
86400 es un blog divertido que me lleva a pensar que el mundo nunca deja de sorprendernos. Su autor, además, suscita en ocasiones reflexiones interesantes.
Y me quedé esperando al tren es un blog temático sobre sitios abandonados. El blog está realizado con rigor y gran gusto por el detalle. Las imágenes siempre acaban produciendo hondas reflexiones.
Fogonazos, todo un clásico de los blogs, que no deja de sorprender con acontecimientos alucinantes.

El castigo para los mencionados:
1.- Escribir un post citando (premiando) cinco blogs que te hacen pensar.
2.- Enlazar el post original para que se pueda encontrar el origen del premio.
3.- Mostrar la imagen del premio enlazando la nota en la que te han reconocido tu valía.

Un abrazo a todos los premiados y un cariñoso golpecito en la espalda a cuantos habéis sido olvidados una vez más por este insensible y desalmado bloguero.

10 agosto 2007

A estas alturas

A estas alturas del verano empiezan los remordimientos por todas aquellas tareas que voy dejando para estas fechas y que, una vez más, quedan relegadas. Como contrapartida, ahí permanecen los buenos momentos de disfrute y de pequeños placeres veraniegos que nos compensan de lo sufrido y de lo que está por llegar.
A intancias de una entrada en Blogge@ndo, os dejo esta imagen para que descubráis dónde ha estado el bloguero esta semana pasada. Una pista: Es un paraje turístico de altura, pero mucho más cerca que ese pico 7 Lenin al que está subiendo mi compañero Andrés, de Informática.
Y ya sabéis que os sigo leyendo a todos los que escribís en la red. Feliz verano.

01 agosto 2007

Educar en la impersonalidad


Rafael Sánchez Ferlosio, en un sugerente artículo del domingo pasado en El País, reflexionaba sobre Educar e instruir:

(...) Empezaría por poner en entredicho el eslogan de "tratamiento personalizado" con que algunos colegios caros encarecen sus ventajas; en plena conformidad con el pasaje del libro comentado [se refiere a un libro de texto de la asignatura de Educación para la ciudadanía], no es, evidentemente, el Teorema de Pitágoras el que debe adaptarse a las condiciones personales del alumno, sino éste el que debe adaptarse a la esencial impersonalidad de ese teorema. Finalmente, nuestro principio de impersonalidad pondría coto a otra más peliaguda y escabrosa cuestión: la de la perturbadora intromisión de los papás y las mamás en las tareas de la enseñanza. El famoso "derecho" de semejantes figuras de elegir para sus hijos la enseñanza que deseen lo ejercen contratando el colegio que prefieran, pero aquí debería acabarse todo. Los padres tienen con el hijo una relación privada y personal; va contra la naturaleza pública de la enseñanza, donde debe primar en solitario la impersonalidad, el que, violando las puertas contractuales, se monten a cuchos sobre el niño, como un jinete en un caballo de carreras, y se hagan conducir por aulas y pasillos, para que lo particular no deje de controlar y sofocar un solo instante lo que sólo respira plenamente en la anónima atmósfera de los universales. (...)

Supongo que la educación irá cediendo cada vez más ese derecho a la impersonalidad, que, por descontado, no tiene nada que ver con la humanidad, atributo esencial de la educación.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/66817203@N00/2395957

20 julio 2007

Dudas razonables

Se han acabado las oposiciones. Les doy la enhorabuena a mis amigas Puri, Elena y Teresa que han aprobado y también les doy todo mi apoyo a otros, como Pepe, Celia, Elena, Marisol, María José, María o Sandra, que han puesto lo mejor que tenían, pero han quedado descolgados de la rueda de la fortuna.

Gabriela Zayas se ha quejado, con razón, de algunos criterios que se han aplicado y que dudosamente apuntan a la excelencia docente. En este caso, creo que los tribunales han sido los chivos expiatorios de una convocatoria que encerraba gato desde el principio. El REAL DECRETO 276/2007, que regula este periodo transitorio, los próximos cinco años de aplicación de la LOE, avisa claramente de que se ha de dar preferencia a los opositores con experiencia previa, o lo que es lo mismo, que se debe favorecer a los profesores interinos:

"...se valorarán la formación académica y, de forma preferente, la experiencia docente previa en los centros públicos de la misma etapa educativa, hasta los límites legales permitidos." Título VI, Capítulo I

No sé si habrá ocurrido por igual en todos los tribunales, en todas las especialidades y en todas las comunidades, pero mis tanteos con compañeros que conozco y que están a uno y otro lado del paredón dan como resultado un balance claro a favor de profesores interinos. Ahí está el gato encerrado: la administración no ha sabido solucionar el problema de las monumentales bolsas de interinos (en el caso de la Comunidad Valenciana se da el caso de profesores que llevan quince años o más de docencia sin haber pasado nunca por delante de un tribunal y que siguen ocupando los primeros puestos de la bolsa), y deja en manos de los tribunales un sistema que, al no plantear exámenes eliminatorios, permite compensar los conocimientos teóricos con la práctica pedagógica. Y que conste que me parece acertado, pues no es justo que quien pueda flojear en la teoría siendo un buen profesor quede fuera del sistema. Pero, del mismo modo, ese sistema tendría que compensar a aquellos opositores sin experiencia docente previa, que pueden demostrar un amplio despliegue de estrategias y ánimos y que, al no disponer del colchón de puntos de interinidades, están condenados al fracaso. Para ellos, esta convocatoria ha sido una farsa, aunque tal vez les permita acceder a una bolsa en la que, poco a poco, sus integrantes van consolidando su situación. Y lo peor es que quienes tienen pocos puntos o están en los últimos lugares de la bolsa y han aprobado sin obtener plaza se siguen quedando los últimos, por detrás de muchos que ni siquiera se han presentado (ya digo que aquí los interinos no están obligados a presentarse a las oposiciones para mantener su lugar en la bolsa).

Así que me quedo con un sabor agridulce: me alegra saber que aquellos profesores interinos que asumen que las oposiciones son para ellos un compromiso obligado van accediendo al sistema y regularizan su situación; me apena imaginar que en los próximos años quizá no se incorpore al sistema la dosis suficiente de savia nueva que aporte las novedades que necesitamos en los institutos.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/48553010@N00/118197469

16 julio 2007

Lugares literarios

Tenía pendiente un meme de lugares literarios, lanzado desde Oteando desde proa, al que me comprometí hace unas semanas. Ahí van algunos de los lugares que más me ha apetecido visitar después de leer algunas obras literarias:
Moguer: La temprana lectura de Platero y yo, de J.R. Jiménez, hizo de Moguer un topos literario muy atractivo para mí. Sus calles blancas y silenciosas, los campos luminosos, los olores... Ya de adulto he visitado Huelva en un par de ocasiones (incluso para opositar), pero no he querido acercarme hasta Moguer por no desilusionarme.
La ribera del Támesis: Cuando leí las delirantes aventuras de Tres hombres en una barca, de Jerome K. Jerome, pensé que algún día repetiría ese viaje en barca a través del curso del Támesis. Creo que hacen excursiones de ese tipo con visitas culturales incluidas, pero es otro de los viajes que tendrán que esperar. Sin embargo, en cierta medida, he compensado esa ilusión con otros viajes en barco por el Canal du Midi.
El valle del Curueño: Tras La lluvia amarilla, leí casi todos los libros que publicaba Julio Llamazares (por cierto, el último, El cielo de Madrid, no me gustó mucho). Me impresionó sobre todo El río del olvido, un viaje sentimental por el valle leonés del Curueño (ahora que se celebra el aniversario de Riaño es buena ocasión para recordar estas desgracias de pueblos desaparecidos). Esta vez sí que cumplí mis objetivos y pude conocer la zona de la montaña leonesa, en la que tengo, además, buenos amigos. Siempre he dicho que, si me pierdo, que me busquen en Babia.
Lisboa: Aquí se invierte el fenómeno: Visité Lisboa un par de veces con doce o trece años y después leí a Pessoa y a Saramago, con lo que la ciudad adquirió un tinte especial. La conjunción de ambos autores y de la ciudad se puede disfrutar con la lectura de El año de la muerte de Ricardo Reis de Saramago.
El páramo: Lugar indefinido de Gran Bretaña que aparece en El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle, y que representa lo desconocido, lo que permanece ahí fuera a la espera de que hollemos su suelo para descubrir su identidad y la nuestra.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/54745487@N00/72712524

13 julio 2007

Este año repito

Este año será la primera vez que repita docencia en cursos consecutivos en el mismo instituto, toda una ventaja de cara a la preparación de clases y de metodología. Además, he aceptado el grupo de 2º de Bachillerato, con lo que me enfrento al reto de la Selectividad, algo que no me ocurría desde el curso 2002-2003. Hay, sin embargo, una diferencia notable con aquella ocasión. Entonces, andaba yo por Madrid y la Selectividad incluía preguntas de Literatura. Ahora, en la Comunidad Valenciana, el temario de Literatura es un pegote incongruente del currículo de Bachiller, pues no hay ninguna pregunta de literatura en la Selectividad y, además, el texto propuesto no suele ser literario.
De modo, que ya veo que me asaltará la duda razonable acerca del peso que deberá tener lo literario en mis clases de Bachillerato. Algunos compañeros me recomiendan claramente olvidarme de la literatura y dedicar todo el curso al comentario de textos y estudio de la lengua; otros, más nostálgicos sin duda, se resisten a olvidar el hecho literario y proponen lecturas sobre las que trabajar.
Todavía no sé qué haré, pero mi intención es que, al menos, lean algún texto literario de referencia. Y, por supuesto, aceptaré vuestros sabios consejos.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/99849138@N00/363181143

Autista virtual

Ya pasé una vez por la desazón de leer y no poder escribir. Ahora estoy de vacaciones en un cámping que tiene WIFI, pero es de pago y a precios poco responsables. Así que, gracias a mi Google Reader y a un pequeño agujero que descubrí gracias a la red, puedo leer vuestras entradas en los blogs (sin fotos, sin comentarios, sin extras), aunque no puedo participar.
De modo que soy un autista virtual que necesita volver a la civilización de vez en cuando para socializarse.
Ya sabéis: el pequeño hermano os vigila, pero no os puede reñir ni felicitar (a todos los que habéis participado en la Ayerbe's party, mis más sinceras envidias y parabienes)

Crédito de la imagen: http://www.emezeta.com/articulos/los-tres-monos-misticos