Mostrando entradas con la etiqueta violencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta violencia. Mostrar todas las entradas

18 febrero 2009

Juicios pendientes

Hoy había huelga de jueces. Se quejan de que la justicia es lenta, no dispone de recursos y funciona no del todo bien. Aplicado a la educación podríamos decir lo mismo, aunque un profesor no "pesa" lo mismo que un juez en la sociedad. Sin embargo, estoy convencido de que cada fracaso escolar es exactamente lo mismo que un juicio pendiente. Para los jueces hubo como detonante el caso Mari Luz, pero para la educación nadie quiere ver tantos casos que justifican lo que estoy diciendo; quizá el de la joven Marta del Castillo haya sido uno de ellos (o no, pues no conozco el caso en profundidad), pero tampoco hay que rebuscar mucho para encontrar cientos de ejemplos. Veamos qué ocurre con buena parte de nuestros "juicios pendientes". Lo que viene a continuación es un relato ficticio, pero no me cabe duda de que cualquiera de los que pasáis por aquí podéis dar fe de su verosimilitud:
Tobías es un chico travieso que, desde Primaria, se ha dedicado a hacer pequeñas gamberradas en clase. Sus gracias provocan casi siempre las risas de los demás niños. Al crecer, Tobías se hace fuerte y su gracia se convierte en desparpajo y un poquito de insolencia al contestar. A las chicas les gusta porque siempre va a la última y no se corta a la hora de ponerse un piercing o un tatuaje. Los chicos lo envidian porque algunos profesores le tienen un poquito de miedo y no se meten con él. En el instituto, ya totalmente perdido para lo académico porque colgó los libros en cuarto de Primaria, se dedica a explotar su lado sexy y matón. Es el rey del patio y nadie le puede parar los pies. Alguna vez le han puesto partes de disciplina, pero a él eso únicamente le supone colgarse medallas ante sus fans. En ocasiones ha pegado a sus compañeros: a uno porque era moro y lo miró mal; a otro, porque rozó a su novia (la tercera novia de ese curso); a otro por chulo. Los expedientes disciplinarios se acumulaban, pero la ley garantizaba para Tobías el derecho a la educación, de modo que tenía que seguir en el instituto hasta que cumpliese los dieciséis. Un día, le tiró una colilla a un chaval; éste se giró y se cagó en sus muertos. Tobías lo tiró al suelo y le pateó la cabeza. (...)
Caben dos opciones para darle final a esta historia.
FIN nº 1: La víctima era un compañero de instituto -probablemente un inmigrante de otra banda marginal, ya se sabe- al que tuvieron que dar unos puntos en la cabeza. A Tobías lo trasladarían a otro instituto hasta que cumpliese los dieciséis (ya saben, el derecho a la educación y todo eso -supongo que algunos Centros de Menores no son tan tiquismiquis con estos derechos que parece que sólo respetan y sufren los docentes-). Ciertos periódicos recogerían ese día las protestas de los padres y se reavivaría el debate sobre lo mucho que ha empeorado la educación desde la llegada de la LOGSE y los inmigrantes (sin tener en cuenta que Tobías es de Valencia, Burgos o Pontevedra). No daría más que para una portada en el periódico local y algunos breves en el telediario autonómico.
FIN nº 2: La víctima -un inocente- muere en el acto. Tobías, sin saber qué hacer, huye y permanece escondido tres días en casa de un amigo. La policía resuelve el caso. Grandes portadas en los diarios durante varios días. Las televisiones de todo el país se entretienen en filmar los grumos de sangre; entrevistan a las antiguas novias de Tobías y les preguntan si sintieron miedo; algunos acosados por Tobías (profesores incluidos) destacan lo violento que era. En el mismo saco se mete al amigo de la bestia. Una masa enfervorecida reclama cadena perpetua o pena de muerte, o las dos cosas, qué más da. Algunos de los que más gritan tienen hijos tremendamente parecidos a Tobías, pero todavía no se han enterado... ¿o sí?
No soy juez, pero veo a mi alrededor demasiados "juicios pendientes" ante los que nadie da la cara. ¿Cuál de los dos Tobías es un monstruo? Si el primero también lo es, ¿qué hace mezclado con tiernos corderitos durante seis o siete horas al día? ¿Se veía venir y nadie hizo nada? ¿Por qué: miedo, pasividad, incompetencia? ¿Es razonable defender, sin límites y sin exigir nada a cambio, el derecho a la educación, y al día -o al año- siguiente entregar al verdugo a quienes nadie les pidió cuentas en serio?
El asesino es quien mata, pero, como decía Tagore, una hoja no se pudre sin que lo sepa el árbol.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/90151774@N00/221338168