Gozosos tiempos en los que podía leer en julio decenas de libros... meses en los que cuesta elegir tres lecturas entre tantas, cuando ahora apenas llego a ese mínimo. Esta
sesquidécada recoge, una vez más, lecturas de dos géneros con los que empecé a engancharme tarde, la ciencia-ficción y la novela policíaca. De regalo, también un relato de viajes. Vamos allá.
No quisiera estar en sus zapatos es un relato policíaco de William Irish (también conocido como Cornell Woolrich), un autor que siempre merece la pena leer. Ya ha aparecido
varias veces reseñado en este blog, incluso como
recomendación para el aula de la ESO. Es el autor del relato que inspiró
La ventana indiscreta, y tiene como seña de identidad el uso del azar en la resolución de intrigas con falsas evidencias. Una buena lectura para el verano.
Hyperion, de Dan Simmons, es la primera novela de una tetralogía impresionante, obra cumbre de la ciencia-ficción moderna. Tanto la estructura de la trama como el universo creado son espectaculares, con el añadido de unos referentes literarios que no pasan desapercibidos. Creo que es algo así como el equivalente al Señor de los Anillos en la novela de fantasía. Una delicatesssen para los fanáticos del género.

Los relatos de viajeros por España en tiempos pasados son una fuente jugosa de curiosidades y detalles que nos dan idea de lo que fuimos y lo que seguimos (o no) siendo. Entre los clásicos de este género está Aventuras de un irlandés en España, de Walter Starkie, un autor que también escribió acerca de los gitanos en nuestro país. Starkie viaja por España en 1931 y muestra un país que vive casi en la Edad Media, pero que se prepara para cambios que tardarán una cuantas décadas en llegar. Es un libro que engancha desde el primer momento, por esa mezcla entre la mirada objetiva y las propias valoraciones o prejuicios del autor. Hay una edición moderna que podéis encontrar fácilmente en las librerías.

Por último, fuera del formato habitual de la sesquidécada, en estos tiempos en los que la censura de la administración educativa
bloquea cursos del profesorado sobre memoria democrática, tengo que recordar
este libro de mi compañero de instituto, Fernando Peña:
El precio de la derrota. La ley de responsabilidades políticas en Castellón, 1939-1945. En él se da cuenta de algunos procesos llevados a cabo al amparo de dicha ley, que tenía como base la venganza y la humillación de todos aquellos que votaron al Frente Popular (así aparece textualmente, excluyendo a quienes votaron a las derechas): vamos, un total de cinco millones de sospechosos, más sus familias, herederas del oprobio aunque el acusado ya en su día hubiese sido depurado o fusilado. Un libro que, sin entrar en la valoración moral o política, muestra la perversión de ciertas personas que nunca han pagado (ni pagarán ya) las injusticias cometidas a sabiendas.