04 abril 2021

Normalidad, pero no mucha

Hay que aprovechar los días de vacaciones para poner en orden los recuerdos y las memorias, especialmente las del trimestre, aquellas que nos permiten ir evaluando los objetivos fijados, a la vez que trazamos otros nuevos. La anterior memoria se remonta a finales de noviembre, con el curso pandémico en ascenso y más incertidumbre que certeza sobre el desarrollo de los acontecimientos sanitarios y educativos. En esta memoria del segundo trimestre, han cambiado algunas cosas que merecen ser contadas. Cosas de esta normalidad extraña que me hacen sentir contento, pero con matices que me mantienen con la mosca detrás de la oreja. Así que allá vamos.

En el ámbito de mis clases, tenemos en marcha en 3º de ESO el proyecto "Te escribiré cuando llegue", que aborda las migraciones y la invisibilidad de sus protagonistas, con el mar Mediterráneo como telón de fondo. Es un proyecto en el que nos embarcamos la vicedirectora Patricia García, el coordinador de proyectos, Francesc Collado, mi compañera de departamento, Anna Navarro, y algunos colegas más de varias asignaturas (Historia, Filosofía, Tecnología y Religión), en colaboración con PLANEA y Bovalar projecta, y que tendremos ocasión de contar más adelante, cuando tengamos todo el mapa desplegado. De momento, en mi grupo, hemos leído dos novelas que pueden ayudarles a inventar un relato de migrantes: En el mar hay cocodrilos, de Fabio Geda, y el Lazarillo, este clásico de un migrante avant la lettre. Con esos mimbres y con los documentos compartidos de Google drive, se han documentado y han esbozado unos guiones sobre los cuales montarán sus relatos, que culminarán en diversos productos audiovisuales. Por cierto, sobre el Lazarillo también han realizado algún draw my life, como en el trimestre pasado:

Ha sido especialmente emocionante también la actividad de Bibliotecas humanas (una iniciativa de Valencia acoge, gestionada a través de Javier Molinero), en las que personas de diversos orígenes, les han relatado los pormenores de sus viajes y de sus experiencias como migrantes dentro y fuera de sus países.

Una actividad que han valorado muy positivamente los estudiantes en una encuesta anónima, solicitando que se haga más a menudo. Por cierto, ¿sabéis qué han pedido los alumnos como sugerencia? Sorpresa...

También hemos realizado actividades divertidas y enriquecedoras en la codocencia del ámbito científico-matemático de 1º de ESO. Ya os conté que hemos dedicado unas horas de refuerzo del Fondo Social Europeo a que entren profesores de un ámbito en el otro, para promover tareas transversales. Hemos aprendido algo sobre Fibonacci, hemos leído versos sobre frutos, árboles y plantas, leyendas míticas sobre animales, y hemos jugado con los animales extraños, como ya conté en Twitter:

En Casa Camarón las cosas llevan otro ritmo. La pandemia ha agudizado el absentismo en algunos alumnos que, progresivamente, han ido solicitando atención telemática por problemas médicos. Eso se traduce en una desconexión total del entorno educativo, lo que nos hace retroceder muchos pasos en esa lucha contra el monstruo del fracaso y abandono escolar entre el alumnado gitano. Por suerte, los que vienen parecen interesados en el programa y gracias a ello la convivencia ha mejorado sustancialmente. Las actividades propuestas suelen ser la lectura y comentario de noticias relacionadas con la cultura, el trabajo o la educación en el mundo gitano, pero también hemos visto episodios de Black mirror ("Arkangel"), que nos han abierto camino a jugosos debates. Muy emocionante fue ver que el último día de clase aparecieron antiguos alumnos gitanos preguntando si podían venir algún día al instituto a participar en Casa Camarón: en 16 años que llevo en el centro es la primera vez que esto ocurre.

En el terreno de la función directiva, también puedo compartir algunos avances. En plenas vacaciones de navidad, se nos comunicó que podría ampliarse plantilla para garantizar la presencialidad en 2º de ESO, cuyo alumnado hasta diciembre venía en días alternos por falta de espacio. En un tiempo récord, habilitamos dos aulas y ajustamos horarios y conseguimos dos grupos más de 2º de ESO. Un mes más tarde, se aprobó el programa PROA +, lo que nos permitió solicitar más recursos humanos: 28 horas de apoyo para codocencia en 1º y 2º de ESO, lo que nos da un total de 40 horas de codocencia en esos mismo niveles. Ya sabéis que siempre he defendido la codocencia como un arma indispensable para atender la diversidad y mejorar la convivencia y los resultados académicos; ahora no estoy solo en la lucha, pues han sido muchos los colegas que han solicitado ese recurso. Ojalá nos llegasen más horas.

En línea con lo anterior, hemos realizado la supervisión y auditoría del Plan de Actuación para la Mejora (PAM) y hemos comprobado que la inversión de recursos tiene sus recompensas: mejores resultados académicos, menos conflictos y más satisfacción del profesorado, alumnado y familias. El único punto negro es la semipresencialidad en 3º de ESO por falta de aulas: el centro ha crecido por encima de sus posibilidades. 

También hemos evaluado la implantación de los ámbitos en 1º de ESO; en contra de lo que se escucha por ahí, la valoración es bastante positiva. Eso sí, ojalá hubiese más formación y más profesores para hacer codocencia en ellos. Y por supuesto, mantener la ratio actual de 20 alumnos por grupo. Os dejo algunas de las conclusiones gráficas del cuestionario anónimo:



Finalmente, antes de marcharnos de vacaciones tuvimos la oportunidad de ser vacunados. El proceso de vacunación ha incluido a toda la comunidad educativa: docentes, PAS, educadores, personal de limpieza, alumnado de prácticas, conductores y monitores del transporte escolar y cantina. Se estableció un día y hora y con una puntualidad y eficacia inusuales, en menos de media hora, estábamos las 110 personas del centro vacunadas. Desde aquí mi más sincera enhorabuena a todos los organizadores, y, especialmente, a los sanitarios por su paciencia y profesionalidad.

Ahora nos queda por delante menos de un trimestre para enfilar el final de este curso anormal. Ahí tenemos unas oposiciones en las que, aunque consiga librarme de participar como tribunal, nos tocará ser sede, de modo que mucha faena a la vista. También nos han confirmado ya que se mantienen las adaptaciones por la pandemia en el sistema de evaluación y titulación, lo que volverá a generar bastante incertidumbre, al depositar en la junta de evaluación decisiones que, si bien ya están recogidas en la ley, a menudo son demasiado imprecisas. El mayor reto para nosotros, sin embargo, será ver cómo afrontamos el curso 2021-2022, con poco espacio y mucha matrícula, sabiendo que gran parte de los avances que hemos reseñado y evaluado se deben a la reducción de ratio. Esperemos que esa reducción no sea a costa de la semipresencialidad ni del sacrificio de espacios comunes. Ojalá.

3 comentarios:

ro dijo...

Como siempre, me parecen interesantísimas tus reflexiones. Me gusta que hayas conseguido variar, en cierta manera, esa pirámide tan triste que enseñabas en un cuadro semejante al que enseñas ahora, pero hace unos años. Me gustan muchas de tus propuestas. Yo este año también estoy en equipo directivo y es todo muy complicado, pero trabajamos por y para los chavales.

Lo de la Casa Camarón me lo he perdido. supongo que se trata de un grupo especial, o de algún tipo de adaptación para el alumnado gitano. Me interesa mucho porque tengo alumnos de esta etnia también en mi centro y en mis clases.

Un saludo, compañero.

eduideas dijo...

Sesquidécadas y memorias, solo con estos balances ya tengo al blog como una de mis referencias. Me gusta que describas los diferentes ámbitos que tocas, apetece leer más del proyecto migratorio y creo que es un avance enriquecedor que al tener una visión como director hables más del centro en su conjunto y no solo (que sobre todo) las clases de lengua. Coincido en que la bajada de ratio está siendo clave, deberíamos presionar mucho más sobre esta cuestión

Toni Solano dijo...

Ro: Gracias por tus palabras. Si estás en equipo directivo, ya sabes lo que cuesta mover lo más mínimo. En cuanto a Casa Camarón, es en efecto un programa de compensatoria para alumnado gitano. Si buscas en el blog, encontrarás algunas referencias de lo que hacemos.
Eduideas: Eres un fiel acompañante del blog; ojalá retomases el tuyo ;-)