30 diciembre 2018

Sesquidécada: diciembre 2003

Repasando para las sesquidécadas las lecturas de hace quince años descubre uno momentos en los que hay un vacío, un bache en apariencia inexplicable, que contrasta llamativamente con la exuberancia de otros periodos. En aquel diciembre de 2003 algo no debía de funcionar bien en mi vida o en mi cabeza, porque, de los tres libros que tengo anotados, solo conseguí acabar uno. El primero era El oficio de vivir, un diario íntimo de Cesare Pavese. Había leído hacía muchos años El diablo en las colinas y me pareció una prosa sugerente y un estilo muy particular del que guardaba buen recuerdo. Me acerqué a este diario pensando encontrar algo parecido al Libro del desasosiego de Pessoa, pero no hallé más que un conjunto de pensamientos deshilvanados, con comentarios bastante machistas, con un poso de resentimiento generalizado que me hizo abandonar el libro a mitad, algo bastante inusual para mí en aquella época. Me hubiese gustado darle una segunda oportunidad, pero, cada vez que leo al azar algún fragmento, vuelve esa sensación de rechazo, así que ahí se quedó como un fósil de mi biblioteca.
El segundo libro también quedó a mitad de leer, aunque en este caso quizá algún día sí que lo acabe. Se trata de Las tribulaciones del estudiante Törless, de Robert Musil. Como dije arriba, es posible que mi cabeza no tuviese suficiente aguante en aquel momento para una prosa de tanta enjundia.
El tercero fue uno de los libros de la saga del capitán Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte: El caballero del jubón amarillo. Es una intriga histórica y literaria ambientada en el Siglo de Oro y con el teatro barroco de telón de fondo. Creo que es una novela de mayor calidad que la que inaugura la saga y contiene numerosos guiños literarios que pueden satisfacer al lector que conoce la época. Durante un tiempo la recomendé en 1º de Bachiller y creo que llegamos a leerla y comentarla en clase en alguna ocasión, aunque no tuvo demasiado éxito entre los jóvenes.
Como esta sesquidécada ha sido poco productiva en recomendaciones, me animo a compartir con vosotros, a modo de regalo de fin de año, una antología de lecturas destacadas de este año 2018. Felices lecturas:


4 comentarios:

eduideas dijo...

También es productivo compartir lo que no funciona, la crítica o las reseñas ayudan también a descartar. En mi caso Pérez Reverte nunca ha funcionado en el aula, podemos leer fragmentos pero el libro entero aburre.

Joselu dijo...

Coincido contigo en mi rechazo de El oficio de vivir de Pavese. Dos veces también lo he intentado leer pero no he podido pasar de algunas páginas. Hay algo en la música de este Diario que me hace dejarlo a pesar de que he leído críticas en que se exalta extraordinariamente este texto diarístico. No me atrae su prosa ni sus reflexiones cuyo alambicamiento me repele. No tengo claro si he leído Las tribulaciones del joven Törless, lo confundo con El hombre sin atributos. En todo caso son libros a los que quiero volver en cuanto pueda. Un autor que merece una visita profunda es Robert Walser cuya lectura me impresionó vivamente, igual que su vida dramática y con final trágico. Dentro de unos días viajo a Viena. Quiero leer o releer un relato de Thomas Bernhard y tal vez lea o relea a Musil también austriaco.

En cuanto a Pérez Reverte, leí toda su saga en su momento. Este escritor si no existiera habría que inventarlo. El siglo de oro es un filón y solo él ha sabido aprovecharlo narrativamente. Los españoles, siempre tan desconocedores de su historia y tan hundidos por la leyenda negra, sienten aversión por el pasado que odian. Nunca se me ocurrió utilizar al capitán Alatriste como lectura, intuía que no funcionaría porque implica un cierto conocimiento del contexto histórico y social, así como de su problemática que no poseen.

Toni Solano dijo...

Eduideas: Gracias por comentar. Pérez-Reverte da juego en el aula para comentar sus artículos ;)
Joselu: Para mí supuso una decepción lo de Pavese, que, además, tiene un poemario brutal "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos" que me impactó desde el título. De los autores que mencionas, solo me he acercado a Bernhard por recomendación tuya, pero tengo a Walser en lista de espera. Gracias.

Joselu dijo...

Acabo de releer Las tribulaciones del estudiante Törless y me ha dejado conmocionado. Lo había leído en 1985, pero ha sido ahora cuando he entrado más a fondo en él Te diré que hay una anécdota en el libro que sucede en el colegio militar donde estudia Törless en plena adolescencia,pero no es lo esencial en la novela cuyo lenguaje es sumamente críptico y se puede decir que es incomprensible. Yo no he entendido prácticamente nada en los razonamientos de Törless ni en el narrador. Es la dificultad de la novela. Sin embargo, esta confusión del pensamiento del protagonista forma parte intrínseca de la novela que alumbra una nueva concepción existencial propia del siglo XX. La novela es de 1906. Es un relato muy potente pero con el problema del lenguaje casi indescifrable que puede hacerla difícil sin un poco de paciencia y conmprensión de que Musil adelanta un tiempo diferente en plena transición a la cultura contemporánea. La vida es indescifrable y extraña, ¿cómo puede ser el lenguaje que la expresa?