15 octubre 2017

De premios y reconocimientos

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Estos días he vivido con ilusión el hecho de aparecer en la lista de candidatos a los premios Educa Abanca al mejor docente de España. Aunque suene a tópico, ha sido una sorpresa muy agradable, porque ni siquiera conocía que me habían propuesto para ello. Sinceramente, más allá de que lo merezca o no, creo que formar parte de esa lista de docentes es también un reconocimiento compartido con tantos colegas que dan lo mejor de sí mismos en su oficio y que no son tan visibles en las redes y en los medios.
No soy mucho de presentarme a premios. Gané el premio Espiral Edublogs en una época en la que los blogueros presentábamos las candidaturas de otros compañeros, no las propias. Después de aquello, todos los reconocimientos han sido honoríficos, ninguno al que me haya presentado por propia voluntad. El año pasado, el Consell Nacional d'Educació del PSPV-PSOE me otorgó el premio de Educación en reconocimiento a mi labor en el campo de las TIC; de nuevo fue una sorpresa y una ilusión por lo inesperado. En más de una ocasión he participado en proyectos colaborativos que han recibido premios, pero siempre he pensado que era más una necesidad de reconocimiento del alumnado que participaba que de la labor del profesorado, que no hace otra cosa que cumplir con su deber.
Verme ahora en esa lista de candidatos me hace sentir extraño. Por un lado, no creo que mi labor sea tan distinta de la del resto de colegas, pero, por otro lado, pienso que es normal que ande en esas nóminas de profes visibles, dada mi insistencia a contar en el blog casi todo lo que hago, o de mantenerme activo en las redes educativas, virtuales y presenciales. Como he explicado muchas veces, durante años los docentes no han necesitado hacer visible su trabajo porque la sociedad reconocía su valor sin cuestionar constantemente su eficacia o su entrega. Sin embargo, en los últimos tiempos parece que todo el mundo sabe más que los maestros de educación y del difícil arte de enseñar. Quizá por ello se hace necesario mostrar que el aula es un contexto muy diverso y complejo y que educar no puede ser tarea de "forajidos educativos", pequeños héroes encerrados en clase, y que se necesita el acompañamiento de familias y otros agentes sociales, como los medios de comunicación, las instituciones y la clase política.
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La periodista que me entrevistó para el diario Mediterráneo me preguntaba que por qué todavía hay tan pocos docentes dispuestos a abrir el aula, a enseñar lo que hacen sus alumnos o a mostrar sus propios proyectos. Le respondí que haya quizá un complejo de inferioridad que viene dado por la existencia de un discurso triunfal de sistemas educativos "milagrosos" que en realidad no existen. Ante esa fingida "finlandia educativa", los profes que luchan por sencillos logros cotidianos piensan que esos avances no son merecedores de ser compartidos, cuando en realidad, toda la educación está basada en esos pequeños retos superados a diario, y no en los maravillosos consejos que nos llegan de la mano de grandes teóricos ajenos al aula.
Para mayor alegría, este reconocimiento llega en una etapa en la que soy la cabeza visible de mi centro. El IES Bovalar representa una parte de la Escuela Pública que pocas veces aparece en los medios asociada con noticias positivas, de modo que era una cuestión de dignidad profesional hacer lo posible por revertir esa imagen de una educación marginal o asistencial. En clase hemos abordado proyectos muy diferentes pero siempre intentando mantener la calidad y la igualdad de oportunidades. No es fácil, pero forma parte de nuestra responsabilidad profesional. No me siento especial o único, ya que creo que los cambios que se acometen actualmente en muchos centros educativos responden también a esa necesidad de enseñar mejor en unos contextos cada vez más complejos, aunque pueda haber casos en los que responda también a modas o a cierto esnobismo educativo.
La última pregunta que lanzó la periodista era tal vez la más difícil de responder: "¿Hacia dónde va la educación del futuro?" En mi opinión, estamos en una encrucijada difícil y maravillosa a la vez, ya que no hay duda de que la educación no puede seguir siendo lo que era. Hasta los docentes más conservadores reconocen que hace falta replantear el sistema y los métodos. Sin embargo, me asusta que esos cambios sacrifiquen precisamente a aquellos sectores que más ayuda necesitan. La escuela se ha de modernizar sin olvidar su carácter multicultural, diverso e inclusivo. Para ello no solo hacen falta buenos profes, sino también buenos gestores políticos y mucha más inversión. 
No sé si acabaré recibiendo el diploma de mejor profe de España. Si lo recibo, lo haré en nombre de toda una generación de docentes que llevamos años intentando dar lo mejor de nosotros mismos en las aulas y que, además, tratamos de hacer visibles esas prácticas tanto al resto de compañeros como a la comunidad educativa. Con premio o sin premio, el reconocimiento diario lo tengo en el aula, y ese es el que más me satisface y me llena.

4 comentarios:

Marcos Cadenato dijo...

Felicidades, maestro, y, como en tantas ocasiones ya te he dicho, felicidades por tu trabajo y enhorabuena por la mención en este caso, mención y premios absolutamente merecidos. Me alegro infinito del "premio" y me encanta ver a tus alumnos disfrutando contigo. ¡Un gusto... !

mjchorda dijo...

Cierto que las alegrías en este trabajo nuestro siempre vienen de la mano de nuestros alumnos y de las ideas y proyectos que en ocasiones somos capaces de llevar a acabo en equipo, bien sea con compañeros del claustro virtual o presencial. Pero también es cierto que un premio da alegría y hace visible un trabajo que en ocasiones no es nada fácil. Los que solemos pasar por tu blog y te conocemos algunos años ya, sabemos que eres tan generoso como trabajador y que indudablemente mereces ese premio ;) Suerte.

Toni Solano dijo...

Marcos: Gracias por tus palabras. A ver si nos vemos algún día para celebrar tantas cosas :)
Mª José: Lo que viene del aula siempre es motivo de celebración, porque es sincero y es difícil que obedezca a engaños. El dar visibilidad al trabajo de los alumnos ya de por sí es un premio, al que no pienso renunciar mientras pueda. Gracias.

Mª José dijo...

Felicidades por el reconocimiento , Bien merecido !!!