01 septiembre 2009

Lecturas III: De aulas tomar

En esta última entrega de lecturas veraniegas viene una selección de títulos que pueden usarse en distintos niveles de Secundaria. Para el primer ciclo de la ESO, he encontrado algunos títulos en la colección Tucán Rojo de la editorial Edebé. En El camino del faro, de Miquel Rayo, podemos encontrar una breve historia en la que un huérfano ayuda a un preso en el contexto de la dura posguerra en una isla balear. Es un relato intenso y realista sin apenas concesiones a ese mundo amable que suele poblar las historias adolescentes.
En El vecino prohibido, de Xavier Bertran, hay un misterio que resolver. Aquí la historia se mueve en lo sentimental, en la aceptación del otro a pesar de sus diferencias. El argumento está dosificado adecuadamente y el final bien resuelto.
Una casa con misterio familiar es también el contexto en el que se desarrolla Los ojos en el espejo (Edebé), otra aventura de José María Latorre, autor ya clásico en el género. Cementerios, secretos del pasado, cosas del abismo... ingredientes habituales en este tipo de historias que suelen tener lectores fieles.
Cambiando el miedo por el amor y los sentimientos, encontramos tres historias con muchos puntos en común (todas en la colección Periscopio de Edebé). Por un lado, Trece años de Blanca, de Agustín Fernández Paz (al que llegué gracias a Evaristo), es una novela de iniciación, con un tono que gustará mucho a las adolescentes de esas edades. Con un toque amargo, la historia de Pídeme la luna, de Care Santos, también cautivará a esos jóvenes en los que afloran nuevos modos de percibir la realidad. Con protagonista masculino, tenemos En Primaria todos éramos muy listos, de Enrique Gudín. Suspensos y reflexión sobre el futuro sin excesiva moralina.
Para el segundo ciclo de ESO y Bachiller, también he explorado algunas propuestas. En las listas de lecturas de Jorge Muruais encontré La guerra de las salamandras, de Karel Čapek. Es una novela en la línea de otras distopías como Un mundo feliz, 1984 o Fahrenheit 451, pero en la que el humor y la ironía compensan la dura crítica a nuestras "avanzadas sociedades". Está disponible en edición de bolsillo en Gigamesh, lo que permite recomendarla a lectores competentes.
Por recomendación de Joselu, leí Soy leyenda, de Richard Matheson, otra novela que escapa del género vampírico para sugerir una realidad estremecedora. Al ser un libro bastante breve, quizá se podría aprovechar para compararlo con la versión cinematográfica.
En la colección de adaptaciones de Vicens Vives, he encontrado también dos buenas propuestas. Los Cuentos de Canterbury, de Chaucer, pueden ser una buena opción para grupos de 3º de ESO buenos o para 1º de Bachiller. Se trata de una selección de trece cuentos con una adaptación que permite una lectura más fluida. También se ha adaptado (en extensión y en lenguaje) la Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, un libro que permite conocer la novela histórica del XIX salvando las dificultades del género.
Y, para terminar, un cómic: Arrugas, de Paco Roca, ofrece una narración original a partir de una historia cotidiana. El protagonista, afectado por el Alzhéimer, acaba cautivando al lector gracias a la habilidad técnica del autor (puede ser interesante para trabajar el concepto de narrador en el lenguaje gráfico).
Esto es todo, de momento. Pronto volveré con los clásicos.
Feliz septiembre.

Crédito de la imagen: 'Anschool II'

14 comentarios:

Joselu dijo...

Admiro tu vocación en el rastreo de los libros juveniles. Reconozco que los conozco de primera mano cuando los leo con mi hija pequeña por las noches en la cama en esos maravillosos veinte o veinticinco minutos que tenemos para estar juntos, pero reconozco que no soy un buen explorador de la llamada literatura juvenil. Yo me quedé en Julio Verne, Emilio Salgari, Richmal Crompton, Karl May, J.H. Rosny... y en el fondo me encantaría que ellos disfrutaran con los mismos que leí yo. Aquellos duraron varias generaciones, pero los libros de ahora duran alguna temporada. No hay clásicos que perduren. Todo va demasiado rápido y cinco años es todo un siglo referido al envejecimiento de la literatura juvenil. Glup. Me dejo aconsejar por tus descubrimientos, pero no consigo que mis alumnos más pequeños se compren los libros, supongo que debido a la crisis o a problemas estructurales económicos. Esto de leer también tiene que ver (y sobre todo) con las clases sociales. Gracias por tus sugerencias y comentarios. Los guardo cuidadosamente.

Marcos Cadenato dijo...

Seguramente sigo con el síndrome post-vacacional, Toni, pero yo también te agradezco enormemente tus sugerencias, tus comentarios y, por supuesto, tu inagotable capacidad y pasión por la lectura. Ya te digo: intento seguiros...

Lourdes Domenech dijo...

Eres el gurú de las lecturas juveniles. Reconozco que he estado tentada de escribir un post con las "Lecturas no recomendadas" para jóvenes. Me he leído algunas descartables este verano.

Siguiendo con tus recomendaciones. Añado dos para Primer ciclo.

"Cuentos en verso para niños perversos" de Roal Dalh. Incluye versiones de cuentos tradicionales modernizadas. Tiene su correlato para segundo ciclo en el libro "Cuentos políticamente incorrectos" de James Finn Garner.

Otra selección de relatos para lectores iniciales es "Cuentos por palabras" de Agustín Fernández Paz.
Son historias cotidianas con un toque original. Personajes corrientes que viven situaciones inesperadas.

Hay otro libro que dará que hablar en la blogosfera este curso (entre bastidores estamos preparando una propuesta). Se trata de una selección de relatos contra el acoso escolar. El título:
21 relatos contra el acoso escolar.

Ahí queda

Toni Solano dijo...

Joselu: Todo va demasiado deprisa, pero así debe ser en este tipo de literatura o correremos el riesgo de convertir la lectura en un oficio de friquis. Cuando aprenden a leer (y de eso se trata en la mayor parte de los casos) tienen que hallar textos que no tengan la carga de lo canónico, de lo clásico, pues precisamente es de eso de lo que huyen.
Marcos: Idem con tus escarceos radiofónicos: Quid pro quo ;-)
Lu: El miedo que tengo es perder el criterio de selección. Algunas de las novelas juveniles que cito son intrascendentes, pero las recopilo porque me han enganchado y pienso que no son una pérdida de tiempo, que algo queda de ellas al final. Me gustaría que otros diesen su opinión sincera, no sea cosa que me esté afectando mi exposición continuada a los 2º de ESO. Apunto tus recomendaciones; el de relatos del acoso lo empecé en primavera, leí los tres primeros y me pareció que volvía el invierno, así que ahí está, aplazado. Ya nos contarás.

Eduardo Larequi García dijo...

Me adhiero rotundamente a varias de las recomendaciones que han surgido en esta entrada: la novela del checo Čapek (de quien se afirma que inventó la palabra "robot", aunque la atribución es discutible) es extraordinaria.

Con respecto al libro de Matheson, tengo fundadas dudas de que sea bien acogida por nuestros escolares. De hecho, es un relato mucho más áspero que cualquiera de las adaptaciones cinematográficas que lo han hecho tan famoso.

También me sumo con entusiasmo a la recomendación de Roald Dahl. Todo lo que he leído del autor británico me ha parecido bueno, tendiendo a buenísimo.

Y para terminar, un colofón sarcástico, que no quiere ofender a nadie (y reconozco, además, que hablo sin el menor conocimiento de causa, porque no lo he leído): ¿no os parece que con libros como 21 relatos contra el acoso escolar corremos el riesgo de convertirnos en predicadores, más que en profesores?

A riesgo de pasar por un macarra y un gamberro, me parece mucho más sugestivo e interesante Roald Dahl, con sus crueldades cotidianas y sus elementos siniestros y malévolos, que esa literatura "de encargo" que abunda tanto en las colecciones juveniles al uso.

Lourdes Domenech dijo...

Eduardo, no quisiera polemizar, pero a lo largo de la historia de la literatura hay ejemplos de obras (buenas) que surgieron por encargo de mecenas varios.

En cuanto a lo de predicadores, algo hay. Somos transmisores de la moralina que encierran muchas obras. Eso es indiscutible.

Los 21 relatos contra el acoso son muchos y variados. El tema es lo suficientemente importante como para no pasarlo por alto y el enfoque literario me parece un medio nada desperdiciable. La antología es irregular. Cierto. Hay relatos conmovedores y otros muy simplones, pero, precisamente eso la hace apta para distintos niveles.

En cuanto a Roal Dahl, nada que objetar.

Eduardo Larequi García dijo...

Coincido contigo, Lu, en la idea de que como docentes somos y hemos de ser transmisores de valores morales (prefiero ese concepto al de moralina), pero creo que podríamos hacerlo perfectamente con obras más valiosas y menos oportunistas que las que suelen publicar las colecciones de novela juvenil más conocidas.

Por ejemplo, sobre el acoso entre jóvenes es probable que libros como Dos años de vacaciones, de Julio Verne, o El señor de las moscas, de William Golding, ofrezcan una enseñanza mucho más valiosa y perdurable. Ah, pero a ver quién es el valiente que se atreve a volver sobre Verne, cada vez más oloroso a naftalina, o sobre el libro de Golding, tan terrible.

Esta última novela, además, ofrece una clave de la violencia entre niños -la golosa tentación de la barbarie, el lado malvado que es parte esencial de la condición humana- que suele ser obviado por cierta pedagogía "buenista", y a mi modo de ver ingenua, confiada en que la educación escolar es el remedio universal para todos los males de la sociedad y del mundo.

Toni Solano dijo...

Lu y Eduardo: Intervengo para introducir un factor diferencial: La clave está en el punto de madurez del lector. Un buen lector no acepta que la lectura lo adoctrine (igual que un buen espectador cinematográfico huye de las pelis de buenos y malos). Nuestro problema suele ser cómo descubrir en un alumno que ha llegado a ese punto de inflexión en el que es capaz de aceptar un texto como literario y no como una lectura más o menos juvenil. Por otro lado, en las aulas vemos comportamientos violentos que, como educadores, tenemos que contrarrestar de alguna manera. Si lo hacemos a través de ciertas lecturas, también estamos cumpliendo con el oficio de crear ciudadanos. Aunque podemos mirar para otro lado y que se apañen las familias...

Eduardo Larequi García dijo...

Perfectamente de acuerdo, Antonio, no sólo contigo, sino también con Lu con respecto a la imprescindible implicación del profesorado en la transmisión de valores, dentro y fuera del aula.

En lo que ya no estoy tan de acuerdo es en ciertas fórmulas educativas que cada vez con más frecuencia se le imponen a la institución escolar: la transversalidad venga o no venga a cuento, los "días de", las guías preventivas elaboradas por múltiples consejerías, lo que yo he llamado "lecturas oportunistas", etc.

Por lo demás, me parece muy bien que cada compañero y compañera utilice aquellos materiales que le sirvan y le resulten eficaces. Si la antología contra el maltrato tiene buenos cuentos y se pueden organizar actividades interesantes con ella, bienvenida sea.

YOFFY dijo...

Hola Antonio:
Espero poder dedicarle más tiempo al blog y sobre todo a vosotros. como siempre lo que propones y vuestra conversación es interesante, pero perdona que salte de tema.
Tengo entendido que en vuestra comunidad hay una asignatura que trabaja la investigación, ¿podías enviarme la ley en el que se desarrolla esa asignatura? Estoy pensando en diseñar una para ponerla en el colegio como optativa.
Mi correo es lauralvarez-mad@hotmail.com
Gracias

Topillo Rojo dijo...

¡¡¡Magnífico blog y utilísima selección de lecturas!!! Os seguiré de cerca.

Miriam Civera dijo...

Gracias, Antonio, por las sugerencias de lecturas. Yo ando estos días tomando decisiones acerca de qué lecturas ponerles a mis chavales. Este verano no leído mucha novela juvenil, más bien me he dedicado a los ensayos, entre los que destaco uno que os recomiendo si no lo conocéis: "Dar clase con la boca cerrada" de Donald Finkel.

Juliiiii dijo...

Me apunto todas tus recomendaciones, además de las que han señalado en los comentarios (de nuevo, muchas gracias, Antonio). Tengo que poner al día mi documento de lecturas, porque en un bloc de notas voy apuntando los libros que voy leyendo o que otros vais refiriendo y no lo he actualizado aún.

Es inagotable la cantidad de títulos que llenan el mercado y es increíble que algunos profesores se anquilosen en las tres mismas lecturas de siempre.

Alguna editorial o colectivo o asociación o lo que sea podría, para facilitarnos la tarea de elegir, empezar a hacer algún trabajo recopilatorio o bien de las novedades o bien de los libros con más aceptación entre los alumnos.

Por mi parte, mis recomendaciones para este año de cara al departamento van a ser "Papel mojado" de Juan José Millás (para 4º de la ESO, qué divertido el libro) y "El maleficio de la espina", no sé si para 3º o 4º, que, pese a sus defectos, cuenta una bonita historia que engancha.

PD: muy interesante también el debate en torno a la recopilación de relatos sobre el acoso escolar.

Toni Solano dijo...

Yoffy: Ya te envié el material; de todos modos, mi última nota te servirá de aclaración. Bienvenida de nuevo.
Topillo rojo: Gracias por el comentario y bienvenido al blog.
Miriam: Tomo nota porque tiene buena pinta.
Juliii: Es difícil atinar con los gustos de un grupo; yo siempre he preferido las recomendaciones individuales, aunque eso nos priva de trabajar en grupo la lectura. Creo que siempre hay un perfil estándar según el grupo y que tenemos que devanarnos los sesos para encontrar la medida lectora justa: también es nuestro trabajo. Conozco la novela de Millás, pero no la otra; también me la apunto. Gracias.