Del mismo modo que en aquella antigua canción se quejaban de que el vídeo mató a la estrella de la radio, me da la sensación de que los blogs parecen haber fusilado todo el panorama de las TIC pre-Blogger. Si hablo de las TIC con cualquier colega, enseguida aparecen los blogs. Incluso, muchos sienten ya una necesidad imperiosa de actualizarse para tener al menos un blog de aula. No lo voy a criticar, pues sigo pensando que es imprescindible abrirse paso en este mundo, pero no hay que olvidar que existe vida más allá de los blogs. Circula por la blogosfera esa inquietud, y mi colega Aníbal de la Torre ha tenido que recordar que aún existen las páginas web estáticas.
Con este runrún de fondo, he recordado un taller de experiencias educativas en el que, junto a mi amiga Isabel Fuentes, me estrené como comunicador en el ámbito docente. Allí empecé a conocer las TIC de la mano de Mario Viché. En su comunicación se quejaba de que, por aquel entonces, hablar de TIC suponía llenar el aula de ordenadores. Y aseguraba que podía ser más útil para la docencia, por ejemplo, una cámara de vídeo digital que un ordenador. Aquella sentencia se me quedó grabada y sigo pensando que no todas las aplicaciones TIC deben basarse en los PC y en Internet. Así que cuando vi este vídeo de factura adolescente, que versionea un clásico de los Pixies, me acordé de Mario Viché y su cámara digital:
Y mi duda es la siguiente: ¿Entra dentro de las competencias del profesor de lengua la creación de narraciones audiovisuales? Si un vídeo es un texto narrativo con un código semiótico particular, ¿puede el profesor de lengua utilizar o fomentar el uso de esas TIC para la confección de vídeos (una versión de un poema, de una escena teatral, de una canción), del mismo modo que las utiliza para la redacción de textos convencionales? ¿O debería dejarlo para los profesores de Plástica y Audiovisual, o de Tecnología?