08 mayo 2016

El olivo: así que pasen dos mil años


Hace poco más de un mes, Mercedes Ruiz me propuso diseñar una actividad a partir de un fragmento de guion. La información al respecto era escasa: la película se llamaba El olivo. Mercedes y la tribu del cine habían abierto un blog para ir recogiendo tareas y sugerencias al hilo de la película. Aquel mínimo fragmento de guion estaba descontextualizado, aunque permitía hacerse una idea del tema y de los posibles sentidos que se abrían a partir de él. Con tanta ilusión como intriga, esbocé una propuesta didáctica que comparto aquí: 

Es una propuesta provisional que seguramente exigiría adaptaciones y cambios (o no) para llevarla al aula. En todo caso, os recomiendo que leáis la actividad que preparó Lourdes Domenech y las que se están publicando en ese blog, bajo enfoques interdisciplinares y orientadas a diversos niveles.


Después de aquello, fuimos conociendo más detalles de la película, y la productora nos invitó al preestreno en Valencia, al que acudí acompañado de mi familia y de Bernat Llopis y los suyos. Fue una velada emocionante, ya que la película El olivo cuenta una historia muy humana, llena de matices tragicómicos. Para mí fue también una gran alegría conocer a sus actrices (genial Anna Castillo) y felicitar personalmente a Icíar Bollaín y a Paul Laverty, directora y guionista, a quienes admiro desde hace años. Dado que el filme se estrenó este viernes pasado, seguro que encontráis información y noticias al respecto en todos los medios, aunque os recomiendo que vayáis a verla antes de leer nada. Personalmente, he escrito ya una reseña sobre mis impresiones nada más ver la película, una reseña más lírica que técnica. Como decía en ella, para los aficionados a la poesía, El olivo es un regalo maravilloso, porque sus imágenes se abren en un abanico de sentidos lleno de sugerencias: la familia, el viaje iniciático, la libertad, la tradición, las raíces de los pueblos, el medio ambiente, el amor, el paso del tiempo, la solidaridad... Podría decirse que cada cual completa la película en función de sus propias vivencias, lo que la convierte de verdad en una historia para todos los públicos. Como iba acompañado de mi familia, pedí opinión a mi hija Lucía, que cursa 1º de ESO:
Es una película muy bonita. Me ha encantado la historia que cuenta, es muy sentimental. Creo que los actores están muy bien escogidos. Por supuesto, me ha gustado mucho que el señor que hacía de abuelo de Alma tuviera el acento valenciano típico de aquí.
Me sorprendió esta última frase, porque en casa no somos valencianoparlantes, lo que indica que estamos echando ya raíces a través de las generaciones más jóvenes. Esto indica también que sentirse extranjero (o hacérselo sentir a los demás) es una cuestión de actitud interior, una mera convención que debería ignorar de una vez por todas cualquier prejuicio, sin esperar a que pasen dos mil años. También de ello habla la película.

4 comentarios:

martí dijo...

Toni, como sabes, fui a ver la película con mi hijo. Pasa de los 20 y su opinión fue:

"Si algo me ha gustado es que arremete contra la actitud interesada de los adultos y rompe con el tópico de que los padres siempre tienen la razón. Es una luchadora ejemplar. No se rinde".

Cada cual hace su lectura y eso enriquece la película, porque la convierte en una historia con múltiples interpretaciones.

Estoy deseosa de llevar la experiencia al aula. Será el curso que viene. Y quizá también haga algunas modificaciones a la propuesta.

Lu

Joselu dijo...

Ayer fui a verla. Había leído antes la crítica ominosa de Carlos Boyero al que no había gustado por ser previsible y llena de buenos sentimientos, tantos que empalagan, a su parecer. Tampoco le gustó Julieta. Yo le tomo como referencia. Si algo no le gusta a él, seguro que a mí me va a gustar. Y así fue. El olivo es una película sencilla, sin doblez, que apela a sentimientos transparentes, muy humanos (en el sentido bueno porque los nazis también eran humanos), limpios. Impresiona el personaje de Alma, se lo ve puro, hecho de una pieza aunque mienta. Es una hermosa película, el guion es eficaz y es convincente. Me emocionó la movilización de los activistas alemanes en contra de la empresa deforestador. Me pareció verosímil. Facebook es una fuente de tonterías, pero también hace posibles cosas como estas. La película gira en torno a Anna Castillo que está sobresaliente, espléndida. Enamora. Como el chico que está enamorado de ella y pierde el trabajo por seguirla. Puro corazón. Que alguien le romperá. Eso seguro. No creo que se puedan hacer múltiples interpretaciones de la película. Es diáfana y no permite dobles lecturas, según lo veo yo. Es puro sentimiento de ligazón con el abuelo y, por ende, con la tierra. Pocas películas se ambientan en el mundo rural. La mayoría son urbanas. Me gustó eso y también que apareciera el catalán (así lo entendí yo pues pensé que era alguna zona de Cataluña). Sonó hermoso, tan diferente de ese imperialismo lingüístico que quieren imponer los despóticos de la lengua única.

Últimamente he visto tres películas españolas, Julieta, La punta del iceberg y El olivo. Me gusta el cine español.

Joselu dijo...

¡Ah, tambien he visto Altamira! Fue la que menos me gustó.

Toni Solano dijo...

Gracias, Lu, por tu comentario. Me gustaría llevar la propuesta del Olivo al aula, aunque no sé qué grupos o niveles tendré. Estaremos en contacto, por si puede haber retroalimentación.
Joselu: Tienes mucha razón en tus apreciaciones. Sin embargo, creo que sí que permite distintas lecturas, sobre todo por la riqueza de algunos de los símbolos; por ejemplo, la crítica a la codicia y a la ostentación en la visita al chalet de la piscina, o la explotación laboral, o los contrastes culturales... Más que distintas interpretaciones habría que hablar de riqueza de matices, tal vez. Una peli que te deja con un rico sabor agridulce.