02 marzo 2015

El ABP y la paella


Estamos en los albores de marzo y brotan con la primavera los proyectos en las aulas. Ahí tenemos, por ejemplo, Quijote News o las Infografías educativas o Van Gogh 2015, entre otros. También florecen cursos de formación, como los que organiza el INTEF y otros más cercanos como las jornadas y el curso de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) en el que he participado recientemente, organizado por el Cefire de Castellón, del que hablaré al final de esta nota.

Llevamos ya mucho tiempo compartiendo proyectos en las redes, la mayoría de ellos colaborativos. No sé si todos los que he llevado al aula han seguido al pie de la letra los postulados del ABP. Eso sí, cuando leí la Orden del BOE, que apunta las orientaciones metodológicas para trabajar por proyectos (léanse las páginas 17-18 del documento), por lo menos me sentí identificado en la acción y en la intención. Conozco la teoría del ABP bastante bien y me gusta; por eso siempre he tratado de cambiar mi aula en la línea de esos enfoques. Sin embargo, como ocurre con la paella, hay tantas fórmulas del ABP como docentes, o más bien habría que decir como aulas. Porque, al igual que la paella, cada docente debe elaborar su plato con los ingredientes que tiene a mano y con la tradición que ha heredado. Por estas tierras, por ejemplo, a la paella se le pone costilla de cerdo, un anatema para los de pueblos más al sur; en otros lares, añaden romero o tomillo, incluso cebolla. Los puristas se echan las manos a la cabeza porque no conciben semejantes atropellos. Parece evidente que el "arroz con cosas" que se ofrece en muchos lugares no debería llamarse paella, pero, ¿dónde está el límite?
Como decía, algo similar ocurre con el ABP, que también tiene sus puristas y exegetas. ¿Hay ABP sin trabajo cooperativo? ¿Hay ABP sin uso de las TIC? ¿Hay ABP sin socialización fuera del aula? ¿Y sin pregunta o producto final? De todo esto se habla en los cursos y jornadas sobre ABP, y yo me acuerdo entonces de la paella con costillas, que bien buena está. Los de lengua conocemos bien una dicotomía saussuriana fundamental, la de lengua y habla, esto es, el sistema ideal y abstracto, y su ejecución real y concreta. Llevar el Aprendizaje Basado en Proyectos al aula como sistema abstracto es imposible, tanto como encontrar la receta original de la paella, pero cada docente debería saber actuar en su aula de acuerdo con los principios que lo rigen, adaptándose a las circunstancias propias de su formación, de sus intereses y del propio contexto educativo en el que se halla. Sin embargo, deberíamos reflexionar en esos cursos y jornadas acerca de cuáles son los límites que separan el ABP de los "proyectos con cosas". Por si sirve de consuelo, tampoco yo los tengo claros, aunque intento cada vez aproximarme más al ideal. 

Después de este preludio gastronómico, doy paso a la crónica de las Jornadas #CsABP. En estas jornadas pude charlar un rato con buenos colegas como Jordi Doménech, Jordi Martí o Ramón Paraíso, además de otros muchos docentes a los que veo más a menudo. Por mi parte, estuve contando los aciertos y errores de un proyecto que llevé a las aulas hace un par de años: "Vamos a venderlo todo". Como ya lo expliqué aquí, os dejo los vídeos (gracias a Sergio Mestre) y el enlace a la presentación:

Para cerrar las jornadas, alguien tuvo la idea de contratar a dos farsantes (en su acepción más literal) para hablar de ABP y TIC con el tono de una charla intrascendente de taberna. Solo os dejo una imagen que puede dar idea aproximada del resultado. Por suerte, mi histriónico compañero Juanfra Álvarez supo dar el toque de seriedad que la ocasión requería (*).


Tras las jornadas, ha dado comienzo un curso de ABP en siete días cuya sesión inicial corrió a cargo de mi compañero de centro (y de PQPI) Francesc Collado y de un servidor. Se trataba de un minitaller para abrir boca y para esbozar in situ un proyecto. Es evidente que los límites de tiempo no dieron para mucho, pero resultó curioso comprobar que hay numerosos docentes que apuestan por el cambio metodológico y que está dispuestos a formarse para ello, lo que es sin duda motivo de alegría en estos tiempos inciertos.




(*) ADENDA 7/03/15:
Disponible el vídeo de la charla sobre ABP y TIC:



11 comentarios:

ro dijo...

Me gusta mucho, como siempre, ver las cosas que hacéis por ahí. En mi comunidad los cambios vienen despacio (en Castilla y León somos algo inmovilistas, lo cual a veces es bueno, porque las reformas nos pillan poco a poco) y es muy difícil aún ver proyectos de centro que lleven a cabo este tipo de métodos. Cada profesor en su aula hace lo que puede y las cosas están cambiando pero conozco muy pocos proyectos interdisciplinares que estén tomándose en serio y llevándose a cabo. Me encantaría que en los comentarios dijeran que no tengo razón.

Tomando ejemplo de ti y de mucha gente. Gracias.

eduideas dijo...

Ve informando sobre el curso, lo seguiremos como siemrpre con sumo interés :)

Ramon P. dijo...

¡Vaya envidiaca me dáis con el curso! Fue genial compartir un rato con vosotros, aprendimos un montón. ¿Para cuándo la próxima? ¡Un abrazo fuerte!

Lourdes Domenech dijo...

Lamentaría mucho que pasara con el enfoque APB como con las Webquest, que acabe siendo un patrón con demasiadas restricciones. He visto infografías con todo lo que tiene que tener un Proyecto Basado en Problemas y ganas he tenido de lanzar un debate para discutirlo.
Por lo pronto, sigo reflexionando...

Marimar dijo...

En relación con los enfoques metodológicos yo nunca tengo muy claro si trabajo por proyectos, por tareas, por secuencias, dentro del Abp, dentro de la resolución de problemas...Así que me acojo a la postura de Unamuno "Si esto no es novela, será nivola..."
Lo que tengo más claroves lo que no quiero hacer: no quiero libro de texto, no quiero aprendizaje memorístico, no quiero preponderancia de la gramática, no quiero trabajo solitario, etc.
Así que con dos o tres principios claros y sølidos, vamos construyendo caminos. Las etiquetas...son otro tema.

Marimar dijo...

En relación con los enfoques metodológicos yo nunca tengo muy claro si trabajo por proyectos, por tareas, por secuencias, dentro del Abp, dentro de la resolución de problemas...Así que me acojo a la postura de Unamuno "Si esto no es novela, será nivola..."
Lo que tengo más claroves lo que no quiero hacer: no quiero libro de texto, no quiero aprendizaje memorístico, no quiero preponderancia de la gramática, no quiero trabajo solitario, etc.
Así que con dos o tres principios claros y sølidos, vamos construyendo caminos. Las etiquetas...son otro tema.

Daniel Sánchez dijo...

Es cierto que provoca bastante desconcierto pero como dice Lu no hay que poner muchas restricciones. Para mí el ABP en mi entorno de aula conlleva: Elección del proyecto por parte del alumnado, producto final, trabajo cooperativo (agrupamientos y uso de técnicas cooperativas), reparto de roles, autoevaluación, coevaluación, heteroevaluación, uso de rúbricas, inclusividad, globalización (hasta donde se pueda o se quiera, por imponderables). Y como siempre seguir una líena de actuación: ideas previas, mapa mental, búsqueda de información, creación del producto final, presentación y evaluación.
Este es el esquema que uso y al que pretendo siempre ser fiel. En bastantes ocasiones no sale todo perfecto.
De todas formas he ido aportando diversos principios a lo largo de los últimos 12 años. Y lo sigo haciendo. Vamos construyendo caminos como dice @Blogge@ndo.
Saludos

Joselu dijo...

No tengo una buena impresión del aprendizaje basado en proyectos. Uno de los profesores más jetas del instituto era un entusiasta de ellos. Al fin se fue y nadie lo lamentó. El ABP no goza de buenos representantes en mi centro. Yo no sé muy bien lo que hago. Desde luego no soy colaborativo salvo algún vídeo que hicimos conjuntamente sobre Gloria Fuertes. Creo que tengo mis proyectos y los realizo solo porque sé que nadie me va a apoyar. Mis compañeros de departamento tienen cada uno sus criterios que no coinciden en mucho con los míos, pero yo no intento imponer nada a nadie. Haría falta una cultura del compartir que no existe en lo que yo veo. Creo que esta pedagogía es interesante pero yo no la voy a poder desarrollar en puridad sea lo que sea lo que signifique. Como bien dice el refrán cada maestrillo tiene su librillo y con eso choca toda reforma educativa. Los profesores son en general individualistas y la clase es una burbuja suya para bien o para mal. A mí me ha ido en general bien con el individualismo, pero entiendo que un ABP puede ser muy productivo. Ahora pensando en ello, soy consciente de que lo ensayé en un lejano 1994 celebrando el bicentenario de Voltaire. Conseguimos un cómite organizador que todo el instituto se implicara en la figura del escritor francés desde cada ángulo para culminar en una semana cultural en que fue la estrella. Creo que debe ser algo así. Supongo.

mjchorda dijo...

Totalmente de acuerdo con Lu y Bloggeando. Pienso que deberíamos teorizar menos, o teorizar pisando el aula e imaginar, realizar más proyectos, con rigor y sin cortapisas. Y en eso del ideal... cada aula es un mundo.

doloretes dijo...

A mí si empieza a dolerme la cabeza con las etiquetas y las restricciones me pongo malita... lo importante para mí es ser dinámico y alejarme siempre que pueda de la enseñanza del siglo XX. Tanta receta de paella me atonta, yo hago un arroz que en mi casa tiene un éxito descomunal y a los talibanes gastronómicos que les den...

Joaquín José Martínez Sánchez dijo...

Querido Toni. Qué humor tenéis. Y hay que tenerlo, además de compromiso con las prácticas que procuran aprendizaje a todos, que buscan el éxito de todos/as.
Porque leyendo lo que escriben algunas personas, y lo que te dicen después de haber pasado por un centro "abepeando", me convenzo de que la docencia necesita mucha, mucha formación; algunos piensan que se trata de ocurrencias e improvisaciones de una tarde, en vez de ir a la calle mayor, y nos ven a todos de ese color simprofesión, como los simpecado andaluces: entidades sacras. Aprueba la oposición y vive como un cura :-)
En fin, seguro que la mayoría de compañeros son capaces de aprender toda la vida, que es de lo que se trata.
Buen provecho y bien merecido.