28 noviembre 2008

Queremos tanto a Juanjo

El primer libro que leí de Juan José Millás fue El desorden de tu nombre. Era el año 92 y yo comenzaba entonces a tomarme la literatura como algo profesional (luego he descubierto que es más satisfactorio gozar de ella como algo personal). Esta novela me descubrió a un autor extraño, revelador de un mundo impredecible gobernado por casualidades, por situaciones ridículas y absurdas, que, a la vez, estaban regidas por una lógica inapelable.
Poco a poco, me fui aficionando a sus artículos en los periódicos y a su peculiar manera de entender la escritura. Como todo lo relacionado con Millás, una casualidad hizo que en la primera oposición a la que me presenté saliese una columna de Millás, lo que me permitió salvar el trance con dignidad (aunque aprobé, no fue aquella mi ocasión).
A partir de entonces, atisbé que Millás y yo nos habríamos de cruzar en más ocasiones, así que me puse en la seria tarea de leer su obra. Así vinieron La soledad era esto, Tonto, muerto, bastardo e invisible, Papel mojado, Letra muerta (que me acompañó con su ambiente monacal en uno de mis exilios docentes), Números pares, impares e idiotas (del que ya hablé en Tres Tizas hace poco), Cerbero son las sombras, Visión del ahogado, Hay algo que no es como me dicen (una incursión en el absurdo de la política española), No mires debajo de la cama (que sigo recomendando a los bachilleres), El orden alfabético (inevitable para un profesor de lengua), Dos mujeres en Praga, Laura y Julio (con fondo de espejos y realidades paralelas), El mundo (su más reciente y premiada novela), Cuerpo y prótesis, Primavera de luto y distintas colecciones de cuentos y articuentos. No es extraño, pues, que cuando empecé este blog la segunda nota fuese un artículo de Millás, ni que después llegasen otras noticias de sus andanzas.
Después de este repertorio, creo que puedo afirmar con algo de autoridad que Millás es uno los autores más originales de los últimos tiempos y que se ha ganado un lugar destacado en la historia de la literatura contemporánea. También creo que sus relatos cortos tienen más calidad que algunas de sus novelas (que, a veces, da la impresión de que están hechas de retales de sus cuentos). Y me alegro de que le den premios. No sé por qué, a los críticos les suele molestar que un autor que vende muchos libros reciba premios. Está claro que hay premios que están destinados a nuevos valores, pero, no nos engañemos, el Planeta, el Nadal y otras menciones oficiales, están reservados a quienes gustan al gran público, pues es la única manera de que un artista de la palabra llegue a ser famoso (en un país donde sólo los escritores premiados llegan con cuentagotas a los telediarios, siempre salpicados entre una multitud de deportistas -o mejor, futbolistas y toreros-) y se convierta en millonario para asegurarse una jubilación digna (por ello deberían prohibirles escribir algunas de esas novelas agónicas que perpetran sin que nadie les advierta de ello).
Así pues, me satisface que a Millás le hayan dado el Nacional de Narrativa (aunque sea por una novela que, a mi juicio, no destaca especialmente en su producción). Y me alegra que mis alumnos de Bachiller hayan podido compartir un rato de charla con él en un acto cultural que nos sorprendió a todos: un coloquio en el que unos 700 alumnos de secundaria de la provincia de Castellón abarrotaron el Teatro Principal y demostraron que no todas las noticias relacionadas con la educación tienen que ser negativas.

Crédito de la imagen: http://www.donostiakultura.com/upload/dossiers/Millas.JPG

10 comentarios:

Lourdes Domenech dijo...

Comparto tu admiración por Millás. Me fascina su faceta periodística: los artículos, los reportajes y las descripciones de fotografías. Como novelista me desconcierta. La soledad era esto sigue gustándome, pero El orden alfabético me decepcionó.
Creo que ha dado con un juego literario interesante que consiste en ver la realidad a través de metáforas anatómicas.

La noticia del encuentro entre el escritor y los ¡700! alumnos me ha hecho reflexionar. De estudiante, nunca tuve la oportunidad de ver de cerca a un escritor y menos aún de poder preguntarle nada.
Ahora, los autores son tan accesibles que... quizá se pierda la magia que rodeaba a los escritores, que yo admiraba de jovencita.

Anónimo dijo...

También a mí me gusta Millás y desde luego, tu blog.

Joselu dijo...

No he leído tan intensamente a Millás como tú, pero sí que hace unos cuantos años que soy admirador suyo. La primera noticia que tuve de Millás fue hacia 1991 cuando un grupo de tres alumnas hicieron un trabajo de investigación sobre su obra. Yo no lo había leído todavía y aquello me llevó a hacerlo. Lograron, a través de la editorial Destino, hacerle llegar unas preguntas que él contestó amablemente. Recuerdo que una de ellas era sobre la visión pesimista de la vida que se desprendía de sus novelas: "¿Según usted, la vida parece ser una mierda? ¿Es así como piensa?" -le preguntaron-. Él contestó escuetamente: "Sí". Era humorístico que dijera eso a unas adolescentes interesadas en su obra de una manera tan cáustica. Me reí bien de su respuesta, nada políticamente correcta. Pues bueno, desde entonces lo leí y he seguido sus artículos periodísticos, sus intervenciones en La ventana de Gemma Nierga. Creo que tiene una inventiva e imaginación prodigiosas. Con un diez por ciento de lo que tiene él me conformaba. Estoy en el club de los que lo estiman. Forma parte de mi paisaje personal.

Marian dijo...

También soy admiradora y lectora de Millás. Me hace mucha gracia ese toque entre infantil y desviado de sus personajes. Y a él también le gusta parecer así, por lo que veo y leo en las entrevistas que le hacen. He leído casi todos sus libros y aunque alguno me ha gustado menos, siempre espero impaciente el siguiente. Sus artículos son geniales y me encantaron los reportajes que hacía en El país semanal convertido en la sombra de alguien (destaco especialmente el dedicado a un simpatiquísimo chaval síndrome de Down).

Anónimo dijo...

Desconozco por completo al Millás novelista. Al articulista, en cambio, lo leo frecuentemente con resultados dispares; celebro la finura del Millás psicológico y su sensibilidad “metafísica”, sin embargo sus apreciaciones acerca de la política inmediata expresan generalmente los prejuicios más burdos. A mi juicio pierde mucha credibilidad en su papel de intelectual del aparato de partido. Cada vez más frecuente por cierto.

María José Reina dijo...

Este verano El mundo me ha acompañado de vacaciones, y me ha gustado más que otras novelas suyas.
Yo también opino que sus cuentos son a veces mejores, incluso los cuentos que no cuenta, sólo esboza, en algunas obras.

En cuanto a lo que comenta Lu de la accesibilidad de los escritores, a mi centro solía, años atrás, venir Jordi Serra i Fabra, a hablar de Camps de Maduixes o alguna otra obra suya. Entonces, cuando en castellano leíamos a Bécquer o a Lorca me preguntaban ¿cuándo vendrá el autor ha darnos la conferencia?

Anónimo dijo...

Hola ANtonio, yo leí "Volver a Casa" con 15 años y quedé hechizada por la literatura de J.J. MIllás.

Enhorabuena J.J.Millás.

Y a ti, siempre, por tu blog.

Saludos

Pura

Toni Solano dijo...

Lu: No suelo ir a encuentros con los autores por eso mismo que cuentas; con Millás hago una excepción porque sé que suele divertirme. Además, he descubierto que algunos escritores que me gustan, suelen ser poco interesantes al natural, y viceversa.
Angus: Gracias por la parte que me toca.
Joselu: También yo me conformaría con una parte de su ingenio y su destreza al escribir. Y es curioso, con lo que me gusta leerlo, casi nunca lo escucho en la radio.
Marian: Es cierto, la visión que da de la realidad en sus reportajes es única y original.
Serenus: Entiendo tus recelos ante el Millás ideólogo, aunque supongo que es difícil para un intelectual permanecer siempre al margen o colocarse siempre a la contra. De todos modos, prefiero saber qué camisa viste y no los engaños de otros que van de progres y se les ve el aguilucho a la legua.
Mª José: Es verdad, a veces los alumnos preguntan si tal o cual escritor aún vive y si podemos ir a verlo. Sería gracioso, por ejemplo, resucitar a Zorrilla como a uno de sus personajes del Tenorio...
Pura: Gracias a ti por pasarte por aquí y dejar tus palabras.

Anónimo dijo...

Este tipo de actividades son las que hacen ver a los alumnos y alumnas que eso de la Literatura que les cuenta el profe también tiene algo que ver con ellos, que es una realidad más de la vida. Así se desarrolla la educación literaria y no aprendiendo datos y cifras...

Anónimo dijo...

Como Lu, yo admiro al Millás periodista. He guardado como oro en paño muchos de sus artículos para usarlos en clase, sobre todo en los Comentarios de texto de Bachillerato para preparar la Selectividad. Ahora estoy cautivado con las descripciones de las fotografías que hace en el dominical de El País. ¡Magnífico Millás, Maravilloso Millás!