19 noviembre 2008

Lo que la lectura esconde

Todos sabemos de las bondades de la lectura. Cualquier político/a, famoso/a, presentador/a, modelo/a, etc/a. que se precie, al tener que responder sobre sus aficiones, siempre recurre a la lectura como acto sublime de dedicación cultural, muy por encima de ver la tele, participar en saraos y tertulias o cualquier otra forma de vender cuerpo y alma en pública subasta.
Pero, quienes trabajamos a diario con los libros y la lectura sabemos lo difícil que es formar lectores, las horas que conlleva convertir a un adolescente con sobredosis hormonal en un cauto y motivado lector. Podemos, incluso, afirmar que no hace falta que vengan catedráticos de Harvard a recomendarnos que lo mejor para fomentar la lectura es predicar con el ejemplo. Y, sobre todo, sabemos que contamos con un gran enemigo: la pervivencia de estereotipos que asignan a la lectura exclusivamente valores relacionados tópicamente con lo femenino, como la sensibilidad, el sosiego, el buen gusto, el orden, etc.
En mi centro, muy marginal en muchos aspectos, llevamos tiempo trabajando la poesía en los grupos de 2º de ESO, además con un libro ilustrado por Agatha Ruiz de la Prada. Eso nos convierte en una especie de "domadores de la virilidad", "bomberos de la fogosidad masculina" que pretendemos ablandar a los chicos y convertirlos en damiselas. Algunos padres han llegado a cuestionar si esas lecturas son apropiadas (y justificadas pedagógicamente) para sus aguerridos muchachos, más dados a obras como Sandokán o Roberto Alcázar (si tuviesen al menos la capacidad de leerlas enteras). Así que los profesores de literatura (más los hombres, que somos minoría en el gremio), tenemos que batallar con esa sospecha de que tratamos de "ablandar" a las criaturas mediante la lectura, asumiendo, además, que somos también homosexuales o afeminados en ciernes.
Por si fuera poco, en una red social en la que acabo de ser invitado y en la que os animo a participar, me he encontrado que los anuncios de Google, muy mirados con eso de dirigirse a objetivos potenciales, apuntan a lo que acabo de explicar. Pues ofrecer contactos gays en una red que se denomina Lecturas y lectores es dar por sentado aquella concepción social trasnochada en la que un hombre con un libro algo raro esconde.
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Crédito de la imagen de portada: www.flickr.com/photos/84251591@N00/2804355087

11 comentarios:

Joselu dijo...

Formar lectores hoy día es un trabajo arduo, más por la lentitud que supone el descifrado de los mensajes escritos y la necesidad de comprenderlos, que porque sea algo más propio de damiselas o muchachos con especial sensibilidad. Se requiere bucear en las palabras para desentrañar el sentido, y eso frente a otros a otros medios audiovisuales lo hace cargante y pesado. La inmediatez es lo que domina. La lectura es parsimoniosa. Por eso los libros que parecen tener éxito son los más ágiles, los que no se demoran en descripciones, frases cortas, argumentos sencillos, de pocas páginas, algo tópicos... (Harry Potter sería una gozosa excepción por su éxito universal y la extensión de sus aventuras). Los libros juveniles compiten en desventaja con otros lenguajes más veloces. Creo que es un problema de velocidad.

Leonor Quintana dijo...

¿Por qué crees que hay tópicos?

¿Acaso no está claro que el apuesto Bécquer escribió la primera de las estrofas que copio a continuación y la dulce señorita Gertrudis, la segunda -por poner un ejemplo de la misma época?

¡Pronto la noche tenderá su manto,
Y acudiendo de buitres nube espesa,
Se cebarán en carnes machacadas,
Esparciendo las blancas osamentas,
Que en polvo convertidas por los siglos
Darán abono a nuestra agreste tierra!

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.


¿O fue al revés?

Evaristo dijo...

A partir de la lectura de tu entrada del 3 de marzo de 2007, pusimos en marcha en 2º de ESO, la lectura de poesía con el libro “De todo corazón, 111 poemas de amor”. El curso pasado lo utilizamos en los tres trimestres. Un poema memorizado y recitado al resto de la clase, servía cada día para finalizar los minutos de lectura individual. Afortunadamente no tuvimos que defendernos de acusaciones de intentar ablandar a los alumnos. La experiencia funcionó y este curso la repetimos y ampliamos.

Todo ello antes de que nos descubrieran que “Los profesores deben leer con los alumnos” o que el catedrático del Harvard Graduate School of Education nos advirtiera de que los profesores “deberían tener al menos un nivel básico de conocimiento acerca de cómo promover el aprendizaje de la lectura y la escritura en su ámbito específico”.

Héctor Monteagudo Ballesteros dijo...

El problema no es que trabajemos con libros, sino con personas, mucho más impredecibles y difíciles de descifrar. Como ves, no me atrevo a llamarles lectores porque sé que en algunos de ellos nunca arraigará el hábito, por mucho esfuerzo y horas que invirtamos. El objetivo es que lean unos cuantos libros durante la etapa obligatoria para que tengan una concepción positiva de la lectura, y no se comporten como los padres que has mencionado, que tal vez no tuvieron esa oportunidad, o como los autores de esos anuncios prejuiciosos, que probablemente sí la tuvieron, la desaprovecharon y ahora son víctimas de su propia ignorancia. En mi opinión, la lectura no "refina" ni nos hace mejores: es un instrumento que nos ayuda a comprender la realidad, nos integra en su seno, más allá de las fronteras físicas o temporales, para ensanchar nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos. Si lo trasladamos al ámbito de la educación, se convierte en un elemento imprescindible para que el adolescente madure, amplíe sus miras, conozca otras realidades que escapan del ámbito rutinario en el que vive y pueda comprender algunos aspectos esenciales que rigen la complejidad de este mundo. También actúa como una vía de autoconocimiento, de reflexión sobre uno mismo, que sacude los cimientos de ese ensimismamiento juvenil que la sociedad de consumo ahora prolonga, artificialmente. En otros casos, es un refugio contra una realidad agresiva, marginal, y una oportunidad de futuro que sólo se da en la escuela. Para que todo esto sea efectivo, hay que utilizar estrategias que desarrollen la comprensión lectora (y otras destrezas, como la expresión escrita), además de iniciativas que fomenten el placer por la lectura. La red social "Lecturas y lectores" asume parte de esta responsabilidad, de la mano de un excelente profesional, Juan Antonio González Romano, que algunos conoceréis como coordinador del "Proyecto a pie de página" de Anaya. Su finalidad es fomentar la reflexión sobre la lectura en las aulas entre profesores de Lengua Castellana y Literatura, intercambiar ideas, sugerir propuestas, compartir experiencias y aportar soluciones concretas para problemas reales que puedan surgir en nuestra labor cotidiana. Sé que sólo es el comienzo, aunque la red acoja más miembros cada día y se abran nuevos debates, pero al menos es un comienzo, necesario en muchos aspectos. Espero que os animéis y participéis en este proyecto.

BIBLIORIOS dijo...

Imposible no estar de acuerdo contigo, Antonio, en cualquier cosa que escribas. Pero aunque estoy de acuerdo en que no hacía falta lo de Harvard, el caso es que sí hacía falta, puesto que sale publicado como noticia y además la ministra lo mira con cara de "¿no me diga?" . Por algo es noticia lo obvio, por algo despierta interés. Luego la cuestión no es que no haga falta, es ¿por qué sin hacer falta hace falta? ¿Me explico o hace falta que lo explique?
Creo que está claro, hasta lo obvio hace falta que en España sea dicho por una autoridad externa. Jamás, jamás fue para los políticos la lectura un problema hasta que llegó PISA, cuya mayor aportación fue precisamente convertir la lectura en un problema político.
Así que al menos en España hace falta lo que creemos que no hace falta. Y aún así, a pesar de que llevemos años pidiendo que la formación en lectura forme parte del CAP, que la formación en lectura sea obligatoria para todo el profesorado, especialmente el inicial, que se haga una formación universal y mínima (cien horas o más por poner lo que se haría en Finlandia o en otros sitios), aún así, hacen falta de Harvard o de los "harvardñiles" para recordarlo constantemente (hasta que no haga falta).

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Yo pensaba que esas opiniones se habían superado, pero últimamente me he dado cuenta de que debo de andar muy equivocado en mi percepción de la realidad.
Saludos

Juan Antonio González Romano dijo...

Bueno, ahora mismo hay un anuncio de donar óvulos y otro de contactar con mujeres. Definitivamante, google es así.
Muy juiciosa entrada, Toni; gracias por la referencia a "Lecturas y Lectores" y gracias asimismo a Héctor por su mención y por sus juiciosas precisiones. Con gente como vosotros seguro que el proyecto sale bien. Un saludo y me engancho a este blog, por supuesto.

Toni Solano dijo...

Joselu: Tienes razón y el tono de mi nota era un poco frívolo. Hay dificultades mayores que intentamos resolver como podemos.
Leonor: Pobrecito Bécquer: hoy, con tanto almíbar, hubiese sido el icono del orgullo gay, muy a su pesar.
Evaristo: Creo que el perfil de nuestro alumnado es muy distinto; sin embargo, ya he comprobado que la poesía nos une más allá de cualquier diferencia.
Héctor: Gracias por invitarme a Lecturas y lectores. Tus palabras son muy atinadas. Esperemos que la red social se mantenga viva, aunque parece que estas redes son un tanto caprichosas en cuanto a su animación.
Miguel: También son acertadas tus matizaciones, pues ya sabemos que el periodismo vive de obviedades que a veces pasan desapercibidas por obvias. Agradeceremos esa labor de los ilustres catedráticos.
Pablo: Nada de superarse; te aseguro que lo que cuento es cierto, que a alguna madre no le ha parecido oportuno que su hijo lea poesía amorosa (tal vez deberíamos probar con poemas de guerra, locura y muerte -Panero, quizá-).
Juan Antonio: Lo de los anuncios de Google da para mucho. Bienvenido.

Lourdes Domenech dijo...

Todo es posible en el universo Google. El secreto de los algoritmos publicitarios de Ad Sense han dado para muchas entradas.
Me pregunto si no sería mejor suprimir la publicidad de un sitio que promueve la lectura con fines educativos y no lucrativos.

Por cierto, en mi departamento nos sumamos a la recomendación del libro de poesía que mencionas. No lo abordaremos hasta el segundo trimestre, pero ya te contaremos.

Creo, Antonio, que estás creando escuela.

Anónimo dijo...

Hola,
Debo decirte que tienes un blog interesante. Yo soy Fateme desde Iran y traductora espanol. En mi blog tambien hay los escritos espanoles y quisiera saber tu idea sobre eso. Senor Rafael Robles fue mi profesor en Iran y yo vi tu blog en la pagina de mi profesor.

Un cordial saludo

Miguel dijo...

Hay mucho de cierto en tus reflexiones. No lo tenéis fácil los profesores de Lengua Castellana a la hora de vender las excelencias de la literatura. Hoy en día hay otras prioridades para nuestros adolescentes. Y es también verdad que las chicas son más proclives a darse a la lectura, por eso los chicos ven en ello algo de falta de virilidad. Una pena, pero esto es así. Por eso como decía al principio, es una ardua tarea la vuestra. ¡Ánimo!
Saludos