Es curioso: El Lazarillo es una de las obras más conocidas y más recomendadas en colegios e institutos (muy pronto lo comprobaréis aquí mismo); sin embargo, sólo unos pocos -filólogos en su mayoría- conocen la existencia de dos segundas partes del Lazarillo. Esta sesquidécada enmienda levemente ese olvido, pues rescata para el blog aquella lectura de Lázaro que, en ambas secuelas, aparece convertido en pez. La primera de ellas se trata de una segunda parte muy cercana en el tiempo al lazarillo original, publicada de manera anónima en Amberes, que utiliza el relato de transformaciones al estilo de Luciano de Samósata para convertir a Lázaro en un atún y criticar las costumbres de su tiempo. En la segunda, de Juan de Luna, el estilo barroco se acerca más al de Gracián, aunque mantiene una fuerte dosis de anticlericalismo y censura moral. Además de mostrar una calidad menor que la del original, ambos relatos han resistido peor el paso del tiempo, algo que los aleja del gusto actual. No obstante, merece la pena leerlos y pasar un buen rato con ese mundo que podría ser el de Bob Esponja pasado por el callejón del Gato.
Otra de las lecturas recuperadas en esta sesquidécada son los Cuentos de amor, de locura y de muerte, de Horacio Quiroga. "El almohadón de plumas", uno de esos relatos de Quiroga, tiene asegurado un lugar en todas las antologías; el resto de cuentos posee asimismo una calidad incuestionable.Vale la pena acercarse a sus historias y ponerlas en relación con los propios horrores de su biografía, que podría haberse convertido en uno de esos cuentos de locura y muerte.
Biografía
No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.
¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: morir.