09 junio 2015

Crecen y se van


Hoy empiezan los exámenes de Selectividad -tal vez los últimos- y algunos de mis alumnos de 2º de Bachiller se enfrentarán a un paso decisivo para sus carreras y sus vidas. Cierran un ciclo que es habitual para todos: crecen y se van; pero en ese acontecer rutinario del oficio siempre nos dejan un poco vacíos con su despegue.
Es ésta una promoción de bachilleres que conozco bien; algunos de ellos han sido alumnos míos desde 2º de ESO. Hemos participado en proyectos como el Quijote sincopado o Callejeros literarios, en 3º de ESO; en un Paseo con Machado, Vamos a venderlo todo o el Barco del Exilio, en 4º de ESO; Piénsame el amor y los portafolios digitales, en 1º de Bachiller. Sus tareas han recorrido casi todos mis blogs de aula (2º ESO, 3º/4º ESO y Bachiller) y casi todas mis intervenciones en eventos educativos, así que no son solo mis alumnos, sino también un poco vuestros.
Sé que ellos están agradecidos, conmigo y con el centro, pues no siempre es fácil llegar hasta aquí, como decía hace poco. Al acabar la ESO, me hicieron el mejor regalo que puede recibir un docente: el agradecimiento explícito, en forma de vídeo, como bien lo saben hacer. Por eso, era justo que también yo les regalase mi agradecimiento y les desease suerte. Espero que la tengan, porque la van a necesitar. ¡Ánimo y suerte!


7 comentarios:

eduideas dijo...

Creo que todos los profesores sentimos algo parecido cuando despedimos a una promoción, especialmente si llevamos varios años seguidos juntos. Nostalgia y alegría, un vacío y una sensación un poco rara: pasamos de conocer sus vidas al dedillo y pensar en ellos sin parar a perderlos de vista de manera brusca. Algunos vuelven a saludar y decir cómo les va, a ellos y compañeros, cosa que llena de alegría y permite seguir la pista del grupo, a muchos no les volveremos a ver. Una cierta pena, pero mucho orgullo por haberles acompañado en ese camino que, como bien dices, puede ser difícil

Joselu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Joselu dijo...

No suelo ser tendente a efusiones sentimentales con la realidad de promociones que vienen y se van... No lo pienso. No me produce ni la más leve melancolía, ni espero haber sido para ellos importante. Alguna vez sabes algo de ellos después, pero no me quiero dejar invadir por la vanidad de haber hecho algo bien o por la desazón de haber hecho las cosas de un modo no tan excelente. Quiero decir que reniego de esa punta de nostalgia que se nos puede apoderar de la mente. Luego, es cierto, sigo en FB a algunos o me los encuentro en la calle tiempo después, pero lo que ansío es una relación de igual a igual sin la ominosa sensación de seguir siendo "maestro". Opino que hay que vomitar sobre los maestros como hacía Thomas Bernhard. Hay que acabar con los maestros que uno ha tenido y huir (pienso) de considerarse así. Es curioso que salgo con un exalumno a caminar. Entre él y yo hay afecto pero no una relación en absoluto de maestritud. Cada uno es un eje, nos reímos juntos, caminamos juntos, hablamos del soberanismo y las esteladas, del Barça, etc. De literatura no, porque sé que no lee y me importa un higo que no lo haga. Un día fui profesor suyo y eso forjó una amistad no mediada por mi función. Las promociones vienen y se van. Me interesan los amigos que puedo hacer en ellas cuando nos dejemos de ver. no que sean mis exalumnos. Y si alguno recuerda con demasiada reverencia las clases, le aconsejo el vómito sobre su recuerdo.

mjchorda dijo...

Enhorabuena por crear juntos ese agradable ambiente de trabajo que propicia el buen aprendizaje.Es una suerte poder trabajar y crecer con los mismos alumnos tantos años.

Toni Solano dijo...

Eduideas: Tienes toda la razón: los acompañamos en ese delicado momento en que dejan de ser niños y se convierten en adultos, y eso nos marca también a nosotros.
Joselu: Ya te he respondido en el blog. No siento nostalgia más allá de ese vacío que volverá a ser llenado el curso que viene. No pretendo perdurar, como decían "El último de la fila", porque a fin de cuentas solo somos accidentes en sus vidas; sí que me gustaría al menos haber sido un accidente no demasiado doloroso :)
Mª José: El ambiente ha sido muy bueno y eso ha provocado contextos de aprendizaje muy provechosos, aunque me temo que a veces ha sido demasiado relajado. Gracias por tu comentario.

Miguel dijo...

Todas las personas que pasan por mi vida merecen un huequecito en mi memoria. Y esto para mí es algo muy personal. Algo que siempre irá conmigo. Por eso, bienvenido sea este presente con vocación de recuerdo... y sueño...
Enhorabuena por crear este buen ambiente entre tus alumnos. Esto dice mucho a tu favor como profesor.

Un fuerte abrazo. Y si no has tenido la "suerte" de que te pase como a mí que me ha tocado estar en el tribunal de oposiciones, disfruta de las vacaciones.

Yolanda dijo...

Sí, colega, crecen y se van, es así de simple y de duro a la vez. Yo ya he despedido a tantos alumnos que sería imposible llevar la cuenta. Muchos vuelven a contarme cómo les va, pero el momento de la partida es duro. Hemos pasado muchas horas con ellos, hemos compartido vivencias inolvidables y les hemos visto crecer y madurar. La vida no se detiene y cada cual debe seguir su camino. Durante un tiempo coincidimos con ellos pero luego siguen solos. Se llevan algo nuestro, sin duda. ¿Conoces el poema de Gabriel Celaya "Educar"? Todos los maestros deseamos sentir esa trascendencia, saber que perduramos de alguna manera en la semilla depositada en esos jóvenes que deben recoger todo cuanto el hombre ha logardo antes de su llegada. A pesar de las frustraciones, los problemas, las zancadillas, la incomprensión y los sinsabores sentimos que somos necesarios y que nuestra labor no es estéril. Yo he llegado al final pero no quiero desvincularme del mundo de la educación, hoy es más necesaria que nunca y no podemos tirar la toalla.
Felices vacaciones, colega. Un abrazo.