14 marzo 2014

Max Aub: el paradigma del exilio


Entre estación y estación de este viaje subterráneo del Metro-Barco del Exilio me detengo en un autor por el que siento especial devoción: Max Aub. Ya he dedicado en el blog varias sesquidécadas a sus obras y también ha tenido su nota en exclusiva. En este viaje por el exilio, recordar a Max Aub es un acto de justicia, aunque solo sea por el inmerecido olvido al que fue sometido en vida. Doble o triplemente exiliado, Max Aub es capaz de contar como nadie el drama humano que acompañó a los vencidos de la guerra civil, una ironía del destino esa que le hizo sufrir precisamente por una patria adoptiva que sintió como propia más que muchos de sus contemporáneos.
Esta parada momentánea del metro del exilio, me ha permitido seleccionar cinco de sus obras, cada una representativa de un género y todas relacionadas con el exilio. Comienzo recomendando Campo francés, la última novela -por cronología histórica, no por publicación- del Laberinto mágico, que narra en forma de novela dialogada las peripecias de un grupo de exiliados españoles en un campo de concentración francés. La viveza del diálogo y la desmitificación de algunos estereotipos acerca de los "republicanos" o del papel del gobierno francés en la posguerra son aliciente suficiente para que merezca lugar en este recordatorio.
Dentro del relato breve, son numerosos los cuentos relacionados con el exilio, casi todos en tono dramático, pero voy a destacar uno muy distinto porque emplea el humor como antídoto del horror histórico. Se trata de "La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco", un relato ambientado en un bar de México cuyo camarero está bastante harto de escuchar a los refugiados españoles contar batallitas de España. 
En el género memorialístico, imprescindible la lectura de La gallina ciega, un conjunto de reflexiones sobre el exilio en particular y sobre la vida y la literatura en general. Sobre este libro dijo Aub: "Lo malo es que este libro no se venderá en España, y cuando pueda circular libremente nadie sabrá de qué estoy hablando. Lo más imbécil: clamar en el desierto. Ser inútil".
En poesía, el Diario de Djelfa, escrito en su reclusión en diversas cárceles y en los campos de Vernet y Djelfa, aporta la visión amarga del destierro: "Ay viento, si yo muero / lleva mi polvo / más allá del Estrecho!"
Por último, destaco dentro de su producción teatral la tragedia San Juan, una alegoría de todos los destierros y exilios. El "San Juan", ese buque lleno de judíos que vaga por el Mediterráneo sin que ningún puerto lo quiera acoger, es la historia de nuestros pueblos, de lo que somos y de lo que no queremos ver. El San Juan, el Stanbrook, las barcazas de Lampedusa, las pateras del estrecho... barcos del exilio siempre navegando. 

4 comentarios:

mjchorda dijo...

Aunque a veces la estructura del Barco del Exilio me parece un tanto compleja, como te comenté, el proyecto me parece muy interesante y casi necesario en nuestras aulas. Este año mis cursos están formados por muchos alumnos de diferentes nacionalidades e intento aprovechar esa riqueza siempre que puedo. El otro día a partir de las noticias de la entrada masivas de subsaharianos por las costas de Ceuta, cada alumno reflexionó sobre su propio exilio. Los que son españoles intentaron ponerse en la piel de sus compañeros y escribieron sobre un posible exilio. Cuando tenga todos los trabajos compartiremos.

Unknown dijo...

Gracias por considerar necesario el proyecto y hacerlo tuyo junto a los aprendices que han de responsabilizarse de sus vidas en este mundo complejo. El exilio es más que una metáfora: una alegoría de la modernidad ahogada por el fanatismo de cualquier signo, que expulsa a los otros que hay en ti/mí, me amputa.

Miguel dijo...

Te admiro, Toni. Es una maravilla lo que estás llevando a cabo con la literatura y con los medios de difundirla.

Un fuerte abrazo.

Toni Solano dijo...

Mª José: El barco es tan caótico como sus tripulantes :) Esperamos tus trabajos.
Joaquín: El exilio es siempre una alegoría de la exclusión del hombre por el hombre. Detrás de todos los exilios hay una sociedad que se cree mucho mejor que los demás. Es soberbia y es crueldad a partes iguales.
Miguel: Gracias por tus comentarios siempre benevolentes. Es un placer compartir :)