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17 noviembre 2018

Evaluación decente

Centros pequeños con seis o siete docentes y grandes institutos con centenares de ellos. Escuelas rurales y colegios urbanos. Barrios de lujo y áreas marginales. Funcionarios interinos que no han pasado nunca por una oposición y funcionarios de carrera que han aprobado varias. Interinos que han aprobado muchos exámenes y ninguna oposición y funcionarios de carrera que, por azar, aprobaron a la primera. Docentes que se esfuerzan en cada clase como si les fuese la vida en ello y profes que huyen de sus responsabilidades como si fuese la peste. Buenas personas y malas personas. Buenos profesionales y malos profesionales... Este es el sistema, esto es lo que hay. Seas docente, familia o alumno, te toca la lotería de tu centro, aunque siempre puedes huir a probar suerte en otro.
Se está hablando mucho de evaluación docente y también yo creo que es necesaria, precisamente para que la educación de todos no sea una lotería. Hace falta una evaluación que corrija los errores del sistema y sus desigualdades. Una evaluación que facilite la mejora profesional y el rendimiento de los centros y del alumnado. Evaluarse es sano y muchos lo hacen. No como se está diciendo en las redes, con una evaluación diaria ante la comunidad educativa, porque sabemos que un mal profe, detectado y comprobado en su mala praxis, es una "patata caliente" que queda enquistada en un departamento como una dolencia crónica, si es funcionario de carrera, o va pasando de centro en centro, si es interino. Nos molesta hablar de ello y tratamos de defender nuestra integridad como colectivo, pero una buena evaluación ayudaría a que estos casos minoritarios no empañasen la imagen del profesorado, y tal vez les ayudase a ellos también para tomar conciencia de sus fallos. Es necesaria la evaluación para que los centros aprovechen sus recursos. Es necesaria también para que los proyectos educativos tengan sentido para toda la comunidad educativa. Evaluar es dar valor a lo que nos importa a todos.
Tras este panegírico de la evaluación docente llega la cruda realidad: es imposible una evaluación docente ahora. Ni docente ni decente. Y probablemente lo sea en los próximos años. Toda la evaluación del sistema pasa por asumir la diversidad de contextos que se mencionan al inicio de esta nota, así que no se pueden establecer criterios generales para hacerlo. Una evaluación que no tenga en cuenta el contexto educativo y la diversidad de los miembros que lo conforman es errónea desde la base. Es más, la propia presencia de contextos anormales (guetos educativos, escuela concertada, centros bilingües o de excelencia) dificulta que los resultados de una evaluación tengan valor más allá del aquí/ahora. Por ejemplo, evaluar positivamente a un profe en un centro sin apenas alumnado de compensatoria ¿lo hace competente para trabajar en otro barrio con alto índice de inmigración? Es más, los contextos no son fijos, cambian con el tiempo, con lo cual, la evaluación debería realizarse con cierta frecuencia, lo que exige recursos.
Hablando de recursos para evaluar, se habla poco de quién o quiénes tendrían que realizar esa evaluación del profesorado o de los centros. ¿Una empresa externa? ¿La inspección educativa? ¿Los equipos directivos? No vale la pena extenderse en esto. Las empresas externas no saben lo que es enseñar ni podrán nunca comprender en una o dos sesiones de evaluación la dificultad que entraña nuestro trabajo. Imaginad al auditor que vaya a un centro un lunes a primera hora y a otro el viernes a última. Ah, no, ellos solo medirán la documentación, es decir, no evaluarán la práctica docente, sino las programaciones, las rúbricas, etc. Así sí, claro. En cuanto a la inspección, tal vez en algún caso estén en condiciones de evaluar un centro, pero ni tienen recursos ni capacidad para hacerlo con los docentes, en la mayoría de casos pertenecientes a un nivel o asignatura distinto, e incluso a épocas o ideas educativas distantes. Finalmente, los equipos directivos somos parte implicada y por ello no deberíamos asumir más que aspectos organizativos de esa evaluación y ser también evaluados. Por cierto, imagino que si llega a hacerse esa evaluación, también habría que establecer criterios para evaluar a la inspección, al personal de administración y servicios, ¿a las familias...?
Pero, si hay algo que definitivamente impida la evaluación docente hoy día es el "para qué". Arriba he explicado mis ideas acerca de los objetivos de la evaluación, centrados especialmente en la mejora profesional. Sin embargo, con unos políticos incapaces de ponerse de acuerdo en las líneas generales de la educación, unos políticos que usan la Escuela como un tablero de batalla política, ideológica e incluso religiosa, unos políticos que con una mano aplauden a los profes mientras con la otra les recortan recursos imprescindibles para su trabajo, con esos políticos, la evaluación se convierte en una maquinaria de terror, el instrumento para justificar que no funcionan las cosas que a ellos no les gustan y que hay que promover las que ellos diseñan. Evaluar, para muchos, es una manera de castigar al disidente y premiar al lisonjero. También, si se hace para racionar (que no racionalizar) recursos, se puede convertir en la excusa para privatizar, segregar, excluir... Lo hemos visto demasiadas veces y los resultados han sido demoledores. No, la Escuela no se va al garete por los innoveitors ni por los guruses ni por los profesaurios, tampoco por la LOGSE ni por la LOMCE; la Escuela no arranca porque no hay un pacto de estado a largo plazo que siente las bases de un horizonte educativo en el que todos podamos avanzar hacia objetivos comunes. No existe ese pacto y por tanto no hay ni recursos ni financiación justa. Con una visión de futuro se pueden detectar las carencias y reducir ratios donde haga falta, asignar profesorado para paliar desequilibrios sociales o familiares, trazar mapas escolares con sentido común, eliminar conciertos donde no sean necesarios, potenciar la Escuela pública inclusiva, etc. Por eso, hablar ahora de evaluación docente, cuando hay tantas cosas que solucionar antes, es un tanto temerario, por no decir inconsciente. Espero que a nuestros gestores se les pase esta fiebre evaluadora tan poco meditada y se pongan de verdad a solucionar los problemas de la educación, que empiezan justamente en esa gran pregunta: ¿para qué queremos la Escuela? Mientras tanto, cuenten con que la mayoría de docentes seguirán esforzándose en su trabajo docente y decente, como siempre.

Crédito de la imagen: 'IMG_0037' y 'Feet Direction'

08 febrero 2008

Sobre cualificación profesional

Últimamente me estoy creando cierta fama de chistoso, quizá por mi afición desmedida a las ludoteces, esos artefactos digitales lúdicos e intranscendentes que usamos para enganchar en las TIC a los escépticos. También yo tenía mis dudas, porque, al llegar el fin de semana, sólo se me ocurre escribir acerca de esas trivialidades. Por eso me he interrogado por dentro y he llegado a la conclusión de que es el humor el que me salva de la mala leche.
Y lo digo claro: mala leche; es lo que siento cuando veo que la desidia y la incompetencia se pelean por ocupar el primer puesto entre las habilidades de quienes nos gobiernan.
Hace unos días aparecía en la prensa la noticia de que unos institutos habían puesto en marcha un 'proyecto piloto' para combatir el fracaso escolar. La medida no tiene nada de 'piloto' (en aposición, indica que la cosa designada por el nombre que le precede funciona como modelo o con carácter experimental -RAE dixit-) pues se trata del desarrollo de la LOE, con lo que tendríamos que considerarnos todos a partir de ahora 'profesores pilotos' por servir de 'modelo' (o conejillos de indias) de las siempre nuevas leyes educativas.
En qué consiste ese plan contra el fracaso escolar: en una reconversión de lo que la LOCE llamaba PIP: los cursos de Cualificación Profesional. Veamos qué dice la LOE:
Artículo 30
3. Los programas de cualificación profesional inicial incluirán tres tipos de módulos:
a) Módulos específicos referidos a las unidades de competencia correspondientes a cualificaciones de nivel uno del Catálogo citado.
b) Módulos formativos de carácter general, que amplíen competencias básicas y favorezcan la transición desde el sistema educativo al mundo laboral.
c) Módulos de carácter voluntario para los alumnos, que conduzcan a la obtención del título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria y que podrán cursarse de manera simultánea con los módulos a los que se refieren los anteriores párrafos a) y b) o una vez superados éstos.
(...)
6. Corresponde a las Administraciones educativas regular los programas de cualificación profesional inicial, que serán ofrecidos, en todo caso, en centros públicos y privados concertados a fin de posibilitar al alumnado el acceso a dichos programas.
Pues sí, me alegro de que hayan pensado con la cabeza. Porque, no por repetir a diario lo de la igualdad de oportunidades los jóvenes van a tenerlas así de fácil. No. Hay jóvenes que perdieron el tren de las oportunidades nada más nacer, o lo han ido perdiendo durante el colegio, o a mamporros en su casa. Es justo que el sistema educativo les ofrezca una salida. Pero pretender que los profesores somos Pigmaliones funcionando a tutiplén, eso es fantasía de la gorda. En segundo de la ESO, un chaval tiene todo el pescado vendido y pocos milagros podemos hacer por él. Para este tipo de alumnos, la salvación es aprender un trabajo y las cuatro reglas básicas que lo salven de ser un paria. Insistir en los manidos objetivos generales de la ESO, para ellos (y para nosotros) es una especie de burla macabra.
Así que, bienvenidos sean los cursos de Cualificación Profesional, aunque se puedan mejorar.
Y diréis después de esta parrafada: ¿de qué le viene a éste tanta mala leche?
Pues que, como siempre, todo se deja para última hora y parece que en mi centro no hay ningún proyecto para llevar a cabo este plan. Según la Consellería de Cultura, en su ORDEN de 14 de diciembre de 2007, sobre evaluación en Educación Secundaria Obligatoria:
Artículo 6. Repetición de curso
5. Si el alumnado, tras repetir 1º, 2º o 3º no cumple los requisitos de promoción al curso siguiente, el equipo docente, asesorado por el departamento de orientación o por quien tenga atribuidas sus funciones, y previa consulta a los padres o tutores legales, decidirá lo que proceda en función de las necesidades educativas del alumnado, en las condiciones siguientes:
a) Si repite 1º, la incorporación al curso siguiente con las medidas de atención a la diversidad que se considere.
b) Si repite 2º, la incorporación al curso siguiente con las medidas de atención a la diversidad que se considere o, en su caso, a un programa de cualificación profesional inicial o a un programa de diversificación curricular.
c) Si repite 3º, la incorporación a 4º con las medidas de atención a la diversidad que se considere o, en su caso, a un programa de diversificación curricular o a un programa de cualificación profesional inicial.
Destaco el punto segundo porque mi centro acoge a un gran número de alumnos que cumplen ese requisito. De hecho, hay grupos de segundo en los que el 90% del alumnado sería firme candidato a dichos programas profesionales. Es más, muchos de los absentistas que sólo aparecen un par de días por el instituto (para evitar molestias de la fiscalía) quizá se animasen a venir si les enseñásemos algo más que fórmulas y complementos directos.
Por eso estoy de mala leche, porque en mi centro necesitamos ya que se desarrolle ese programa. No vale mandarlos a 'institutos piloto' ni a 'granjas escuela' o 'escuelas taller', pues, si se van, es reconocer que no hemos podido salvarlos. Necesitamos que sigan en los centros educativos, aprendiendo. Necesitamos que alguien reconozca que no son los profesores los culpables de ese 90% de fracaso escolar en algunos de esos grupos desahuciados. Necesitamos que las familias recuperen la confianza en la educación y no puedan decir que sus hijos van al instituto a perder el tiempo y a que los expulsen sistemáticamente de clase por vándalos. Porque, ¿qué otra opción les queda a aquellos que perdieron el hilo de la clase hace seis o siete años y no lo han recuperado todavía?

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/84027734@N00/139842869