27 octubre 2016

Soy un charlatán y, además, emprendedor


Lo reconozco: soy un charlatán. De las cuatro acepciones que figuran en el diccionario de la RAE, me veo reflejado al menos en tres:
1.- Reconozco que hablo mucho y me temo que, a veces, sin sustancia.
2.- Soy indiscreto, sobre todo si consideramos que la discreción es también prudencia.
4.- Me dedico en ocasiones a la venta ambulante de una mercancía un tanto intangible, de la que hablaré más tarde.
Como ven, lo único con lo que no me identifico es con la número 3, eso de "embaucador", ya que supondría que con mis palabras pretendo "engañar o alucinar, prevaliéndose de la inexperiencia o candor del engañado", y a ello todavía no he llegado, creo.

Al hilo de la charlatanería, esta semana he participado en unas Jornadas sobre innovación y éxito escolar, organizadas por Espaitec, el Departamento de Educación de la UJI y el Cefire Castellón para promover la innovación, la creatividad y la iniciativa emprendedora en las aulas de la provincia. Reconozco que, en los últimos tiempos, todo lo que lleva la raíz emprend- me produce cierta urticaria mental, pero no pude negarme, ya que habían pedido mi participación al unísono Reina Ferrández, directora del Departamento de Educación de la Universitat Jaume I (y con quien voy a colaborar en el diseño de la autoevaluación de nuestro proyecto de dirección del instituto), y Lidón Zabalza, asesora del CEFIRE y maestra de Infantil. Se trataba de hablar indiscretamente y de vender una mercancía: las tareas que se hacen en mi aula. Un reto inexcusable para un charlatán como yo.

Sin embargo, no era fácil resumir en una charla de apenas diez o quince minutos tantas historias que han ocurrido en clase. Por eso recurrí a un antiguo alumno, Pau González, que ha tenido la dicha o desdicha de ser pupilo mío desde 3º de ESO a 2º de Bachiller. Ahora, desde sus estudios de Ingeniería, ha podido contar su visión subjetiva de todos aquellos proyectos que llevamos a cabo: Piénsame el amor y te comeré el corazónEl barco del exilioVamos a venderlo todoUn paseo con Antonio MachadoCallejeros literarios o el Quijote sincopado. Verlos ahí, tan seguidos y narrados con la pasión de alguien que afirma que los recuerda como algo enriquecedor, como algo que le ha servido y le sirve para su carrera y para su vida, es el mejor premio que puede recibir un docente. No insistiré más en ello, porque, como buen charlatán, lo he contado con detalle a lo largo de estos años en el blog.

Por otra parte, la idea de las jornadas era estupenda: ligar la formación del profesorado con prácticas reales de aulas de distintos niveles, con el mundo universitario y con Espaitec, que vincula la universidad con las empresas. En ese espacio, como podéis imaginar, había de todo, porque para hablar de efecto contagio era necesario contar con los actores principales, es decir, el alumnado. De modo que también vinieron alumnos de Primaria de Santi Monforte, que han montado su propia ópera dentro del proyecto LOVA, o los alumnos de Infantil de Lidón Zabalza, que aún ahora desde Bachiller recuerdan los proyectos que hicieron en el aula con apenas tres o cuatro años.

Sé que los charlatanes caemos mal. Mirad a César Bona, un buen maestro de pueblo, al que nadie conocía, pero cuyos alumnos aprendían y admiraban, hasta que tuvo la ocurrencia de presentarse a unos premios internacionales y salir nominado; probablemente muchos preferirían que siguiese ahí olvidado por la administración y por sus colegas, rumiando el desencanto mientras pone buena cara a sus alumnos. Sin embargo, rompo una y mil lanzas, como ya he hecho en otras ocasiones, por la necesidad de contar, por la exigencia profesional que tenemos como docentes de hacer visible el trabajo de nuestro alumnado, para que gente como Pau o tantos otros puedan decir que en la Escuela han aprendido mucho y muy bien, y para que todas esas experiencias reales de aprendizaje no se pierdan en el tiempo como lágrimas en la lluvia.

En ese sentido, me reivindico una vez más como charlatán, sin que ello implique que los métodos que defiendo sean los mejores. A diferencia de los charlatanes embaucadores, jamás he vendido una mercancía que no haya probado y, además, me haya funcionado en clase. De hecho, admiro a todos los que comparten experiencias de aula, sean de la escuela, corriente o tendencia que sean, explicadores o gamificadores, flipadores o makers, me da igual. Lo que me cuesta soportar es la crítica de quienes nunca han mostrado lo que hacen en sus clases, o peor aún la de quienes no han pisado un aula (o la pisaron cuando la tele era en blanco y negro). Por mucho prestigio que tengan y por muchas cifras y siglas que exhiban, esos sí que son buhoneros embaucadores, pues cualquiera que viva de cerca la vida del aula sabe que ni existe la fórmula mágica contra el fracaso escolar, ni existe la piedra filosofal del aprendizaje milagroso.

Y ya para terminar, en estas jornadas, Cesar García-Rincón aclaró que el emprendimiento no es únicamente una cuestión neoliberal, sino una actitud que nos mueve al cambio, lo que mitigó mi urticaria hacia esa palabreja, pues me hizo pensar que me muevo entre pequeños emprendedores que lo son sin saberlo. También habló con cierta dosis de humor de una clasificación humana que me atrevo a resumir aquí. "El mundo se divide en tres grupos: los es que..., personas que siempre tienen excusas para no salir de su zona de confort; los hay que..., personas que admiten que algo se debe cambiar, pero depositan ese compromiso en terceros; y los vamos a..., que se animan a tomar las riendas". Pues eso, vamos a... 

15 octubre 2016

Sesquidecada: octubre 2001


En octubre de 2001 me encontraba atascado entre dos mundos: la vida universitaria, en la que, a pesar de estar preparando la tesis, no veía ningún futuro, y la vida como profesor de Secundaria, para la que me preparaba con cierta ilusión (sin dar detalle de otra vida más prosaica que me permitía mantener casa y familia). Para esta sesquidécada y recordando aquel tránsito, recupero la lectura de la novela Lo es, de Frank McCourt, que supuso en cierta medida una revelación que me obligaba a tomar partido por uno de esos mundos. Ya había tenido contacto con las aulas reales, pero leer la visión de esas otras aulas americanas no idealizadas por el cine, me ayudó a decidirme por un oficio que tiene algo de heroico y suicida a la vez. Si sois docentes y no os habéis asomado a esta novela, os recomiendo que la tengáis en vuestra lista de lecturas pendientes y, si os gusta, podéis continuar con El profesor, del mismo autor. Precisamente, al hilo de esa encrucijada en la que me hallaba yo mismo hace quince años, reflexiona McCourt sobre la brecha entre las desventuras del profe de Secundaria frente al "drama" de los docentes universitarios:
‘tiene muchas veces la impresión de que ha cometido un error al no dedicarse a la enseñanza universitaria, en la que vas por la vida pensando que cagas buñuelos de crema y sufres si tienes que dar más de tres horas de clase cada semana. Dice que podría haber escrito una tesis doctoral de camelo sobre la fricativa bilabial en el período medio de Thomas Chatterton, que murió a los diecisiete años, porque esas son las mierdas a que se dedican en las facultades, mientras los demás defendemos el frente ante unos chicos que no quieren sacar la cabeza de entre los muslos y ante unos supervisores que están satisfechos con tener la cabeza metida en el culo’ 

La segunda lectura que recomiendo en esta ocasión es un ensayo sobre los siglos de oro de José Deleito y Piñuela, un autor que publicó bastantes escritos de divulgación heterodoxos sobre la España más marginal, escritos no siempre bien fundamentados, pero cuyo tono ágil y divertido suple a veces el rigor documental que debería exigir un texto histórico. Menciono aquí La mala vida en la España de Felipe IV, aunque como digo, cualquier otro de la serie puede ser igual de interesante: El rey se divierte, También se divierte el pueblo... Por cierto, recomiendo acercarse a la biografía de su autor, otro de esos maestros herederos del krausismo represaliados por la dictadura franquista, cuya memoria todavía permanece sepultada en el olvido.



Por último, un ensayo, mucho más cercano en el tiempo, que puede servir incluso para trabajar en el aula (lo he incluido alguna vez en mis lecturas recomendadas), es Leyendas urbanas en España, de Antonio Ortí y Josep Sampere. Se trata de una recopilación de esos bulos tragicómicos que circulan por las conversaciones de amigos y que, con la aparición de las redes sociales, se han convertido en virales. Precisamente el auge de las redes ha provocado que este ensayo haya quedado obsoleto, aunque algunos de los asuntos que aparecen en él siguen compartiéndose por internet y por la mensajería instantánea con la misma ingenuidad y terror que despertaban entonces. Si os interesa la vertiente terrorífica de estas leyendas urbanas, os recomiendo a Jan Harold Brunvand, que ha escrito varios libros sobre ello. Y cuando queráis cazar alguna de esas mentiras virales (hoax), recurrid a las propias redes para no caer en la trampa.


29 septiembre 2016

Gracias, Mercedes


Miren el vídeo que encabeza esta nota. Bajo esa apariencia de inofensiva señora bien educada se esconde una lianta de mucho cuidado, una enredadora de tomo y lomo, un torbellino de aúpa. Es Mercedes Ruiz, aunque seguro que la conocéis en las redes por @londones o Doña Díriga. Hoy esas mismas redes están celebrando su aniversario y quizá su retirada mañana de la vida activa en las aulas; esto último no es motivo de celebración para ninguno de sus colegas o "sus pequeños clientes", pues no será fácil acostumbrarse a su ausencia. Sin embargo, casi todos los que la conocemos sabemos que no se marchará por completo, sabemos que Mercedes (igual que su amiga Conchita) nunca se retirará del mundo educativo y de la Escuela, porque es una Maestra, así con mayúsculas, una profesional a la altura de los más grandes, a pesar de que no la saquen todos los días en el telediario.
Mercedes está presente en mi círculo profesional desde hace mucho tiempo, creo que desde el primer Callejeros literarios, en el que participó desde Londres, exótica como ella misma. Después nos hemos viendo periódicamente, a través de proyectos colaborativos y de redes como Cero en conductay el vínculo ya no es solo profesional, sino humano. Hemos compartido robots y olivos, hemos participado en encuentros como las Buenas Prácticas del CITA o SIMO, en blogs colaborativos como el Día Europeo de las Lenguas, y otras mil iniciativas sugerentes. Pero, ante todo, nos ha unido la pasión por compartir, esa filosofía del ubuntu: "soy porque somos", porque, con Mercedes, siempre ha merecido la pena colaborar: basta un tuit o una llamada para que todos nos pongamos en marcha; ya lo he dicho arriba, lianta y enredadora, pero siempre desde el cariño y el afán por hacer una Escuela mejor, más humana y más bella.
A partir de mañana Mercedes se toma un merecido descanso, pero a nosotros nos deja un poquito desamparados, porque ya nos habíamos acostumbrado a su flujo de trabajo, a sus peticiones y a sus entregas incondicionales. Felicidades, Mercedes, y muchas gracias.

P.S: No se pierdan el retrato que ha hecho de ella Jesús Hernández (@jhergony): Tu retrato docente: Mercedes Ruiz @londones #GraciasLondones

20 septiembre 2016

Sesquidécada: septiembre 2001

Septiembre, septiembre... mes de vuelta al cole, aunque en 2001 aún no tenía un aula a la que volver, ya que estaba en el limbo de los que esperan una llamada de la bolsa de interinos, una llamada que en aquella ocasión se haría de esperar demasiado; pero eso es otra historia. En las lecturas de aquel septiembre de 2001 todavía encuentro textos relacionados con mi tesis inconclusa, libros sobre bibliotecas antiguas y pliegos de cordel. Sin embargo, para esta sesquidécada voy a optar por tres lecturas más asequibles, algo que se pueda aprovechar en este siglo.

El primer elegido es un autor poco conocido, Jan Potocki, que ha pasado sin embargo a la historia de la literatura gracias a su extraña novela Manuscrito encontrado en Zaragoza. No es una lectura fácil, quizá por responder al gusto de principios del siglo XIX, cuando fue escrita, pero sí que encandila a los amantes de la narratología por el inusual juego de narraciones incrustadas, a modo de muñecas rusas, sometidas además al recurso clásico -tan cervantino- del manuscrito encontrado. La trama puede resultar también muy apetecible en nuestra época, en la que tanto se ha revalorizado lo gótico y lo grotesco, con cabalistas, bandoleros, demonios y otras gentes de mal vivir. Recientemente, he leído La torre de los siete jorobados, de Emilio Carrere, y me ha recordado mucho a Potocki y a aquellos otros grandes autores de relatos fantásticos del XIX que abrieron las puertas al cuento moderno.

La segunda lectura es una novela de Elena Poniatowska, La piel del cielo, de la que también guardo buen recuerdo, no tanto por el argumento, sino por el deleite de su prosa y el lirismo de su universo narrativo, un universo, en este caso, con constelaciones de fondo. Posteriormente leí Leonora, de la misma autora, y confirmé que se trata de una escritora inexcusable en el panorama literario actual. 

Para finalizar, una recomendación tan ligera como divertida: el ensayo de Carlo M. Cipolla, Allegro ma non troppo, que incluye dos artículos muy conocidos suyos: "El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media" y "Las leyes fundamentales de la estupidez humana". El primero es una parodia de las monografías universitarias y de ciertas investigaciones tan absurdas como irrelevantes. Por otro lado, el análisis de las leyes fundamentales de la estupidez humana es, a pesar de su carácter satírico, un ensayo certero y atinado sobre la condición humana y la relación entre las personas. 
  1. Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación.
  2. La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona.
  3. Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso.
  4. Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.
  5. Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir.


Sin duda, Cipolla nos quiere advertir del peligro de topar con personas de ese cuadrante inferior, en el que los estúpidos no sólo generan perjuicio propio, sino que provocan la desgracia general, algo especialmente grave si, además, forman parte de la clase gobernante.
Una lectura altamente recomendable en estos tiempos de mediocridad y escasa estima de la inteligencia humana.

07 septiembre 2016

En marcha

Decía a principios de agosto que, en esta nueva etapa como director de mi instituto, el tiempo pasaba apresurado y exigía resolver urgencias dejando de lado las cuestiones importantes que guiaban nuestro proyecto de dirección. Estamos a 7 de septiembre y mañana comenzarán las clases. Estos días han sido más de lo mismo, un frenesí que no cesaba ni un momento, con demasiados frentes a los que atender, bien por nuestra impericia o bien porque los plazos en la Escuela son inexorables. La cuestión es que hay que parar y reflexionar, aunque no haya tiempo para ello, aunque día tras día la tentación de procrastinar y dejar de escribir en el blog sea una fuerza poderosa que te invita a callar o a no airear los pocos aciertos y las muchas preocupaciones. Es muy necesario detenerse a pensar en lo importante, en lo que no acabé de contar en aquella nota de principios de agosto. Vamos con ello.

En el claustro inicial tuvimos un tiempo para hablar del Proyecto Educativo de Centro y de las señas de identidad que queríamos mantener vivas: 
1. Ser un centro plural y democrático.
2. Promover la socialización y la normalización lingüística
3. Apostar por la formación integral del alumnado.
4. Promover metodologías activas.
5. Dar un impulso a la innovación y la formación.
6. Implementar las tecnologías educativas.

Este es el proyecto educativo que ya teníamos en el centro y que queremos garantizar mediante las cinco grandes líneas estratégicas de nuestro programa de dirección:

1. Centrar recursos humanos y materiales en la lucha contra el elevado fracaso escolar, especialmente, en los primeros cursos de la ESO.
2. Abrir canales de comunicación eficaces con la comunidad educativa, especialmente con las familias.
3. Promover un Plan de Convivencia centrado en el alumnado, incidiendo en la mediación entre iguales, y procurar que el reglamento de régimen interno sea un documento que se conozca y se cumpla, estableciendo los mecanismos adecuados para hacer las modificaciones necesarias y para aplicarlo.
4. Organizar los espacios y los horarios escolares hacia un mejor aprovechamiento del aprendizaje.
5. Crear grupos de trabajo interdisciplinares para la innovación y mejora educativa.

Estas líneas estratégicas las hemos concretado en 20 aspectos concretos para el periodo 2016-2020, con el fin de evaluar dentro de cuatro años si hemos sido eficaces:

1. Revisar la asignación de grupos para evitar la segregación
2. Reconfigurar los espacios públicos (patios, pasillos, zonas comunes...)
3. Reforzar el Plan Lector
4. Dinamizar la Biblioteca
5. Revisar, renovar y contextualizar el Plan de Acción Tutorial
6. Incidir en aspectos fundamentales para la convivencia del centro, como puntualidad, imagen limpia del centro, respeto al profesorado y a los compañeros...
7. Reformular el Aula de Convivencia como espacio educativo y no meramente sancionador
8. Promocionar la cultura de prevención de conflictos y refuerzo de la figura del mediador
9. Aclarar y mejorar las normas de convivencia existentes (plan de convivencia y reglamento de régimen), así como mejorar la aplicación de medidas correctoras
10. Promocionar la inclusión efectiva del Aula de Comunicación y Lenguaje (autismo) en la organización del centro
11. Reformular las sesiones de evaluación como herramientas de reflexión y mejora didáctica
12. Promocionar un Consejo Escolar más efectivo y participativo
13. Convocar Claustros más transparentes y participativos
14. Realizar Comisiones de Coordinación Pedagógica más centradas en aspectos organizativos y educativos
15. Dinamizar la participación e implicación del alumnado en el funcionamiento del centro
16. Dinamizar la participación de las familias a través de la activación del AMPA
17. Garantizar la prevención de conductas conflictivas a través de la ocupación lúdico-cultural del tiempo libre
18. Racionalizar las actividades extraescolares, vinculándolas al proyecto educativo para que sean inclusivas y formativas
19. Organizar sesiones de intercambio de experiencias educativas al final de curso
20. Difundir públicamente las actuaciones educativas más destacadas

Por otro lado, a final del curso pasado, publicamos un formulario con 25 propuestas concretas para comenzar a poner en marcha de manera inmediata. Esas propuestas tenían una escala del 0 al 5 para que los docentes pudiesen valorar su importancia. Las más votadas han sido las siguientes:

Propuestas para poner en marcha durante el curso 2016-2017

  • Establecer vínculos de interacción con la Escuela Oficial de Idiomas y la Universitat Jaume I para mostrar trabajos de nuestros alumnos o recibir agentes externos en las aulas (en marcha).
  • Promover una Asociación de Alumnos con la participación de los Delegados para gestionar la comunicación con la comunidad educativa (en estudio).
  • Modificar la distribución de los espacios para recibir a las familias en la Planta Principal (en marcha).
  • Promover juegos populares no sexistas a la hora del patio, con acompañamiento de un docente de Educación Física (en marcha).
  • Habilitar un Aula de Ocio a la hora del patio, cediendo responsabilidades a los alumnos que pidan la llave y con supervisión del docente de guardia (en marcha).
  • Establecer una reunión mensual de la Junta de Delegados con asistencia del Equipo Directivo y mediadores (en marcha).
  • Mentorización del profesorado nuevo por parte de compañeros definitivos en el centro, con los que comparta guardias (en marcha).
  • Reactivación de la Revista Riu Sec (en papel/digital) como órgano de visibilización y difusión de las actividades del centro (en marcha).
  • Asignar a cada Departamento un fragmento de pared de los muros del centro para realizar propuestas de intervención plástica relacionadas con su ámbito (renovables periódicamente) (en estudio).
  • Establecer una semana de los proyectos en el centro para compartir y difundir trabajos de cada asignatura, con talleres organizados por el alumnado (en marcha).
  • Revisar y mejorar la imagen corporativa del centro mediante un concurso de ideas entre alumnado y profesorado (en marcha).
  • Crear una mediateca orientada a la educación en valores para servir de apoyo al Aula de Convivencia (en estudio).
  • Crear un canal de difusión de noticias por Telegram para las familias (en estudio, aunque de momento está en marcha el twitter oficial @iesbovalar)
  • Promover un grupo de trabajo para estudiar las necesidades del barrio y llevar al aula preguntas que den pie a desarrollar actuaciones concretas como respuesta (aprendizaje-servicio) (en marcha).
  • Identificar al alumnado con Altas Capacidades y promover un plan de actuación que no suponga más tarea para ellos sino motivación añadida (en estudio).
  • Organizar unes jornadas lúdico-formativas (dentro del Plan de Formación en Centros) a principios de julio, en las que cada Departamento muestre las actividades más destacadas del curso (en estudio).
  • Organizar una jornada de puertas abiertas para el público en general con especial difusión en el barrio (en estudio)
  • Suprimir el timbre de separación de clases y sustituirlo por música (o silencio) (en estudio).
Veréis que, como balance general, la mayoría de propuestas están ya en marcha o se están estudiando en distintas instancias. También, hemos renovado y actualizado la documentación del centro con ayuda de algunos compañeros y la hemos digitalizado para que cualquiera pueda acceder a ella fácilmente. Además, hemos empezado a desarrollar algunas propuestas y proyectos para ver su calado entre el profesorado. Las más destacadas son las siguientes:

Bovalar projecta: Incentivar el ABP en los primeros cursos de ESO y en el PMAR. Con el apoyo de Francesc Collado, compañero en esto del aprendizaje basado en proyectos y flamante coordinador de secundaria, vamos a intentar que los profes se animen a trabajar de manera cooperativa (ver documento en valencià).

Centro sin deberes: Es una apuesta casi personal y obsesiva, lo reconozco (y lo he contado en el blog), que tiene como finalidad reducir el número de deberes, el peso de las mochilas y el cambio metodológico. Se ha ofrecido a los docentes la firma de un compromiso personal y ya veremos si hay un número considerable de valedores de esta propuesta (ver documento en valencià).

Proyecto Futuro: Son horas del Contrato-programa que irán destinadas a alumnado con perfil de fracaso escolar y de altos problemas de convivencia. Tenemos diez horas de profesorado diverso que, en principio, entrarán en clase con otros profes en aquellos grupos más complejos. Si no funciona el acompañamiento, formaremos pequeñas segregaciones con el fin de hacer aulas-taller y poder dar alternativas inclusivas a este alumnado (ver documento en valencià).

Riu Sec: Cinco horas para levantar de nuevo la revista Riu Sec que durante unos años fue un elemento de difusión y de integración de competencias y que ha permanecido más o menos latente en lo digital en los últimos años. En esas horas también atenderemos al alumnado más difícil de los grupos de ESO para que puedan reforzar competencias comunicativas.

Patios lúdicos: Docentes de Educación Física promoverán juegos no sexistas a la hora del patio para fomentar hábitos saludables y un ocio inclusivo.

Todo está ya en marcha, a pesar de que el día a día no nos deja apenas respirar. No voy a decir que sea fácil, pues en muchos momentos dan ganas de tirar la toalla y echar a correr. La sensación de angustia también está ahí, porque los pequeños problemas surgen a cada momento y todos necesitan una respuesta inmediata. Lo más terrible es saber que cada vez que solucionas uno, generalmente provocas otro, porque el engranaje de un instituto es complejo y hay poco margen de maniobra. Por suerte, tenemos el apoyo del claustro y del resto de la comunidad educativa, y eso nos anima a seguir en la brecha y aguantar. Aunque todo esto nos quite el sueño por la noche, durante el día seguiremos soñando con una Escuela mejor. 

Crédito de la imagen de cabecera: IES Bovalar en el Instagram de Nuño Jiménez

23 agosto 2016

Sesquidécada: agosto 2001

En agosto de 2001 estaba preparando algunos artículos sobre Juan Luis Vives, ese casi desconocido en esta tierra y que en cualquier otro lugar del mundo sería un referente. Mientras leía algunas monografías sobre el humanista valenciano, me asombraba la paciencia con que tuvo que aguantar su exilio, ese retiro forzado por sus antecedentes familiares judíos. Lo imagino en Brujas enterándose de que la Inquisición ha desenterrado los huesos de su madre para quemarlos en público. Lo imagino rechazando una y otra vez, por miedo o por despecho, volver a una España de rencorosos mediocres y de envidiosos ante la inteligencia ajena. Lo imagino muriendo lejos de su tierra y con la espina clavada de no haber podido saldar con su inmensa obra la mancha del odio racial. Nada nuevo, en fin.

Entre aquellos manuales de historia y filología se colaron, sin embargo, algunas lecturas que conviene traer a la memoria en esta sesquidécada. El primer autor es un clásico de nuestra literatura, Benito Pérez Galdós: su novela Miau impregnó algunas de aquellas tardes de verano con el aroma del Madrid castizo finisecular, con funcionarios cesantes y preocupaciones pequeñoburguesas. Es una obviedad recomendar a Galdós en un blog de filólogo, pero ante los retazos de lecturas digitales fragmentarios y dispersos de nuestros días, tal vez sea buena prescripción recuperar la prosa sosegada y llena de detalles del maestro canario.

También leí en aquellos días una antología de cuentos de Dino Buzzati, un autor para mí imprescindible tras la lectura de su novela El desierto de los tártaros. Los relatos de Buzzati son siempre inquietantes, como corresponde al cuento moderno, y dejan al lector balanceándose en esa estrecha franja entre el desasosiego intelectual y la satisfacción estética.

La última recomendación enlaza casi con el próximo inicio de curso, pues se trata de los textos del Juan de Mairena, de Antonio Machado, un imprescindible conjunto de reflexiones heterónimas acerca del arte, de la pedagogía, de la historia, de la literatura... Pasearse por los textos de Mairena es casi vivir en directo las preocupaciones de una generación que quiso renovar una España caduca, aquella misma España que quemó a los padres de Luis Vives y que con gusto hubiese hecho lo propio con él mismo de no haber puesto tierra de por medio. Leer a Juan de Mairena, a Abel Martín, a Antonio Machado es también redescubrir el oficio de maestro, algo necesario, cada día más:
No olvidéis que es tan fácil quitarle a un maestro la batuta, como difícil dirigir con ella la quinta sinfonía de Beethoven. 

03 agosto 2016

Lo urgente y lo importante

Llevo apenas un mes a cargo de la dirección de mi instituto y es un tanto apresurado lanzar reflexiones con esa poca perspectiva. No resulta sencillo ponerse al mando de una organización que debe satisfacer en dosis equilibradas a familias, alumnado, docentes y administración, pero es cierto que hay un punto de aventura y de ilusión en ello, sobre todo para los que amamos el oficio y queremos ser un poquito mejores día a día.
En este mes de director he descubierto que el sistema educativo es poliédrico, cambiante, confuso, inabarcable y, sobre todo, inmovilista. Cualquier acción o movimiento parece obedecer a los usos y costumbres, a caminos trazados de los que es difícil salir. La Escuela (y la Administración en general) sigue siendo un animal grande y torpe que hay que conducir con cuidado y paciencia. Por ejemplo, el discurso de la autonomía de centros se ve lastrado por una hiperregulación que va dejando caer decretos, órdenes e instrucciones día a día, en una sucesión de normativas legales difíciles de cumplir al pie de la letra, bien porque se aprueban de manera apresurada cuando ya hay establecido un orden distinto, bien porque no se ajustan a las posibilidades espaciotemporales de la vida real. A veces, incluso, son buenas ideas que, convertidas en leyes, se vuelven abstrusas y perversas. Aun así, hemos sobrevivido a la formación y gestión del banco de libros, al diseño de las plantillas, a la confección de los horarios, al frenesí del proceso de admisión y a todos esos pequeños obstáculos que parecen diseñados exclusivamente para medir la paciencia de los funcionarios. Contar con el apoyo de mi equipo, de la inspección (sí, de verdad) y de muchos compañeros de claustro ha sido vital para ello.
Al terminar julio, sin embargo, me he dado cuenta de que lo urgente ha desplazado a lo importante. Esos trámites que había que ir rellenando y solucionando casi al minuto no nos han dejado tiempo para desarrollar con más profundidad el proyecto de dirección que nos ha traído hasta aquí. Lo importante era, por ejemplo, pulir el Proyecto Educativo de Centro y complementarlo con nuestras líneas de actuación prioritarias y nuevos enfoques metodológicos: ABP, trabajo cooperativo, transparencia docente, visibilidad, conexión con el contexto... Lo urgente se ha impuesto como una espada de Damocles, dejando esa sensación de trabajar en vacío y con la conciencia de estar cometiendo graves errores por acción u omisión, cuando el principal error sería dejar de lado lo importante, lo que puede salvar a nuestros alumnos del fracaso escolar, lo que puede mejorar la convivencia, lo que nos puede unir a las familias. Seguramente, en septiembre (o unos días antes) volvamos al centro y sigamos con la ilusión de retomar el proyecto que acabamos de empezar. Tendremos otras espadas sobre la cabeza (como esas reválidas recién aprobadas, un hachazo a las competencias, a la escuela inclusiva y al aprendizaje significativo) y sobreviviremos al oleaje de nuevas urgencias, pero confío en que nos quedará tiempo también para lo importante, para nuestra idea de Escuela, porque ese debería ser el verdadero horizonte.

P.D: El título de esta nota coincide con la reflexión en el blog de Salva Barrientos, amigo y compañero en el cursillo de nuevos directores de Castellón.

Crédito de la imagen: 'Lichtkunst Esel'

23 julio 2016

Sesquidécada: julio 2001

En época veraniega, la selección de lecturas para estas sesquidécadas se decanta hacia lo lúdico, dejando orillados algunos libros más densos y enjundiosos. Por ello no hablaré aquí ni de la prosa festiva de Quevedo ni los orígenes judíos de Luis Vives, textos que incluso a mí me sorprende haber leído bajo la canícula de aquel julio de 2001.

El primer libro seleccionado merecería casi una nota en exclusiva, aunque apenas necesite presentación: La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Un libro de verano, de invierno y de todas las estaciones, el paradigma de la novela de aventuras, una delicia para disfrutar en cualquier tiempo y edad. Resulta curioso que llegase a mi lista de lecturas de manera tardía, pero eso tiene su explicación: la mayoría de clásicos juveniles los había leído en aquellas colecciones de tebeos de Clásicos Ilustrados Bruguera, de modo que me resultaban tan familiares John Silver o Jim Hawkins como cualquiera de los personajes de Julio Verne, de Dickens y tantos otros. Como digo, La isla del tesoro no necesita recomendación, sino ser leída y releída con la misma ilusión de un niño disfrazado de pirata.

Aprovechando la reivindicación de las Humanidades en el sistema educativo y del valor de esa Filosofía que casi se ha extirpado del Bachillerato, recupero una extraña novela policíaca con fondo filosófico: Filosofía a mano armada, de Tibor Fischer. Es una intriga protagonizada por un profesor de filosofía entregado al atraco de bancos con continuas referencias a los grandes del pensamiento. Sólo para valientes lectores de Humanidades.

Por último, otro clásico de la novela centroeuropea del siglo XX: Las aventuras del valeroso soldado Schwejk, de Jaroslav Hašek . Se trata de una divertida parodia de la novela bélica, con un protagonista tan ingenuo como histriónico, que acaba trazando con sus fracasos una mordaz crítica a la guerra y al absurdo mundo de las jerarquías militares. Como el tiempo termina cerrando círculos sobre sí mismo, quince años después acabo de leer otra novela muy similar, la Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin, de Vladímir Voinóvich. El absurdo de la guerra reducido al humor; lástima que el ser humano no haya sido capaz de leer más y disparar menos.