Tenemos primero El día de los trífidos, de John Wyndham, una novela apocalíptica que encajaría perfectamente en los gustos de las series actuales (de hecho, hay una versión televisiva de 2009). Se trata de una distopía en la que unos seres mitad vegetal mitad animal tratan de apoderarse de las ciudades dejando ciegos a los humanos y devorándolos después. Como sucede en otras novelas del género (pensemos en el Ensayo sobre la ceguera de Saramago), el caos generado por los trífidos sirve también para reflexionar sobre la condición humana y su organización social. Una novela tan entretenida como angustiosa.
Para los profesores de lengua y literatura, este blog pretende ser la Cueva de Alí Babá, en la que encontrar alguna idea, algún germen que permita abrir caminos, sembrar dudas, avivar el seso de los más inquietos.
30 abril 2025
Sesquidécada: abril 2010
15 abril 2025
Profesor(x)s. Un emoji... triste
En el ensayo Profesor(x)s. Un emoji, de Santiago García Tirado se recogen muchos de esos males de la escuela con los que todos estamos de acuerdo. Es un libro de experiencia personal, escrito con la perspectiva de muchos años de docencia, sazonado con diversas citas de pedagogos, intelectuales y autores clásicos, que se lee fácilmente y que ofrece un punto de vista que nunca dejará impasible al lector. García Tirado desgrana con soltura su vida profesional y nos ofrece en abanico el desastre educativo para que participemos en una partida triste en la que todo parece ir de mal en peor. Como decía al principio, en un claustro de cien personas, si nos ponemos a hablar de todo lo que funciona mal, podríamos dedicar un almuerzo entero o incluso una velada si se tercia. Pero, igual que ocurre en las conversaciones de bar, si tratamos de encontrar soluciones realistas, la tendencia es por un lado a echar balones fuera (la administración, las familias, los políticos...) y por otro a pensar que bajando la ratio se solucionan todos los problemas. Desde luego, en ese claustro de cien personas, un nutrido sector asentirá mientras lee el libro de García Tirado, porque han vivido situaciones como las que se cuentan, porque comparten ciertos diagnósticos y porque aplauden algunas de las propuestas de solución. Esos docentes pueden coincidir en bastantes de las afirmaciones del profesor García Tirado, afirmaciones que confirman sus propias experiencias y que satisfacen esa necesidad de dar voz a un sector del profesorado cada vez más quemado. De hecho, el autor afirma esa convicción de que los docentes están cada vez más atomizados y necesitan unión y apoyo; hasta ahí todo bien. Sin embargo, hay otras muchas afirmaciones en el libro con las que no estaría de acuerdo ni siquiera la mayoría de ese claustro de cien personas. Por ejemplo, habla de familias que vienen a pedir más deberes, algo que no he visto en mis más de veinte años de experiencia; axiomas como "sin silencio no hay hecho educativo" son bastante discutibles y dudo que todos lo apoyasen; la visión de los centros educativos como un espacio hostil en el que los docentes sufren una especie de distopía de supervivencia tampoco creo que lo puedan suscribir todos los docentes de ese hipotético claustro. Es más, conforme uno avanza en su lectura, encuentra referencias muy concretas a unas circunstancias educativas en las que es difícil coincidir: el uso desmedido de las TIC, el enfoque competencial generalizado o la injerencia de fundaciones (concretamente Bofill a través de Escola Nova 21). Muchos docentes del claustro hispano todavía no hemos visto ni portátiles, ni tablets, ni competencias ni apenas trabajo por proyectos en nuestras aulas. Quizá por ello tampoco podemos coincidir algunos en las soluciones que se dan para arreglar los desperfectos de la educación, ya que poco puede ayudar la eliminación de las tecnologías a quienes ni siquiera las han llegado a introducir en el aula. Por otro lado, conceptos como recuperar la autoridad, premiar el esfuerzo o expulsar a las madres de los centros educativos no forman parte del catálogo de expectativas de buena parte del profesorado, al menos por la banda progresista.
A pesar de esas discrepancias, en este libro he encontrado momentos de complicidad, como la necesidad de una escuela lenta que abandone el ritmo frenético de los temarios inabarcables o la exigencia de educar en valores democráticos. Las citas de Pennac y su Mal de escuela o las referencias a La lengua de las mariposas de Manuel Rivas contrastan con otros fragmentos en los que se demoniza el aprendizaje por descubrimiento o la atención al alumnado desafiante, por poner solo un par de ejemplos. En conclusión, Profesor(x)s. Un emoji permite a ese sector del profesorado que ha perdido toda esperanza en cambiar a mejor la escuela encontrar el consuelo de un interlocutor cómplice; por el precio de un libro te ahorras la sesión del psicólogo.
Profesor(x)s. Un emoji. El viejo topo. 2025
Santiago García Tirado
09 abril 2025
Teníamos 15 años... con luces y sombras
Teníamos 15 años es una novela que rinde homenaje a una generación que tiene hoy entre 45 y 55 años, una generación que tiene muy buena memoria para el ocio, la música o el cine de los maravillosos 80 y 90, pero muy mala memoria para los horrores de una sociedad a la que le faltaban varias vueltas de microondas. La nostalgia selectiva que enaltece aquella época, también en lo educativo, deja de lado el machismo, la homofobia y el casticismo más tóxico de una generación anterior que todavía no se había sacudido de los vetos y prejuicios del franquismo.
Pero, al margen de esos guiños a una generación encantada de conocerse, tenemos también el aviso a navegantes para la juventud actual. Ese viajero en el tiempo que revive ahora como docente su época como estudiante va a comprobar que el río de Heráclito todavía arrastra maleza que creía extinguida. Maleza en los actos de los jóvenes de ahora y en la herencia de sus padres que parece perpetuarse como la mala hierba.
Estamos ante una novela breve, muy bien armada en dos tiempos y en dos modos de contar historias que confluyen, con unos personajes con los que es fácil completar los silencios y con un mensaje siempre claro (como en toda la obra de Nando López): ni las convenciones sociales ni las ideologías políticas o religiosas pueden estar por encima de lo que somos y de lo que amamos. Por eso vale la pena darse siempre el chapuzón en sus libros.
Nando López y Nicolás Castell
Loqueleo. 2025