30 junio 2024

Sesquidécada: junio 2009

En aquellos años en los que no formaba parte del equipo directivo, junio era el mes en el que empezaban mis lecturas juveniles: decenas de libros que leía para valorar y proponer como referencia en los distintos niveles en los que me tocaría dar clase en el curso siguiente. Ahí podría rescatar un montón de títulos y autores: José María Latorre, Agustín Fernández Paz, Fernando Marías, Care Santos, Fernando Lalana, Elia Barceló, Ana Alcolea...


De ellos voy a recuperar para esta sesquidécada a Laura Gallego, que a día de hoy sigue publicando buenas novelas de aventuras y fantasía. En aquel momento me leí Finis mundi, una de sus obras más conocidas. Coincidí con Laura en un curso de doctorado sobre novelas y romances de caballerías, así que puedo dar fe de su competencia literaria en el mundillo medieval y también de su pasión por la escritura. Creo que es muy necesario este género como fidelización de jóvenes lectores, que vienen desde Primaria con ansias de historias que los enganchen y que, a veces, en Secundaria pierden el hábito lector por no tener unas lecturas que compitan en interés con los reels y virales de tiktok.

También el verano es momento de novela negra o policíaca: La ratonera, de Agatha Christie, Que se levanten los muertos, de Fred Vargas, Noticias de la noche, de Petros Markaris... 

Dos obras breves destacan entre esas dos tendencias mencionadas arriba: Hadjí Murat, una novela corta de Leon Tolstoi que habla de lucha y resistencia, y el inclasificable ensayo de Thomas de Quincey Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes, una obra maestra de la ironía y del humor inglés. Ambos clásicos son un buen punto de partida lector para comenzar el verano. Disfrutadlo.

18 junio 2024

La maestra: una historia ejemplar

Sobre las Novelas ejemplares de Cervantes se ha comentado a menudo que el adjetivo sirve tanto para decir que son ejemplos de la vida, como para decir que son modelos para tener en cuenta. La maestra, de José Antonio LuceroJosé Antonio Lucero, como ocurre con los relatos cervantinos, puede leerse con dos puntos de vista complementarios: por un lado, el ejemplo histórico de algo que sucedió (quizá no exactamente igual, pero sí muy parecido), y por otro como guía de lo que debería ser el oficio de educador.

La maestra narra la historia de dos mujeres que coinciden en la escuela rural de un pueblo andaluz poco antes de la rebelión militar de 1936. La protagonista es una novata que sustituye a la maestra titular y se verá pronto envuelta en el clima de hostilidad que rodea a la escuela republicana en su afán por modernizar la educación. La lucha por una escuela laica y de calidad chocará con las visiones de algunas familias y también con los poderes de la omnipresente jerarquía eclesiástica. 

Se trata de una novela bien documentada que huye de la novela de tesis, pero que mantiene a través de los diálogos de sus personajes el rigor testimonial de un periodo complejo, tan lleno de ilusión como de odio. La trama se articula en dos tiempos separados por alrededor de treinta años, que proporcionan al lector una perspectiva rica de los personajes y de la evolución histórica. En definitiva, una novela que merece la pena leer, una novela que encaja muy bien en este tiempo anómalo actual en el que hay docentes que defienden una educación aséptica, sin darse cuenta de que la Escuela nunca puede permanecer ajena a la realidad, al futuro de los niños, a sus derechos y libertades. 

La maestra. José Antonio Lucero (Ediciones B. Penguin libros. 2024)

26 mayo 2024

Mayor de edad

Tal día como hoy, hace 18 años, me ponía delante del ordenador y creaba este blog con la idea de compartir ideas y experiencias de aula, con el ánimo de reflexionar sobre la educación y la lengua y literatura, con la esperanza de ser cada día un poquito mejor como profesional. He contado desde aquí las alegrías de la web 2.0, la satisfacción de conocer a grandes colegas que han acabado siendo buenos amigos, el orgullo de participar en proyectos colaborativos llenos de ilusión. He visto morir y renacer varias veces los blogs educativos y he sido testigo de la aparición de redes sociales que han ido reconfigurando las publicaciones aquí. En estos dieciocho años han cambiado varias veces las leyes educativas, mientras en las aulas casi todo seguía igual de mal o igual de bien, depende de los centros, depende de las personas. He vivido huelgas y manifestaciones, me he indignado y, por reclamar recursos, casi me han expedientado. He asumido responsabilidades diversas en mi centro y fuera de él, desde coordinaciones y jefatura de departamento hasta la dirección del IES Bovalar, en la que llevo ya ocho años y en la que me esperan otros cuatro. He participado en un sinfín de cursos y jornadas, como asistente y como ponente, he escrito un libro y he publicado numerosos artículos en diferentes medios. En los últimos años, el rimo de trabajo apenas deja tiempo para escribir aquí, pero mantengo las reseñas mensuales de lecturas añejas, las ya veteranas sesquidécadas, además de algunas otras reseñas de cine o literatura. No sé cuántos años más le quedan por cumplir a este blog, tal vez hasta mi jubilación o tal vez más allá si las ganas y la salud lo permiten. Hasta entonces, mil gracias a los que aún seguís pasando por aquí, aunque sea muy de vez en cuando. 

Crédito de la imagen: Stephan Mosel -18-

19 mayo 2024

Sesquidécada: mayo 2009

En mayo del 2009 leí una obra sobre las andanzas de un taxista en El Cairo, un relato japonés sobre un niño que muere de hambre (y que luego se convertiría en una película de animación) y una novela negra ambientada en Letonia. Entre tanta multiculturalidad, sin embargo, la lectura que más huella me dejó fue un cómic de un autor poco conocido en aquel momento, pero que con los años se convertiría en un referente de la novela gráfica: Paco Roca. Su novela Arrugas causó sensación y contribuyó a dignificar un género que seguía siendo minoritario, un género que seguía siendo considerado poco serio, poco prestigioso para las lecturas canónicas, por ejemplo, de los institutos. En este sentido, también fue la adaptación cinematográfica de Arrugas una de las primeras obras que pusieron en marcha la Tribu 2.0 y Mercedes Ruiz en su reivindicación del binomio Cine y Educación.

Arrugas retrata de manera magistral el alzhéimer de su protagonista, y lo hace a través de un relato sencillo, alejado del sensacionalismo, pero sin renunciar a mostrar un tema con serias implicaciones sociales y familiares. Paco Roca contribuye así a la concienciación y la sensibilización ante esta enfermedad, utilizando el dibujo y la narración como una herramienta para enseñar y deleitar, como ocurre con los grandes clásicos. Con Arrugas se abriría al gran público la impresionante carrera de Paco Roca, un artista con obras tan imprescindibles como Los surcos del azar o la reciente El abismo del olvido. Solo por ello merece tener en exclusiva el protagonismo de esta sesquidécada.



29 abril 2024

Las cuatro esquinas del mar, la brisa y la sal

Leer las novelas de Lola Cabrillana (y ya lleva tres) te llena la casa de brisa y de sal. Con el vuelo de sus páginas se agita el aroma del mar y se oyen a lo lejos las gaviotas. Con las novelas de Lola también se escuchan las voces de los chiringuitos, del mercadillo, del patio de la casa o de la escuela. Como si estuviésemos leyendo una novela costumbrista, como si estuviésemos contemplando un cuadro de Sorolla. Ya reseñé en este blog su primera novela de gran éxito, La maestra gitana (aunque no os tenéis que perder tampoco Voces color canela), una obra que prometía una brillante carrera en el mundo editorial. Lola tiene esa capacidad de contar historias con la gracia y sencillez que tenían nuestras madres y abuelas, quizá porque en las familias gitanas todavía se le da importancia a esa tradición oral que otras culturas hemos ido abandonando. Ese estilo llano y claro es el que necesitan ciertas historias para ser contadas, el mismo estilo claro que también se necesita para sacar a la luz ciertas injusticias y reclamaciones. 


Las cuatro esquinas del mar es una novela en la que cabe casi todo, el amor, la amistad, la familia, los celos, el rencor, la traición, el racismo, la violencia, la justicia y la sinrazón. En cada esquina del mar podríamos poner un poste y, como si fuese un ring de boxeo, sacar a luchar lo mejor y lo peor que tenemos como seres humanos y como sociedad. Esa ha sido mi impresión al leer la novela, estar asistiendo a una lucha implacable entre vicios y virtudes, entre el amor y el odio, entre lo público y lo privado. Es una novela negra sin llegar a serlo, solo por la intriga de descubrir al criminal; también es una novela romántica, en la que no es fácil amar y ser amado; pero, sobre todo, para mí, es una novela en la que los payos hemos de vernos como Dorian Gray, reflejados en un lienzo en el que somos esclavos de nuestros prejuicios y de los peores tópicos hacia ese mundo gitano que nos produce un miedo proporcional a nuestra ignorancia sobre él. Estoy seguro de que Las cuatro esquinas del mar acabará convertida en una película o en una serie de televisión, pues tiene todo lo que estas necesitan. Ojalá sea así y ojalá sirva también para despertar conciencias y acabar con la gitanofobia que sigue presente en Occidente desde hace siglos. De momento, disfrutemos con sus palabras envueltas de brisa y sal.


Más información: Lola Cabrillana: Las cuatro esquinas del mar. Grijalbo-Penguin Libros


23 abril 2024

Sesquidécada: abril 2009

La sesquidécada de este mes coincide con el Día del Libro, ese acontecimiento que, cada vez más, se convierte en un San Valentín de la lectura, una ocasión de gastar y mostrar en redes lo mucho que nos importan los libros, aunque luego les dediquemos el tiempo justo durante el resto del año. No sé qué me tendría entretenido en aquel abril de 2009 para que solo haya registrada una lectura: exámenes, cursos, formación... Lo que sí sé es que el único libro que voy a reseñar lo escogí por la sugerente combinación entre el título y la portada, algo que muchas veces ni siquiera es atribuible al autor.

El búfalo de la noche, de Guillermo Arriaga, es una novela tormentosa en la que unos jóvenes mexicanos se enredan en relaciones complejas que los llevan a la desolación y la autodestrucción. Es una obra en la que se muestran algunas de las angustias de los adolescentes actuales, con la amistad, el miedo y la traición planeando sobre cada acto. Me cautivó la portada, que me recordaba bastante a un cuadro de Edward Hopper (de hecho, hubo reediciones en las que se sustituyó esa foto por un cuadro suyo), y que hacía sentir sobre la nuca de la protagonista el aliento del búfalo de la noche. Así que, si no tenéis ninguna lectura actual de la que echar mano, podéis visitar esta novela que os cautivará (o quizá al menos ver la película que se inspiró en ella). Feliz Día del Libro.

31 marzo 2024

Lo radical es educar

 

Es complicado escribir un libro o dirigir una película sobre educación sin caer en tópicos, en excesos, en estereotipos o en dramas. Es complicado porque en el día a día de los docentes nos acompañan los lugares comunes, las situaciones extremas y los dramas, demasiados como para caber en una película. Así que, cuando un profe va al cine con la mirada puesta en una trama educativa, casi siempre está predispuesto a no espantarse de nada, a aceptar que lo que verá en pantalla será una especie de dejà vu mejor o peor contado.

Así acudí al estreno de Radical, la película de Cristopher Zalla que todavía podéis ver en cines (si vivís en una ciudad grande). Acudí con la idea de compararla con las otras dos películas de profes que he visto en los últimos meses, Sala de profesores y El maestro que prometió el mar, de las que ya he hablado en este blog. Solo sabía que se basaba en una historia real sobre un maestro mexicano, así que me enfrenté a ella solo con los prejuicios que ya he comentado arriba. Y fue un gran alivio saber que todavía hay películas sobre la Escuela que me pueden sorprender.

Al margen de la historia principal que hace saltar a la fama la historia de este maestro, una historia que lamentablemente es tan maravillosa como excepcional, lo que más me interesa de la película son los temas educativos que va abordando con esa naturalidad con la que convivimos con ellos a diario (lo que en redes sociales dirían "melones para abrir"). Esos temas van desde el sentido de la educación, el valor de las pruebas externas y estandarizadas, las necesidades de compensación educativa, el absentismo, las metodologías activas, el enfoque competencial, el papel de la inspección educativa... Muchos temas que, evidentemente, se quedan apenas esbozados, pero que mueven al espectador hacia una reflexión crítica sobre el sistema educativo. Sin entrar en los momentos más dramáticos, cabe decir que muchas de las situaciones que aparecen en la película las vivimos con bastante asiduidad, al menos en la escuela pública, y eso sí que duele, porque creo que más de un espectador se va con la sensación de que ciertas cosas solo pueden ocurrir en países con altos índices de violencia, pero no es así, les pasan también a nuestros alumnos, a nuestras familias. Y da igual si detrás de cada uno de ellos está o no un futuro premio Nobel, porque lo que de verdad importa es que, detrás de cada uno de ellos, hay un niño o niña que espera y desea un futuro mejor, y está muchas veces en nuestras manos ayudarlos a alcanzarlo: Para ello, menos exámenes y más acompañamiento diario, porque lo radical no es filtrar al mejor, sino educar a todos para que lo sean cada cual a su manera.

25 marzo 2024

Sesquidécada: marzo 2009


Siguiendo el enganche de la saga de Canción de hielo y fuego del mes anterior, en aquel marzo de hace quince años devoré el siguiente libro de la serie, Festín de cuervos. Poco hay que decir de ella, puesto que los fans de esta fantasía épica ya la conocen bien y a los profanos solo cabe animarlos a acercarse a ella desde la literatura si no lo han hecho desde la televisión.



Para esta sesquidécada quiero recuperar también otras dos novelas que me resultaron interesantes. La primera es una novela corta pero intensa, una novela de esas que tiene en su brevedad los ingredientes precisos para ser buena literatura. Se trata de El lector, de Bernard Schlink. Es una novela que, bajo el sencillo argumento de un joven que actúa de lector para una mujer mayor que él, esconde una trama mucho más profunda, con implicaciones que nos llevan a episodios luctuosos de la posguerra europea de mitad del siglo XX, a cuestiones históricas sin resolver, a dilemas morales, a los límites del amor y la amistad, a la literatura como bálsamo ante el horror de la guerra... Creo que es una gran obra contemporánea, una novela destinada a permanecer en la lista de libros importantes de nuestra época, por su estilo y su concisión.



Por último, una recomendación para el aula, también relacionada con la lectura y la guerra: Zara y el librero de Bagdad. Sé que ya las guerras se suceden a una velocidad de vértigo en la que los conflictos territoriales caducan y son reemplazados por otros distintos en la geografía pero similares en el horror. En esta novela de Fernando Marías (recientemente fallecido), se habla también de literatura y de barbarie, con los libros como testigos inocentes e impasibles. Es una novela que puede trabajarse con alumnado de 3/4º de ESO para abordar la sinrazón de los conflictos bélicos y cómo se destruye la cultura para aniquilar la memoria colectiva. Esta fue también una de las novelas que recopilé en mi proyecto "Leer el exilio, vivir el exilio", en el que podéis encontrar otras lecturas relacionadas.


Leer el exilio, vivir el ex... by tonisolano