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01 julio 2015

20 años después: de la idea al aula



El proyecto "20 años después..." nació como prototipo en un MOOC sobre ABP; curiosamente en aquel curso en el que practiqué el diseño de proyectos es el mismo en el que recientemente he ejercido como curador de contenidos. "20 años después..." plantea el análisis de cuentos tradicionales para llegar a una dramatización del encuentro de sus personajes 20 años después. Aquel prototipo ideal lo hemos llevado durante este curso al aula de 2º de ESO, con una pequeña incursión en el PQPI. Ya conté en el blog los resultados de la primera fase, allá por noviembre; durante el segundo trimestre no avanzamos mucho porque estábamos liados con el Plan Lector de la Luz, pero en la tercera evaluación le dimos el empujón a la segunda fase y culminamos el proyecto.


Enlaces IES Bovalar:
Ha sido un proyecto con el que hemos disfrutado mucho, sobre todo si tenemos en cuenta que los grupos de 2º de ESO no suelen ser fáciles de gestionar, al menos en mi centro. En la mayoría de grupos estábamos dos profes, mi compañera Elena Cervero y yo, como ya he explicado en otras ocasiones; incluso en uno de ellos, que no podíamos desdoblar, nos uníamos solo para el proyecto, ya que eran 35 alumnos. He tratado de documentar todo el proceso, porque como he dicho alguna vez las tareas no son solo vídeos y presentaciones, sino que hay muchísimo trabajo de lectura, planificación, escritura y reescritura; también ha habido mucha coevaluación en las fases de exposición oral.


El proyecto tuvo un diseño colaborativo mientras se fraguaba en el curso ya mencionado, pero durante el desarrollo invité a los socios a que participaran libremente, sin condiciones, con toda la flexibilidad que exigiese su contexto. Eso ha proporcionado al proyecto unos socios de calidad:
Lugar destacado merece también la colaboración de Vanesa Marín y sus alumnos de 2º de Primaria, que vinieron a escuchar los cuentos y que acabaron contándolos mucho mejor que los supuestos expertos. Esto nos compensó que no hubiese ningún familiar para contar cuentos (sin duda, algo estamos haciendo mal cuando pedimos a las familias que vengan a participar y nadie responde).
Como decía, estamos muy contentos, pues tanto el trabajo de los cuadernos de aula, como los productos finales, han sido satisfactorios. El final de curso nos ha pillado trabajando simultáneamente los poemas y los videoencuentros 20 años después, lo que ha convertido las clases en espacios de trabajo casi frenético, sin lugar para el aburrimiento (lo decían ellos, ojo). También, por primera vez, creo, ha funcionado bien la coordinación con el Departamento de Orientación y con Lourdes Sáez, la profesora de Pedagogía Terapéutica, hasta el punto de que dos de las alumnas con N.E.E. han seguido el proyecto de principio a fin, completando todas las tareas dentro de su nivel de competencia, algo que demuestra la eficacia del ABP para la integración y las adaptaciones curriculares. 
A continuación os dejo todos los materiales para que podáis curiosear y preguntar. Agradezco a todos los socios y socias la paciencia y el apoyo ante el "hostigamiento educativo" al que los he sometido durante el año; aquí queda también recogido parte de su trabajo.

P.D: Hablé de este proyecto en las XI Jornadas Novadors 2014 en Gandía y volveré a hablar de ello en las próximas XII Jornadas Novadors 2015 en Vinarós, este viernes. Estáis avisados.

17 agosto 2014

Sesquidécada: agosto 1999


El mundo ha cambiado bastante en los últimos años. Preparando esta sesquidécada que recupera lecturas de hace 15 años me he dado cuenta de cómo hemos modificado ciertos hábitos que parecían inmutables y cómo nos hemos acostumbrado fácilmente a ciertas comodidades por aquel entonces impensables.
En agosto de 1999 existía internet, claro, pero el ADSL solo empezaría a desplegarse en los años posteriores, así que no resultaba fácil ver vídeos o fotos en la red. Además, en el ámbito de la cultura, los sitios web eran todavía escasos y con recursos muy limitados.
Digo esto porque las dos antologías que reseño aquí son casi reliquias de tiempos pasados, tiempos en los que los lectores inquietos teníamos que rebuscar en catálogos de librerías y pedir por correo libros que nunca obtendríamos de otro modo.

La palabra imaginada es un compendio de poesía visual editado en 1999 por la Casa de Cultura de Don Benito (como para buscarlo entonces en la FNAC). Hoy basta teclear esas palabras en Google para encontrar miles de poemas visuales de todo el mundo. En aquella época, exceptuando las joyas de Joan Brossa, poco podíamos hallar para ilustrar una clase con poesía visual, ni siquiera a Chema Madoz, inalcanzable.

De la "palabra imaginada" saqué más de un ejemplo para mostrar en el aula y, en las actividades de creación poética, tenía siempre alguna fotocopia de la "Historia de amor" o de "Mar de dudas". En el siguiente vídeo he seleccionado unos pocos poemas visuales.

 

La otra antología es de microrrelatos y se llama Dos veces cuento, editada por Joseluis González. Junto a figuras consagradas como Luis Mateo Díez, Gabriel García Márquez, Max Aub, Alfonso Sastre, José María Merino, Franz Kafka o Eduardo Galeano, aparecían otros autores que han conseguido hacerse un nombre en el género como Pilar Pedraza, Fernando Iwasaki o Pedro Ugarte, hasta alcanzar el más de medio centenar de microrrelatos que ofrece esta edición. Al igual que ocurría con los poemas visuales, resulta bien fácil encontrar hoy en internet miles de ejemplos para llevar al aula. Cualquiera puede acceder tras una simple búsqueda a textos como "Ecosistema", "El pozo", "Soledad", "Alas" ... incluso se pueden hallar algunas versiones en podcast.

De la antología utilizaba a menudo como dictado en clase el siguiente relato de Tanith Lee:

Eustace

Amo a Eustace a pesar de que me lleva cuarenta años, es totalmente mudo y no tiene ningún diente. Me da igual que Eustace esté completamente calvo- excepto los pelos esos que se le ven entre los dedos de los pies-, que cuando ande se le note la joroba y a veces se caiga en medio de la acera. Si cree que tiene que emitir uno de esos cortos sonidos agudos suyos como silbando, o si se le da por mordisquear con su boca sin dientes en el sofá o irse a dormir al jardín, yo lo acepto todo como cosas bastante normales. Porque le amo. A Eustace le amo porque es el único hombre del mundo al que no le importa que yo tenga tres piernas.


Los tiempos han cambiado y gracias a ello podemos disfrutar de poemas visuales compartidos en las redes, algunos exquisitos y otros de dudoso gusto (quizá ahí se echa en falta la habilidad de un buen editor). También gracias a la red disfrutamos de microrrelatos excelentes, como los que nos ofrecen colegas como Aster Navas o Elisa de Armas. Ya pocos piden libros por catálogo; si acaso, algunos descatalogados se pueden encontrar en librerías digitales. Lo que no cambia es la emoción del hallazgo, el feliz encuentro con una lectura que parecía destinada para ser leída por ti.


Crédito de la imagen: '15'

09 noviembre 2009

Pulgartuito

En una casa en medio del bosque 2.0 vivía una familia de blogueros. Los padres escribían largas notas en sus blogs, sin apenas imágenes, tochos en los que hablaban de lo divino y lo humano. Con una mayor profusión de widgets, los hijos siguieron la tradición y mantuvieron blogs temáticos: Garrapunto.com, Microciervos, Mantasverdes, Motosierrapasion, etc. Sin embargo, el más pequeño de todos ellos, tras un curso de escritura zen por correspondencia, decidió que sus escritos nunca superarían los 140 caracteres, unas frases que se pueden tapar apenas con un pulgar; por eso, lo llamaron Pulgartuito.

Los padres blogueros advertían siempre a sus hijos de los peligros que acechaban en el bosque 2.0.
-Tened cuidado, que hay mucho troyano tras los arbustos -decía papá Blogger.
-A ver si un psicopedagogo desalmado os hace una adaptación curricular on-line -apuntaba mamá Wordpress.

Y los niños, alocados como corresponde a su edad y condición, nunca hacían caso de sus padres y paseaban por el bosque de feed en feed sin la mayor preocupación. Pulgartuito era sin duda el más avispado de todos ellos. La filosofía zen había impregnado su espíritu, y sus notas rebosaban sabiduría e ingenio. Por eso, cuando sus padres les avisaron de que los ingresos publicitarios eran cada vez más bajos y que quizá tendrían que cerrar los blogs, Pulgartuito convenció a sus hermanos para ir, cruzando el bosque, en busca de patrocinadores.
Aquella misma tarde, salieron con sus netbooks, sembrando el camino de tags, hashtags, pingbacks y trackbacks, una idea que se le había ocurrido a Pulgartuito para no perderse. Sin embargo, al caer la noche, descubrieron que tanto Twitter como Blogger se habían colgado por un ataque masivo de monjas-bulo antigripales.
-¿Qué vamos a hacer ahora :-((((?- lloraba desconsolado uno de los hermanos que sólo posteaba vídeos de niños riéndose o llorando.
-¡Nunca volveremos a casa! -sollozaba otro, conocido en toda la blogosfera por sus powerspoint de frases sobre la amistad con fondo de paisajes y música new age.
-Llorad como cobardes. Pensaré como un valiente -lanzó Pulgartuito en un arrebato tuitero de primer orden.

Y, sin miedo alguno, Pulgartuito, alzado por la ballena de Twitter, descubrió en un claro del bosque una casa de colorines. Hacia allí se dirigieron, con tan mala fortuna que se trataba de una sede de Microsoft Corporation.
-Pasad, pasad, chicos. Soy el Hada Messenger y también escribo y me comunico en la red, como vosotros. Os podéis quedar a dormir, pero debo esconderos. Mi padre Windows vendrá pronto y a él siempre le apetece comerse todo lo que se mueve por el bosque 2.0.

De este modo, los chicos se escondieron en un repositorio de archivos ocultos, intentando no hacer ruido al teclear sus notas. Pero, cuando llegó Windows, la tragedia se mascaba en el ambiente.
-¡Cuidadito conmigo, que vengo caliente! Otra vez se me han adelantado los niñatos de Google con su computación en la nube... En la nube, en la nube... ¿quién demonios va a pagar por algo que no se puede vender en una cajita de colores?... Estoy que me comería tres wikis y dos redes sociales. Pero..., ¿a qué huele aquí?

Abriendo carpetas y subcarpetas, ignorando sus propias advertencias de que el ecosistema podría dejar de funcionar si se removían los archivos, Windows encontró a los niños escondidos entre una pila de librerías dll.
-¡Vaya, vaya! Unos sabrosos niños blogueros. Y, este pequeñajo, ¿quién es?
-Soy Pulgartuito y, aunque pequeño, tengo ya más de tres mil followers.
-Eso, a mí, me la trae al pairo. Acabo de firmar planes exclusivos con algunas comunidades autónomas para instalar mi sistema operativo de Siete leguas.
Y, diciendo esto, Windows cerró todas las carpetas de golpe y los dejó allí encerrados.
-Mañana daré buena cuenta de vosotros.

Pulgartuito y sus hermanos se quedaron allí, rodeados de archivos temp, de registros de configuraciones polvorientos... Pero, Pulgartuito, tras hacerles un retuit de urgencia a varios followers desesperados que pedían su ayuda, se puso a hurgar en un ejecutable malicioso que un antivirus gratuito había guardado en un baúl y consiguió resetear la habitación. Mientras sonaba la sintonía de Windows, Pulgartuito y sus hermanos se calzaron unas botas ADSL de 20 megas reales y huyeron de aquella casa maldita.
-¡Qué flipe! -decía uno de los chicos, que siempre llenaba su blog de gifs animados.
-¡Quién iba a pensar que existían de verdad los 20 megas reales...! -gritaba lleno de alborozo otro que llevaba tres meses sin meterse con la SGAE.

De este modo, veloces como el viento, Pulgartuito y sus hermanos llegaron a su casa en un periquete.
-¡Por fin, hijos! ¡Pensábamos que habíais sido víctimas de las redes P2P!
-Padre, madre -dijo Pulgartuito-, no debéis preocuparos más por Google AdSense y sus anuncios inteligentes. Aquí os traigo lo que nos sacará de la ruina.
Y abriendo su netbook, descargó el código secreto de Windows: Una ristra de unos y ceros -más ceros que unos, en realidad- se derramó por el salón e inundó los verdes prados del bosque 2.0. convirtiendo toda la flora y la fauna en un ecosistema copyleft.
-Bien está lo que bien acaba -tuiteó Pulgartuito-. Y se puso en modo off.


Este cuento surge a iniciativa de Juanjo Muñoz y su Caperucita 2.0., en una serie que han seguido otros ilustres blogueros con más salero que yo:

01 marzo 2009

Donde por fin se desvela...

Resumen de episodios anteriores:

En resumidas cuentas, se trataba de encontrar un autor que había escrito un relato muy parecido a esta canción de Los Suaves:


La primera que superó el reto fue Conchita, quien, buscando el rastro del caso Dreyfus, sacrificó la madrugada del sábado en pos de nuestro escurridizo autor, que no es otro que Émile Zola.
El cuento al que hacía referencia se llama "Le chômage", y está incluido en una colección denominada Nouveaux contes a Ninon. No he encontrado más traducción que la que reseñé en la segunda pista, pero como no figura el autor de la misma, decidí, en la medida de mis posibilidades, traducir el relato por mi cuenta. Este es el resultado; comparadlo con la canción de Los Suaves y decidme si estoy equivocado o no:

En el paro, Émile Zola

Breve historia de este acertijo literario:
Aunque parezca exagerado, llevaba, por lo menos, diez años dando vueltas a esta actividad. Me resultaba curioso el parentesco entre un escritor "tremendamente serio" del siglo XIX y un grupo de rock gallego de finales del XX. Durante mucho tiempo he pensado que a los jóvenes les podía llamar la atención esa coincidencia, pero nunca encontraba una clase cuyo perfil encajase en lo que esperaba de ellos. Más tarde, cuando empecé con los blogs, supuse que acabaría proponiendo la actividad de algún modo; sin embargo, me di cuenta de que, en la práctica, todo se complicaba: si proponía un acertijo como éste, con los buscadores actuales, en cuanto subiese el texto original, acabarían la actividad (de hecho, a partir de ahora ya es imposible mantenerlo oculto); podía incluirlo como actividad secuenciada en un libro LIM, pero perdía frescura; o podía hacer una webquest -dentro de Moodle, quizá-, algo que me conducía a un trabajo demasiado complejo. De modo que la idea se fue quedando arrinconada durante años.
Cuando los chicos de Tres Tizas me pidieron una colaboración me puse de nuevo en marcha para rescatarla: traduje el relato de Zola (perdón por los errores de un advenedizo) y recopilé información al respecto. Al final, se volvió a complicar la cuestión de forma y las matemáticas arrinconaron a Zola y los Suaves.
Así pues, con este fin de semana de acertijos he saldado cuentas con dos clásicos de la música y la literatura. Ahí queda el material con el que creo que se puede preparar una actividad interdisciplinar muy completa. Quizá alguien que esté impartiendo el 4º de ESO de Diversificación pueda aprovechar la ocasión para hablar de los efectos colaterales de la Revolución Industrial o del capitalismo sin control. Si se atreve a ello, cuenta con mi bendición.
Y, por supuesto, gracias a todos los que habéis participado en el juego.

03 junio 2006

Consejos sobre el arte de escribir cuentos

Se fue antes de tiempo, y dejó unas novelas desconcertantes. Roberto Bolaño me recuerda algo a Luis Martín-Santos, a lo que pudo haber sido un opíparo banquete y el negro azar truncó para que fuese sólo un exquisito piscolabis.
Roberto Bolaño ha dejado buenas novelas, pero también apuntes breves que emocionan y sorprenden. Leed, si no, estos consejos suyos:

Como ya tengo 44 años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos.
1) Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
2) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7) Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!
8) Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9) La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10) Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11) Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.


(Extraído del ensayo Números, publicado en la revista Quimera 166, Febrero 1998, Barcelona).

27 mayo 2006

Magnífico Arreola

Hace unos meses, tuve la dicha de encontrarme con un mensaje en una botella. El mensaje lo habia escrito Juan José Arreola, un autor mexicano desaparecido no hace mucho. Se trataba de un pequeño relato que alguien había lanzado al proceloso mar de Internet y que yo había salvado con mis redes noctívagas.
Bueno, sin rollos, era un cuento precioso que os copio a continuación:

Teoría de Dulcinea (J.J.Arreola)

En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la vida eludiendo a la mujer concreta. Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que un caballero andante embestía a fondo uno de esos vagos fantasmas femeninos, hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de cuatrocientas páginas de hazañas, embustes y despropósitos.

En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su cueva. Con cualquier pretexto entraba al aposento y lo invadía con un fuerte aroma de sudor y de lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.

El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía enfrente, se echó en pos a través de páginas y páginas, de un pomposo engendro de fantasía. Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas encinas y dio tres o cuatro zapatetas en el aire. Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su casa. Sólo tuvo tiempo para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su alma reseca. Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, y tuvo un destello inútil ante la tumba del caballero demente.
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No sé para vosotros, pero para mí constituye una maravillosa metáfora del placer de leer, de esa práctica solitaria e incomprendida que sacrifica a menudo el oficio de vivir al vicio de soñar. Aunque sea a costa de rechazar la llamada más carnal...