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Banksy |
No hay futuro. Era el lema punk, pero podría convertirse en el lema de la Educación en este país. No hay futuro porque ninguna administración ha planificado una Escuela pública de calidad y no segregadora con la mirada puesta más allá de los 4 años de una legislatura. Hay que decirlo claro: ninguna administración lo hace porque sabemos que nuestros políticos se inspiran en el sudario de Penélope, y destejen en cuatro años lo que otros tejieron en años anteriores. La ciudad en la que vivo, como otras tantas ciudades, apenas tiene espacios para niños y jóvenes. Los barrios crecen y faltan plazas escolares. Colegios e institutos suelen estar al completo. El último instituto que se terminó de construir en Castellón fue en 2010, sobre una planificación de diez años antes. Es el único para toda la zona oeste. 600 plazas ocupadas por 700 adolescentes. Leer hoy la queja que publiqué en el blog hace 14 años resulta tremendamente agorera y desesperanzadora. Puede que una persona ajena a la educación no sepa que eso va a ocurrir, pero hemos tenido cargos que cobran por planificar durante esos 20 años. ¿Qué planificaron? Nada ¿Qué reserva de terrenos hicieron? Ninguna. Tal vez sí que planificaron algo: la carencia de plazas escolares públicas, que seguro que beneficia a alguien, lo hemos vivido en nuestra comunidad, lo siguen viviendo en otras y lo empiezan a comprobar en algunas. Pero no voy a entrar en ese tema.
Ahora ha llegado una pandemia y descubrimos (oh, qué sorpresa) que no hay donde meter a los escolares. No pasa nada. Ya ven que se puede actuar con normalidad abriendo las aulas sin despeinarse. Si después de dejar morir a los ancianos ningún cargo político va a ser responsable ¿creéis que alguien lo será si hay contagios en los centros educativos? En septiembre, habrá comunidades que abrirán igual que cualquier otro año. El resto de comunidades harán lo mismo, porque ¿cómo se van a oponer a la conciliación y al derecho a la educación? Claro que hay que abrir, pero con un plan que garantice una convivencia segura. Para ello hubiese hecho falta la planificación que no hubo, y no podemos volver atrás en el tiempo. Así que ahora se necesita un plan de vuelta segura, un plan que permita que los menores no estén hacinados en los centros. Porque si se meten 700 niños donde solo cabían 600, pasará una desgracia. Es más, os voy a decir quiénes serán los responsables cuando ocurra una desgracia. Los más tontos y los más débiles. Hay una estrategia para ello, que ya lleva tiempo funcionando. Todos conocéis las leyes educativas y toda la regulación de un centro. Normas e instrucciones imposibles de cumplir, entre otras cosas, porque a veces son incluso contradictorias. Mientras todo va bien, las instrucciones se firman y no pasa nada. Si hay una reclamación, se resuelve y adelante. Pero ahora puede haber responsabilidad penal. Las autoridades obligarán a firmar planes de contingencia en los que los centros aceptamos que todo está en orden para garantizar la seguridad. En algún punto señalaremos que no hay espacio suficiente. Nos dirán que lo anotemos en las observaciones o que enviemos un informe a algún despacho, pero el plan se firmará. Todos sabremos las normas y nos comprometeremos a cumplirlas y hacerlas cumplir.
Pero tal vez llegue septiembre y no haya nueva normalidad, y la normalidad sea volver a lo de siempre. Empezarán los problemas: hacinamiento, grupos agolpados en los pasillos, en el patio, en la cantina. Profesores persiguiendo niños sin mascarilla o poniendo partes porque uno le tose al otro en la cara. Relajación de las medidas ante el descontrol diario. Un día, a las 12, un niño se encontrará mal, tendrá fiebre y lo aislaremos. Al día siguiente, después de un agitado tráfico de wasaps en el grupo de padres/madres, vendrán solo la mitad de los alumnos. Si se confirma el positivo, nos pondremos en cuarentena. Si hay algún caso grave o un fallecimiento, alguien tal vez denuncie al centro porque un día, en el patio estaban todos apelotonados (habrá fotos). Basta una denuncia y un imagen de un grupo de niños sin mantener distancia para que el juez pida el plan de contingencia. Firmado por el director o directora. La imagen del director/a en todos los periódicos.
Si la Conselleria es del bando X, los medios afines al bando Y intentarán echar leña al fuego acusando al político que permitió la vuelta sin garantías. Los medios del bando X esquivarán esa responsabilidad derivándola al director del centro por no hacer cumplir las normas. En algún medio marginal aparecerá que el equipo directivo ya avisó en un correo al despacho tal de los problemas detectados. Nadie hará caso de esto. Probablemente, no haya nadie tampoco en ese despacho. Se armará mucho ruido y al final todo prescribirá o se difuminará, porque en política las cosas funcionan así. Pero para los que están en el centro, nada se borrará, porque no somos iniciales en un periódico, sino personas reales que damos la cara a diario ante las familias, que cogemos el teléfono y respondemos a los correos, que reímos y lloramos cuando toca, no cuando hay un fotógrafo delante.
Llevo semanas pensando si debía publicar una reflexión tan pesimista. Siempre trato de mirar con optimismo hacia el futuro y aprovechar las oportunidades de mejora que salen al paso. Seguro que hay cambios para mejor en todo esto, aspectos organizativos, académicos y humanos que nos tendremos que replantear después del confinamiento. Saldrá mucho bueno de todo ello. Sin embargo, también creo que esta crisis sacará lo peor de muchos, la inquina y la negligencia de unos pocos se amplificará y contaminará el ámbito de la Educación que ya está en el punto de mira de políticos y empresarios sin más intereses que los económicos. Ojalá no nos dejen en manos de ellos. Ojalá la Escuela quede al margen de la disputa política y empresarial, como debería estarlo la Sanidad... ¡oh, cielos!
Crédito de la imagen: Banksy