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18 marzo 2015

Sesquidécada: marzo 2000

Esta sesquidécada que recupera las lecturas de marzo de 2000 es un poco rarita. En ocasiones, el azar nos lleva a leer obras extrañas que difícilmente caerían en nuestras manos si no es por una conjunción de casualidades.
El primer autor que recupero es Marcel Schwob y lo hago con una de sus novelas más inquietantes: La cruzada de los niños. Este relato breve llegó a mí de la mano de Vicent-Josep Escartí, que, junto con Antoni Tordera, se habían encargado de editar y traducir al valenciano. De aquella versión, La croada dels infants, me encargaron una reseña; con ello alimentaron mi curiosidad por Schwob, su vida y su obra. Descubrí que se relacionó con Julio Verne y fue traductor de Stevenson; como otros artistas de la época, escapó a la Polinesia buscando tal vez la libertad creadora.
La cruzada de los niños narra un episodio a mitad de camino entre la historia y la leyenda: unos miles de niños se encaminan hacia Jerusalén para liberarla de la dominación musulmana. Tal vez sea una lectura apropiada para estos tiempos en los que se habla tanto de yihadismo y jóvenes. Por supuesto, Schwob construye un relato ficcional, cargado de simbolismo y con unas técnicas muy singulares, alejadas ya del naturalismo del XIX, tal como explico con excesiva prolijidad en aquella reseña. Schwob es autor además de otra obra igualmente curiosa: Vidas imaginarias, que prefigura el juego de las falsas identidades que tanto juego dará en las vanguardias.

La segunda obra de la que hablaré se llama Las letrinas. Historia de la higiene urbana, de Roger Henri Guerrand. Ya entendéis por qué dije que era una sesquidécada rarita, ¿no? Todo tiene su explicación. En aquel tiempo en que trataba de orientar mi tesis doctoral, me documentaba sobre microhistoria (o intrahistoria, que decía Unamuno), esos pequeños sucesos que quedan al margen de la historia oficial. Curiosamente, los cambios en la organización urbana tuvieron mucha relación con la recogida de residuos y el alcantarillado. Como ejemplo, mencionaré que la primera -y polémica- disposición sobre recogida selectiva (papel, orgánicos y vidrio-cerámica) data de 1883, promovida por el prefecto Poubelle, quien, ironías de la historia, acabó dando nombre a la basura en francés. 

El último protagonista de la sesquidécada es un cronista de Indias: Polo de Ondegardo, de quién leí la Relación de los fundamentos acerca del notable daño que resulta de no guardar a los indios sus fueros. En realidad, más que un aventurero, se trataba de un funcionario comisionado por Pizarro para ordenar administrativamente sus territorios. Me resultó curioso observar la visión poco típica de este relator, más interesado en las cuestiones legales del imperio Inca que en las hazañas bélicas de los conquistadores. Por ello orienté uno de mis trabajos de doctorado a compararlo con Pascual de Andagoya, un militar, mucho más interesado en el oro que en la ley. Podéis echar un vistazo a aquellas reflexiones en mi artículo "Dos visiones del Nuevo Mundo: el oro y la ley".

A modo de colofón, el podcast de "El recreo" con la sección literaria de la sesquidécada (a partir del min. 33'12) en la que hablo con Gorka Fernández de estas lecturas. No dejéis de escuchar también a Marcos Cadenato, que inaugura una sección sobre dichos, ni a Manuel Jesús Fernández, que habla de la "clase al revés".

25 enero 2015

Sesquidécada: enero 2000

Se cumplen ahora seis años de sesquidécadas, 72 notas en el blog hablando de lectura y literatura. Esta serie se inició en una época en la que la irrupción de Twitter levantaba rumores acerca de la muerte de los blogs. Y aquí estamos todavía, tal vez distintos, pero vivos. Esta sesquidécada, la número 73, como corresponde a la magia de sus cifras, es también un poco especial, porque gracias a mi amigo y colega Gorka Fernández -uno de los más veteranos blogueros, incluso antes de formar parte de Tres Tizas- damos el salto a la radio y al podcast. En su programa El Recreo irán apareciendo mensualmente reseñas de estas sesquidécadas, en un formato más abierto, que permita hablar relajadamente de libros y lecturas. La primera entrega, la de este mes de enero, la podéis escuchar en este podcast -a partir del minuto 28-, donde también se incluye una recomendable entrevista a Juan Carlos Palomino, responsable de Espiral. En ella cuento el origen de esta serie y desvelo algunos secretos de su trastienda.


Como se señala en el podcast, esta sesquidécada de enero sacrifica algunas lecturas interesantes de enero de 2000 -lo siento por Luis Landero o por Gil Vicente- para convertirse en una nota viajera, hacia Oriente y hacia Occidente.

El primer reseñado es Alvar Núñez Cabeza de Vaca con sus Naufragios. De los cronistas de Indias, nos hemos quedado con Bartolomé de las Casas, olvidando que hay espléndidos relatos con estilos muy diversos. La de Cabeza de Vaca es la primera crónica de los pasos europeos por el sur de Estados Unidos, especialmente la zona de la Florida y el Golfo de México. En ella se puede apreciar el asombro y la curiosidad ante unos territorios jamás vistos con la aparición de animales y plantas desconocidas a los que hay que nombrar. En el texto de los Naufragios aparecen palabras nuevas que irán engrosando el léxico castellano. Solo por ello merece la pena asomarse aunque sea un poquito a sus páginas.

El segundo texto es el Viaje de Jerusalem del maestro Francisco Guerrero, un músico renacentista relegado durante siglos y recuperado recientemente por Jordi Savall. Accedí al texto original de Guerrero gracias al apoyo de José Luis Canet, Julio Alonso y Vicent-Josep Escartí, con quienes estaba desarrollando diversos cursos de doctorado en la Universitat de València. A Vicent Escartí, especialista en textos memorialísticos, le propuse orientar mi trabajo hacia una edición digital semipaleográfica acompañada de la versión modernizada; de este modo, el texto de Guerrero quedó a disposición de los estudiosos desde aquel año de 2000. Ahora he recuperado la versión completa con notas y os la dejo también a vosotros. La edición de este texto del viaje fue para mí una experiencia maravillosa porque me obligó a aprender mucho sobre Tierra Santa, sobre los Evangelios e incluso sobre Música, especialmente en su conexión con muchos de nuestros poetas clásicos. Es una suerte poder compartirlo con vosotros y verificar de este modo que, como apuntaba hace poco en la plataforma Lectyo, leer no es un acto solitario, sino una actividad colectiva que permite tejer una red de complicidades. Nos leemos y nos escuchamos en la próxima sesquidécada.