29 octubre 2025

Aniversario del dolor

Hoy es un día difícil para ver la televisión, para asomarse a las redes, para leer la prensa... Hoy es un día en el que cuesta no llorar. Buena parte de mi vida ha transcurrido en Sedaví, donde estaba mi primer colegio, en Benetússer, donde estudié mi primer curso de Bachillerato, y en Alfafar, donde fue al colegio mi hija mayor y donde siguen viviendo mis padres y uno de mis hermanos. También ahí vive mi prima, y ahí vivía su hermano hasta que una ciénaga desatada lo sepultó en su cama arrebatándolo de los brazos de su mujer, que salvó la vida de milagro. Hoy, cuando se cumple un año de la DANA de Valencia, es un día difícil para escribir desde la serenidad y no desde la rabia.

Hoy es también un día difícil para olvidar. Olvidar que ya por la mañana estábamos viendo rescates de personas arrastradas por el agua. Olvidar que a mediodía y en la sobremesa ya había decenas de muertos y que una avalancha de barro bajaba desde las montañas hacia la Albufera. Olvidar que los máximos responsables de las emergencias estaban mareando la perdiz mientras esperaban las órdenes de un presidente que, un año después, todavía no sabemos dónde andaba ni qué hacía. Olvidar las imágenes y los testimonios de las víctimas y su desamparo.

Pero hoy sí que es un buen día para reflexionar acerca de los errores que se cometieron y de quiénes fueron responsables de ellos. Es buen día para desenmascarar a los que mintieron y sembraron odio y bulos mientras miles de personas sufrían por sus pérdidas. Y, sobre todo, es buen día para homenajear a los que dieron la cara y a los que tendieron su mano sin esperar nada a cambio. 

Hoy es ese día en el que hubiera preferido escribir de libros y no de muerte. Pero cada día que vuelvo a visitar las calles de mi infancia y juventud, cada vez que abrazo a mis padres, cada vez que hablo con mi prima, sé que tenía que dejar constancia de este dolor, de esta rabia, de esta impotencia. Y poner la televisión o asomarse a las redes para ver la hipocresía de los responsables de este horror solo acrecienta esta indignación.

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