Dos lecturas, dos niveles, dos estilos. La selección de lecturas de aquel noviembre de hace quince años, me lleva a puntos muy dispares. Una recomendación quizá os valdrá para el aula, y la otra para vuestro propio disfrute, un disfrute un tanto doloroso.

Cuando leí
Hoyos, de
Louis Sachar, me pareció una novela ideal para Secundaria. Creo que la utilicé unos cuantos años en 3º y 4º de ESO y luego cayó de mi catálogo, si no recuerdo mal, porque habían sacado
una película que reducía su lectura a un nivel demasiado básico de interpretación.
Hoyos es una buena novela juvenil, con una estructura muy bien trazada y con un fondo de reflexión muy interesante sobre la culpa, el castigo y la consideración de los menores como un problema social. Al margen de todo ello, es también una novela entretenida, con intriga y con buenas dosis de azar o serendipia. Recuperarla para esta
sesquidécada me ha traído gratos recuerdos y tal vez me anime en algún momento a devolverla al aula.
La segunda lectura que reseño es
Desgracia, de
J.M. Coetzee, que en aquella época recibió el premio Nobel. Se trata de una novela dura, sin el más mínimo espacio para las alegrías, una novela que aborda problemas sobre las decisiones personales y sobre los dramas sociales.
Desgracia es una de esas obras que te dejan con una sensación terrible de desamparo. Una lectura no apta para malas rachas... o sí.