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Invitado por el equipo de Evaluacción, acabo de publicar una reflexión titulada "La destileria de la evaluación" en la que sobrevuelo las cuestiones de evaluación y calificación que me atormentan como docente. Allí defiendo que, en general, somos buenos evaluando pero que tenemos muchos problemas a la hora de objetivar esa evaluación en una nota numérica. El principal problema, a mi parecer, es convertir el proceso global e integral del aprendizaje -lo que exige la ley- en un conjunto de ítems susceptibles de ser medidos en forma de escala, que es lo que también exige la administración. Trabajar de manera holística en las competencias, en proyectos, en procesos, para luego trascender en una calificación numérica -obtenida en demasiadas ocasiones por un examen que no recoge todas las evidencias del aprendizaje-, supone una contradicción metodológica difícil de resolver, al menos para mí. No bastaría con suprimir los exámenes, como apuntan algunos, ni tampoco con eliminar las notas numéricas, como ya se ha intentado en alguna ocasión. Creo que la realidad impone un filtro basado en estándares, en pruebas demasiado parecidas a los exámenes de clase (la Selectividad o las reválidas son el paradigma de ello, pero también las oposiciones y otras pruebas del mismo estilo), que obligan a que nos acostumbremos a esa manera de cribar. El modelo impuesto por organismos internacionales refuerza aún más ese sistema de medición por escalas. ¿Hay alternativas? ¿Se puede evaluar en la Escuela sin ubicar las evidencias de aprendizaje en una escala numérica? ¿Sería mejor el sistema educativo si no dependiese de la calificación? No tengo respuestas, solo preguntas.
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9 comentarios:
Menudo temazo.Yo también estoy llena de preguntas. Y muchas inseguridades. Hemos de reconocer que el sistema de P.A. para todos o N.M. para otros tampoco nos llevó a ningún lugar de provecho. En Primaria, por lo menos en mi cole, las sesiones de evaluación están lejos de reuniones donde cantar notas y cerca de saber de los alumnos uno a uno, de sus realidades y de la manera de ayudar. Aunque al final la calificación sea numérica.
Ayudaría mucho partir de la certeza de que todos los alumnos están aprobados, es decir, no se trataría de suspender o aprobar, sino de "informar" de la evolución del alumno, del desarrollo de sus competencias en la tarea que trabajemos. Nos ayudaría mucho a todos partir de este principio: todos los alumnos pasan de curso, todos los alumnos aprueban, y los profesores informamos sobre su evolución. No estoy soñando: creo que en Irlanda no se repite de curso nunca; la Logse tb hizo planteamientos en esta línea....
Muy interesante reflexión y nada fácil la respuesta. No soporto las sesiones de evaluación, nunca me dejan satisfecho, siempre acabo muy desanimado.
Hace algún tiempo también mostré mi frustración al respecto y me gustaría compartirla contigo. http://bit.ly/1ABCf2U
Contestando a Javier, los sistemas en los que no se repite curso suelen estar basados en el agrupamiento por niveles; es decir, el alumno que no alcanza los niveles requeridos no repetirá curso pero su itinerario de aprendizaje quedará marcado: no podrá asistir a AP Algebra (Advanced Placement)o Honors (hay distintas variaciones dependiendo del país). Creo (no lo sé) que el ejemplo que pones de Irlanda entra en esa categoría, y la LOMCE, con las dos modalidades de Matemáticas en 3º de ESO se mira en ese espejo. Quizás ese modelo aún nos resultase más aberrante a muchos de nosotros.
Con respecto al post de Toni,yo también tengo más dudas que certezas: en España tenemos que compaginar el hecho de evaluar a cada alumno individualmente con la vara de los objetivos mínimos, competencias... Teniendo en cuenta que el primer título de certificación se obtiene tan tarde como al final de 4º, hay contenidos que, independientemente de la metodología utilizada, pueden resultar demasiado avanzados para un título de enseñanza obligatoria. Manteniendo ese umbral en los 15/16 años, parece que la única solución sería dividir a los alumnos por niveles, situación que me produce dentera, y estoy casi seguro que a ti también, Toni.
Esto de la evaluación nos acaba llevando siempre por la calle de la amargura. ¿Cuál es la mejor solución? Posiblemente un compendio de varios sistemas o un mundo utópico donde no haga falta calificar. ¡A saber!
Quisiera apuntar cómo se evalúa en Secundaria en el sistema educativo francés porque considero que tiene partes positivas entre ellas evitar que un suspenso sea lo que decide si se repite o no.
Para empezar se hace evaluación continua. Cada trimestre se realizan X exámenes (a elección del profesor), también pueden contabilizarse trabajos y al final del trimestre se hace una media numérica. Hasta aquí todo igual que en España. La diferencia fundamental radica en que esa nota numérica aunque esté por debajo de la media y sea un suspenso no influye en que el alumno repita o no.
Pongamos por caso un alumno de 2º de ESO que tiene suspenso matemáticas, física, historia e inglés. Las recuperaciones no existen por lo que en junio llega el Consejo de Profesores final y se decide si este alumno pasará o no de curso. Los profesores comentarán cómo evoluciona en cada asignatura y si estos resultados son fruto de una dificultad específica, de vagancia o de lo que sea. Puede tener 4 suspensas y pasar de curso porque haya sido un "accidente", porque se nota que ha estudiado y a la hora de hacer los exámenes ha "fallado". Sería muy raro hacerlo repetir porque en 4 asignaturas no haya alcanzado la media siempre y cuando haya ido evolucionando positivamente a lo largo del curso.
Pongamos por caso otro alumno que suspende todas las asignaturas de ciencias mientras saca brillantes notas en las de letras. Tampoco se le hace repetir porque el hecho de que sea brillante en una cosa hace que esté evolucionando favorablemente.
¿Quién repite entonces? Diría que solo repiten los que realmente no han hecho nada el todo curso, no se esfuerzan y no han evolucionada nada entre septiembre y junio. Finalmente, repite realmente el que no quiere seguir adelante y suspende todas.
Creo que este sistema permite frustrar menos al alumno debido a la menor importancia de los suspensos. Y también se evita que repitan alumnos por haber suspendido "un par de asignaturas".
Tampoco creo que sea el sistema ideal pero puede que sí avance hacia algo "mejor".
Dolores: Me da la impresión de que en Primaria funcionan mejor los equipos docentes que en Secundaria, donde suele fragmentarse tanto el currículo que resulta difícil llegar a acuerdos.
Javier: Esto entronca con la visión del docente como facilitador, en lugar de juez del aprendizaje. Es necesario recordar que cuando un chaval no aprende siempre hay un profe que no enseña, por las circunstancias que sean. Las repeticiones de curso se han demostrado ineficaces en gran parte de los casos.
Juan Pedro: Conocía tu entrada y coincidimos en muchos aspectos. Al final, uno va a las sesiones de evaluación con el ánimo de que no se alargue mucho el cotilleo.
JJ: Como bien explicas, no son fáciles las soluciones mágicas. En cuanto a las varas de medir, agrava aún más la situación el hecho de tener objetivos, contenidos y competencias, todo mezclado de tal manera que los profes no saben bien qué deben medir ni cómo. Por mí, bastaría con definir bien las competencias y eliminar todos esos repertorios de ítems que confunden al docente. Gracias por tu visita y comentario.
Luchida: Parece más sensato que aquí, pero no tengo suficientes datos para comparar. Creo que aquí hemos pasado de un sistema muy restrictivo de los años 70 a otro tan abierto y optimista que cuando debe dar respuesta resulta ineficaz por tardío. Nos queda mucho por hacer. Gracias también a ti por comentar.
Creo que, como la mayoría, tengo más dudas que certezas al respecto. En los tiempos que corren quizá es utópico pensar en no calificar tanto en primaria como en secundaria,cuando la realidad educativa se encamina, cada vez más, hacia absurdas pruebas diagnósticas, reválidas etc. Pero yo, como profe, francamente creo que la educación mejoraría considerablemente si no estuviéramos abocados a una nota numérica, al típico examen decantador de conocimientos memorísticos,al típico libro de texto... A veces da la impresión de que las ideas innovadoras van por un lado y siempre chocan con el muro de la realidad. Pero ahí andamos rebotando :)
Llegué hace muchos años a mi primera clase. Era un colegio de monjas femenino. Les dije que estaban todas aprobadas y que no haríamos exámenes. Que a partir de allí nos íbamos a dedicar a aprender por placer.
El resultado es fácilmente previsible.
Mª José: Ciertamente, no estamos hablando de una cuestión sin importancia (aunque a algunos no parezca interesarles mucho), sino de un proceso complejo del sistema educativo que condiciona todo el aprendizaje. Como dices, no vale innovar o actualizarse en los enfoques si luego acabas evaluando como siempre. Nos queda tanto por cambiar...
Joselu: Lo dices con un regusto amargo y con cierto resentimiento. Tal vez no tendríamos que haber cedido a la primera derrota, sino haber explorado otras vías. No vale la rigidez del examen ni tampoco la barra libre, así que habrá que buscar otras salidas.
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