Hace quince años estaba preparando mi primera petición de plaza definitiva después de haber aprobado la oposición. Ya estaba en Castelló, pensando que sería más viable obtener una vacante cerca de aquí que de Valencia, que era mi lugar de origen. Tuve mucha suerte y me dieron un instituto en Castelló, un centro que tenía cierta mala fama y que no resultaba muy atractivo para que otros lo pidiesen en el concurso de traslados. Todavía sigo en aquel centro, en el que aterricé en el curso 2006-2007, y en el que quizá me jubile. Quince años después, es momento de recordar las lecturas que acompañaron aquel puzzle de códigos y localidades, aquella lista de promesas de futuro, de universos paralelos que nunca llegarían a existir.
Como corresponde a aquel momento tan existencial, recupero en esta sesquidécada un autor que me parece imprescindible: Dino Buzzati. Ya había leído su magistral novela El desierto de los tártaros, una obra que te deja sin aliento y que ocupa muchas de las listas de mejores novelas del siglo XX. En diciembre de 2005 leí Los siete mensajeros y otros relatos, una antología de cuentos que recomiendo encarecidamente. Aunque no los recuerdo todos, sé que varios de ellos me dejaron impresionado, por ejemplo "El colombre", "Los siete mensajeros" o "La capa". Este último puede entrar también en el parnaso de los mejores relatos cortos de todos los tiempos, con una estructura e intensidad difícilmente igualables.
Por otro lado, recupero una novela juvenil de una autora que estuvo muy de moda en aquella época: Cornelia Funke. Se trata de El señor de los ladrones, una novela de aventura y misterio que entronca con muchos de los temas del género y recuerda a Mark Twain, Barrie o incluso a nuestro Lazarillo. Una novela para regalar a chavales de diez o doce años. Felices fiestas y felices lecturas.