Esta sesquidécada de agosto ha venido a caer al lado de la de julio: cosas del verano y de la sequía bloguera (aunque ya he comprobado que muchos no han echado el cierre definitivo). En el lejano agosto de 1994 aproveché para leer a Pere Calders, Rubem Fonseca, Martin Amis y a la imprescindible Víctor Català (Solitud es una novela difícil de olvidar). Pero debo ser más conciso y me quedo con dos recomendaciones:
La fiebre amarilla, de Víctor Canicio, es un breve poemario del que ya hablé hace siglos en este blog que tiene el aliciente de ser lúdico, sugerente, y lleno de agudeza. Algunos de sus poemas parecen retos lingüísticos al modo de los que se proponen en Verbalia(*), otro sitio recomendable para verbívoros, en el que nos escondemos bajo seudónimo algunos profes de lengua. Además de los poemillas que ya recogí en aquella lejana nota, copio aquí otro:
RASPA
creo y destruyo
lo que quiero
por eso escribí versos
en papel de lija
creo y destruyo
lo que quiero
por eso escribí versos
en papel de lija
La segunda recomendación tiene que ver con mi próximo regreso al 1º de Bachillerato, con lo que me reencontraré con el Romancero. Aunque no pueda afirmar que me leí el romancero en un mes, creo que fue a partir de aquella lectura veraniega cuando descubrí de verdad un género apasionante, también sintético a su manera, en el que cabía casi todo lo que merecía ser contado (¿era el romancero un precursor del blog?).
Unos años después, en un curso de doctorado sobre la literatura oral y el romancero (en el que coincidí con Laura Gallego), tuve la ocasión de profundizar en los vericuetos que convierten los romances tradicionales en cancioncillas populares de la España rural (hoy en declive gracias a la televisión e internet). Preparé un trabajo sobre la transmisión de un romance (en realidad no era más que una síntesis de un artículo de Diego Catalán) que abordaba el asunto del corazón de Durandarte; este héroe de la compañía de Roldán, al morir, encarga a su primo Montesinos que le saque el corazón y se lo lleve a su amada Belerma:
¡Oh Belerma!, oh Belerma!,
por mi mal fuiste engendrada!,
que siete años te serví
sin de ti alcanzar nada;
agora que me querías
muero yo en esta batalla.
No me pesa de mi muerte,
aunque temprano me llama;
mas pésame que de verte
y de servirte dejaba.
¡Oh mi primo Montesinos!
lo que agora yo os rogaba:
que cuando yo fuere muerto
y mi ánima arrancada,
vos llevéis mi corazón
adonde Belerma estaba
y servilda de mi parte,
como de vos yo esperaba (...)
(Ver romance completo)
Este trágico episodio de amor más allá de la muerte sirvió a Cervantes para una humorística parodia en la segunda parte de Don Quijote:
Al cabo y fin de las hileras venía una señora, que en la gravedad lo parecía, asimismo vestida de negro, con tocas blancas tan tendidas y largas, que besaban la tierra. Su turbante era mayor dos veces que el mayor de alguna de las otras; era cejijunta y la nariz algo chata; la boca grande, pero colorados los labios; los dientes, que tal vez los descubría, mostraban ser ralos y no bien puestos, aunque eran blancos como unas peladas almendras; traía en las manos un lienzo delgado, y entre él, a lo que pude divisar, un corazón de carne momia, según venía seco y amojamado. Díjome Montesinos como toda aquella gente de la procesión eran sirvientes de Durandarte y de Belerma, que allí con sus dos señores estaban encantados, y que la última, que traía el corazón entre el lienzo y en las manos, era la señora Belerma, la cual con sus doncellas cuatro días en la semana hacían aquella procesión y cantaban, o, por mejor decir, lloraban endechas sobre el cuerpo y sobre el lastimado corazón de su primo; y que si me había parecido algo fea, o no tan hermosa como tenía la fama, era la causa las malas noches y peores días que en aquel encantamento pasaba, como lo podía ver en sus grandes ojeras y en su color quebradiza. «-Y no toma ocasión su amarillez y sus ojeras de estar con el mal mensil, ordinario en las mujeres, porque ha muchos meses, y aun años, que no le tiene ni asoma por sus puertas; sino del dolor que siente su corazón por el que de contino tiene en las manos, que le renueva y trae a la memoria la desgracia de su mal logrado amante; que si esto no fuera, apenas la igualara en hermosura, donaire y brío la gran Dulcinea del Toboso, tan celebrada en todos estos contornos, y aun en todo el mundo.»Don Quijote, 2ª parte, cap.XXIII
Y la historia llega, ¿finalmente?, a la montaña asturiana del siglo XX, donde los investigadores del equipo de Diego Catalán encuentran una versión en la que Belerma se convierte en "Guillerma", y la espada en "fusilín":
Caminaba Montesinos
por una verde montaña,
con el fusilín al hombro
como aquel que va de caza,
y encontrara un hombre muerto
en par de una verde faya.
(...)
Le levantó el sombrero
y le descubrió la cara.
-¡Oh mi amigo Montesinos,
mal nos fue en esta batalla,
que mataron a Guarín,
capitán de nuestra escuadra!
Me sacas el corazón
por la más pequeña llaga,
lo llevas al Paraíso,
a donde Guillerma estaba. (...)
Lo dejamos aquí, que los rigores del verano harán mojama de nuestro seso, aunque con la recomendación de dos sitios de referencia para encontrar romances:
- Romancero viejo (Biblioteca Miguel de Cervantes)
- Archivo del romancero panhispánico (Universidad de Washington)
Crédito de las imágenes: La fiebre amarilla; El Romancero.
(*) El alma de Verbalia es Màrius Serra. Hace muy poquitos días falleció su hijo Lluís, un luchador a quien dedico esta nota.
11 comentarios:
Aquí le dejo el enlace al romance del Romancero de la Cuesta del Zarzal, de Diego Catalán:
http://cuestadelzarzal.blogia.com/2006/122402-durandarte-envia-su-corazon-a-belerma.php
Saludos cordiales
Carles: Gracias por el enlace al blog. Me parece un proyecto muy elaborado y digno. Un saludo.
Muy interesante tu entrada sobre el romancero.Y graciosa la vinculación con Don Quijote. Provocativa, diría, la sugerencia de considerarlo precursor del blog. Para seguir trabajándola.
¡Felicitaciones por tu trabajo y buenas vacaciones!
Antonio, me encantan tus apreciaciones sobre el romancero. Yo llegué a Durandarte a través de Lorca y quería escribir algo sobre el ciclo, pero con tu fantástico resumen de su trayectoria creo que es suficiente.
Que sigas disfrutando de las vacaciones.
Cuando yo era pequeña, mi madre me recitaba "A cuatro leguas de Pinto" Yo la escuchaba boquiabierta,me parecía increíble la cantidad de historias que se intuían en esos versos; y cómo las podía recordar y contarlas como si nada, riéndose...
El romance recoge bien lo esencial de la vida y lo dice trivialmente... Por eso nos gusta tanto. Un abrazo estival.
María: No considero atrevida la comparación del romancero con los blogs; ambos comparten un interés por contar y se transmiten mediante un soporte efímero (quizá en unos años, de la blogosfera sólo quedarán algunos "pliegos" rescatados por coleccionistas). Bienvenida al blog y gracias por el comentario.
José Luis: Anímate y escribe algo, que seguro que resulta interesante.
Gemma: Quizá se ha perdido ya la costumbre familiar de recitar historias; quizá queda en manos de los profes de literatura mantener ese recuerdo vivo. Feliz verano.
Hola, Antonio. Gracias por tu comentario en mi blog.
Como siempre, tus recomendaciones son para mi carpeta «Para tener en mente»; espero no liarme luego :-)
Espero que tu paso de nuevo a 1.º de Bachillerato te ilusione; creo que es una etapa en la que los chicos responden bastante bien a la lectura y que puede llegar a ilusionar y compartir buenos autores a profesor y alumnos.
Un beso.
Antonio, no quise decir que estuviera mal comparar blog y romancero sino, por el contrario, que era una idea muy interesante a desarrollar, que incitaba a desarrollarla; por eso lo de "provocativa".
Toni,
Coincido en tu apreciación sobre el valor del romance. Es más, sus diferentes registros y tonos son adecuados para casi todos los niveles.
No conocía la noticia de LLullu, el hijo de Màrius Serra. El libro, por lo sincero y humano, me dejó KO. Quiero trabajar en el aula el tema del “deficentismo” en una hora de ética que me han clavado este año… ese libro va a ser un pequeño manual. Buen resto de verano. (Yo abro ventanas como las de tu blog para “airearme” de la dedicación familiar…)
También yo sigo de vacaciones y me asomo de cuando en cuando por la miniblogosfera estival. Me ha gustado mucho el seguimiento que haces del romance y su relación con el blog. ¿De la blogosfera sólo quedarán algunos "pliegos" rescatados por coleccionistas? No lo creo, no lo creo, pero ya veremos qué sucede...
Siento mucho lo del hijo de Màrius.
Ana: Gracias por el comentario de vuelta. Nos leemos.
Mic: No era un reproche, sólo una divagación extendida ;-)
Patxo y Marcos: Vais volviendo las tizas al redil. Un saludo y feliz aterrizaje.
Publicar un comentario